El Santo Oficio del Gobierno de Facto contra Andrés Tamayo (Premio Goldman 2005) |
El sacerdote hondureño-salvadoreño José Andrés Tamayo Cortés fue galardonado con el Premio Nobel Verde 2005 (Premio Goldman) por su extraordinaria labor en la protección del bosque de Olancho y por la defensa del ambiente en Honduras. Este Honor fue también otorgado en años anteriores a Ricardo Navarro, de El Salvador (1995), fundador del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), uno de los líderes mundiales del Ambiente; y a Jorge Varela (1999), cofundador del Comité para la Defensa y el Desarrollo de la Flora y la Fauna en el Golfo de Fonseca (CODEFFAGOLF), una organización de base formada por pequeños pescadores y campesinos de Honduras. Andrés Tamayo se nacionalizó en Honduras. Sin embargo, el primer golpe de Estado religioso y armado en América Latina en el siglo XXI, pretende desnaturalizar y desterrar al célebre defensor de la naturaleza por haber asumido el camino de la verdad y tomar la opción por los pobres. Francisco Morazán, héroe de la Unión Centroamericana, defensor del Estado Laico se hubiera escandalizado por la existencia de la TARA constituida por la Trinidad Armada, Religiosa articulada con la Alianza económica de la oligarquía y burguesía especulativa-parasitaria de Honduras con el capital financiero internacional representado por la ideología del neoliberalismo cuyas intenciones fundamentalistas son desterrar al Padre Andrés Tamayo, hijo del Pulgarcito de Centroamérica y aniquilar todo movimiento de resistencia contra el golpe militar. Históricamente el país de origen del Padre Tamayo y sus coterráneos han estado inmersos en los hitos más importantes de nuestra historia. Fue por ello que Morazán nunca olvidó en su testamento al pueblo salvadoreño cuando dijo: “Por cláusula verbal dictada desde el patíbulo, lego mis restos mortales al pueblo de El Salvador, en prueba de mi predilección y reconocimiento a su valor y entusiasmo por la defensa de la libertad y de las instituciones republicanas”. En cumplimiento del decreto, el Gobierno salvadoreño de aquella época comisionó al coronel José María Cañas y al presbítero Ramón María González (curiosamente, un sacerdote) para recibir los restos y llevarlos a Acajutla…” ¿Quiénes están detrás de las amenazas a muerte, persecución y proceso de destierro del Padre Andrés Tamayo? La respuesta la tienen los autores materiales e intelectuales del Golpe de Estado: fuerzas armadas y policiales de Honduras, bases militares y políticas del pentágono, la religión representada por las jerarquías católica y evangélica, el poder de la clase dominante, la manipulación mediático y el sistema togado de la jurisprudencia. La TARA es la resucitación en Honduras del Santo Oficio de la Inquisición al pretender militarizar la cultura y demonizar la ciencia y el arte con las destituciones, amenazas y defenestración de Darío Euraque, Director del Instituto Hondureño de Antropología e Historia, y académico de prestigio internacional; de Natalie Roque Sandoval, Directora de la Hemeroteca Nacional y de Rebeca Becerra, Directora General del Libro y el Documento. Ellas y él han contribuido sustancialmente a la defensa de la cultura y el arte tanto en sus vidas intelectuales como en el cumplimiento de sus labores como funcionarios del Estado. El Santo Oficio del Gobierno de Facto castiga al Padre Tamayo, por ser seguidor del Cristo de los pobres; desnaturaliza su ser por constituirse en defensor de la naturaleza y los derechos humanos. En esencia lo estigmatiza porque piensa, dice la verdad, tiene dignidad, defiende la vida y ama entrañablemente al pueblo de Honduras. En ese camino de la verdad y de la liberación, nosotros mismos hemos sido objeto de persecución, estigmatización, censura, atentados y tortura por amar a nuestro pueblo, defender los derechos humanos, la justicia climática; luchar contra la minería, las transnacionales, las bases militares y contribuir a transformar el infierno de los pobres. El pueblo organizado ha resucitado en la Resistencia Nacional contra
el Golpe Militar. Es conductor y fuerza espiritual que lucha por
transformar la esencia y la formalización de la Constitución de la
República donde el poder sea del pueblo, para el pueblo y por el pueblo.
Padre Tamayo como dice el poeta de la Resistencia Candelario Reyes García: “Su calzada no es fácil de recorrer,/es ofertorio, sacrificio,/pero en ella se sacian los humildes de la tierra.” Concluyo mi mensaje con las palabras de mi amigo, sacerdote
Fausto Milla, a quien admiro por ser el genuino baluarte
defensor del pueblo: ¡Viva nuestra Patria Honduras...! Tegucigalpa 10 de septiembre 2009 |
Juan
Almendares
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