Ética, ciencia y tecnología. Apuntes


 MSc. María del Carmen Alba Moreno (Profesora Auxiliar de la Universidad de La Habana)
Lic. Luis Enrique Hernández Muñoz (Profesor Auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana)
mariac@ffh.uh.cu 

Las actividades científicas y técnicas tienen dos historias relativamente independientes en el tiempo. Contrariamente a lo que muchas personas suponen, la técnica surgió con la propia sociedad, en tanto, la ciencia solo surgió cuando el desarrollo social condujo a la división de la sociedad en clases y la consiguiente separación entre el trabajo intelectual y el trabajo físico.

Como actividades sociales, ambas siempre han estado relacionadas con las diferentes esferas de la vida social, sobre la cual de una forma u otra han producido diferentes impactos. En este sentido se han producido dentro de determinados contextos culturales, que por supuesto, incluyen la moral existente[1]

El problema de la reflexión ética acerca de la ciencia y la tecnología no se convertió en un asunto de primer orden hasta tanto el desarrollo de estos quehaceres no alcanzó un rol muy importante en la vida social.

Desde fines del siglo XIX y principios del XX, la ciencia comenzó a jugar un papel socio-económico importante, relacionado fundamentalmente con las novedosas aplicaciones de la Química a la producción de colorantes. Al mismo tiempo, se produjo el proceso de surgimiento de las Ciencias Técnicas, las Ingenierías, que paulatinamente fueron ocupando el lugar que hasta entonces pertenecía a la teoría empírica. Es la época de la aparición del telégrafo eléctrico, el teléfono, el motor eléctrico, el automóvil y el avión.

Fue en este contexto que aparecieron en los Estados Unidos y Alemania los primeros laboratorios de investigación-desarrollo en los cuales, la Ciencia y la Técnica comenzaron a presentarse como un proceso único.

En los primeros años del siglo XX se produjo también lo que puede calificarse como una Revolución Global en las Ciencias Naturales. Este acontecimiento se puede tipificar de manera sintética a partir de tres importantes momentos, a saber:

1. Los cambios en la Física del siglo XIX, los que se expresaron en el descubrimiento de la estructura compleja del átomo. Ello condujo a la sustitución del cuadro mecánico del mundo, por una nueva concepción de tipo electrodinámica.

 

2. Se produce la modificación de las bases de la Química con la incorporación de las nociones electrónicas, lo que vendría a modificar la visión existente sobre los nexos químicos.

 

3. En las Ciencias Biológicas comienza un proceso que se caracteriza porque el conocimiento accede a los mecanismos internos de la herencia, conformándose la genética. El conocimiento biológico penetra en los niveles molecular, submolecular y atómico.

 

4. La conjunción de toda esta serie de acontecimientos posibilitaría el proceso de aproximación de los conocimientos científicos y tecnológicos cuyo momento culminante se produciría a mediados del pasado siglo XX. 

La Revolución Científico-Técnica.[2] 

A partir de la década de los años cincuenta del siglo pasado y teniendo como contexto inicial el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, se inició un proceso de cambios sustanciales en la relación entre la ciencia y la técnica que caracterizaron lo que se ha dado en denominar Revolución Científico-Técnica[3]. Este acontecimiento en sus rasgos más generales puede ser sintetizado de la manera siguiente:

1. Se produce la fusión de la ciencia, la técnica y la producción. Se conforma así una cadena ciencia-tecnología-producción, en la cual el rol decisivo le corresponde a la ciencia. El resultado de este proceso es lo que muchos autores denominan tecnociencia.

 

2. El crecimiento de la ciencia se producirá en lo sucesivo en función de las necesidades tecnológicas, la ciencia se convierte en una fuerza productiva directa.

 

3. Se produce la industrialización de la ciencia. El nuevo conocimiento científico tiene de inmediato una significación tecnológica e industrial. Este proceso es el que muchos autores han denominado Tercera Revolución Industrial y cuyas bases se encuentran en la energía nuclear, la computación y la biología molecular.

 

4. Aparecen nuevas formas de organización del trabajo científico y tecnológico que en lo adelante se representa por la interdisciplinariedad y la multidisciplinariedad. En realidad se trata de una nueva y muy elevada fase del proceso de profesionalización e institucionalización de la actividad tecno-científica. Tales circunstancias implican que desde entonces se realizarán mega proyectos que requerirán de una gran cantidad de recursos materiales, infraestructura y recursos humanos y financieros. Con mucha frecuencia los estudiosos de estos temas citan como ejemplo inicial, el llamado proyecto Manhattan, desarrollado por los hombres más destacados de la comunidad científica norteamericana y bajo dirección militar, con el fin de producir las bombas atómicas, que más tardes serían lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.

 

5. Crece y pasa a ocupar un lugar decisivo la presencia del binomio monopolio-Estado, el cual en lo progresivamente determinará las direcciones, prioridades, políticas y asignación de recursos.

 

6. La actividad tecno-científica en estas nuevas condiciones adquiere un marcado carácter empresarial.

 

7. Se produce un proceso de acentuación de la polarización de la actividad tecno-científica, cuyos centros de poder estarán ubicados en Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Japón. Se trata de una gran concentración de poderío tecno-científico que se convierte en instrumento de dominación respecto al resto de los países dependientes.

Principales impactos de la RCT:

1.  Se produce un proceso de intelectualización del trabajo humano. La aparición de la técnica inteligente requiere de una fuerza de trabajo altamente calificada, ello produce cambios en el mercado de trabajo con la disminución relativa de la fuerza de trabajo menos calificada.

2.  Tienen lugar cambios en la estructura social de la sociedad, vinculados fundamentalmente a las nuevas ramas de la producción y los servicios emergentes, en particular en el sector informático.

 

3.  Crecen y se multiplican los impactos negativos sobre el medio ambiente.

 

4.  Pasa a ocupar un papel especialmente importante el debate acerca de la responsabilidad de la intelectualidad científico-técnica para con las direcciones, resultados y consecuencias de su actividad para la sociedad y el medio ambiente en general. En otras palabras pasa a un primer plano el debate ético en el terreno de la actividad científico-técnica. 

Como se puede observar los cambios ocurridos en el pasado siglo XX y que aún continúan en curso progresivo, comenzaron a modificar la percepción que la sociedad tradicionalmente había tenido de la ciencia y la técnica como elementos benefactores. La Segunda Guerra Mundial, con la producción de armas de exterminio masivo, marcaría un punto de inflexión, en tanto ahora se demostraba de la peor manera el modo en que la Ciencia y la Tecnología podían ser utilizadas con fines perniciosos.

Es en estas nuevas condiciones históricas que cobra un nuevo sentido lo referido al problema de la neutralidad de la Ciencia y la Tecnología. Con relación a ello se produce un importante debate, aún inconcluso, en el que aparecen preguntas tales como:[4]

1.    ¿Es posible en las condiciones actuales aceptar la neutralidad axiológica de la actividad tecno científica?

2.    ¿Son los investigadores moralmente responsables por la dirección de las investigaciones?

3.    ¿Es el científico moralmente responsable de lo que hace?

4.    ¿Es el científico moralmente responsable de la aplicación de sus resultados?

5.    ¿Son igualmente responsables el descubridor del hecho científico y el diseñador de las tecnologías?

6.    ¿Todo lo que es técnicamente posible hoy en día, es moralmente aceptable?

7.    ¿Se debe o no poner límites a la actividad tecno científica?

8.    ¿Deben o no ser sinónimos progreso tecno científico y progreso moral?

Responder en toda su profundidad y dimensión estas difíciles y complejas interrogantes, es algo que supera con mucho el espacio y posibilidades de que aquí disponemos. No obstante ello, parece posible y sobre todo necesario, adelantar algunas reflexiones preliminares que nos puedan servir de brújula orientadora. Con este propósito proponemos las breves ideas siguientes.

La neutralidad de la actividad científico-tecnológica puede ser entendida de diferentes formas, a saber:[5]

Ø  Como desinterés

 

Ø  Como independencia de prejuicios

 

Ø  Como no estar al servicios de intereses económicos y políticos

 

Ø  Como libertad respecto a condicionamientos

 

Ø  Como dependencia respecto a financiamientos 

Es necesario poner en claro que la Ciencia y la Tecnología son a la vez tipos de saber, es decir, conocimientos, y actividades socialmente institucionalizadas, es decir, tipos de trabajo. En tal sentido es preciso comprender que ambas, como formas del saber, pueden considerarse neutrales, en tanto buscan la objetividad y la veracidad, lo que supone la honestidad en los resultados. Por otra parte, como actividades socialmente institucionalizadas no es posible aceptar su neutralidad, es decir que axiológica y valorativamente no pueden serlo, ya que les subyace un determinado contexto sociocultural con sus intereses, creencias, aspiraciones etc. El sujeto de la actividad científico-técnica es a la vez también un sujeto moral, político etc.

En otro sentido es necesario comprender que el crecimiento constante de los conocimientos y las posibilidades científico-tecnológicas tienen que producirse acompañados de un incremento de la responsabilidad por sus resultados y consecuencias para con la sociedad y el medio ambiente. Por ello resulta inexorable la valoración moral de la actividad científico-técnica y la presencia de una moral profesional.

Hoy en día deviene impensable el despliegue impetuoso de la actividad tecno- científica sin la existencia de una moralidad profesional, resultado de la aplicación a esta esfera de la actividad social de las normas, principios y valores generalmente aceptados. Se trata de códigos morales que norman la relación entre los profesionales y entre estos y la sociedad.

Tales códigos morales suelen ser portadores de atributos tales como: 

Ø  Rigor científico

Ø  Honestidad científica

Ø  Defensa de la verdad

Ø  Crítica y autocrítica constructiva

Ø  Modestia y Sencillez

Ø  Tenacidad

Ø  Auto exigencia

Ø  Autosuperación y Auto perfeccionamiento

Ø  Solidaridad

Ø  Responsabilidad

Ø  Humanismo

Para concluir podemos afirmar que si bien es posible alabar a la actividad tecno- científica por sus triunfos, también es posible culparla por sus fracasos. Esto presupone que la sociedad necesita y debe exigir que la intelectualidad científico-técnica tenga una conducta responsable y comprometida con los más legítimos valores humanos. Hoy en día el problema no es hacer Ciencia y Tecnología sino de lo que se trata es de tener claro el problema de: Ciencia y Tecnología, ¿para qué?  y ¿para quién? Aceptar la neutralidad axiológica de la actividad tecno científica solo puede conducir a su deterioro moral[6]. De modo que toda actividad científico-tecnológica debe estar orientada al beneficio humano y la protección del medio ambiente. Sería totalmente desatinado someter a una valoración moral los datos de la actividad tecno científica, pero es totalmente necesario valorar moralmente los fines y procederes de esta actividad. 

Bibliografía

Bacallao Gallestey J. “Neutralidad y compromiso: La presencia de la dimensión ética en el trabajo científico”. En: Acosta Sariego, JR: Bioética para la sustentabilidad. Publicaciones Acuario. Centro Félix Varela, 2002

Daumás Maurice. Las grandes etapas del progreso técnico. Breviarios del Fondo de Cultura Económica, México, 1996

Núñez Jover, J: La ciencia y la tecnología como procesos sociales. Editorial Félix Varela. Habana, 1999

López Bombino, L. “Ética, Ciencia y Responsabilidad”. En: El saber ético de ayer a hoy. Editorial Félix Varela, Habana, 2006

--------------------------: “Hacia una Ética de la Ciencia: problemas e interrogantes”. En: El saber ético de ayer a hoy. Editorial Félix Varela, Habana, 2006

Notas:        

[1] Ver: Núñez Jover, J: La ciencia y la tecnología como procesos sociales. Editorial Félix Varela. Habana, 1999

[2] En lo adelante RCT

[3] Ver: Núñez Jover, J. Ob Cit. y Daumás Maurice. Las grandes etapas del progreso técnico. Breviarios del Fondo de Cultura Económica, México, 1996

[4] Ver: López Bombino, L. “Ética, Ciencia y Responsabilidad”. En: El saber érico de ayer a hoy. Editorial Félix Varela, Habana, 2006

[5] Ver: Bacallao Gallestey J. “Neutralidad y compromiso: La presencia de la dimensión ética en el trabajo científico”. En: Acosta Sariego, J R: Bioética para la sustentabilidad. Publicaciones Acuario. Centro Félix Varela, 2002

[6] Ver: López Bombino L. Hacia una ética de la ciencia. Problemas e interrogantes. En: Ob cit.

 

MSc. María del Carmen Alba Moreno (Profesora Auxiliar de la Universidad de La Habana)
Lic. Luis Enrique Hernández Muñoz (Profesor Auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana)

mariac@ffh.uh.cu 

 

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