Se
sabe que Delmira Agustini era una artista precoz. Adulta ya, solía
escribir al vate nicaragüense Rubén Darío. Me refiero a las cartas
donde le decía, le contaba los agudos padecimientos, las suspensiones
mentales, y la falta absoluta de paz que sufría. El poeta comprendía el
drama de la talentosisíma Delmira Agustini. La comparaba con Santa
Teresa.
Se cuenta que ella pasaba días enteros, sin probar bocado alguno, en su
cama. ¿Estaba poseída por el Arte? Pues tal vez sí. En determinados
momentos, el Arte, que es esto, aquello, lo otro, y todo lo contrario, según
la versión de los ordinarios e ingenuos de siempre, transforma en
posesos, en enfermos mentales, en aturdidos, a tantos artistas que
pasaron, que pasan por la vida “con sus alas de albatros”. Delmira
reconocía en Rubén Darío, a su maestro. Y su buen maestro, el creador
genial del modernismo, practicaba el ocultismo, el espiritismo, y se
pasaba borracho como una cuba días enteros. En nada perjudico al hablar
de esta manera de ambos genios. Ellos debían pagar la culpa de no ser
mediocres, de abrir las ventanas de las claridades para los sucesores;
ambos cargaban su equipaje de poemas y de raro viento hasta las cumbres y
el consiguiente agotamiento . ¿Y qué decir de la difamación, la maldad,
la envidia, la incomprensión de los poetas y escritores de la época que
se ensañaron con el autor de Prosas Profanas ?
Esa impaciencia por producir, por sacar de adentro las oscuridades y las
luces, aturdían a Delmira. Sus poemas tenían un costado metafísico, una
técnica perfecta ( era una laboriosa de la versificación y estaba sujeta
a las continuas correcciones ), y un sensualismo desacostumbrado que
impactó en Montevideo. Ella narraba, contaba con erotismo las cosas
tibias, seductoras, del amor.
Nació en 1886, dentro de una familia burguesa, según reza su biografía.
A los veintiún años, es decir, en el año 1907, dio a conocer su primer
poemario llamado El libro blanco. Después fueron apareciendo otras obras
de su inspiración como Cantos de la mañana y Los cálices vacíos.
Ah...era bella. Contrajo matrimonio en 1913, pero al cabo de dos meses,
regresó a su casa diciendo a su madre ¡ No soporto tanta vulgaridad !
En 1914, murió asesinada por su marido quien después se suicidó. Después
de su muerte se dieron a conocer dos poemarios más de su pertenencia: El
rosario de los eros y La alborada. |