De
tanto estar en la Tierra, algunas cosas he aprendido, y quisiera transmitírselas
a ustedes, lectores, si no se van a enojar.
Me
estoy refiriendo --concretamente-- a cuanto tiene que ver con los sueños
que nos habitan, y que, en la medida en que los buscamos, se realizan.
Un amigo me escribió desde la Argentina, confesándome que el año 2007
le trajo calamidades. “Espero que el 2008 sea mejor para mí. Además,
me preocupa mucho la salud de mi vieja”, fueron, más o menos, sus
palabras. Le dije que no se preocupara y echara a engordar ideas felices.
El 2008 puede ser bueno siempre que deseemos que sea bueno. Si tú pones
toda tu voluntad en llevar a buen término una empresa, es casi seguro que
llegarás a la meta. Vamos al ejemplo de un poeta talentoso. Ya tiene a su
favor la musicalidad, la matemática y el estado anímico elevado a una
dignidad superior. Buscará la lectura sistemática, los versos de Antonio
Machado, la profundidad de Dámaso Alonso. A eso le añadirá la diaria
voluntad de escribir mejor, de superarse a sí mismo, de entrevistarse con
vates de otras latitudes. Será este poeta, ejemplificado groseramente,
quizás, en este comentario, bienamado por sus pares.
Desea apasionadamente lo más alto para ti. Y no pierdas las huellas de tu
deseo aún cuando la lluvia y la tormenta de polvo se desaten.
El rencor hacia la gente que te hizo daño te restará la energía
necesaria para llevar a cabo las pequeñas y grandes cosas. Mira que
mientras tú refunfuñas y te caldeas por dentro, las semillas de la
amargura van prendiendo en tus lágrimas. El resultado es invariable: los
ojos tristes y una mala digestión.
En lo posible, trata de mantenerte a distancia de las personas que se
pasan las horas mascando palabras amargas y escupiendo hiel contra su prójimo.
Estar en compañía de alguien que no puede ver el lado iluminado de la
vida, acabará por gestar en ti un desgano capaz de quemar tu humor.
Entonces, mal interpretarás al mundo, te volverás gente sombría y las
personas huirán de ti.
Aprende de los individuos inteligentes. Busca estar junto a los sencillos;
ellos no hacen ecuaciones, viven la existencia con los elementos básicos
que están a su alcance. Guarda como moneda de oro la amistad de las
personas alegres. ¿Cuántas veces la alegría, el optimismo de las gentes
prestas para la risa y para los chistes, no te salvaron de pensamientos
raros?
Evita el camino al infarto. Programa las cosas del día, de la semana, de
los meses y del año, en función de lo que puedes hacer. Al fin y al
cabo, se hace lo que se puede.
No magnifiques los problemas familiares. En lo posible, ante un disturbio
doméstico, busca hacer las paces con todos en la brevedad posible.
Echa de ver que las tareas manuales espantan los insectos del alma. Limpia
--cantando-- tu casa y cuida tu jardín.
No envidies a los demás. Perderás tu buena suerte y terminarás siendo víctima
de tu propio cianuro.
Busca un amor genuino y sin condiciones. Amar es estar de veras vivo. El
obsequio millonario que puedes hacerte es sentir algo fuerte, caliente y
lleno de fuego por alguien.
¿No es, acaso, dulce, llenar de besos las mejillas de la persona amada?
Vivir enamorado, tengas la edad que tengas, es ambrosía para tus
sentidos.
Recuerda que debes ser feliz. |