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Tenía un bosque
Amanecido en tus ojos de pinos
Se volvieron a verme las gráciles azucenas
Quedaron colgando en la ventana aquella tarde
Les hice señas y les canté adioses
Las llamé amigas
Compañeras de adolescencias
Y entré en los acurrucados nombres
En el sub-suelo de tu suelo
Encontré las briznas de fuego
Necesarias
Consistentes
Para pasar el invierno
Me fui lloviendo la vida
Y sentí latir fuerte el corazón
Agitado
Emocionado de los verdes
El aroma del bosque me incitó
Revolví los restos de sus hilos verdes
Oscuros - trascendentes
Con mis pálidos pies
Que ahora buscan el camino
Hongos dorados y venenosos
Brillantes y hermosos
Crecen en sus troncos
A ras de tierra
Mientras el mar se divisa
No tan lejano
Sereno
Aturdido tal vez
Pacífico
Como lo delata su nombre
Ahora mi corazón late
Y no es por ti
Tenía un bosque
Amanecido en tus ojos
De pinos…
Me lo llevé a pasear
Con mis hijos pequeños
Dibujé sus caras
Jugando en el mar de El Tabo
Un perro corría con las olas
Agitadas de frío ahora
Poca gente caminando
El frío me elevaba
Caminé sola en la última jornada
Le escribí a Dios en la arena
Puse en ella mi petición:
Volver e reinstalarme allí
Y escribir
Y coexistir con todo
Y soñar
Y volver a respirar profundo
A cantar mi canción
De bosques, mares y sueños |