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Los primeros censos de población en Cuba colonial |
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En el 2012, un nuevo censo de población[1] se efectuó en Cuba. ¿Cuál es la experiencia cubana en este campo particular de la Estadística?[2] Según la historia de esta última es en la segunda mitad del siglo XVIII cuando se sistematiza la recolección de datos con fines políticos estatales y «cuando los censos comenzaron a suministrar información regular acerca de la población de cada país. Así pues, los datos estadísticos se referían originalmente a los datos demográficos de una ciudad o estado determinados» (Ídem, “Estadística”). Por otro lado, hace 38 años se celebró en Cuba el bicentenario del primer censo que consta en nuestra historiografía, concebido y desarrollado tempranamente, en 1774. Inicialmente fue referido por el historiador Jacobo de la Pezuela en su Diccionario geográfico, estadístico e histórico de la Isla de Cuba (tomo IV, 1866); sus datos también aparecieron en un cuadro comparativo publicado en el censo de 1827[3]. Todo ello da fe de la larga historia de los estudios estadísticos y demográficos en nuestro país. Felipe Fondesviela y Ondeano, marqués de la Torre, gobernaba la Isla (1771-1777), bajo el reinado de Carlos III, cuando tuvo lugar el censo de 1774, y al parecer, su posterior publicación en 1775. Se plantea que hubo un censo anterior, en 1768, pero la mayoría de los especialistas afirman que nunca se realizó, ni apareció publicado.[4] En España sí hay noticia del llamado Censo del Conde de Aranda[5] realizado entre 1768 y 1769; su ejecución fue encargada a los obispos para que, a través de las diócesis y los párrocos locales, aplicaran el formulario, diseñado para recoger datos previamente definidos[6]. Posteriormente se realizó el Censo de Floridablanca[7], documento censal elaborado en España bajo la dirección del conde del mismo nombre, entre 1785 y 1787; este es considerado como el primer censo de población español elaborado siguiendo técnicas estadísticas modernas. Por tanto, el censo de 1774 en la Isla de Cuba precedió al reconocido oficialmente como el primer censo español. La historiografía cubana reconoce al Marqués de la Torre como un gobernante, ilustrado, que fue positivo para el desarrollo de la colonia; «pudo en completa paz, dirigir sus esfuerzos a mejorar los servicios públicos» afirma Ramiro Guerra, y añade: «Dentro del propósito de mejorar la administración de la Isla, tanto en el orden fiscal como en todos los demás, se hacía necesario poseer estadísticas sobre la población, el número de fincas, la producción agrícola y demás particulares que pudieran servir de base a medidas de gobierno adecuadas a las condiciones y a las necesidades de la colonia. Esta importante labor estadística se efectuó en 1774» (Guerra, Manual, p. 179). Algunos resultados del primer Censo se resumen en la tabla siguiente:
[Tabla elaborada por la autora. Fuente: Departamento de la Guerra: Informe sobre el censo de 1899 (Antecedentes). Oficina del Director del Censo de Cuba, Imprenta del Gobierno, Washington, 1900; R. Guerra y Sánchez, Manual, p. 179]. De lo que deduce Guerra: «Con excepción de las colonias inglesas de la Nueva Inglaterra y del Canadá, Cuba era la colonia europea con menor proporción de esclavos. Era también la única colonia antillana, junto con Puerto Rico, con mayoría de habitantes blancos» (Guerra, Manual, p. 179). Otros datos interesantes que apunta el citado historiador eran el número de pobladores de los principales términos municipales en distintos puntos de la isla. La Habana albergaba 76 000 habitantes; Santiago de Cuba 19 400; Puerto Príncipe 14 300; Bayamo 12 200; Sancti Spiritus 8 200; Trinidad 5 500; Matanzas 3 200 y Nueva Filipinas de reciente creación 2 600. La riqueza rural se distribuía entre: fincas ganaderas (latifundios) 339; ingenios 478, y fincas de labor 781, ocupadas por vegueros, estancieros, apicultores y cafetaleros. Generalmente estas fincas se atendían por campesinos blancos libres (buena parte de ellos era de origen canario) y una cantidad mínima de esclavos africanos o criollos, negros. A diferencia de otras colonias caribeñas no hispanas, aún no se había impuesto el sistema de plantación intensiva esclavista, azucarera o cafetalera. La exportación de productos agrícolas estaba calculada en un millar de arrobas de azúcar al año, que equivalían a 2 millones de pesos anualmente. El Estanco del tabaco continuaba proporcionando discretas ganancias a la Hacienda Real. De acuerdo con las cifras generales, la colonia de Cuba era rica, aunque todavía poco poblada. Hubo muchos otros censos hasta el fin de la época colonial. Según Las Estadísticas Demográficas Cubanas, anteriormente citada (pp.10-11), existió un conjunto de 32 de ellos, algunos supuestos, otros verificados, confirmados y publicados (1774, 1792, 1817, 1827, 1841, 1861, 1877 y 1887). El reflejo en los censos de población de los cambios de la estructura económica y social es evidente. Por ejemplo, veamos qué sucede comparativamente entre los efectuados en 1774 y 1792. La población total, en cifras redondas, era de 172,6 (1774 en miles) y 272,3 (1792 en miles). Es decir, en 18 años hubo un aumento de casi 100 000 habitantes (57,7 %). Este salto poblacional se justifica por la importación masiva de esclavos africanos negros, que se evidencia en la relación porcentual entre población blanca que era 56,4 % (1774) y en 1792 se reduce a 49,1 %, mientras que la población de color aumentó de 44,1 % (total libres y esclavos 1792) a 51,9 % (1792), según los datos expresados en La población de Cuba (Centro de Estudios Demográficos, 1976, p. 12). Como es sabido, el aumento de la población esclava se debió a un salto adelante del azúcar cubano en el mercado internacional, que fue facilitado por la insurrección de los esclavos africanos en Saint Domingue (1791), que acarreó, entre otras consecuencias, la destrucción de aquella industria azucarera, hasta desembocar en una verdadera revolución social y en la fundación de una nueva nación libre en 1804, la República de Haití. Tal conmoción económica y social en una isla vecina a Cuba fue, también, de gran resonancia política y demográfica. El desequilibrio estadístico y real entre pobladores de diferentes colores de piel, estatus económico social, cultural, etc., a favor de los negros, y los peligros derivados de ello, según la mentalidad de esa época, planteó un problema nuevo en los inicios del siglo XIX, que promovió no solo preocupaciones, sino la búsqueda de soluciones urgentes a través de un proyecto para el incremento inmediato de la población blanca, preferentemente de origen europeo. Las huellas muy recientes de las conspiraciones antiesclavistas de 1810 y sobre todo, la de 1812 capitaneada por el liberto José Antonio Aponte, se hacían sentir en las ilustres cabezas de muchos criollos blancos de cierta jerarquía intelectual en la capital de la Isla. Con la mira puesta en transformar una situación muy compleja y riesgosa, la Sociedad Económica de Amigos del País y el Real Consulado de La Habana crearon una comisión integrada por José Ricardo O´Farrill, Juan Montalvo, Andrés Jaúregui, Antonio del Valle Hernández y Tomás Romay (secretario), encargada de presentar la nueva propuesta —fundamentada en los datos del censo de 1811—, que se comunicó al gobernador y capitán general José Cienfuegos Jovellanos, el 16 de diciembre de 1816. A través de la misma vía se elevaba una detallada exposición del proyecto al rey Fernando VII; posteriormente, la petición fue aprobada mediante una Real orden. En los párrafos principales de la exposición se destacaban algunos hechos y resultados de la estadística contemporánea, que determinaban la solicitud mediante la cual se deseaba modificar la tendencia demográfica negativa al predominio de la población blanca: «Que la Isla de Cuba, cuya estensión es de 6,764 leguas cuadradas vulgares, contiene únicamente 600,000 habitantes, de los cuales 274,000 son blancos y los restantes negros de África ó descendientes de ellos; de estos una tercera parte son libertos y las otras dos esclavos, según el censo del año 1811». «Esta sencilla esposicion es por sí sola bastante para acreditar que se halla despoblada é indefensa una de las mas importantes posesiones de V. M., y yermos unos campos que cultivados no solo producirían el mejor tabaco, azúcar y el café, sino también otros frutos igualmente preciosos y anhelados por las demás naciones». «Aún siendo tan precaria nuestra agricultura por falta de brazos para fomentarla, solo una necesidad irreparable nos obligaría a valernos de una servidumbre tan gravosa como la de los negros, […] y por el temor que nos inspira el aumento de ellos sobre el número de blancos». «Esos temores no son tan antiguos como la esclavitud de los negros.[…] Pero las ideas filantrópicas que empezaron a difundir los ingleses, y sancionó en el Guarico [Saint Domingue] la asamblea de Francia con la sangre de sus colonos […] este derecho, que desde entonces [los esclavos] concibieron á la libertad á costa de nuestras vidas, y de privar a V. M. de algunas provincias, nos inquieta y nos hace desear una fuerza física capaz de reprimirlos, y extinguir en ellos hasta la más remota esperanza de insurrección y violencia». «Esta fuerza física de que tanto necesitamos, se conseguirá únicamente aumentando la población blanca (Romay, Obras, p. 140-141)». «Es obvio destacar la importancia de los censos estadísticos de población para la formación de nuevas direcciones de pensamiento social, en general. Para los científicos sociales esta herramienta aporta un sinnúmero de datos reveladores, de evidencias, y posibilita nuevos abordajes, análisis, interpretaciones y reflexiones en torno a un proceso histórico social anterior o actual». [1] Censo de población: es definido como un recuento de población que se realiza periódicamente. [2] La estadística es una ciencia formal que estudia la recolección, análisis e interpretación de datos de una muestra representativa, ya sea para ayudar en la toma de decisiones o para explicar condiciones regulares o irregulares de algún fenómeno o estudio aplicado, de ocurrencia en forma aleatoria o condicional. Sin embargo, la estadística es más que eso, o sea, es el vehículo que permite llevar a cabo el proceso relacionado con la investigación científica.[…] El término alemán Statistik, introducido originalmente por Gottfried Achenwall en 1749, se refería al análisis de datos del Estado, es decir, la "ciencia del Estado" (o más bien, de la ciudad-estado) (Tomado de “Estadística” en: Wikipedia Enciclopedia libre, 2012, España). [3] Cuba: Cuadro estadístico de la siempre fiel Isla de Cuba, correspondiente al año 1827. Oficina de la Viuda Arazoza y Soler, Impresora del Gobierno General por S. M., [La] Habana, 1829. [4] Las Estadísticas, 1975, p.12. [5] Pedro Pablo Abarca de Bolea: X conde de Aranda (Siétamo, Huesca, 1 de agosto de 1719-Épila, Zaragoza, 9 de enero de 1798) fue un noble, militar y estadista ilustrado español; bajo el reinado de Carlos III ocupa el cargo de Presidente del Consejo de Castilla (1766 -1773) y después fue Secretario de Estado de Carlos IV (1792). [6] Censo del Conde de Aranda. Instituto Nacional de Estadística, España, 2002. [7] José Moñino y Redondo: I conde de Floridablanca (Murcia, 21 de octubre de 1728 -Sevilla, 30 de diciembre de 1808) fue un político español que ejerció el cargo de Secretario de Estado entre 1777 y 1792, y presidió la Junta Suprema Central creada en 1808.
Bibliografía |
Lohania Aruca Alonso
carua@cubarte.cult.cu
Publicado, originalmente, en Librínsula - 2013
Autorizado por la autora, a la cual agradecemos.
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