Precaución

Delfina Acosta

Esta costumbre mía de quejarme 
de a poco 
y a hurtadillas, en el patio, 
quejarme así, 
mirando el jugueteo de los tordos,  
los tordos que han hallado 
alegre balancín en una rama 
quebrada de un ciruelo, 
y vuelta a los gemidos al oír 
sus quejas caprichosas,  
sus rápidos embistes, 
sabiendo que otra vez, 
pues sí, que me han vencido, 
si nadie se acomoda a mi costado, 
no importa cuánta precaución  
con agua de jabón tomó mi cuerpo. 

Delfina Acosta
Del libro Todas las voces, mujer...

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