Los presagios de la lluvia

poema de Fernando Arbeláez

 

El ruido apenas que despereza

las paredes. El replique del corroído

mantel que nos cubre

el tambor que lame los techos

tenazmente con la sombra amarillenta

de una a otra esquina del pensamiento.
Hora desleída en el corazón

sin perder la última gota

y su espasmo en los cobertizos del arrabal

y su ola andrajosa en los huesos de la avenida

a ras de tierra borboteando sin descanso.
Resbala de los quicios su polen ceniciento

al vacío de los cuerpos y más allá en la duda

de la sombra entre las mudanzas del año

y los moldes de yeso y las piedras al revés.
(Con mi amigo hicimos versos de juventud
y habla ahora del retiro y de una oficina
de abogado para recibir los compañeros
y leer los periódicos. Todo no más
que huida y regreso con mayor avidez
al fuego del hogar.) De esto
discutimos toda la tarde que era así
como un hombre aullando en la esquina
sobre el arrecife de un mar gris
con muros susurrantes y manos enemigas
que chorreaban de los impermeables lustrosos.

 

Mi cuerpo se tiende hasta los extremos

de la ciudad sobre los escaños olvidados

y los latones del óxido
en los bordes de lodo mis manos sin estrellas

desollado por este clamor los párpados

colgando de los faroles en un lugar secreto

sin luz ni sangre con la lluvia

escarbando como un perro en los ojos

y en mi vientre baldío y en mis labios

amortajados con un sucio sudario.

 

La muerte está detrás de la palabra

la muerte detrás de la sonrisa.
De ti quedan algunas huellas
en la lluvia que te trajo
te buscarán las pleuras del alba
en el cielo limpio de meteoros
en el vacío suspirante
en el día a través de la duda. .
Palabras. Objetos absurdos

el anuncio de un deseo

un gusto de vetiver y espliego
en la cera de algunos túmulos

y en los paños negros

de la estación de fin de año.
He recorrido las ventanas de la calle

para buscarte. Caballero equivoco

detenido en un parque entre la niebla

calzando lentamente los guantes.

 

Iré una vez más al sofá

bajo la luz lila
y aprenderé algo serio sobre el amor
o una forma de comportarme
en el mundo. La soledad
en la boca la noche
y el alma hasta que el negror
de dentro sea igual al de fuera
hasta saber que han cortado millones de manos
y los róseos dedos
de los cristales del cielo
extenuado
con los ojos sin párpados

sin saber
brutalmente sodomizado

por lenguas preciosas.

 

Los soldados juegan con la cabeza

de un guerrillero. Reflujo

de duras materias
inundaciones de astros y cataclismos planetarios

el obtuso rostro de un arcángel.
Te han triturado todo

y no estás muerto.
Te han destrozado las entrañas

y no estás muerto.
Te han destrozado las entrañas

y no estás muerto.
Te han bebido la última gota de sangre

y no estás muerto.
Es necesario que te abandones atrozmente
y no quede tu cadáver detenido
en los mostradores y las espumas nocturnales.

 

Mondaré la lengua

para asistir al sacrificio

de este mundo
con su semen de sospecha
te arrojaré al final de la noche

fuego de artificio

mezcla de luz
mescalina
hilo de estrellas y río en combustión

huracán eléctrico que cruza el espejo

cuerpo que no puedo tocar

oscura tierra que llevas mi saliva

en las estrías del día

en los tejidos del aire

en la última veta del sabor.
Espíritu ebrio
altanero color
manto botánico y nube
que se desploma
orquídea
ríos de marfil
aliento
y tu gusto de selva.
¿Qué será posible

entre las mistificaciones y el aire

entre la vergüenza y la bondad

entre la soledad y el juicio

qué será posible?

 

Miseria mía de ver pasar las cloacas

el escalofrío de los automóviles

la nube caída del rascacielos

sin entender.
Cuántos amigos que ya conservan sólo
la mirada del sueño
una voz apenas entre borrascas
mero escalofrío
en nosotros.
Pupilas pálidas que nos visitan

en la madrugada entre las hojas de la sombra

y vientos que huyen del trío.
Cuántos rostros que emergen del odio

entre la lluvia que regresa

de sus viajes.
Tantas estaciones todavía sin recorrer

en el corazón ardiendo

en el silencio ardiendo

en la palabra ardiendo

ardiendo, Señor, ardiendo!

poema de Fernando Arbeláez

 

Publicado, originalmente, en: Mundo Nuevo Nº 21 Marzo 1968

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación

Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)

Link del texto:  https://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/3910

            

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

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