Cortés y a la conquista española, consumada en el siglo XVI, se vio aumentada su importancia económica. El destino de sus producciones fue entonces Sevilla, la hacienda real española y por su intermedio comercial el resto de Europa. La etapa de auge económico y artístico de Taxco colonial se desarrolló durante los siglos XVII y XVIII.
Allí nació el escritor y dramaturgo novo hispano Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza (¿1581?-1639) autor de La verdad sospechosa, la más reconocida entre sus numerosas obras de teatro; estudió en Salamanca, y a poco se avecindó definitivamente en Madrid. Pero su apellido es parte del nombre oficial de esta ciudad, un tributo a su genio.
La planta urbana de Taxco es completamente irregular, adaptándose de mil modos a la topografía del lugar. La ciudad novohispana se expandió por una de las laderas de la elevación sobre la cual creció (actualmente la habitan más 50 mil almas), y su plano de sustentación fue cada vez más inclinado y profundo, debido a la continuidad e intensidad de las excavaciones mineras. Sus edificaciones bordean calles retorcidas, empinadas, o, que descienden en ángulos pasmosos. Se asemeja a una aglomeración medieval europea, aunque carece de murallas.
En medio de este panorama, de una belleza impresionante, muy relacionada con la actividad económica (extractiva y artesanal) que se realizaba en el sitio, surgen las plazas. Estas se constituyen mediante asombrosos planos, abiertos, de dimensiones diversas, donde descuellan, deslumbrantes, las fachadas de los edificios religiosos barrocos (siglos XVII y XVIII), cubiertos de láminas de oro. Los interiores muestra altares desbordados de objetos hechos de la más pura plata taxqueña; techos y muros están decorados con estucos dorados con polvo de oro, plenos de imaginación, y, además, cuelgan numerosas obras de arte pictórico y escultórico de extraordinario valor artístico e histórico.