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Con un dolor que asesina mis profundidades
Entronado en mi cabeza no quiere salir …
Escribo sintiendo la piel y mis huesos
En los escritorios y en los anales de mi propia historia
Estoy derramada en un clavel encendido y rugoso
Siento mi corazón que late a un ritmo apresurado
Confuso y entumecido del invierno dejado
Por los acontecimientos, nublado y lejano
Me dejo llevar por este momento eterno y difícil
Sin más razones que el sentimiento que agolpa las razones
Y el dolor sigue martillando aquí dentro
Asesino de mis emociones, ladrón demoledor de los momentos
La vida me da su mano y su pronto estímulo
Mientras mi cerebro trabaja rápidas soluciones
La tarde deja en mi regazo sus afanes y su címbalo
Todo lo que en algún momento había enterrado
Mi pulso aún es valiente y fuerte …
Sí… me dice que confíe , que mire al frente
Que ha encontrado su ritmo adecuado
Mi espíritu le presta atención a mi voz interna
Esa que como máquina de imprenta
Suena y funciona y levanta y corta
Sin nadie que contenga su proceso
Mis frontales atestan de pensamientos crudos
La hipófisis del recuerdo baila en imágenes cantando
Son sombras que no me dejan, que aún no me han olvidado
He sentido que estás gravemente allí instalado
Pero ahora mis ojos me reclaman que ellos están aquí
Que los sienta, como sea que los sienta…
Pesados, adoloridos por este martilleo constante … ,
Transparentes , sutiles y atentos a tu imagen
Cuando te miraba … delicados de angustias
Ahora mi sangre bulle con fuerza dentro mío
Y detesta todo lo que atropello y escribo
Que la nombre siquiera sin haberlo ella pedido…
En fin, acá están mis manos y sus tareas inconclusas
Guardan los dibujos que no se han hecho, los poemas no escritos
Las pinturas, las lámparas que hice y las que esperan
Los vitrales pensados en los cristales derramados
El cuerpo desnudo que no he retratado
Mi pelvis, ¡ay! mi pelvis… en una fuerte disputa conmigo
Me grita por los momentos en que no fue alterada
Cuando nada la cambiaba porque mi decisión firme sonaba
Me insulta por los hijos no dados, por aquellos
Que ella no pudo acoger ni treinta y nueve semanas retener
Mis oídos me llenan de sonidos de vida, claros como corriente de río
Mi tacto, mi tacto… siente todavía tus abrazos apretados
Y hoy practica el ejercicio de las temperaturas
Se elige así mismo como el mejor de los sentidos
Mis rodillas gritan a voz en cuello y afirman
Estabilizan estas piernas en algún momento paralizadas y enfermas
Y mi cuerpo voy armonizando con mis emociones
Más no con la guerra homicida en mi cabeza
Que deja esta tarde papeles en blanco aplazados
Acá dejo todo lo no nombrado, lo que sobrevive
A esta historia pequeña llena de células vitales
Dejo mi pelo, mi tronco y mis uñas
Mis cejas y mis labios, mis pies y mis brazos
Dejo mi dolor profundo, que, aunque nombrado
Persiste y se enciende cada vez más fuerte
Como fogata alimentada por combustible
Resuena, golpea , aplasta y vocifera
Hace mi frente lamentarse febril y traicionera
Logra que mis sienes se desesperen de ayuda
Y en mi hemisferio izquierdo redacto una carta a tu olvido
Y hago caso omiso a la voz gemela que me dice que no puedo olvidarte… |