Rehabilitación

Delfina Acosta

Y si de tanto hacerme la promesa 
de que mañana voy a mejorar 
finalizara mejorando en serio, 
y sin embargo me sobreviniera 
que ya no pueda más batir mis alas 
y deba resignarme a andar a pie, 
cargando densas plumas e intentando 
llevar compás con otros transeúntes, 
o no consiga asimilar la azul 
esencia mineral por mis raíces,  
y el hambre se me vaya en consumir 
rosquillas de embalaje azucarado; 
y lo que es más, si sometiera el viento 
de mi fogosa veleidad al hábito 
de la fidelidad, y tú, buen hombre, 
dejaras desde entonces de quererme.

Delfina Acosta
Del libro Todas las voces, mujer...

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