Duele, Duele, duele la cicatriz que vos dejaste
duele en la memoria hasta la sombra
duele el día señalado de septiembre
hasta perder la soga en el abismo
duele no haber pensado en el mar
que va y viene con su manto sorpresivo
duele el oleaje peninsular de la advertencia
con sus maromas de viento íntimo y cuerdo
duele el recuerdo de no haber podido todo
mientras aguantó tu cuerpo persuasivo
duele el vacío del aliento místico perdido
la pura democracia débil en volumen
duele el beso del adiós en la frente afiebrada
hasta dejar la celeste aureola que no huye.
Considerando en primavera la constancia
sin pensarlo llovieron fuegos en Santiago
momentos graves de la vida, cantar de salvamentos
a la eternidad pasó Salvador Allende en sus verdades
muriendo de cuerpo no de tiempo.
Enfrente a La Moneda estuvieron los tanques
Rousseau levantó el dedo acusador
pero todos miraron al costado.
Tanto pienso en la dulzura triunfal y sonriendo
tanto, tanto y hoy nada, amada masa afectada
tanto, tanto, árboles arrastrados por la corriente
con mineros navegando sorprendidos, anunciados
socavando adentro, picando tierra roja herrumbre
levantando palos rotos y mercadería errante.
Considerando en primavera la constancia
morir de pie en la inmortal jornada
señalado estaba desde cuando tú naciste. |