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Arquitectura vernácula: Bernard Rudofsky y otros temas de interés
por Lohania Aruca Alonso
carua@cubarte.cult.cu

 
 

Tras la conclusión de las intensas IX Jornadas Técnicas de 2012, encuentro promovido por la Cátedra Gonzalo de Cárdenas con el auspicio de la Fundación Diego Sagredo, de España y de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana, nos quedan los buenos recuerdos del encuentro entre amigos, y muchas reflexiones acerca de las conferencias y comunicaciones debatidas, todas de indudable excelencia.

Estas Jornadas se identificaron en particular con el reconocimiento al Sitio Arqueológico Los Buchillones del municipio Chambas, provincia de Ciego de Ávila (Cuba), por su declaración de Monumento Nacional.

La Arquitectura vernácula posee una bibliografía propia, cuyos autores van develando y enriqueciendo con sus ideas aquel concepto esencial, que todavía no ha definido totalmente sus límites. Así vistas las cosas, fue original y esclarecedora la disertación de la doctora arquitecta Mar Lores Méndez, profesora titular de la cátedra de Historia, Teoría y Crítica de la Universidad de Sevilla, en relación con la obra escrita y construida del arquitecto vienés Bernard Rudofsky, nacido en 1905 en Moravia, graduado de Arquitecto en Viena, y, con toda seguridad, un viajero empedernido, un eficaz observador. Los singulares aportes de esta conferencia, ameritan pormenorizar en ella.

Fue Rudofsky pionero, según plantea Lores, en la aproximación y el reconocimiento respetuoso del paisaje construido en diferentes latitudes: en Asia (las aldeas chinas),  África (Mali), o, América Latina (Brasil), dondequiera descubrió la estrecha relación entre la diversidad del paisaje natural y la especificidad de la obra humana, de la “arquitectura sin arquitectos”[1] que tiene en cuenta para el diseño y construcción de sus espacios habitables las necesidades impuestas por el clima, la topografía, los materiales propios del entorno, la habilidad y saberes descubiertos, o, heredados y acumulados (tradicionales) que posee la mano de obra que reside en una localidad.

Rudofsky pensó a contracorriente de las modas arquitectónicas occidentales de la primera mitad del siglo XX; especialmente cuestionó la homogeneización propugnada por el racionalismo, o, el lujo, innecesario para el bienestar común y solamente justificado por la expresión del poder económico y político de la burguesía. Su actividad intelectual fue múltiple y meritoria como teórico, crítico y publicista; desplegó su pensamiento en revistas muy reconocidas como las italianas Casabella y Domus (en esta última editorial radicada en Milán, trabajó desde 1937 para Gio Ponti, y algunos de sus textos esenciales salen a la luz en las páginas de dicha revista). Se considera que Italia fue su fuente de inspiración acerca del hábitat mediterráneo, y que se apropió de su sencillez e integralidad para llevar a los hechos arquitectónicos sus principales conceptos.

Mar Lores continuó explicando la contribución teórica más importante del mentado arquitecto: logró develar, desde la sencillez de la sabiduría popular, el valor artístico intrínseco de la arquitectura vernácula. La exposición del análisis atendió a los siguientes ejes: 1) “El valor de la diversidad y la especificidad” frente a la hegemonía occidental, globalización, disolución de la identidad local y el turismo como forma de consumir el territorio; 2) “La dimensión paisajística” de lo vernacular, refiriéndose a la experiencia estética como elemento que cuenta conscientemente, a más de otros necesarios, en la elección de un paraje para el asentamiento de una población; 3) “Sostenibilidad, versatilidad y reciclaje o reutilización sistemática de los materiales: tectónica y paisaje” (citó varios ejemplos de Rudofsky acerca de cementerios antiguos construidos en rocas excavadas que se han transformado en sitios de vivienda, debido a que poseen control natural de la humedad y la luz). También, Rudofsky hizo referencia a la arquitectura efímera y a la móvil: una foto suya muestra cómo, en una aldea vietnamita, se muda de lugar la familia junto con “su” casa, que es el elemento que conserva la vida íntima (hogar) y está hecha de elementos vegetales, efímeros pero reciclables.

Finalmente, esta instructiva conferencia se refirió a otros dos ejes del tema: 4) “La tipología” su diversidad a partir de los desafíos que impone el paisaje natural, resueltos por los constructores con soluciones inteligentes, que aprecian las cualidades y virtudes características en el entorno al que intentan adaptarse, donde buscan y hallan materiales o recursos constructivos. El contrapunteo entre habitar los espacios al aire libre y disfrutar del derecho sagrado a la privacidad, constituye la oposición dialéctica de dos objetivos que vertebran su arquitectura y están desarrollados en su obra escrita y construida. Por último, plantea la conferencista el eje 5) “La ciudad habitada”, en la cual Rudofsky observó y comentó a modo antropológico y dinámico la calle, la variedad y frecuencia de los usuarios, incluidos sus transeúntes; las soluciones para el control ambiental de ese espacio-corredor (por ejemplo, el uso de toldos protectores en las calles- mercados de Sevilla y Cádiz), o las cuestiones de género (observadas en las necesidades cotidianas de las vendedoras ambulantes).

Los principios teóricos del arquitecto vienés se volcaron en “La Casa”, su propia morada de veraneo, construida en Frigiliana, un municipio de Málaga, en España, que ha sido estudiada por Lores con vistas a su expediente patrimonial. El proyecto de “La Casa”, fechado en marzo de 1970, fue firmado por el arquitecto José Antonio Coderch de Sentmenat ―amigo y colaborador de Rudofsky―, pero la autoría de la propuesta, evidente y documentada, corresponde al dueño de la vivienda. A pesar de todo lo anteriormente destacado, la conferencista lamenta, que el arquitecto Rudofsky y su obra, desbordante de creatividad y de lecciones de buena arquitectura, han sido prácticamente desconocidos por los autores de libros de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo o, en los programas docentes de esta disciplina.

La conferencia “Arquitectura popular en Grecia”, de la arquitecta griega residente en Cuba, arquitecta Irina Nedelcu, trató de la relación entre los conjuntos de viviendas tradicionales en asentamientos griegos continentales e insulares, y la constante o invariable de su relación con el paisaje natural, que los rodea y realza de modo artístico. La obra humana se integra a un mundo cósmico, reflexiona Nedelcu, a cuya grandeza y armonía debe la inspiración y que condicionó, tanto su simplicidad material, como su hondura espiritual.

La disertación titulada “La Arquitectura vernácula en la Historia de la Arquitectura” del arquitecto español Alejandro García Hermida, motivó el interés del auditorio por la profundidad con que se refirió a los antecedentes, la crítica de fuentes bibliográficas, indagación sobre influencias de los diversos movimientos y tendencias que rodearon el surgimiento conceptual de “lo vernáculo” dentro de la Historia de la Arquitectura, sus rasgos particulares y, al propio tiempo, la característica teórica fundamental de universalidad de esta manifestación del arte edificatorio popular, que se encuentra en cualquier parte del mundo.

No es posible la referencia a cada uno de los temas expuestos y debatidos, a causa de los límites usuales de espacio y tiempo; pero desearía destacar algunas intervenciones que tocaron aspectos indispensables, a mi entender, de estos encuentros. La región Caribe estuvo presente, y su contribución al tema a debate fue ejemplificada con gran calidad en la conferencia de la Dra. Arquitecta Isabel Rigol Savio: “La arquitectura vernácula de las islas Caimán”, localizadas estas al sur del Archipiélago cubano. “¿Existió El Cerro de madera?” del historiador y experto en cuestiones patrimoniales Otto Randín González, nos sirvió para “visitar” virtualmente un barrio habanero de gran prestigio en el siglo XIX, pero que actualmente padece un avanzado estado de deterioro, muy doloroso para sus habitantes y para quienes amamos el legado material e inmaterial de épocas pasadas. Allí, junto a los edificios paradigmáticos, aún se conservan viviendas realizadas en madera; un conjunto prácticamente desconocido por los textos cubanos sobre esta materia. La larga vida de Randín, y sus conocimientos sobre el tema abordado, le permitió recorrer una historia del barrio donde él mismo nació y vivió por algún tiempo. Su memoria, culta, amena y elocuente, hizo aflorar una gran emoción entre los presentes en esa Jornada.

Muchos jóvenes ponentes, que también nos ilustraron sobre la arquitectura vernácula, o, “lo vernáculo” en otras manifestaciones artísticas, en diversas localidades del país, generalmente donde residen y/o trabajan, recibieron los beneficios de la valiosa lección de historia de la cultura cubana de Randín, compartidos gracias a un intercambio profesional entre diferentes generaciones. Es así, como se facilita y ocurre el traspaso de experiencias únicas y de conocimientos acumulados y decantados durante años.

Los participantes de otras provincias de Cuba que asistieron a las IX Jornadas Técnicas, dieron a conocer novísimas exploraciones sobre la arquitectura vernácula en Santiago de Cuba, Puerto Príncipe, Villa Clara, Sagua la Grande, Sancti Spíritus, Camagüey… e incluso, se logró la continuidad necesaria del análisis alrededor de la arquitectura de tierra y su conservación, a lo cual se ha hecho referencia en programas anteriores.

Por su parte, el doctor arquitecto Javier de Cárdenas Chávarri se refirió al “El semáforo del Puerto de La Habana” ―un mástil de señales o vigía con señales de tipos diversos― que propone un acercamiento a un artefacto que es propio del Puerto habanero y cuyo Plan de señales fue localizado por el autor, un documento de 1888, que indica el uso de banderas de distintos tipos para regir el movimiento de entrada y salida de las embarcaciones en el Puerto y el significado de las mismas para la defensa de la ciudad y sus pobladores.

Llegue, una vez más, la felicitación a los organizadores de estas Jornadas Técnicas, al titular de la Cátedra Gonzalo de Cárdenas arquitecto Daniel Taboada Espiniella y a su contraparte española, a la Oficina del Historiador de la Ciudad, a los conferencistas y ponentes, pues, sabemos los esfuerzos que realizan para sobrepasar las limitaciones de los difíciles los tiempos de crisis en que vivimos, y finalmente lograr la magia de una reunión extraordinaria y beneficiosa para la Cultura cubana. A todos y todas ¡Gracias! 

Nota:

[1] Rudofsky, Bernard: “Architecture without Architecs” MOMA, 1964, (Exposición) Montaje “The Viena State”. Un catálogo de la obra de este arquitecto se puede consultar en Internet.

Lohania Aruca Alonso
carua@cubarte.cult.cu

Publicado, originalmente, en el Portal Cubarte el 29 marzo 2012 http://www.cubarte.cult.cu/
Link del artículo: http://www.cubarte.cult.cu/periodico/opinion/arquitectura-vernacula-bernard-rudofsky-y-otros-temas-de-interes/21705.html

Autorizado  por la autora, a la cual agradecemos.

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