RESUMEN IX. LA CLASE DIRIGENTE[1] CONTRA LA MARIHUANA. Más o menos coincidente con el período de la prohibición del alcohol, tres encumbradas familias conspiraron para reducir al máximo la producción, distribución y consumo del cannabis, cáñamo o marihuana, que era el segundo producto agrícola más importante de Estados Unidos, el que, aparte de sus propiedades psicotrópicas también tiene importantes cualidades alimenticias, médicas e industriales, entre las que se cuenta la fabricación de papel y de textiles.

La primera causa de esta intriga se debió a las investigaciones que estaba realizando la empresa automotriz General Motors en el sentido de crear “combustibles y aceites derivados de la biomasa del cáñamo, lo que supondría un gran competidor del petróleo y la ruina para las empresas petroleras como la Gulf Oil, cuyo propietario fundador era...” un familiar del Secretario del Tesoro de Estados Unidos Andrew W. Mellon quien además era dueño de uno de los bancos más importantes del país, “...uno de cuyos principales clientes era la familia du Pont...” poseedora de la poderosa empresa química que desde hacía más de un siglo surtía de explosivos al Pentágono.

Aprovechando la confusión que vivía el país con la violencia provocada por la Ley Seca, los DuPont colocaron a un familiar suyo en la presidencia de la General Motors en 1929 para desanimar la investigación del combustible a base de cáñamo y Mellon creó en su propia secretaría, en 1930, el cargo de Comisario de la Oficina Federal de Narcóticos, colocando al frente de ella a otro pariente, de apellido Anslinger, con la consigna de “...conseguir que el cannabis se ilegalizase...”

La segunda causa de esta confabulación se debió al perfeccionamiento logrado por Wallace Carothers (químico de la poderosa empresa DuPont) en relación con el procedimiento para obtener celulosa de madera por medios químicos.

A este respecto, la familia DuPont decidió fabricar papel con este novedoso procedimiento, para lo cual necesitaba dos cosas: primero quién le surtiera la madera; segundo, borrar del mapa el cáñamo, que era su principal competidor porque era la materia prima mejor y más barata.

La tercera causa fue la invención por el mismo personaje, en 1935, de la fibra sintética denominada nailon. En este caso la familia DuPont decidió aprovechar el invento para invertir en el ramo textil, en el que también se requería nulificar la fibra que tradicionalmente había dominado el mercado: el cáñamo.

El último elemento de este trío fue William Randolph Hearst, un personaje sin escrúpulos, racista como nazi que era -incluso fue recibido en audiencia privada por Hitler en 1934- que llegó a poseer la mayor cadena de diarios y radiodifusoras del país en las que utilizaba las tácticas de Goebbels; un imperio de la manipulación con el que se jactaba de obligar a los otros tres poderes del Estado a ceñirse a sus caprichos por la influencia que tenía en la opinión pública a base de morbo, escándalo y sensacionalismo que en muchas ocasiones le dio resultado, como cuando empujó a su gobierno a la guerra con España de 1898, o a usurpar el territorio panameño en 1903 para construir el canal interoceánico.

Con la enorme fortuna amasada se convirtió en “propietario de la primera empresa maderera del país” y adquirió enormes extensiones boscosas en Chihuahua. La provisión de madera para la DuPont estaba asegurada...

Por otra parte, con su aplastante maquinaria noticiosa apoyó las campañas racistas y la satanización del cáñamo para lo cual contó, además, con todo el poder de la Oficina Federal de Narcóticos que finalmente logró, en 1937, la aprobación de la Marihuana Tax Act, una ley aparentemente para el cobro de impuestos sobre la posesión y uso del cáñamo que a partir de entonces recibió el nombre oficial de marihuana; en los hechos las multas e incluso las penas de cárcel eran tan severas que el cultivo cayó por los suelos, dejando el campo libre para la producción de papel de madera que ha aniquilado cientos de miles de hectáreas de bosques; la producción de textiles a base de fibras sintéticas y la producción de automóviles con motor a base de gasolina.

Los retos de DuPont quedaron resueltos, las tres familias conspiradoras multiplicaron exponencialmente sus riquezas sin importar la contaminación provocada. El cáñamo quedó satanizado a pesar de los esfuerzos hechos por los científicos que demostraron sus bondades.

La clase dirigente había impuesto su voluntad una vez más, gracias a la dócil obediencia de la clase gobernante.[2]

(Continuará)

Aguascalientes, México, América Latina

Notas: 

[1] Clase Dirigente: La que dispone las políticas que debe realizar el Estado.

[2] Clase Gobernante: La que ejecuta las políticas dispuestas por la Clase Dirigente.

(Definiciones transmitidas por el Ing. Alberto Escalona Ramos, Maestro de Geopolítica en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, 1956).