Paso cebra |
Esa tarde, desde el
café de todos los días, te vi cruzar la calle. Piernas largas, bien o
torneadas, pantalón de mezclilla como envoltorio de un regalo. Un muy
buen regalo. Y tu cabellera, la tarde encendida en esa llamarada. En
medio de ese fuego, peces, palabras, hojas de otoño, mares, nubes,
poemas. Cruzas el paso cebra y el payaso de nariz roja y los otros, te
miran cruzar, miran el vaivén de tus glúteos, y yo suspiro. Al vendedor
de globos se le ha enredado un pensamiento triste entre tus corales y
entre sus globos; el niño mira con detenimiento como las galletas, las
lunetas, sus juguetes, la niña de su salón también se entreveran en esa
llamarada que llevas sobre ti y topa, por momentos, con los del globero.
Desde mi café te miro cruzar con donaire la avenida. Los demás llevan
encima imágenes comunes: un kilo de huevo, una blusa rosa, los biberones
y los pañales para el niño, el libro de química. Y ahí, a una cuadra,
los pensamientos borrosos del borracho no le permiten ver el rojo.
Eufórico cruza la vaya invisible del honor, de la ética, del respeto.
|
Jesús Baldovinos
Romero
escritores_lc@hotmail.com
Sueño Colectivo
http://lanopaleraediciones.blogspot.com/
http://bar68.blogspot.com/
Ir a índice de América |
Ir a índice de Baldovinos Romero, Jesús |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |