El “Ñato” Pedreira,

un millonario en felicidad

por Ángel Viega Jaime y Equipo Caruso (fotos)

Especial para EL DIA Huecograbado - domingo 17 de abril de 1977

Inédito en la web mundial al día 27 set 2022, escaneado del papel diario.

Mencione de donde lo tomó, por favor

Gira de Sud América por Brasil, en 1930. Línea media compuesta por Del Bono, Lema y Pedreira

foto Equipo Caruso

“El Ñato Pedreira" —en la vida ciudadana se superpuso muy temprano a José María Pedreira Torre y al “Pepe” en el común denominador de la familia— debe figurar en uno de los primeros planos del caudaloso nomenclátor de los tipos populares de nuestro medio. Lo que ha trascendido de él es fundamentalmente, su ingenio, su humorismo, su gracia espontánea. La ciudad en todos sus ambientes, está regada por el gracejo inagotable de este monstruo de la chispa y la ocurrencia.

Y es esa rubostisima y simpática personalidad, acaso, lo que no ha dejado trascender la otra: la del tipo honorable, ceñido a los cánones más caros y más preciados de la dignidad. Claro que el deber del ser humano as ser honrado, pero es que “El Ñato” manipuló diariamente durante 35 años, 6, 7 y hasta 8 millones de pesos del Consejo de Enseñanza Primaria, y los llevó de un lado a otro —sin custodia, sin armas ni locomoción particular— en un “inexpresivo” paquetito, y jamás le faltó ni un peso. Tal vez esto sea un tanto anónimo y por eso mismo es que queremos remarcarlo hoy.

El "Ñato", Fun Fun y el extinto cantor Francisco Amor, en el comercio del Mercado Central de la vieja época foto Equipo Caruso

Sí, claro, la. vida nutrida de anécdotas y de chispa! del “Ñato” nació en el fútbol, pero tuvo aristas tan vigorosas, tan vastas, tan originales y simpáticas que se fue extendiendo a diversos ámbitos de la Metrópoli. Y en todos ellos no sólo tuvieron y tienen igual vigencia sino que fueron descubriendo en cada día una personalidad que destinada al teatro, por ejemplo, habría alcanzado niveles de especial significación. Para citar un caso: por años fue visitante diario del rante y bohemio “Fun Fun” del Mercado Viejo, constituyéndose en uno de los animadores del clásico lugar. Era un Bric a Brac —expresa— pues concurría toda clase de gente: intelectuales, empleados, ejecutivos, obreros, “lanceros”, “mecheras” y prostitutas. Pero, nunca habla un lío. Los sábados a mediodía, dando una pincelada distinta al boliche, acudían, atraídas por la “Uvita”, empleadas del London París, La Madrileña, etc. Nadie se metía con ellas; se las respetaba. Si eran como flores...Tiene formidables recuerdos para López (“Fun Fun”): “Un día llegué con Pedernera y Darienzo, los que mandaron sus vueltas. Me tocaba a mí, pero estaba “limpio”. “Fun Fun” vio que le cerré los ojos, como que estaba “seco”, y en seguida sirvió tres copas y dijo: “Esta es la vuelta que manda el Ñato”. Tomamos algunas más y cuando nos retirábamos, de nuevo “Fun Fun”: “Ñato, ¿me dejas el vuelto de los diez pesos?, y me extendió unos billetes y níqueles...” Narra luego, que así aprendió a pedir fiado, y al llegar fin de mes le decía al comerciante: “Hacéme el escrutinio. ¿A ver cuánto te debo?”.

Persona observadora, quisimos conocer su opinión sobre los jóvenes de antes y de ahora, y lo enfocó así: “Mirá: antes íbamos a la escuela recién a los 6 años; quiere decir que a esa altura teníamos 5 años de calle y medio bachillerato de reo... Ahora van a los colegios a los 3 años y, por lo mismo, no hacen aquella vida de calle. Saben poco o nada de los entreveros en los potreros, donde nos dábamos con el pie y no poco con los puños. Nos hacíamos hombres, tal vez antes de tiempo; pero ¡nos hacíamos hombres' ¿Ahora? Hay una prendida en la cual el muchacho brega más por cualquier cosa, por adquirir la apariencia de mujer, y ésta, a su vez, también se prodiga, pero por alcanzar las facetas de él... Hasta ahora la cosa está empatada: el sexo débil no tiene barba: el fuerte no puede desarrollar más su protuberancia pectoral.

—Por qué le pusiste a tu hijo el sobrenombre de “Trapo"?, preguntamos.

—Apenas nació. A mí me llamaban "Conguito”. ¡Qué sobrenombre para grande! Menos mal que la Naturaleza me salvó. Y a mi hijo lo salvé de que lo manosearan si le hubiera puesto Pirulo, Picuco, Chucho...

El "Ñato", bonachón y displicente, en sus diarios paseos por la Plaza Cagancha, en la búsqueda de los numerosos amigos que le deparó su existencia. Su espíritu sigue tan fresco como siempre.

En tres horas de charla fueron múltiples los temas abordados. Entre otras cosas supimos que tiene tres “hobbies”: el tango, el rancho y el fútbol (“y aún los llevo en el alma”); que no le agrada el postre; que el animal que le gusta más es el lechón...; que su mayor emoción la sintió cuando en 1924 los celestes triunfaron en Colombes; que el mejor jugador de fútbol que vio fue José Leandro Andrade. “Era elegante y espectacular —dice— pero no fingido sino espontáneo. Para mí Leandro era algo así como el ballet del fútbol. No ha habido nada igual”. Y en materia de fútbol, también afirma sin embages, que los grandes de antes podían brillar en la actualidad. ¿Quién es mejor o igual que el “Manco” Castro o que Álvaro Gestido, el “Gallego” Lorenzo o que Isabelino o que el negro estupendo que todavía no tiene un monumento!... exclama.

—Ñato, ¿tu mejor recuerdo?

—Cuando me jubilé me hicieron una nota en TV y me preguntaron si gané algo en el fútbol, respondiendo que me hice millonario en felicidad: mi señora, mis dos hijos y multitud de amigos. Y dije, utilizando la “batería” lunfarda, que estaba muy pero muy agradecido a los muchachos de la “Ferramentusa pesada”, a los “Granfina” y a los “Trabajadores del cuero” porque nunca me habían atracado ni afanado ni un peso. Por lo visto me respetaron, añadí, extendiéndome en el reconocimiento por no haberme perturbado jamás la tranquilidad cuando transportada tantos millones. Al día siguiente pasé por “Avellaneda Chico” —Florida y San José— y me salieron al paso cuatro o cinco componentes de aquellos “gremios”. Me tomaron en sus brazos, me alzaron y me metieron en el boliche; luego, nos mandamos varias virundelas... Estaban contentos por la forma como los había tratado en la audición. Esa vez se me hizo un nudo en la garganta... Son cosas de la vida.

Un anecdotario para varias antologías

“El Ñato" ingresó al Consejo de Enseñanza primaria a hacer una suplencia por 20 días. Al día siguiente de ingresar, en un diario, con letras gordas, se leía “El Ñato" Pedreira trabaja!” La noticia se extendió, llegando —junto con el generalizado comentario oficinesco— hasta el Presidente del Consejo, que era una conspicua personalidad. Días después el jerarca ordenó que el “Ñato” se presentara ante él. Nuestro personaje eludió la cita repetidamente, pensando que sería ocasión para reprocharle por lo que había salido en la prensa.

Pero..., tuvo que ir a ver al jerarca, el cual simplemente le dijo: “Resulta que soy el único que no conocía a Ud. en el Consejo”. La conversación, estimulada por la simpatía y la gracia espontánea del “Ñato”, se prolongó, y cuando iba a culminar, el Presidente le dijo que estaba enterado que aquél con sus amigos se reunían los domingos y que tenía gratas referencias al respecto. Y terminó: “El domingo a mediodía voy por allá”. (“Me quedé frío; no lo podía creer”, dice nuestro hombre).

El paraje era un rancho de los clásicos de la época, situado donde se levantó el edificio del Panamericano. (“Si hablemos abonado bien la tierra —comenta el “Ñato”— que creció un edificio de 16 pisos...”). El jerarca llegó y se encontró con una especie de petit “Parva Domus”: como era habitual, los circunstantes disfrazados de lo más arbitrariamente, una bandita, cánticos, etc., traducían la recepción al “cajetilla”. “Le gustó tanto a C —dice el “Ñato”— que en medio de un clima camaraderil v de tuteo, se quedó hasta las 12 de la noche, y al retirarse expresó: “Nunca pensé que iba a pasar un día tan grato y reconfortante como el de hoy. El miércoles a las 9 de la noche, los espero en mi casa”. Unos desafinados acordes de guitarra y acordeón y cánticos despidieron jubilosamente al linajudo huésped...

 

por Ángel Viega Jaime y Equipo Caruso (fotos)

Especial para EL DIA


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