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Gocemos vacaciones escolares en conciencia
Víctor Manuel Barceló R.
v_barcelo@hotmail.com

 
 

El descanso de fin de año comienza y el compromiso de la educación para la vida de más de 15 millones y medio de educandos, que en todos los niveles estudian en aulas reales inscritas en el territorio nacional, se aleja temporalmente de la participación de los maestros en la conformación de sus competencias, para caer en la cancha de la sociedad y en particular de las familias a las que pertenecen o con las que conviven.  

Vivimos en el aula y en la escuela, el reclamo o demanda social para que los alumnos adquieran conocimientos, buscando corroborar que fueron aprendidos; también habilidades especiales para resolver problemas que la familia o la sociedad plantean. Cuentan también, las actitudes que muestran en su relación social y que se corresponden con valores.

La práctica educativa en el aula, en su momento y la tarea de dirección educativa actual, nos permiten aseverar que todo reclamo social, sobre los alumnos en aula o que terminaron un ciclo escolar –ahora básico, bachillerato o profesional- desde el ángulo de la formación, no puede ir más allá en tal terreno que, en cuanto a conocimientos, pericias para solventar complicaciones y conductas ligadas con valores determinados. Las pericias pueden ser manuales, intelectuales y humanitarias. Las conductas nacen e impactan en la familia y la sociedad, se fortalecen o afinan en la escuela, adquiriendo otras que la vida en sociedad requiere.  

La vacación o periodo de descanso escolar es fundamental para precisar los alcances que el educando logró, a la altura del nivel y grado en que se desarrolle escolarmente. Su participación en la vida interna del grupo familiar, en sus prácticas sociales relacionadas con las épocas -en este caso de Navidad, Año Nuevo y otras fiestas religioso-paganas que acostumbren- dará pautas para que la observación y guía familiar coadyuve con la escuela, afirmando lo aprendido o relacionando lo no precisado como competencia, para conversarlo con el maestro del grupo correspondiente, al reinicio del ciclo escolar. 

Los docentes sabemos que la tarea educativa para solucionar demandas sociales afronta asuntos substanciales. Las competencias cubrirán conocimientos que el alumno empleará en su práctica social y, en su momento, laboral o profesional. Habrá que desarrollar habilidades que no sean utilizadas en un trabajo futuro, aún incierto, que se convierten en formación general. El tema delicado es la necesidad de fortalecer formas de ser, originadas en valores necesarios para la convivencia social participativa, que en ocasiones son aceptados con reticencia por la sociedad. 

La creación y puesta en marcha de los Consejos de Participación Social –en cuya tarea Puebla es pionera y el estado de mayor impulso- abre importante compuerta a la participación social organizada. Allí, padres o tutores, sobre todo después de un descanso que les permite convivir con sus hijos estudiantes, por dos o más semanas, pueden presentar preocupaciones, opiniones, sugerencias, para ser procesadas colaborativamente y de ese modo acercarse a la formación de sus hijos de manera activa.

Los Consejos mencionados son estatales, municipales y por centro escolar, lo que les hace más accesibles para la participación de la sociedad organizada. Padres o tutores podrán hacer llegar criterios y conocer el tratamiento que se de a sus propuestas, a través de sus organizaciones gremiales que participen en la conformación del Consejo. La SEP emitió en su momento el Acuerdo 260 POR EL QUE SE ESTABLECEN LOS LINEAMIENTOS PARA LA CONSTITUCIÓN Y EL FUNCIONAMIENTO DEL CONSEJO NACIONAL DE PARTICIPACIÓN SOCIAL EN LA EDUCACIÓN. De este se deriva la conformación de Consejos Estatales, Municipales, incluso los de escuela por escuela.

El propósito es fomentar vinculación, aún más estrecha entre padres de familia, autoridades educativas y comunidades, para construir una nueva cultura de colaboración, que origine una educación con mayor pertinencia equidad y calidad. Los órdenes de gobierno y los diferentes sectores sociales, impulsan una alianza nacional, en que convergen sus esfuerzos e iniciativas para que, en un marco de acatamiento y responsabilidad compartida, la sociedad asuma su papel en torno a la escuela de calidad.

Esta determinación llevó a la práctica lo expresado en la Ley General de Educación para crear un Consejo Escolar en cada escuela pública de educación básica, un consejo municipal en cada municipio, y uno estatal en cada entidad federativa. La composición y funciones de estos Consejos deben facilitar una vinculación activa y decidida entre escuela y comunidades, con el fin de promover la colaboración de padres de familia, maestros y autoridades en tareas cotidianas del centro escolar.

La Ley General de Educación determina que la Secretaría de Educación Pública promoverá constitución y puesta en funcionamiento del Consejo Nacional de Participación Social en la Educación (CONAPASE) como instancia de consulta, cooperación, soporte e información, en que se encuentren representados padres de familia y sus asociaciones, maestros y su organización sindical, autoridades educativas, así como sectores especialmente interesados en la educación. 

http://www.snte.org.mx/pics/pages/snte_legislacion_base/acuerdo260CNPS.pdf

Para establecer la integración del Consejo Nacional de Participación Social en la Educación, de manera que estuvieran representadas todas las entidades federativas y los sectores a que se refiere la Ley General de Educación, se realizó reunión preparatoria en la que se manifestó el consenso general de las autoridades educativas -federal y estatales- acerca del procedimiento para la conformación del Consejo Nacional, hoy vigente.

Resulta fundamental dar valor pedagógico a los días de asueto, para que dentro de la alegría y meditaciones del período, padres e hijos corroboren sus esencias familiares, las relacionen con las sociales de su entorno, o del sitio o sitios visitados en esos periodos. Con tales vivencias, acercarse al maestro de grupo en el retorno a clases y hacerle partícipe de sus preocupaciones y sentimientos, a fin de fortalecer las acciones reales del Trípode de la Educación que, en esencia, integran padres y sociedad, alumnos y maestros, en mágica conjunción que tiene su templo cívico en la escuela y aula, en donde se forjan las competencias para la vida.

 

Víctor Manuel Barceló R.
v_barcelo@hotmail.com

Puebla, Pue. 23 Diciembre 2012  - enviado por su autor

 

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