Hay
muchos que culpan a los males incomprensibles, el destino tan triste y tan
miserable que le toca vivir, hace ya largo tiempo, al Paraguay. Mientras
otros pueblos de América, empujados por las voces urgentes de sus gentes,
se levantan sobre la cresta de las olas, se caen, pero se vuelven a
levantar, nosotros estamos en la última cadena del mundo. ¿La explicación?
Malos gobernantes y un pueblo demasiado resignado. Escribamos una nueva
historia, lector y elector.
Algo
más que el cielo y la tierra, que el caldo de las llagas de nuestros
muertos que no alcanzaron a ver la caída de la dictadura stronista, se
revolverán en el millar de votos el domingo 20 de abril. Se estará
gestando una gran oportunidad para los paraguayos de salir de esta jaula
de políticos mafiosos que saquean al Paraguay, en nombre (¡son tan pícaros!)
del Partido Colorado.
No se quede en su casa el domingo. No se eche a roncar sobre la desilusión.
No se contente con este país donde, porque todos nos miramos los unos a
los otros, esperando que algún corajudo alce su voz de protesta contra el
mal gobierno que estropea nuestra salud, nuestra educación y nuestra
moral cívica, estamos como estamos.
270.000
almas viven en estado de indigencia.
Si cambiáramos la desesperanza por la esperanza yendo a votar masivamente
el 20 de abril, les juro que no solo habremos cumplido con nuestra
conciencia, sino además con el Paraguay y con el optimismo.
Nada de resignarse. Nada de vacilar. Mientras el índice de pobreza
registra el 35,61%, y los colorados oficialistas, con Blanca Ovelar y los
camanduleros, llaman a votar por la lista 1, el pueblo debe salir de las sábanas
y votar por Lugo, Fernando Lugo es un hombre patriota y cristiano como aún
no he visto, por cierto, en la documentación histórica del Paraguay.
Yo soy valiente. Yo no creo en el voto en blanco. El voto en blanco
equivale a la sumisión, a la indiferencia, a la mediocridad. El voto en
blanco justifica la aceptación de las cosas como están. ¿Y cómo están
las cosas? Pues mal para quienes trabajamos con dignidad, y exitosamente
para los jerarcas del Gobierno que devoran las entrañas del país.
Pero guarda, que ellos ya están entrando en estado de pánico. Guarda,
que si nos levantamos, que si echamos mucha capa de cemento sobre el miedo
y la apatía, los venceremos y recuperaremos nuestra patria, y seremos
nosotros, gentes del pueblo, quienes gobernaremos.
No hace falta que le diga, lector, que nuestro país es el más rezagado
del mundo en casi todos los órdenes. Viendo, a través de CNN, el
programa dedicado a los presidenciables, me llamó la atención que Blanca
Ovelar hablara con la flor en el pico sobre sus futuros proyectos
educativos. Ella fue ministra de Educación y de Cultura y su paso por el
ministerio fue pobrísimo. La educación paraguaya es una de las más
deficientes del mundo. El aparato oficialista no tiene planes educativos
para enseñar a pensar a los jóvenes.
Llegó el tiempo de hacer cambiar de dirección al viento. Vote por usted.
Vote pensando en sus hijos, en sus nietos, en su prójimo.
¿Echaría a su perrito mimado, con un bolsa de piedras al cuello, en el río?
¿No le roería la conciencia ver sus grandes ojos desesperados, llamándolo
mudamente, mientras su cuerpo se hunde en las aguas?
Usted entiende mi metáfora. ¿Verdad? |