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Día del niño, momento de alegría y reflexión
Víctor Manuel Barceló R.
v_barcelo@hotmail.com

 
 
 

Las conmemoraciones del día del Niño se suceden en todo el territorio nacional. Gobiernos, organizaciones civiles y otros organismos se "pulen" para realizar los mejores esfuerzos y festejar a niños en la escuela, el poblado, el municipio, el estado. Se vinculan en este esfuerzo todas las energías gubernamentales –generalmente los voluntariados- e ingentes empeños sociales. Sin duda es una razón de peso con un gran sentido social.

Todas las civilizaciones consideran al niño de modo especial. Finalmente el niño tiene la misión de mantener a la especie vigente en el Planeta. Pero la presencia de la especie humana debe ser cada vez mas cercana a la naturaleza –voltear a verla y convivir- para superar la brutal afectación que le hemos hecho. Nos hemos convertido los seres humanos en plaga que destruye el Planeta. Ahora se corroboran aquellos grandes cristales, que pioneros de la lucha ambiental colocaron –hace décadas- en diversos zoológicos y otros sitios de visita familiar, en que, al lado de un letrero grande y vistoso que pregonaba: ¿Pasa a conocer al mayor depredador de la tierra, o, Fíjate bien quien está terminando con los animales salvajes, colocaban en seguida un espejo, en que nos veíamos de cuerpo entero.

De ahí que los programas universales para la salud, la educación, la alimentación, además de dar al niño lugares de privilegio, van a la propuesta sostenible o sustentable, no solo en los análisis sino en las propuestas de programas, centradas en la atención especial a sus necesidades vitales, de crecimiento y desarrollo. ¿Pero cómo surge la idea del festejo al niño?

El "día del niño" se decide el 20 de noviembre de 1959, durante la Asamblea General de la ONU en Ginebra, Suiza, para reafirmar los derechos de los niños. Cada país eligió un día especial para celebrar y organizar actividades, con el fin de impulsar el bienestar de los pequeños en todo el planeta. México se adelanta más de tres décadas y en 1924, el 30 de abril se define como DIA DEL NIÑO bajo la Presidencia de Álvaro Obregón y José Vasconcelos al frente de la educación nacional. La ONU celebra también el 30 de abril, como su día, conmemorando la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.

Las Naciones Unidas, a través de sus organismos especializados (UNICEF, FAO, UNESCO, OMC) y los regionales ( CEPAL, y los organismos de integración) presentan proyectos y muchas veces los fondean (les aplican recursos financieros) para que se apliquen en los países con escasez de recursos. Son de una vitalidad asombrosa los programas que así surgen, porque sobreviven s cambios gubernamentales, incluso persisten frente a modificaciones en la correlación de fuerzas a nivel planetario. Pero son difícilmente susceptibles de modernización, por los mismos motivos.

Podría decirse que son esfuerzos para la conformación de formas de atención únicas, universales. Sin embargo sus resultados son raquíticos, inestables. Casi nunca llegan fondos adecuados a las regiones mas requeridas de apoyo, dentro de los países. Las condiciones graves de la economía planetaria, en particular de los países dependientes de las grandes economías, a través de la transnacionalización de sus producciones y servicios, hacen nugatorios y restrictivos los empeños específicos para el bienestar de la niñez.

Un breve repaso a los programas de las organizaciones multilaterales nos permiten apreciar la cantidad de programas. Pero el fondeo de cada uno de ellos es insuficiente ante la magnitud de los problemas nacionales y regionales para: ofrecer una adecuada alimentación a los niños, proteger su salud desde antes del nacimiento y ponerles en la ruta de una educación de calidad, que les lleve a adquirir competencias adecuadas para ser líderes en su entorno social y avanzar a verdaderas condiciones de bienestar general.

La OCDE, aprovechando información de diversas fuentes (ver: http//www.ocde.org/dataoecd/23/3/4/4467154pdf) elabora y analiza variados indicadores del bienestar infantil en los países que la integran, atendiendo a seis dimensiones: bienestar material; vivienda y su entorno; educación; salud y seguridad; así como: conductas de riesgo; y calidad de la vida escolar. Se desprende de ahí, que en ningún país de la Organización, los resultados son satisfactorios en todo lo mensurable, recomendando que cada uno se esfuerce máìs, para desarrollar la vida de los niños.

Hay análisis de cuánto invierten en los niños y en que momento lo hacen. Se examinan en detalle las políticas nacionales para menores de tres años, las repercusiones de la maternidad o paternidad sin pareja, y los efectos de las desigualdades entre generaciones. Culmina su tarea con recomendaciones generales sobre políticas para el bienestar de los niños.

Lo mismo ocurre al interior de UNESCO y otros organismos regionales, con fondeo para países del tercer mundo. Desafortunadamente dichos programas tienen los fondos que el capricho político de las grandes potencias deciden, desde la conformación de los mismos, pero sobre todo cuando no logran los acuerdos que esperan, para lubricar sus pretensiones de expansión y control de la economía global. Por ello reducen, incluso eliminan sus aportaciones por tiempos indefinidos, con lo que ponen al borde de la quiebra la programación en la FAO, la UNICEF, UNESCO y organismos regionales, entre otros.

Pero tales avatares no menguan la significación del Día Universal del Niño, consagrado a la hermandad y entendimiento entre los niños del mundo, sobre todo, destinado a revisar y afinar actividades para la promoción del bienestar y los derechos de los niños del mundo, parte sustancial del bienestar general.

 

Víctor Manuel Barceló R.
v_barcelo@hotmail.com

Puebla, Pue 29-abril-2012

 

En Letras-Uruguay desde el 2 de abril de 2012 - enviado por su autor

 

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