|
La loca del viento norte
espejo pide en las calles.
En sus pupilas hay fuego
de ramas secas que arden.
Los niños corren al verla
al pollerón de sus madres
y perros en ronda negra
hostiles muestran sus fauces
Hermosa ha sido. Que sepan.
Y más hermosa que nadie.
Igual a la margarita
de algún ojal fue su talle.
Perdió la cordura un día:
«Su señoría, llamadme»,
a los bueyeros dio orden,
y a las burreras del valle.
Llevando siempre jadeo
la ven pasar por las calles
mis ojos, y pena extraña
me quita también el aire.
Hermosa ha sido. Que sepan.
Y más hermosa que nadie.
Su alteza ya va por agua.
Y le abre paso la tarde.
|