La renga |
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Tan quemada en este mundo, como el Amor Real en una sola canción de las radios populares. Tan odiada la esclava, la negra, la fregona, que sus patrones la desfloran cada noche y ella, pendiente de aflorar en una sílaba casual, ella, la pobre, que arde -ahora- sólo en sombras. Desnudo en la cocina él juramenta, después de los whiskies, que una sola cuestión de fe todavía hay por la Tierra. Tan indefensa en sus manos de beodo brilla ética, por sobre todo ética, la inútil fragua de imágenes, la renga. |
Luis Benítez
De "El venenero y otros poemas"
Ed. Nueva Generación, Buenos Aires, 2005.
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