Libertades del libre mercado

por Vicente Battista

El mercado es la censura de estos tiempos.
GeorgeSteiner

Nicolaí Gogol en un ataque de misticismo quemó la segunda parte de sus Almas Muertas y antes de que lo encerraran en el manicomio se ocupó de enviar al fuego el resto de su obra inédita. Franz Kafka ensayó un disparate parecido, aunque él no se atrevió a encender el fósforo: dejó la responsabilidad en manos de su amigo Max Brod. Poco después de la muerte de Kafka, Max Brod tuvo la feliz idea de incumplir con el pedido que le hiciera su amigo: en lugar de enviar los manuscritos a la hoguera se ocupó de clasificarlos y editarlos. Fernando Pessoa, hombre de pocas palabras y muchos heterónimos, simplemente acumuló su obra inédita en el interior de un baúl, y allí la descubrieron tiempo después de su muerte.

Gogol, Kafka y Pessoa son nombres clave para la literatura; sin embargo, por lo que se ve, no les inquietaba publicar y menos aún obtener un sitio en esa imprecisión que algunos llaman inmortalidad. Cierta vez le oímos decir a Borges que “cuanto más se tarda en publicar, mejor. Y si no se publica, quizá sea lo mejor de todo”. Borges, como bien se sabe, era contradictorio: en su cuento “El milagro secreto”, Jaromír Hladík, el escritor judío prisionero de la Gestapo, sabe que va a ser ejecutado; luego de un exhaustivo examen de conciencia, llega a la conclusión de que sólo le interesa componer los dos actos inconclusos de su tragicomedia Los enemigos. Entonces pacta con Dios “para llevar a término ese drama que puede justificarme y justificarte”. Justificarse ante Dios o ante el mundo? En el primer caso, bastará con que finalice su obra; en definitiva, Dios tiene su propio modo de leer. En el segundo, necesariamente tendrá que publicar Los enemigos. Los lectores, simples mortales, son los que finalmente le dan sentido a la obra. “Una literatura difiere de otra ulterior o anterior —señala Borges—, menos por el texto que por la manera de ser leída”.

Es natural, entonces, que todo poeta o narrador quiera publicar su obra. Pero a las casas editoras, empresas fundadas con ese noble propósito, no siempre les parece natural. En 1981 La conjura de los necios obtuvo el Premio Pulitzer. Su autor, John Kennedy Toole, no pudo festejarlo. Se había suicidado doce años antes, cansado de que todas las editoriales de Estados Unidos de América le rechazaran la novela. Brett De La Mare, un joven escritor australiano, optó por un recurso menos trágico: aterrizó en un paracaídas movido a motor en medio de los jardines del Palacio de Buckingham. Su propósito era captar la atención de alguna editorial y conseguir de ese modo publicar su novela Amanecer canino.

En la Argentina no es aconsejable recurrir a la dramática decisión de John Kennedy Toole; tampoco a la extravagante opción de Brett De La Mare. Hay escasas posibilidades de obtener algún símil del Pulitzer y seguramente ninguna editorial se interesará por el joven e intrépido novelista y su paracaídas a motor. ¿Cuál es la razón de esa indiferencia? Cuestiones de mercado. Un mercado, desde hace tiempo, cuestionado y a la vez alimentado por muchos comentaristas de nuestra literatura: el n° 66 de Punto de Vista, la revista que en 2000 dirigiera Beatriz Sarlo, amontonó la opinión de algunos críticos en torno a “Literatura, mercado y crítica”, ése era el título de la nota. Ahí se hablaba de “estrategia”y se informaba de qué manera los autores “irrumpen en la escena literaria para ocupar espacios”. Los sagaces críticos postulaban que esos autores debían armar “la máquina dentro de la cual debe leerse su literatura”. Finalmente, todo parecía reducirse a una magra cifra de ventas.

 

por Vicente Battista

 

Publicado, originalmente, en Suplemento Literario Telam - Reporte Nacional Año I Numero 4 / Jueves 29 de diciembre de 2011
El primer lanzamiento de SLT, el Suplemento Literario Télam fue el 21 de noviembre de 2011 en versión digital, y desde el 8 de diciembre, en papel, cada jueves, junto al Reporte Nacional, el periódico de la Agencia de Noticias, por decisión del por entonces presidente de Télam, Carlos Martín García.

Link: https://ahira.com.ar/ejemplares/slt-n-4/

Gentileza de Ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas que es un proyecto que agrupa a investigadores de letras, historia y ciencias de la comunicación,

que estudia la historia de las revistas argentinas en el siglo veinte.

 

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