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Principios universitarios 5 |
Identificar al conocimiento con las mercancías que se someten a las leyes de la oferta y la demanda es un disparate que evidencia ignorancia de lo que es y de lo que se propone una Universidad que se precie de serlo.
FINES DE LA UNIVERSIDAD. Vale la pena aprovechar la oportunidad para aclarar que la Universidad tiene como materia de estudio no solo una parte sino todo el conocimiento, y que uno de sus fines esenciales consiste en organizarlo; coartar ese propósito creando o clausurando carreras por caprichos del mercado es incoherente.
Se me ha dicho que exageramos y que la prueba de ello es que hay muchas universidades que no se ocupan de más de un área o sub-área de conocimiento, como por ejemplo universidades agrícolas, frutícolas, pedagógicas, tecnológicas y hasta para militares y payasos.
Eso es cierto; pero son universidades de nombre mas no de contenido; podrán ser escuelas, institutos, tecnológicos, politécnicos, etc., pero no verdaderas universidades; el Estado ha permitido ese despropósito porque quienes manejan los organismos rectores del sistema educativo -más obedientes a los intereses financieros multinacionales que a los nuestros- desconocen o fingen desconocer lo que es una Universidad y en México no existe, como en otros países, una ley seria que la defina para efectos tanto pedagógicos como administrativos y establezca los requisitos específicos y estrictos que debe cumplir una institución de esta naturaleza. De ahí la proliferación de las vergonzantes universidades patito de las que nos hemos ocupado en varias ocasiones.
UNIVERSIDAD EMPRESARIAL. He aquí otro desorientado párrafo, pletórico de tecnocracia, expresado por el rector en la sesión de Consejo Directivo del IACT del 19 de Junio de 1973, relacionado con las fuerzas mercantiles a las que según él debería supeditarse la nueva universidad para regular sus centros, carreras y programas: “un cada vez más creciente número de jóvenes que demandan y exigen servicios educativos superiores de alta calidad que los capaciten para (sic) el trabajo; una demanda de técnicos por parte de las empresas que en pleno y vigoroso desarrollo los reclaman”.[1]
El adiestramiento para y la capacitación en el trabajo para satisfacer la demanda de técnicos por parte de las empresas es una actividad necesaria dentro del sistema económico que rige en nuestro país, pero no es propósito de la Universidad; para eso están los politécnicos, los tecnológicos, las escuelas técnicas de todas clases, los talleres de adiestramiento y capacitación, etcétera; carreras como la de Técnico en Ventas y Mercadotecnia, cursos de capacitación para policías y otros similares, no son asunto universitario.
UNIVERSIDAD, INSTITUCIÓN LIBERTARIA. La Universidad es forjadora de valores universales contrarios a los intereses del imperio; de ahí el afán de éste por desactivar a la Universidad Latinoamericana -heredera directa de la europea greco-latina- como centro neurálgico de nuestras naciones (pensante, aportadora de creación intelectual para beneficio no tanto de los dueños del dinero criollos y extranjeros como de los desheredados, para obtener un desarrollo más igualitario, más justo, más digno y más nuestro); lo que al imperio le interesaba era convertir a la Universidad en un instrumento para la explotación de sus colonias a su placer y conveniencia; fracturar nuestra integridad nacional e impulsarnos a despreciar lo propio, que es lo que impera y actualmente se manifiesta descarnadamente en esa masoquista fuga de millones de latinoamericanos enajenados por la avidez desenfrenada de conquistar el american dream, espejismo que en el mejor de los casos se convierte en pérdida de identidad, pero más frecuentemente en frustración y abandono, cuando no en tragedia.
Ahora se entenderá claramente el significado de la denuncia que hicimos en nuestro manifiesto del 24 de Junio de 1973, acerca de la labor envilecedora de la Universidad Latinoamericana realizada por Rudolph P. Atcon en las décadas de los cincuenta a los ochenta del siglo pasado, entre las cuales se encuentra la Universidad Departamental de Aguascalientes, subordinada a los intereses empresariales y sujeta a la oferta y demanda del mercado de trabajo.
Ya vimos que el tiempo nos dio la razón en cuanto a que al no poder aplicar las leyes de oferta y demanda en la apertura y cancelación de carreras al vapor, lo que existe de hecho es el sistema de escuelas y facultades aunque les llamen centros y departamentos y a la UAA le sigan llamando departamental. Eso terminó en ficción.
Lo que no ha perdido es el enfoque de universidad mercantil con el que nació, cosa que se advierte con toda claridad por la venta del conocimiento, por la intensa labor que se realiza en el plan de emprendedores, por estar entre las primeras tres universidades del mundo pertenecientes al Consejo de Acreditación Internacional para Escuelas y Programas de Negocios(3)[2] y por la ausencia de autonomía que veremos la próxima semana.
Notas: [1] Entre paréntesis el número de la página de la “Memoria de Actividades del Instituto Autónomo de Ciencias y Tecnología, Aguascalientes, Ejercicio 1973”, de donde se transcribió el texto. [2] La Jornada Aguascalientes, 24 de Junio 2013.
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Netzahualcóyotl Aguilera R. E.J
La
Jornada (Aguascalientes, México)
Viernes 2 de agosto 2013
Autorizado, para Letras-Uruguay, por el autor
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