A Marcel Schwob |
Ese espléndido encaje de terrores lujosos, esa trágica risa que viste en los días sobre hombres y cosas, no abandonó el mundo contigo, Marcel Schwob. Evocarte es una tarde en tus libros, mía, y una noche de escritorio, tuya: el tiempo, que es el mismo, confunde oscuridades. Nadie descubre nada, tan sólo desentierra secretos olvidados, verdades descartadas. ¿Ves? Esta es la mujer que amo: no ha leído tu Monelle que es su hermana, no conoce tus Vidas y como la de todos, la suya es imaginaria. Sus horas completan mis tardes, tus palabras. Entre nosotros tres hemos pactado: ninguno sabe qué, cómo ni cuándo. |
Luis Benítez
De "Mitologías / La balada de la mujer perdida"
Ediciones Ultimo Reino, Buenos Aires, 1983
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