El pueblo es más grande que un ejército[1] |
Hoy
nos encontramos frente a la Casa de las Naciones Unidas, miles
de hondureños y hondureñas marchan
por la libertad y la
dignidad. Los soldados con fusiles
y metralletas no han podido
doblegar los cuerpos erguidos, de
los manifestantes ni
aplastar con sus tanques el espíritu y el
coraje de todo un pueblo. Hoy
y siempre aplaudiremos el
abrazo solidario de la comunidad
internacional. Hoy, siempre y
nunca, nunca jamás dejaremos de condenar la suspensión
de las garantías constitucionales; las ordenes de captura, la tortura y la
persecución de los dirigentes; la mordaza a la libertad del pensamiento
por el golpe militar clasista que nunca
podrá silenciar a todo un pueblo consciente organizado y movilizado. Aquí
está el pueblo, marchando en las calles, ha descubierto la verdad. Ha
desnudado a la falsa democracia y
a sus dirigentes. El júbilo por la libertad supera y transforma las
condiciones del miedo y el terror engendrado por los golpistas. La
lucha danza en la multitud. Hoy
el pueblo es el poeta cantor que abraza a la humanidad. Escribe y pinta la
palabra libertad en las calles, en las carreteras, en los puentes, en
los muros y en las prisiones; mientras el
grito de los oprimidos y torturados se escucha en todos los rincones del
planeta. El
régimen de facto concibe a Honduras como una inmensa cárcel; pero la
ceguera del poder desconoce que el pueblo es más grande que una cárcel;
y que cada soldado
debe comprender que también ellos son parte del pueblo y no deben
obedecer órdenes como robot
armados que golpean a su mismo pueblo. Esta
lucha de dolor y sufrimiento causado por la violencia del régimen
golpista, representante de la clase opresora, nos ha enseñado que cada
uno de los participantes en esta lucha popular es dirigente y que todos
somos dirigentes: lencas, mayas garífunas, afro descendientes, misquitos, tawakas, pech,
chorties, tolupanes, campesinos, obreros, estudiantes, ambientalistas,
defensores de los derechos humanos, artistas comunicadores sociales
consecuentes, intelectuales orgánicos,
mujeres organizadas; las pobladoras, lesbianas y homosexuales que
luchan por sus derechos; los jóvenes, niños y ancianos; son todos y cada
uno los dirigentes del Frente
de Resistencia Popular El
pueblo es nuestro verdadero dirigente;
nuestro conductor contra el
fascismo. Los seguidores
de la Doctrina de la
Seguridad Nacional y los fundamentalistas fanáticos nunca
podrán encarcelar a todo un pueblo: ¡Porque el pueblo es más grande que
el ejército! Y el ejército
es el guardián de la clase golpista y de las multinacionales.
El
madrugón de la injusticia ha despertado la conciencia nacional e
internacional. El yo es el otro o la otra. El Yo, es el nosotros y
nosotras. El yo, es el
hermano o la hermana. La fraternidad
es el amor colectivo y
planetario. El
régimen golpista organiza sus marchas que
caminan perfumadas, y maquilladas con sus blancos uniformes para
no confundirse con el pueblo e invitan al diálogo y a la paz pero unidas
al ejercito. Detrás de los blancos uniformes están las manos invisibles que
empuñan las armas y torturan al pueblo curtido de dolor y sufrimiento. La
Mano Blanca. Todas
y todos marcharemos juntos a recibir al presidente de los hondureños
Manuel Zelaya Rosales. Sin miedo porque el pueblo ha perdido el miedo. Los
golpistas no podrán capturar al presidente Zelaya porque tendrán que
encarcelar a todo un pueblo que lucha sin las armas donde el máximo
dirigente es el pueblo, ¡porque
el pueblo es más grande que cualquier ejército!. Tegucigalpa, julio de 2009 [1] Este discurso corresponde, en parte, al pronunciado el jueves dos de julio 2009 frente a las Naciones Unidas durante la multitudinaria marcha organizada por el Frente de Resistencia Popular contra el golpe militar en Honduras |
Juan Almendares
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