Nicolás de la Carrera |
Imaginemos un aula llena de adolescentes, de jóvenes que, en su mayoría, no pasan los dieciocho años. Toses, murmullos, bromas, pero en contrapeso, clases o cátedras dictadas por un profesor, en este caso un vate licenciado en Teología y Filosofía Pura. Nicolás
de la Carrera, poeta español, ha escrito un
libro de poemas donde plasma sus
experiencias, sus enseñanzas impartidas
sobre la Biblia a jóvenes estudiantes. Él
tiene la misión de desarrollar charlas
sobre el cristianismo. La política
religiosa es la más difícil de todas las
políticas. Pero Nicolás de la Carrera,
hombre instruido en la palabra bíblica,
acerca a sus discípulos una enseñanza que
apuntala hacia el mensaje redentor de
Jesucristo, hacia la fe cristiana. Su diaria
tarea consiste en levantar la credibilidad
de Dios ante chicos agnósticos, chicos que
creen en Dios, Alá, Buda (poco importa para
el caso, finalmente), o chicos ateos. El
profesor y poeta se embarca, cotidianamente,
en tratar de disipar las dudas existenciales
que confunden, algunas veces, a sus alumnos. |
¡Fuego
de Dios: pupila incandescente de amanecidos ojos, primavera de rosas por el cráter de la cera, pascual latido! ¡Oh llama, oh nube ardiente lloviendo azules besos en torrente: agua lustral! ¡La tierra jardinera ya brota un vino nuevo en borrachera, un blanco, luminoso, pan crujiente! ¡El aire sobre todo: aire festivo de playa -lumbre y pez-, brisa al acecho de sus Manos de sol, su Aliento vivo! ¡Oh Pascua joven: fe, cariño, bulla! ¡Un solo corazón, un solo pecho respirando jazmines de aleluya |
Delfina
Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, Domingo 01 de Abril de 2007
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