Entre hados y genes

poema de Carlos Germán Belli

Hasta hoy no sé bien cuál será

La causa de los cien mil males

Del alba a la noche cargándolos,
Si aquellos hados misteriosos

O estos microscópicos genes,
Acechándonos al instante

Desde el claro claustro materno

Hasta lo oscuro de la tumba,
Que del uno al otro confín

Prácticamente nos gobiernan.

Ni tampoco sé si los hados
Y los genes entre sí se unen

Hasta ser una sola cosa

Igual que las atrocidades
De Luzbel para siempre en uno;
Que puede ser un pacto ruin

Contra el indefenso varón,
Trocándolo al viviente en polvo

A prisa por adelantado

Mucho antes del debido tiempo.

O quizá entre sí lidian fieros

Para primero devorarse

Cual presa al infeliz varón,
Y éste camine por el mundo

Con paso de autómata a ciegas,
Conociendo el mal y no el bien

Sumido en la resignación

Irremediablemente a diario,
Aunque no como el hielo helada,
Mas sí puro fuego ardoroso.

Sea como fuere, Dios mío;
Pero cuál es el encargado

De hacer un par de pies deformes
Y este menoscabado seso,
O el hado por mandato tuyo
O el gen por su voluntad propia;
Que es la pregunta que va al grano

¡ay! sin respuesta alguna aquí;
(y heme ante el silencio divino

como un mortal al ras del suelo).

Y por mi cuenta conjeturo

Si finalmente todo cambia

Allá en la insondable muerte,
Y entonces dejen de reinar

Los hados y los genes viles,
Primando en vez sus pares buenos,
Y en consecuencia allí no existan

Los deleznables pies atávicos
Ni el seso como migajuela,
Que todo luce bien allá.

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