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Educación en la Globalización |
Dentro de la complejidad del Planeta en sus formas de vida vigentes, está la tendencia en auge de la globalización. Ésta, en su pretensión de homogeneizar el mundo de acuerdo a las presunciones de la economía y sobre todo las finanzas universales, se bifurca en diversos momentos y rutas, para alcanzar con sus energías, a los sectores de la cultura y la educación. Es conocido que los organismos multilaterales como la UNESCO y los regionales, analizan y opinan fervientemente con relación a las formas de la cultura y la educación, conformando criterios generales para apuntalar el desarrollo de los sistemas educativos. Los trabajos propios y compilados por Jacques Delors –“La educación encierra un tesoro”- son prueba fehaciente de la seriedad con que tales organismos incursionan en la educación, desde el análisis global. Sin negar la importancia de tales empeños, pareciera que la historia local o regional, pasa a segundo plano. Veamos el asunto. Redefinir lineamientos educativos es tarea que ahora realizan regionalmente las cinco comisiones que cubren a la Tierra con sus estudios y propuestas económicas y de otra índole, cuando se vinculan al organismo conveniente. En este caso laboran conjuntamente y por separado la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) y la UNESCO (Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas) quienes, en un intento por construir una visión más integradora, proponen articular el desafío ciudadano en el plano interno y el de la competitividad, en el externo. En tanto se avanza en esto, pruebas de OCDE dan una imagen del estado en que se encuentra la educación, en más de una treintena de países.
Entendemos por educación al proceso donde se insumen la enseñanza y el
aprendizaje, entendiendo a la primera como sumatoria de acciones del
educador con los educandos, buscando la apropiación por estos, de nuevos
conocimientos, y al aprendizaje como resultado del ejercicio interno que
realiza el educando para adoptar lo que se le transfiere. Tal acto de
desaprender-aprender es personal y autónomo. Requiere por tanto, ser
bien presentado y responder a intereses locales, nacionales o globales,
según el nivel de estudios en que este se realice.
Promover el cambio en educación, junto al incremento del potencial
científico-tecnológico de cada país y región, llevaría a crear una
ciudadanía pertinente, en tanto se vincule a la democracia con equidad.
Ello lleva a seguir las determinaciones de cada quien, en cuanto a la
forma educativa que prefiera –aún fuera del proceso económico- lo que
fortalecería mayormente a las localidades, países y regiones para la
competitividad internacional. “No solo de pan vive el hombre”; la
cultura sustenta también su existencia. El procedimiento educativo sirve para que los licenciados del sistema educativo, obtengan el perfil que la sociedad y el progreso requieren. La escuela debe brindar a los educandos las competencias básicas para su inserción en la sociedad, para tener éxito en el trabajo, garantizándolas en todos sus períodos, grados y circunstancias. Lo que no implica que ellos se abstengan de buscar mejores horizontes, mediante participación en la vida político-social de su entorno local, nacional o internacional. Asegurar un ejercicio eficiente y duradero de una educación para la vida, con equidad, requiere la participación activa de un Estado que incorpore recursos crecientes y bien administrados, a la escuela pública para: compensar desigualdades locales, igualar oportunidades, subvencionar a los sistemas educativos, consolidar posibilidades educativas en las localidades y regiones más atrasadas y apartadas, generalmente habitadas por pueblos originales. El tejido social y cultural está gravemente afectado. Su entramado requiere de una tarea educativa y social para la consolidación de los antiguos valores y actitudes y de nuevos, conectados con el trabajo, como: actividades en equipo, respeto a las formas de pensar de los demás, responsabilidad ante compromisos, capacidad (competencia) para resolver por sí mismo circunstancias problemáticas, fortaleciendo valores (eficacia, puntualidad, orden, solidaridad, corresponsabilidad, veracidad y honestidad). Son rutas para, con apoyo gubernamental: crear empleos, superar miseria y marginalidad. La escuela –en todos sus niveles- requiere substituir algunas prácticas escolares para dar cabida al ejercicio de esos valores y actitudes. |
Víctor Manuel Barceló R.
v_barcelo@hotmail.com
Paraíso, Tabasco 1-abril-2012
En Letras-Uruguay desde el 2 de abril de 2012 - enviado por su autor
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