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Nueva Humanidad (6)
por Netzahualcóyotl Aguilera R. E.
tlacuilo.netz@yahoo.com

DE AMÉRICA LATINA. 1975 fue, en los hechos, el primer año de la aplicación práctica de la Globalización Neoliberal cuando Milton Friedman fue enviado a Chile por Nixon para imponer al dictador Augusto Pinochet la privatización del patrimonio estatal, previo magnicidio del presidente demócrata Salvador Allende. De allí pasó a Argentina y así sucesivamente al resto de América Latina, en la sanguinaria guerra sucia en que generalizaron el procedimiento mediante la Operación Cóndor organizada por el Departamento de Estado de Estados Unidos con base en los militares latinoamericanos adoctrinados durante tres décadas en la Escuela de las Américas con sede en Panamá.

AL MUNDO. En 1989, finalmente, se empezó a aplicar al resto del mundo capitalista por medio del documento conocido como Consenso de Washington, tan solo dos años antes de la desaparición de la Unión Soviética.

EL SAQUEO DISFRAZADO. Lo que nos interesa destacar de esta política Neoliberal, es la instrucción del imperio que los gobiernos coloniales han acatado como autos de fe para desmantelar toda participación estatal en nuestras economías nacionales, entregando al capital privado el patrimonio del pueblo constituido por las empresas públicas creadas con el esfuerzo colectivo de muchos años, bajo el falaz argumento de que solo esa iniciativa privada -de preferencia extranjera- sí las sabe administrar bien, a diferencia de los gobernantes locales, cómplices suyos, que reconociendo implícitamente que no merecían haber sido electos, se declaran administrativamente ineptos. 

Y lo peor del caso es que no se conforman con apoderarse de las empresas extractivas y de transformación de materias primas, sino que ensuciando las áreas más sensibles de los servicios públicos como son la educación, la salud y la seguridad social, pretenden convertirlos también en negocios lucrativos en beneficio de los grandes capitales para acabar de hundirnos en la miseria, bajo el señuelo de que solo así se podrá elevar el nivel de vida de la población, patraña repetida y fracasada una y otra vez porque no se tiene intención alguna de cumplirla.

PRIVATIZACIÓN DE LA BANCA. El imperio impone a los primeros gobernantes neoliberales mexicanos la tarea de fracturar las bases legales de su economía nacionalista y en 1982 Miguel de la Madrid empieza a preparar el terreno para su privatización y entrega al extranjero.

El primer paso en firme se dio mediante la reforma del artículo 28 constitucional promulgada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) del 27-06-1990, con base en la cual Salinas de Gortari da marcha atrás a la precaria nacionalización de la Banca decretada por López Portillo (Ver DOF del 17-11-1982) y la entrega a la iniciativa privada que la saquea hasta dejarla en estado de quiebra; el gobierno le endilga al pueblo la tarea de rescatarla mediante una deuda que seguimos pagando, solo para que la misma iniciativa privada volviera a saquearnos vendiendo la banca rescatada al extranjero. Los bancos mexicanos se esfumaron pero nuestro pueblo sigue siendo saqueado cada vez más por los banqueros extranjeros que así engordan a sus matrices metropolitanas. Eso es lo que nos está dejando el neoliberalismo.

DESTRUCCIÓN DE LA AGRICULTURA. El segundo atraco fatal a la Constitución, también promovido por Salinas, fue la reforma al artículo 27 promulgada por el DOF nada menos que el 6 de Enero de 1992, en franca burla a la primera Ley Agraria promulgada en la misma fecha de 1915 por Venustiano Carranza.

Ni la pena vale describir el desarrollo de este nuevo engaño de “progreso” prometido por Salinas mediante el cual se destruyó la base de la Reforma Agraria, que consistía en garantizar el usufructo del ejido a quien lo trabajara; al convertir la tierra en una mercancía, se está repitiendo el proceso de concentración de ésta en manos de los capitalistas privados, preferentemente extranjeros, que fue una de las causas principales de la Revolución.

El sistema de producción agrícola que supuestamente mejoraría quedó destruido; de tener soberanía alimentaria porque lo que producíamos era suficiente no solo para atender la demanda interna sino que incluso éramos exportadores, la perdimos porque ahora importamos ¡hasta maíz! y mucho de lo que comemos se produce en México, sí, pero por empresas extranjeras, mientras los antiguos productores andan vendiendo su mano de obra en Estados Unidos, de donde muchos regresan en lamentables condiciones. Eso es lo que nos está dejando el neoliberalismo.

SIN FERROCARRILES. Con las mismas traicioneras promesas, Zedillo promovió la reforma del artículo 28 constitucional publicada en el DOF del 02-03-1995, que preparó el terreno para la privatización de los Ferrocarriles Nacionales de México que, antes nuestros, ahora pertenecen a una empresa privada de Estados Unidos y sirve para saquear nuestras materias primas y llenarnos de productos de la industria estadounidense, muchos de ellos “chatarra”. Eso es lo que nos está dejando el neoliberalismo.

(Continuará)

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