En la sangre del día

poema de Horacio Armani

(De En la sangre del día, 1988)

Todas las cosas nadan en la sangre del día

que es fría, es transparente.
                                        En las ramas perduran

olvidos de otro tiempo: tú eras lúcida, hermana

de un pasado tranquilo donde moraban párpados

con iris de inocencia, lenta y vaga esperanza

de seguir en la tierra.

Si Dios quedara quieto

en cada hoja, en cada ciego alvéolo, la pasión de mirar,

el acto de seguir adorando la vida

volverían al centro y a la luz del deseo:

pero todo se mueve en una luz sin término,

es una rueda, un viento que sigue y anonada

la ansiedad, y es inútil

apresar el instante, lenta y vaga esperanza

de seguir en la tierra.

La senda entre las rocas no llevaba al futuro

sino al ayer inmóvil.
Oh, mañana tal vez

regresará, florecerá de nuevo

la cándida mejilla en otro vértigo

detenido en el tiempo. Y un destello

que ya no será nuestro dará pasión a un rostro,
Dios a unas manos nuevas. La vida

repite su prodigio con un azar monótono.
(...Y se asoma un misterio sobre el reflejo cóncavo

del tiempo en cuyos mármoles cede lento el deseo.)

Ir a índice de poesía

Ir a índice de Horacio Armani

Ir a página inicio

Ir a índice de autores