Trilogía Delfina Acosta |
Anoche estuvo oyendo el jazminero las cosas que al oído le decía un hombre a una mujer; el hombre a veces llevaba hasta la boca el aromático terrón desencajado, y era todo idéntico a otras noches de sereno: el miedo y la insistencia en contrapeso, y el gato recorriendo el cobertizo. Yo ahora me pregunto, cuál del par, cristiano o jazminero fue culpable; acaso aquel primero por decir que el fresco estaba a punto para amar; o el otro, el de los gajos tortuosos, prestándole razón con su fragancia. |
Delfina Acosta
Del libro Todas las voces, mujer...
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