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Identidad y ciudadanía en la globalización
Víctor Manuel Barceló R.
v_barcelo@hotmail.com

Época de cambios es de globalización. Conceptos y valores que dieron fortaleza a nuestros próceres e impulsaron a construir patrias libres, en que ahora vivimos, son motivo de reforma, considerando diversos temas que acometen la tarea de confundir el sentido de pertenencia a una comunidad, país, o continente, en aras de la universalidad, bajo cualquier subterfugio.

Sin llegar a la ortodoxia, podemos intentar aproximaciones a los conceptos de identidad y ciudadanía, ambas conformadas en el avance liberal, que permitió crear patrias libres, soberanas. Naciones que ahora soportan nuevos y determinantes intereses transnacionales, que continúan la explotación centenaria de nuestros recursos naturales mediante nuevas formas que en los servicios, a través de empresas departamentales y otros elementos de control, extendido a la economía y la vida social de nuestros pueblos.

Tales formas de acción son implantes desarrollados fuera de nuestros países. Restringen controles internos que preservan nuestra soberanía y libertades. Por ello conviene precisar que entendemos por identidad y ciudadanía, recordando que en la evolución social avanzan juntas, en medio de amplias y continuas polémicas, en rumbo hacia estructuras más plenas de democracia.

El conjunto de características y cualidades que distinguen a una persona y la diferencian de las demás, como integrante de una sociedad, es lo que podemos entender por identidad. Tal categoría conforma en el individuo la conciencia de ser, de tener la certeza de quien es y que es lo que representa y puede realizar, en el agrupamiento social a que pertenece. “Yo soy yo y mi circunstancia - conjunto de factores que configuran la existencia del yo- Si no la salvo a ella, no me salvo yo” afirma Ortega y Gasset, considerando que la conciencia o el sujeto humano, no se aísla del mundo que le rodea.

La ciudadanía, por su lado, es un derecho que permite la declaración expresa, libre, personal de pertenencia a la colectividad política en que se habita, en donde se desarrollan las relaciones y los actos individuales, en ruta a la formación de la identidad colectiva. Esta es la esencia para la construcción de poblados, estados, provincias, países. En todos los casos de conformaciones de sociedades con identidad colectiva, son precisos los actos que les dan carácter jurídico (acta de nacimiento) y certeza local (Credencial del IFE) e internacional (Pasaporte) a todos y cada uno de los ciudadanos.

Los derechos humanos, sociales y políticos, característicos del arquetipo de ciudadano, son doctrina desarrollada en claustros universitarios y políticos, en aras del fortalecimiento de la pertenencia ciudadana. Su aplicación y vigilancia corresponden al Estado, constituido como una formalizada comunidad nacional, territorialmente delimitada, libre y soberana.

Como expresamos, la globalización, junto a la vinculación universal, la descentralización, el desarrollo de los medios de comunicación y tecnologías de la información y comunicación, junto a los trasiegos de población entre países –generalmente de los pobres a ricos- llevan a nuevas consideraciones y determinaciones jurídicas, que trastocan la tradicional relación entre identidad y ciudadanía.

Las discusiones al respecto, toman formas nuevas en la práctica social del Planeta, pero aún son materia de análisis por la academia, partidos políticos y expertos ciudadanos y oficiales, a fin de obtener mejores resultados para crear, con el auxilio de diversas ciencias, ingenierías que logren consolidar las identidades, para la constitución de ciudadanía nueva, incluso múltiple –el mismo individuo en dos o más países- que acoja y proteja a ciudadanos que responden a distintas nacionalidades, por muy diversas razones o motivos.

Son ejemplo de tales formas ciudadanas, la interrelación –hoy disuelta- entre países que integraron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la vigente de mayor fuerza, entre naciones que integran la hoy multi afectada Comunidad Europea (CE). Pero sería grave olvidarse de las nacionalidades inscritas en territorios de muchos de nuestros países, generalmente cobijadas en pueblos originarios –que practican su propia lengua- motivo de estudio, pero también de acciones educativas en constante desarrollo.

Dentro de la acción social está la idea comunitaria como núcleo de interrelaciones solidarias. Utilizar el término “sociedad comunitaria” para articular valores a su interior, sin aislarle de la sociedad global, más bien desarrollándole en una parcela autónoma de ella, es objetivo ineludible en la educación. Lleva a tales búsquedas, la compleja y múltiple identificación de las personas constituyentes de diversos agrupamientos que se manejan en conjunto, precariamente registrables solo en uno. El modelo comunitario requiere aún trabajo de investigación para que verdaderamente empodere a sus integrantes en áreas y situaciones determinadas, tanto en lo individual como en lo colectivo.

La educación participa en otros espacios, dentro de estos tumbos modernos de identidad y ciudadanía. La participación multidisciplinaría de científicos sociales, de todos los tiempos, nos permiten mantener posiciones para el real empoderamiento de las autonomías relativas, locales y regionales, que fortalezcan identidades sociales o comprometan la formación de ellas, en aras de mejores condiciones de vida.

El nuevo empate entre identidad y ciudadanía, será obra de la educación. Con tal motivo, se desarrollan metodologías y se capturan nuevos conocimientos que vayan conformando en los educandos, líderes que manejen las competencias adecuadas para la conducción apropiada de sus entornos.

Entre tanto, la academia y demás investigadores, dedican sus afanes a la construcción de identidades en base a la práctica social que realicen aquellos, recibiendo influjos de diferentas visiones teóricas y epistemológicas (Filosofía, Educación, Filología, Ciencias Sociales y hasta Teología) destacando un compromiso generalizado: cooperar a la educación del individuo en su dualidad de persona y ciudadano.

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