Este
2009 se cumplen 80 años del adiós de Eloy Fariña Núñez. Al término
de la Guerra Grande, el Paraguay quedó desolado, desmembrado. La pérdida
en terrenos, armamentos y vidas humanas puede calcularse sobre las
apreciaciones de una verdadera catástrofe histórica. Pero el arte
sobrevivió. Como siempre.
La
creación artística tuvo su preciosa aparición en los poemas de Eloy
Fariña Núñez, quien intentó devolver el renacimiento nacional al
Paraguay, derrotado calamitosamente, como ya he dicho, en la guerra contra
la Triple Alianza (1864 -1870).
En sus versos, Eloy Fariña Núñez denunció el horror de las contiendas
y revalorizó la paz, el sentimiento patrio y los más altos ideales de
libertad del ser humano.
Nació en Humaitá en 1885 y falleció en Buenos Aires en 1929.
Ochenta años hace que se elevó a otras esferas el alma de este poeta
paraguayo.
Fariña Núñez no solamente escribió poesía, sino también encaró
diversos oficios intelectuales como el teatro, el ensayo, la narración y
el periodismo.
Con su Canto secular, que es uno de los poemas más largos que la
literatura paraguaya conoce, este vate modernista trató denodadamente de
afianzar la identidad de la nación paraguaya.
La gran gesta de Eloy Fariña Núñez radica en ese afán de volver a
cantar en una tierra donde la canción se extinguió y donde la tristeza y
la desolación eran figuras fantasmales que vagaban por Asunción y por
los pueblos devastados de las campiñas.
Canto secular hizo su aparición literaria (y heroica) en 1911.
Es la apología de los valores patrios.
Otras obras de Eloy Fariña Núñez son: Las vértebras de Pan, libro de
cuentos; Cármenes, poemario; Mitos guaraníes, recolección y selección
de mitos. En 1982, la editorial Alcándara publicó sus poesías en un
volumen llamado Obra poética. De aparición póstuma más reciente son
sus Poesías completas y otros textos, cuya edición está a cargo del
escritor y poeta Francisco Pérez Maricevich.
EMILIANO R. FERNÁNDEZ, EL ALMA DEL PUEBLO
Otro escritor que estuvo fuertemente ligado a los tambores de la guerra
(pero me refiero en estas líneas a la guerra contra Bolivia) fue el gran
Emiliano R. Fernández, un poeta de formación artística librada a la
intemperie, si se quiere. Se cumplen 60 años de su partida el 15 de
setiembre de 2009.
En los libros de consulta puede leerse que fue alumno del maestro y poeta
Delfín Chamorro, quien escribiera un día estos recordados versos:
“Libre cual brisa de la mar un día/ las calles recorría en suelta
vaguedad/ y en la mágica red de tu mirada/ por siempre despiadada perdí
mi libertad”.
Con un profesor de tales quilates y de extremada sensibilidad, era de
esperar que Emiliano R. Fernández, ávido de belleza expresiva, se
convirtiera en un artista consumado de la tierra profunda, en un bohemio
de fama.
Era él un poeta que entendía acabadamente la psiquis y el sentimiento
del hombre paraguayo. Nadie como él interpretó pues el sentir de la
gente humilde y descalza.
Y para esos campesinos que iban a derramar su sangre en el suelo chaqueño,
escribió sus versos Emiliano, rescatando del dolor un sentimiento de añoranza
y de amor a la vez.
Entre sus obras pueden citarse: “Che la reina”, “Asunción del
Paraguay”, “Despierta mi Angelina”, “La última letra”.
Se cumplen sesenta años de la desaparición física de Emiliano R. Fernández.
Nacido en Guarambaré, en 1894, falleció en Asunción del Paraguay en
1949.
Fue poeta bilingüe (guaraní, español). No dejó un libro. ¿Para qué?
Su poesía quedó temblando, cantando, sonando, vibrando, en la memoria
colectiva. |