Frutas podridas |
Como en el verano, cuando las moscas vuelan sobre la basura amontonada en las esquinas, y un olor a gusanos, a nauseabundos seres vivientes, asfixia los pulmones, así, sin una coma más y sin una coma menos, se presenta hoy, en el panorama social, el oficialismo. No hay caso. No hay vueltas que dar. Está bastante podrido. El ambiente se halla saturado de ese olor animal que expiden aquellos que en nombre del Partido Colorado saquean sistemáticamente a la patria. El toqueteo del dinero ajeno se hace abiertamente porque la delincuencia es una cotidianeidad en nuestro país. Y dicen ellos, los politiqueros, en sus hipócritas discursos: “Estamos luchando contra la corrupción. Nuestro
país se merece hombres probos en estos momentos decisivos...” Pues esa
cancioncita ya está bastante rayada, digo yo, como ya se rayaron,
se rayan y se rayarán las rancheras y los tangos con que nos vienen
encima los nuevos “salvadores de la patria”. El vulgo los llama
zoqueteros. Es para escribir el libro del mundo cuanto le viene ocurriendo
al Paraguay desde su pasado apocalíptico, que nos remite a la Guerra
Grande, hasta el momento actual, el de su desarticulación política, económica
y social. El estado de orfandad en que se encuentran los paraguayos que
optaron por el éxodo antes que atragantarse con el fracaso en su propio
suelo, la inseguridad con la que tenemos que convivir diariamente los
ciudadanos, la delincuencia grosera que cometen los tres poderes del
Estado, la ausencia de justicia, la decadencia de la moral, sumarían
gruesos capítulos al libro del mundo. Un entremés: muchos individuos se
alzan con títulos falsos. Ya se sabe que no accedieron por la vía del
estudio a título alguno, sino por la vía de las maniobras oscuras. Una
letra para Cambalache: “Cualquiera es un doctor”. Qué quieren que les
diga, lectores: la cosa es que nuestro país se ha transformado en una fábrica
de individuos corruptos. Imaginativos y creativos, ellos descubren día a
día la mejor manera de robar a quienes trabajamos honestamente. El
Presidente de la República, por su parte, pretende eternizar a los
gobernantes corruptos en sus respectivos cargos. ¿Qué se puede aguardar
de él? |
Delfina
Acosta
ABC COLOR, Asunción, Paraguay, 2 de julio de 2007
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