Los inestables tiempos políticos de su España formaban -a menudo- un
escenario borrascoso donde el pueblo, resentido ante la arbitrariedad,
erigía héroes salidos de las muchas noches confusas que se viven en
tiempos de revolución, para ordenar -después- su fusilamiento al
amanecer.
¿QUIÉN NO RECUERDA?
Ya se sabe que la revolución devora a sus hijos.
Pablo Neruda bregó por el comunismo, junto con Nicolás Guillén, Rafael
Alberti, Elvio Romero, César Vallejo y otros que creyeron en la poesía
social.
¿Quién no recuerda la Oda a Stalin de Pablo Neruda?
¿Y quién no ha tomado una actitud apasionada y nerviosa contra la oda de
marras?
El autor de Los versos del capitán” fue comunista.
Mas el comunismo se desplomó sobre él y sobre la figura del presidente
de Chile, Salvador Allende, cuando Augusto Pinochet ordenó bombardear el
Palacio de la Moneda.
Ernesto Sábato también hizo política. El autor de El túnel, obra
aclamada con entusiasmo por el escritor francés Albert Camus, colaboró
-activamente- con las Madres de la Plaza de Mayo en la búsqueda de los
desaparecidos durante el régimen militar en la Argentina. Fue un digno
luchador de los derechos humanos. Aún vive. Sobrepasa largamente los
noventa años.
El poeta ruso Vladimir Maiakovski (1894 - 1930) apostó sus mejores versos
por la revolución comunista. Cansado de ver al valiente pueblo ruso
oprimido por el zarismo, se jugó por el comunismo, participando en la
elaboración del primer manifiesto futurista ruso. Sin embargo, acabó
decepcionado.
¿Quién puede entender que el poeta que mejor cantó a la revolución
terminó sus días suicidándose?
Grandes y pequeñas hipótesis se hicieron sobre la causa o el motivo de
su autoeliminación.
El caso es que sigue siendo, por la calidad de sus obras y por la
radicalidad de sus sentimientos un ícono de la poesía social.
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