Superávit |
Oriento la brújula
de mis ojos hacia ti,
te invoco con las palabras sagradas que me regala el lenguaje. Sé que te me vuelves necesaria a la hora de saldar cuentas. Junto mis manos. Hablo y rezo en silencio. (Peco, rezo, empato). ¿Adónde me llevará tu amor? Si el día menos pensado, mi amor por ti será un saldo en rojo. En fin, mi amor por ti siempre ha sido un superávit de mis cinco sentidos. Un exceso de contactos y de halagos, de sabores y de fogosidades, de ojos sedientos. |
Martiniano Acosta
Bolsa de valores.
Santa Marta, Universidad del Magdalena, 2008
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