De
repente te encuentras con un idealista que te dice que a los jóvenes
paraguayos hay que devolverles no solamente el trabajo que nunca tuvieron,
sino la moral que le robaron durante décadas de prebendarismo político.
Pero
otro te dice que no, que los jóvenes son la indecencia en persona, pues
andan en estado alcoholizado por las veredas del microcentro y orinando
ante la vista de la gente.
Y luego te llega un mensaje o un correo electrónico donde un amigo de la
era Internet te afirma que el progreso del país se fundamenta en la
reivindicación de los valores patrióticos, además de bla, bla, bla.
Y más arriba, o más lejos, Hugo Chávez ya le empieza a tomar el pelo a
Barack Obama, proclamando que es un fiasco. El líder de la nueva revolución
bolivariana no tiene empacho en denigrar la figura de un egresado de la
Universidad de Harvard, pues su estrategia política consiste en abrirse
paso por rumbos inesperados.
Y yo pienso de una manera, que no viene a cuento explicar aquí, en este
espacio, y estoy de acuerdo y en desacuerdo con muchas personas, como debe
ser, obviamente, pues se supone, se sabe que el ser humano no nació para
estar de acuerdo con su prójimo.
Es tan sano para la libertad andar en buenas migas, con un amigo con quien
a menudo se está en disenso.
La naturaleza, cuyos recursos nos maravillan y horrorizan, es un ejemplo
de estado biológico en permanente disenso.
O contrapunto. Vemos desde una canoa, arrastrada por la corriente del río,
una isla de camalotes, coronada, embellecida, por sus grandes flores.
De sus raíces prenden los parásitos, las lombrices movedizas.
Y una llama hermosa, toda fulgor de petardos, que pone calor en las
mejillas del joven vagabundo, consume, para erguirse con vida, con fuego,
aquel tronco donde alguna vez prendió una orquídea de los mejores
colores.
Y las serpientes se abaten sobre las liebres y los conejos, y la molestia,
la irritación de una arenilla dentro de una ostra de mar produce una
delicada perla que lucirá en el cuello de una muchacha desafortunada en
el amor. Contradicción de contradicciones.
Por eso, por todo eso, decía, digo, vengo a decir, que no solamente la
palabra, sino la acción, están en continuo movimiento contradictorio.
Y nada queda de razonable sobre la faz de la Tierra.
Por eso las risas alegres de un hombre y de una mujer dentro de un cuarto
de hotel. ¿Qué está ocurriendo?
Por eso también el disparo, alrededor de la medianoche; el disparo que
suena a piedra cayendo en el fondo oscuro de las aguas del río. ¿Qué
pasó?
Ahora
bien: Los seres inteligentes aprenden con facilidad a convivir desde el
disenso, sin impacientarse más de lo que la naturaleza de su sistema
nervioso frecuenta impacientarse.
Desde el disenso, desde la vacilación de las ideas que prenden de otras
ideas, desde las distintas maneras de observar la realidad de nuestro país,
creo que debemos, como sociedad, ponernos de acuerdo en aquellas
perspectivas que nos llevarán a un destino mejor.
Hablo de las necesarias fuentes de trabajo.
Trabajar es no solo una necesidad, sino un sistema, un estilo de vida.
Pensemos, pues, en la manera de generar -urgentemente- fuentes de trabajo
para los paraguayos. |