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Cardos(z)o Grande de Tacuarembó.
Etnografía de un pueblo que quedó sin luz.
Lic. Julio Viana
julviana@adinet.com.uy

I  -  INTRODUCCIÓN.

“Habéis asistido a lo cotidiano, a lo que sucede cada día.

Pero os declaramos:

Aquello que no es raro, encontradlo extraño,

Lo que es habitual, halladlo inexplicable.

Que lo común os asombre.

Que la regla os parezca un abuso.

Y allí donde deis con el abuso

ponedle remedio.”

Bertolt  Brecht.

 

Pueblo Cardoso impresiona. Es y se constituye  en los silenciosos testimonios de  paredes derruidas de viejas casas, señoriales unas ,modestas otras, soberbias  todas aún y ciertamente  majestuosas muchas de ellas, respetables  damas añosas heridas de muerte por la soledad y el infortunio.  Muchas se alinean  a lo que fuera   antigua avenida, formada   por  largas filas de árboles, en líneas tiradas a cordel, hoy,   viejos paraísos tristes, todavía empecinados en correcta alineación , aún respetables en su actual  sin sentido ridículo de  oferta estética. Sombra y abrigo inútil desde sus propósitos, en la  escasez notoria de  presencia humana. Este paisaje  se siente y se vive  doloroso en su soledad . La oferta sin embargo es amplia y generosa en su disponibilidad,  para  toda una variedad de pájaros que llenan el paisaje con sus vuelos nerviosos y el espacio con sus “cantos”.

Anotaciones desde mi diario de campo.

 

A- Geografía y apuntes históricos.

 

1.  El Ferrocarril y la Estación de trenes

2.  Los inmigrantes -“los gringos”- y la Colonia  .

3.  La ley lo hace Pueblo

4.  Hágase la luz.

5.  Lo que el  lago se llevó.

1. El Ferrocarril y la Estación de trenes.

 

Pueblo Cardoso,[1] adquiere vida como asentamiento social, en las últimas décadas  del siglo XIX.   Es válido  adoptar  el 1889 como año fundante, tomando  como referencia la fecha en que hasta allí llega el ferrocarril, en su proceso de expansión y desarrollo. Procura  el Uruguay de la época alcanzar el norte del paìs , alentándose por esas fechas la meta ferroviaria  de  alcanzar y unirse con San Fructuoso de Tacuarembó, por entonces ya pujante ciudad ganadera  del centro del País.

 

La estación ferroviaria que allí se construyó, en noble piedra lugareña  y dentro del mejor estilo inglés, tomó para si como nombre el del curso de agua dominante en el paraje, pintoresco y enérgico arroyo Cardoso, rebelde  siempre y  dispuesto a salirse de cauce en cada ocasión de lluvias extraordinarias . También difícil accidente orográfico  al que  debía en su trayecto y trazado de vía,  sortear el tren.  Al igual que  tanta otra  tiponimia de nuestro País rural,  su nombre provenía del apellido de la antigua familia Cardoso, dueña  por aquellos entonces de grandes extensiones de tierra en la zona .  

 

Junto a la estación,  y amigada sin esfuerzo a su dinámica, pronto se  desarrolla y fortalece la comunidad que es oficialmente bautizada  con el nombre del entonces Presidente de la República : Gral. Máximo Tajes. Pese a la intención de honra que llevaba implícita la denominación, popularmente prevaleció sin embargo entre los  lugareños  la costumbre de llamarlo Pueblo o Estación Cardoso,  con el aditivo grandilocuente del calificativo Grande,  intento de  diferenciarlo de un paraje rural  próximo que se conocía entonces y aún, como Cardoso Chico.

Al respecto tomamos de Armúa y de su obra:

 

“ Su nacimiento fue provocado por la llegada del ferrocarril que iba siendo tendido hacia Tacuarembó, en el año 1889. En uno de los lugares más hermosos del pintoresco arroyo Cardoso, fue levantada la estación del Ferrocarril a la que se denominó con el nombre del arroyo epónimo. “

 Armúa, P.,1981: 145 

2. La Colonia.  Los inmigrantes.

“Los gringos”.

 

No menos importante para la historia del lugar, fue el desarrollo  en sus zonas aledañas, de un emprendimiento agro-industrial, extraordinario e innovador para la zona y su época, constituida  como lo era por modos y costumbres asociados a la producción agropecuaria ,de neto y podríamos decir, exclusivo perfil de  ganadería-extensiva, cuando no, arraigados aún  fuertes resabios de latifundios “cimarrones” y una práctica ganadera con pronunciado énfasis en lo cuantitativo, es decir con escasa o nula atención a gestiones de producción con apoyo  tecnológico. Cerca está en el tiempo la comercialización del ganado “por pieza” o “cabeza” como era de estilo en la época de  los saladeros.

 

La comprometida situación política y económica de Europa en la época, no olvidar que estamos entrando a las primeras décadas del s.XX,   en  agudo contraste con la bonanza económica que se vivía en esta región de América , con buenas y baratas  tierras fértiles y un  clima benigno entre otros factores,  trajo a Uruguay importantes contingentes de calificados inmigrantes europeos  con destino al  trabajo de la tierra.

 

En otras zonas del País, en tierras del Departamente de Colonia, ya se habían instalado grupos de inmigrantes venidos de Suiza e Italia constituyendo con sus técnicas y amor por el trabajo agrícola experiencias  exitosas e importantes polos de desarrollo económico .

La experiencia intenta repetirse en esta zona del Departamento de Tacuarembó,   con la instalación  de la denominada  Sociedad Agrícola, formada por colonos europeos principalmente de origen italiano y suizo, que apuntan a desarrollar una producción agropecuaria intensiva, centrada principalmente  en la crianza de ganado fino lechero,  poniendo énfasis  en la producción de quesos  en escala  industrial para la época.

 

El proyecto se centró alrededor de las instalaciones de la antigua y emblemática estancia: “La Bella Vista”, que vale la anécdota,  fuera propiedad de Carlos Reyles, conocido escritor, político, y excéntrico dandy uruguayo, a la vez que rico propietario de grandes extensiones de tierra, era la Bella Vista uno de los “puestos” -especie de sucursal- de su  estancia principal, ubicada en los Molles de Durazno, actualmente Villa Carlos Reyles sobre la Ruta 5 en el Departamento de Durazno.

Oigamos nuevamente al  Doctor Pedro Armúa desde su obra, memorialista y cronista de la comarca, a quién rindo sentido  recuerdo ante su deceso. Falleció en el transcurso del año 2006, a pocos meses de haberme generosamente concedido  una entrevista  enriquecedora de este trabajo, que se llevó a cabo en su domicilio montevideano , ya entonces con su salud quebrantada, desde su obra citamos:

 

“Alrededor de 1880, un grupo de capitalistas uruguayos de los cuales los principales eran: Mula, Paullier y Enrique Yarza, organizaron una empresa , la que tenía por principal objetivo, la formación de una colonia agrícola. Con tal fín adquirieron parte de de los campos pertenecientes a la sucesión de don Carlos Reyles, entre los arroyos Tigre y Cardoso, por escritura otorgada el 28 de marzo de 1889 por ante el Escribano Julián Muñoz. Era una fracción compuesta de catorce mil hectáreas, que formaban la estancia “Bella Vista”, que llegaba hasta el lugar donde se levantaría la estación ferroviaria de Cardoso. La empresa o compañía se denominó “Sociedad de Colonización y Fomento del Uruguay” y el principal administrador fue Enrique Yarza, célebre guerrillero nacionalista(...) muerto en la batalla de Masoller en 1904.(...) La Colonia, nacida bajo los mejores auspicios tuvo una vida muy corta. Se inició  con la venta de chacras aproximadamente en 1880, tomó gran impulso con la llegada del ferrocarril, pero duró solamente hasta los últimos años del siglo XIX, en que la sociedad se fundió. (...) El primer grupo de colonos estaba integrado por italianos (...) Pero la intensa propaganda realizada atrajo también a colonos suizos ya instalados en el Departamento de Colonia donde habían fundado Nueva Helvecia. (...) Pero como la propaganda llegó a Europa algunos colonos suizos vinieron directamente a Cardoso, como Carlos Gorsky, Gustavo y Augusto Knappe.(...)Todos estos apellidos quedaron definitivamente unidos al lugar, aún cuando la colonia desapareciera tan pronto, dado que sus descendientes se afincaron en la zona y han constituido familias de profundo arraigo.” Ibidem: 146. 147.

Dicho emprendimiento sumamente importante para Cardoso, no fue lo exitoso que se había previsto y ya en las primeras décadas del S.XX la colonia había desaparecido como tal, permaneciendo en la zona muchos de los viejos pioneros de los cuales aún muchos descendientes se encuentran en los alrededores o en las cercanas zonas rurales de Cuchilla de Peralta, Tiatucurá,  Paso de los Toros, Achar, San Gregorio y en zonas aledañas,  en donde es frecuente encontrarse con apellidos de origen suizo, alemanes, austriacos  e italianos, todos venidos detrás de aquel sueño.

 

3. Por ley: Pueblo de la Nación

 

La vida de Cardoso no se detuvo. A su posición estratégica de fértil área ganadera, productora y abastecedora de un mercado de fuerte demanda de productos primarios  tales  como la carne vacuna  y la  lana de oveja, sumaba en su favor el fácil acceso al tren, eficiente medio de  transporte de bienes y personas a todo el País y especialmente ágil y permanente contacto  con la capital Montevideo, de donde mayoritariamente provenían los insumos y hacia donde iba ganado embarcado rumbo a la pujante industria frigorífica y en épocas de zafra , convoyes de vagones repletos con  los inmensos fardos de lana producto de la “esquila” .

      

El crecimiento sostenido de una comunidad pujante,  en un contexto socio-económico progresista y promisorio, hace que  a pocos años  de salir   el País  de las convulsiones políticas de 1904, Cardoso adquiera por imperio de la ley no. 4322 de mayo de 1913 la condición oficial de Pueblo de la Nación. 

En el imaginario popular lugareño, que sostiene  sentimientos muy especiales  de pertenencia y adhesión al lugar,  se mantiene ,acompañado de  indisimulado  orgullo,  el recuerdo de haber sido allí el escenario donde se efectuaron los primeros disparos de las guerras civiles de 1904 . En el episodio, según  quienes lo  narran,  los acontecimientos  evolucionan  desde el momento que fuerzas del gobierno siguiendo órdenes recibidas de la Jefatura Política y de Policía, intentan vanamente apresar,  al caudillo nacionalista local de apellido Lameira, leal a Aparicio Saravia líder revolucionario del Partido Nacional levantado en armas contra el gobierno del Presidente Batlle y Ordoñez. La novelesca retirada desde el relato oral trasmitido de generación  a otra, describe como bajo un  fuego graneado respondido y repelido en su final, únicamente por las mujeres de la casa  lograron los hombres huir hacia la guerra. El episodio dejó secuelas en muertos y heridos en el bando atacante. La  posterior actuación de Lameira en el ejército saravista, su participación como Coronel en la batalla de Masoller, su regreso al pueblo posterior al conflicto  a continuar su vida pacífica, de  honesto y próspero comerciante, dan un poco el calor y contexto de una época muy rica en coloridos acontecimientos   de “pago chico”.

4- Hágase la luz.           

Lejos estaba Cardoso y sus habitantes en presumir los tiempos por venir, estimados en 1.500 para las primeras dos décadas de 1900, con su periódico propio singularmente llamado “El Látigo”, su médico residente, cosa  no habitual para la época histórica,  su orgullosa escuela y su recientemente inaugurado alumbrado público en base a faroles, heredados de su vecina Paso de los Toros quién llegaba por entonces al alumbrado  eléctrico, parecía estar llamado a no detener su progreso y desarrollo. Oímos en la cita nuevamente a Armúa:

 

“ En la década de los años veinte, Cardoso llegó a contar con mil quinientos habitantes , con comercios muy importantes (...) durante varios años tuvo un periódico “El látigo”(...) en 1926  se instaló el alumbrado público , con los faroles a queroseno que se retiraron de las calles de Paso de los Toros, al instalarse allí el alumbrado eléctrico. En su última etapa de importancia, Cardoso también tuvo médico (...)” Ibidem : 148,149.

También se ha tenido a la vista, fotocopias de páginas de los libros de Novedades de la Policía de Cardoso de los años 40s.

Se transcribe textual:

“Cardoso  Junio 24 de 1940. Sr. Encargado Sub. Cria. Cardoso. La Superioridad denuncia, fue violado el día  21 un vagón en un tren sustrayendo camisas, sombreros y artículos varios de tienda. Saluda a Ud. Atte. M.C. Azambuya. Jefe de Estación.”

Eran todavía para Cardoso Grande, tiempo de trenes y de Jefes de Estación eficientes y diligentes. También de Sub. Comisarías y jerarcas de la policía a quienes elevarle denuncias y saludarlos atentamente, aparentemente también de ladrones es bien cierto. Privilegios y consecuencias de una modernidad incipiente.

 

Entrado en las décadas de los 50s. en el decir de  Sergio,  uno de mis informantes, setentón, criado en Cardoso, de donde emigró ya hombre hace mas de medio siglo, al igual que sus 16 hermanos, hijos del herrero, botero, multioficio del lugar y que allí finalmente falleciera:

 

 “ yo ví al Atalaya jugar ahí  en la cancha,  era el cuadro de mis amores. Aquí en esta misma cancha que se llenaba de gente y hasta líos había. Y grandes, de agarre y aparte. Habían 3 equipos de fútbol en Cardoso Grande, con comisiones directivas y reglamento, no recuerdo bien los colores de las camisetas de los otros, la del mío era igual a la de Peñarol,  había un jugador que lo venían a buscar en avión para jugar en Paso de los Toros, los otros dos cuadros no me acuerdo de los nombres, pero alguno de mis hermanos se deben acordar, estoy seguro.”

5. Lo que el Lago se llevó.

Desde principios del siglo XX técnicos uruguayos, entre los que se destacaba el Ingeniero Víctor Sudriers, estudiaban a impulsos de los planes estratégicos del gobierno, el caudal hídrico del país como fuente de energía. Para nadie era desconocido el problema económico que representaba y seriamente condicionaba el desarrollo industrial del país, el peso  de las importaciones de derivados del petróleo y de carbón mineral, utilizados mayoritariamente en la época como combustibles y que tenían como origen o eran importados, cuando no, desde el Reino Unido.

Ya temprano en los 30s la suerte de Cardoso estaba echada.

El paraje conocido como Rincón del Bonete, sobre el Río Negro, aguas abajo en la cuenca con relación a la ubicación geográfica de Cardoso, a escasos 10 kilómetros de Paso de los Toros- Dpto. de Tacuarembo- había sido seleccionado como sitio donde construir la primer gran Usina de hidrogeneración de Energía Eléctrica del Uruguay . El gran embalse condenaba a muerte al pueblo. 

El escenario político nacional era complejo. Próximos estaban los tiempos del “golpe del machete” con el cual Gabriel Terra, daría su golpe de estado no tan incruento como a veces se intenta recordarlo.

 

 En el plano internacional la situación tampoco era en nada simple y menos aún pacífica, los dioses de la guerra o estaban activos en el teatro bélico o velaban sus armas impacientes.

 

En un ambiente de potlach, un día 18 de mayo de 1937, en un clima de patriotismo exacerbado e ilusiones desmesuradas, con un gobierno de facto intentando desesperadamente legitimarse, en un día declarado feriado nacional, de claro sesgo demagógico, con toda suerte de facilidades para que el marco de  público fuera multitudinario,  incluido pasajes gratuitos en el sistema nacional de ferrocarriles a todo funcionario público que deseara concurrir y participar, unas bien  estimadas 12.000 personas se reunieron en Paso de los Toros y alrededores para la colocación de la piedra fundamental de la  mega construcción.  Sería desde ese entonces y para siempre: La Obra.

 

Tanto las  crónicas, como los comentarios trasmitidos oralmente de generación en generación, describen la apoteosis.

 

Grandes repartos de ropas, paquetes de víveres conteniendo fideos, arroz y carne, por miles, los aviones de la fuerza aérea con base en el cercano Durazno y los civiles del aereoclub de la orgullosa Santa Isabel de Paso de los Toros, sobrevolaban una y otra vez los cielos isabelinos y hasta para mejor y mayor  asombro de los lugareños , hubo lanzamiento de paracaidistas.

 

Los cohetes, petardos y fuegos artificiales atronaban ensordeciendo  el espacio a la llegada del tren Presidencial  Aguila Blanca,  de cuya proximidad e inminencia  alertara desde lejos el sonar del silbato alegre y escandaloso de la locomotora y  el estruendo quejoso de los hierros chocando y en fricción al pasar el convoy sobre el metálico puente del ferrocarril, cruzando  el Río con su comitiva oficial, cuerpo diplomático e invitados ilustres a bordo, todo en aire feliz  de fiesta, pompa y ceremonia .

 

El Presidente Terra, fue el gran ausente. Muchos dicen que como todo dictador, sus miedos paranoicos a ser víctima de magnicidio dominaban su vida. Ausente físicamente, el poder  sin embargo  dominó la escena por  la palabra. Un discurso de su autoría fue propalado a los cuatro vientos de la muchedumbre por una cadena de altoparlantes instalada a los efectos.

 Hora y media la gente escuchó sin ver.

Cual un dios.

 

 Los mismos altoparlantes dieron también presencia a un desconocido  alemán en telegrama de felicitación que expresaba textualmente: 

 

“Berlin, 17 de mayo de 937.

Excelentísimo Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, doctor don Gabriel Terra.

Al buen éxito de la obra monumental del Rio Negro, comenzada por iniciativa de su gobierno, expreso a su excelencia mis mas sinceras felicitaciones.

Adolfo Hitler.

Canciller del Tercer Reich.”

 

En 1937 mediante llamado a licitación internacional, la construcción de la obra se habían adjudicado a un consorcio de cinco empresas alemanas lideradas por la conocida Siemens , cuyos técnicos y personal calificado, dirigirían la construcción de la misma, constituyendo una colonia alemana en Rincón  del Bonete en donde sus hijos atendían bajo severo estilo teutón las obligaciones escolares bajo los simbolos patrios del tercer Reich ondeando en el frente del edificio escolar.

 

Luego de la orgía de la palabra, el colosal festín orgiástico en las arenas cercanas del río, aún ignorante de su futuro de  domesticada  agua mansa utilizable y de  la pérdida de su   navegabilidad.

 

En un escenario de “fogones”  que deberían parecer infinitos a los ojos lugareños no acostumbrados a tales extraordinariedades, se asaban lentamente 30 vaquillonas “con cuero“ sacrificadas la noche anterior, con destino a la gigantesca comilona popular.

 

Es difícil imaginarse o atribuir las intenciones, los objetivos o las razones que motivaron a quienes, autor o autores hasta hoy anónimos, que esa misma noche hurtaron la simbólica piedra fundamental, de la cual nunca se volvió a saber nada. Nadie tampoco reivindicó para sí el acontecimiento. Malos augurios... Oráculos negativos... Simple travesuras pueblerinas... . Epílogo posible, daños colaterales se diría hoy, consecuencias de las libaciones sin medida que acompañó el festín, doblemente sin medida en su gratuidad. Nunca se  supo. Quizás nunca se sabrá.

 

II  -  Capítulo Teórico Metodológico.

 

“En otras palabras, hay toda  una serie de fenómenos de gran importancia que no pueden recogerse mediante interrogatorios ni con el análisis de documentos, sino que tienen que ser observados en su plena realidad. Llamémosles los imponderables de la vida real.”  

Los Argonautas del Pacífico Occidental.

Bronislaw Malinowski.

         

1-  Líneas generales de investigación.

 

El trabajo de campo se llevó a cabo utilizando técnicas que combinaron observación, observación participante, entrevistas  y conversaciones no formalizadas como tales, Al campo, se viajó en tres oportunidades,  instalándonos por espacio de tres días a la primera, en el mes de enero, para regresar ya con un mejor panorama y sobre todo con mejor y adecuado equipamiento en los primeros días de febrero por espacio de 10 días. Circunstancias impredecibles, que mas adelante se narran, y que en su causalidad alteraron sustancialmente la rutina del lugar, hicieron que el primer viaje exploratorio,  resultara  a posteriori de mucha importancia. 

El tercer viaje, del que nos ocuparemos en  las conclusiones de este trabajo, surge como hecho etnográfico y se encadena con el  desarrollo de esta investigación, articulado desde fenómenos de fuerte interacción con la alteridad en el decurso de nuestra estadía y trabajo en el campo, meta deseada  en el tantas veces esquivo episodio del    encuentro y relación con “el Otro”.

 

Duró este viaje al campo  tan solo un día. Significó a nuestra investigación todo un inmensurable tiempo antropológico.

 

El trabajo para el campo, fue precedido de un extenso, tanto como intenso proceso de acopio y  análisis de información , referida al objeto de estudio, fase de  investigación que se desarrolló, presencial en Montevideo, con entrevistas a funcionarios de Relaciones Públicas de UTE, Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, Instituto Geográfico Militar, Museo de la Voz del Sodre, también  en Paso de los Toros-Dpto. de Tacuarembó- y Pueblo Centenario-Dpto. de Durazno-. en base a entrevistas con personas que vivieron en Cardoso o con sus descendientes, que se desarrollaron  tanto presencial, como en forma telefónica o  a través de correo electrónico. Se utilizó el teléfono así mismo  en un sinnúmero de contactos con personal Policial de Cuchilla de Peralta con autoridad en Cardoso Grande, con la Intendencia Municipal de Tacuarembó, con la Oficina Departamental de Catastro, y la Corte Electoral, con lo se fue conformado una rica data de información  con anterioridad a los viajes .

 

Esta metodología permitió también la conformación de una pequeña pero muy enriquecedora red de informantes, con varios de ellos, residentes  de Paso de los Toros generosamente continúan con sus aportes. En los hechos constituyen  una elongación del campo de trabajo, ciñéndose con naturalidad al objeto de estudio, con las peculiaridades en este caso, en  que lo importante  es también lo ausente, lo ido, lo abandonado, las personas que no están.

 

Si el trabajo etnográfico se desarrolla y construye desde la descripción, si esta no implica de si,  un mero enunciado positivista enumerador rotulante de cosas,  hechos y acontecimientos  de lo encontrado  en el contacto con el Otro, decididamente en  la ida al campo llevábamos además  de fuerte compromiso epistemológico, un marco enorme de compromiso humano con mucha gente que desinteresadamente se involucró aportándonos su tiempo, su interés y mucha información que cimentó en más las posibilidades una vez en el campo .Este. como experimento que siempre lo es,  acerca el etnógrafo al descubrimiento como hecho inevitable. Desde sus propia dinámicas vitales, al igual que los individuos que la componen, la cultura , procesa episodios de nacimiento, de vida y de muerte, todos ellos indivisibles, únicos en si mismo, generadores de cambios tanto desde lo que denotan como en lo que connotan. 

 

La pretensión etnográfica sabido es, se visualiza en el diálogo con el Otro. Este  autor, agonista en la misma, su voz, sino su discurso, debería alcanzar el texto, limitados los “ruidos” comunicacionales,  lo mas distante posible de situaciones de montaje escenográfico, ausente todo maquillaje, personajes a quienes buscar  desde sus mascaras, el Otro en la medida humana del etnógrafo. En compartido rol de descriptor y no mero descrito. Es la propuesta.

Los procedimientos convocados a la tarea, exigen en severa disciplina metodológica, tácita renuncia a   todo posible  monólogo del etnógrafo en su tarea, en  relación íntima con el campo de estudio y la otredad. También del peligro y tentación  de fagocitarse.

Desde sus trabajos etnográficos pioneros, Malinowsky, señalaba  entre tantos y entre otros,  un rumbo que denota con claridad meridiana su idea de participación y destino del texto etnográfico que el trabajo realizado produce, se culmina en el, disemina, comunica, sugiere invitando a sus lectores a revivir  la experiencia:

 

Imaginémosnos navegando a lo largo de la costa sur de Nueva Guinea, rumbo a su extremo oriental. Mas o menos a la mitad de la bahía de Orangerie llegamos a la frontera de los massin (..)”  

Malinowsky B., 1995 : 49  

               - subrayado nuestro-

A las entrevistas, en el cara a cara, al momento de grabar las mismas, se notó  rechazo, manifiesto en unos e intuidos en otros, reticencias a la concesión de condiciones mínimas para establecer el contacto en varios de los entrevistados, con evidentes consecuencias negativas, así como decaimiento en la  espontaneidad en otros, teatralización y exceso de actuación,  por lo que, medido el factor tiempo, que en su escasez debimos siempre tener en cuenta como importante limitante   a la planificación  de actividades, optamos a fin de  homogenizar resultados en  no utilizar mayormente  grabador en los encuentros con nuestros informantes,  esto obligó a extremar eficiencia en el uso de las notas y del diario de campo. 

También representó sorpresa, el valor descubierto al ordenamiento y análisis del material obtenido, apareciendo desde lo que se presumía caótico, un gran juego de piezas para armar, que  sacude vivencias y atiza recuerdos. ¡Cuanta coherencia se desprende de ese montón informe de anotaciones! Ayudas memorias, ideas apenas deletreadas, interrogantes y  respuestas, razonamientos,  invitaciones voluntaristas a perseverar ante desmayos y debilidades anímicas, grafiteadas en forma y de forma no demasiado ortodoxas  , temas dilemas en proceso de búsqueda de solución, a veces, meros pensamientos que surgían en momentos extraños a lo se supone desde la ortodoxia espacios adecuados a la introspección intelectual,  todo  manuscrito  sobre los más heterogéneos soportes.

 

De todos, aleatoriamente y  para el mejor anecdotario:  garabateos, ininteligibles intentos de traducir los esfuerzos  descriptivos relacionados con el funcionamiento  de  un viejo aparato de radio a  válvulas (pre-transistor),  que según nuestro   casual interlocutor- informante, locuaz  compañero de mostrador en el comercio de Vico, funciona  con energía provista desde acumuladores, “baterías de auto”, alimentadas a partir de  energía eólica obtenida con un tipo de molino de única aspa , en soporte de torre de unos 5 metros de altura,  similar a una hélice, al que llaman “cargadores, que se activan manualmente cuando las condiciones de viento son favorable, son muy comunes en la “campaña” , todo esto  obliga a la lectura desde una maltratada etiqueta de cerveza. Contener en cualquiera fuera el formato empleado,  la exasperante cantidad de datos y detalles aportados, hubiera implicado demasiadas e irresponsables cantidades de etiquetas.

 

Hay mucho dato allí en esos papeles desprolijos a la formalidad, pero atesorables desde su contenido. 

No se percibió en cambio el mismo nivel de rechazo o retraimiento ante  la máquina fotográfica y la posibilidad de ser fotografiados . Por el contrario, salvo excepciones, se advertía cierta simple y ansiosa “novelería” a buscar cámara.  La digitalización de la fotografía, resultó de mucha  ayuda ya que la capacidad funcional de poder exhibir inmediatamente la imagen tomada, “de verse”, en tiempo instantáneo los resultados en el visor de la máquina, llevaba consigo la importante ventaja de no dejar terreno a ese después lo verán,  que para nuestros interlocutores podía simplemente significar nunca. Como “nativos” pudieron también retratarse ellos mismos, solicitar tomas de personas,  paisajes, de objetos, de animales. Las circunstancias afortunadas, nos permitieron, antes de lo pensado, devolver en  las fotos, las imágenes que de ellos recibimos, y que en su momento nos  regalaron . El don maussiano, se cumplió.

En su momento y se destaca en las notas del diario de campo, atribuí la actitud claramente defensiva al temor, lo dicho transformado en “archivo”  vinculado estrechamente a un hecho totalmente imprevisto  en relación con nuestra presencia allí, la reciente y aún muy fresco en el recuerdo, de la  presencia de jóvenes estudiantes universitarios, pasantes en tareas vinculadas al Ministerio de Desarrollo Social ,censando a la población local con miras al Plan de Emergencia.  Esta  circunstancia encontrada en el primer viaje, incidió en principio negativamente en el proceso de construcción de vínculos de confianza. Se nos veía por analogía como potenciales inspectores que allí estábamos para corroborar la veracidad de las declaraciones. Rápidamente diseñamos estrategias para restablecer la realidad, aunque demandó fuerte inversión en tiempo y un costo importante en desgaste personal , pusimos todo el esfuerzo en desactivar el error. Felizmente lo logramos.

No olvidemos que la situación que se relata, relacionada con la memoria  reciente de la presencia de operadores del Plan Nacional de Emergencia, una novedad cargada de muchas expectativas para todos, creó  un ambiente de ansiedad  en el  pueblo. Lo que en principio eran hipótesis motivos de comentarios de trasnoche al interior de la carpa, más tarde, ya desactivada la confusión, se hizo manifiesto en  las conversaciones con los propios informantes . Calificar o no para dicho plan era muy importante, sus temores y  su reticencia a que sus dichos quedaran registrados estaban en ese principio de las cosas justificados por tanto preguntar reciente, tantos comentarios y la presunción de que cuando menos se hablara de sus vidas mejor, y si no quedaba registro de ello mejor aún.

Si bien se perdió una herramienta, no se perdió la técnica. Estimamos que no influyó en el resultado final de esta investigación el no registrar en grabaciones nuestras entrevistas. Se grabaron si los ruidos propios de la vida del pueblo. Los amaneceres y el atardecer, son sínfonías ejecutadas bajo la batuta maravillosa de la naturaleza. 

 

Una de las situaciones de campo  determinante en la articulación de vínculos de relación,  en clave de acercamiento  al “Otro” , puesto en  términos de  Geertz,  algo así como nuestra cardocera “riña de gallos” , punto de inflexión notable en el desarrollo de las relaciones de aceptación en el pueblo, esta  se construyó en el varias veces repetido  episodio de largas recorridas a caballo luego de una invitación con mucho de desafío que me realizara Pepe,  uno de los informantes claves  al desarrollo del trabajo. Las mismas tuvieron por escenario lo que queda de pueblo, los testimonios de lo que fuera antes que “lo tapara el agua” según mi informante, y también por  sus alrededores algo más alejados, en donde también se encuentran desperdigadas aquí y allá, muchas familias. En compañía y guía de  Pepe, informante y personaje  clave de esta etnografía, culminación   de todo un largo proceso de su parte dedicado pacientemente a ir estudiando ese “otro exótico” que inopinadamente se había instalado en su mundo:  Varias cervezas después, algunos salamines y mucha dura y maciza  galleta de “campaña” mediante, compartidas juntos a la sombra de centenarios “paraisos” y sobre todo el mucho hablar de  lo que desde nuestros intereses nos unía:  Para Pepe, el orgullo de ser nativo,  parte de la historia del pueblo que narra como en extremo próspera,  de identidad con su “querencia”, también había una curiosidad inteligente por nuestras cosas, que aún sin entender demasiado los alcances, se notaba que le interesaban, también le gustaba escuchar historias de nuestra familia ;  en nuestro caso, nos animaba el interés por el presente, motivo de nuestro estar ahí, sin desconocer ni dejar de  visualizar cuanto de lo anterior  construye el contenido de esta etnografía. También y muy importante,  nuestro mutuo gusto por los caballos. También el relato espontáneo de su historia de  vida,  bastante sui generis. Así, entre dimes y diretes,  ganamos su confianza primero y  su   amistad después. 

Sin duda alguna, desde el momento en que aparece en nuestro campamento, con su atuendo de paisano, sus infaltables bombachas camperas, alpargatas de suela de yute marca “rueda”, camisa fuerte de manga larga y sombrero “aludo”,  montado y con otro caballo de tiro, invitándome a “camperear”, garantizando desde  su socarrona ironía la absoluta mansedumbre del caballo que ofrecía,  y a conocer la zona, será desde ese momento, nuestro principal informante.

En ocasiones también será  el motivo de recurrir y tener que utilizar todas  mis  reservas de paciencia ante sus inopinadas visitas ,  muchas veces fuera de contexto, fueran en  la canícula agobiante de las horas del mediodía de febrero, horas absolutamente de siesta, como en la nocturnidad difícil de manejar para nuestras costumbres urbanas, apenas disipada por un farol a queroseno, del cual  permanecíamos atentos y ansiosos, observando como agotaba la provisión de combustible, en directa proporción a como el campamento todo se llenaba de insectos de todo tipo y tamaño atraidos por la luz ; visitas de cortesía por otra parte, en las cuales a veces, poco o nada era lo que hablábamos. El por su ser taciturno. Nosotros por nuestro ser cansado. Hoy las recuerdo desde otra óptica con la sensación nostálgica de todo lo disfrutable que fueron.

 

Nos encontraremos allí, cabalgando  bajo la guía “del Pepe” con Augé. No en modernos subterráneos, sino en voluntariosos caballos que resoplaban contentos con el paseo. No en escala de ciudad dinámica y pletórica de vida, sino desde los testimonios quietos y en silencio de un pueblo perdido, con ruinas saliendo a nuestro encuentro desde la nada, un extraño mundo   casi sin gente. También encontramos y allí permanece el pueblo-memoria, en el modo que el pensamiento levistrausiano nos recuerda, diluyéndose.

 

Estimo poder dar razón de que en lo cotidiano, desde el silencio quieto  y en esa escala de comunidad  en decadencia que Cardoso Grande hoy presenta a propios y extraños - nosotros y  los otros-  perviven y se suceden debajo de esta superficie,  como en  otros conglomerados sociales, de los cuales esencialmente tan solo su tamaño lo diferencia, un grupo de gente tozuda y terca sobreviviendo. Sus pequeñas historias, no serán épicas, pero al enfocar en ellas la mirada, adquieren dignidad y un algo indefinible de  grandeza, en el esfuerzo  de construir sus realidades  desde las carencias de  su singularidad social.

2- A modo de postdata.   

La majestad de las ruinas silenciosas se hacen sentir. Su estar allí  inmutables, su antigüedad quieta , su abandono triste, la profundidad cargada de misterio descarga su peso sobre los ánimos. La decadencia exhibida sin medida y sin censura, en diálogo con   huellas ciertas de prosperidades pérdidas, invaden emociones y sentimientos. Se instala el pesar por los esfuerzos vitales que inútiles y vanos en sus resultados  desde    sus mensajes mudos igualmente comunican,  convocando a los distraídos  desde los muros de piedra de sus  “taperas, en los viejos tablones de sus maderas nobles resistiendo con tenacidad  el paso del tiempo en la calificada compañía de viejos hierros  primorosos ocultos debajo de la herrumbre. No es difícil imaginar detrás de ellos las rudas y hábiles manos del  artesano que paciente les dio vida. Solamente reciben cada tanto las caricias del reconocimiento cuando son  exhibidas por los escasos habitantes  a raros y extraños visitantes, aunque más no sea desde la decadencia; ser parte y testimonio ellos mismos  de  este pasado opulento.

Hay espacios y  tiempos allí en Cardoso, tanto en el paisaje de las horas  mudas de humanos , como en las personas  cuyas siluetas se vislumbran  desde apenas entreabiertas ventanas recelosas,   que tiene  algo y mucho del fantástico mundo de Juan Rulfo. 

El mundo rural, el Uruguay profundo del norte del Río Negro, allí donde De Giorgi, se  encontró en  asombro científico  con la fuerza cósmica : “El magma interior “, y realizó, desde el descubrimiento de lo encontrado:

 

 “(...)pronto tuve conciencia de estar frente a algo “grande(...)” De Giorgi, A., 2002: 10

un importantísimo aporte al tema, desde  la enjundia de una investigación profunda e intensa, sin concesiones para el otro que acaba de descubrir pero al cual trata desde un plano de igualdad y respeto, escenarios culturales distintos  donde lo exótico y los otros son desde la mirada emic: los montevideanos;  tema al cual las ciencias sociales aun  afrontan timoratamente desde sus ropajes ciudadanos , desde los mismos arcaicos abordajes que hacen que paradojalmente el  adentro de nuestro país continúe siendo el  “afuera”.  La Antropología Social  en proceso de descubrir  su riqueza acudirá y el contacto ha sido y  será no existen dudas fermental y enriquecedor para todos, al decir de Giorgi, también en nuestra medida encontramos en Cardoso:

 

(...)tal vez lo mas significativo- a un mundo hasta ahora invisible para la conciencia nacional: la región (centro-norte) y su especificidad cultural en un país hace hace poco pretendidamente homogéneo, el lugar del mulculturalismo y la otredad en el marco de la nación, la vida social y cultural del interior (rural), las nuevas expresiones de la ruralidad del siempre atribulado campo uruguayo (...) De Giorgi, A., ibidem :9

III -    Capítulo Etnográfico.

 

 

“ (...)El Emperador había bajado ya de la torre y se adelantaba a caballo hasta mi, lo que estuvo a punto de costarle caro, porque el animal, aunque muy manso, como no estaba hecho a una apariencia como la mía , semejante sin duda para el a una montaña en movimiento, se puso de manos del espanto (....)

Viajes de Gulliver.

Jonathan Swift.

· El viaje

· La llegada.

· El escenario

· Los personajes.

· La Economía   

A -    El viaje.

“A las 5 y 30 entramos en la rada de Recife mientras gritaban las gaviotas y una flotilla de vendedores de frutas exóticas se apretujaba contra el casco”. Un recuerdo tan insignificante , ¿ merece ser fijado en el papel?

 Tristes Trópicos.

Claude Lévi-Strauss

1- La partida.

La Etnografía es en su esencia constituida y construida a partir de  un viaje. Así fue también concebida intelectualmente esta  al  emprenderla, como un viaje. En esos episodios de construcción imaginaria, en el diálogo  de ideas, en esos momentos  tan ajenos  y extraños a la realidad de lo cotidiano  como  inaprensibles a la pura razón que constituye todo acto de  inspiración y creación. Ya  desde sus primeras señales inteligibles, cuando solamente eran en ese tiempo, amorfa cantidad de pensamientos e ideas que  sin proceso intelectual alguno rondaban en nuestros pensamientos, inquietantes y acrílicas, ya era un viaje .

Toda Etnografía así mismo se constituye y edifica en el viajar . También los viajeros. La dimensión de espacio y tiempo  en la cual el mismo se aborda y realiza, es la variante flexible, sus límites muchas veces son laxos y dependientes de elementos  que el propio etnógrafo selecciona y señala, en complicidad y empatía con su objeto de estudio. Desde su yo , busca en ansiedad y necesidad, la alteridad para realizarse. Es aquí  y en estos  intersticios descubiertos que  instala y dinamiza sus métodos y conjuga en armonía con aquellos, sus técnicas, estas sÍ, de suyo universales, no le pertenecen.

También es en este espacio de viaje , donde comienzan a construirse los relatos que sin agredirse, se obedecen unos a otros y se diseñan uno sobre otro, cual estratos arqueológicos, ordenados  en un paciente quehacer descriptivo, desde un hacer hermeneútico, desde  la voz  del  discurso que se lleva y traslada , que  presumimos, y es de buena salud epistemológica sospecharlo, sesgado de etnocentrismo residual , que  aquí lo tomamos en el sentido que le da Romero : 

“El Etnocentrismo como sentimiento de superioridad por la pertenencia a un sistema dado, por exclusión de todos los demás”

la autora complementa el concepto  en llamada a pie de página del texto citado y  desde donde nos amplía : 

“El etnocentrismo como tal no es privativo de las sociedades occidentales ni de las sociedades en si, hay autores que hablan de un “etnocentrismo de clase”, de “grupos de status” e incluso de un “etnocentrismo socio-profesional.” Romero, s/d :237

Y el viaje al campo, llegar,  enfrentar  nuestro objeto de estudio, efectivizándose este en realidad al fin, se constituye en  escenario en el cual  se crean y recrean la identidad antropológica y se hace fértil la curiosidad, sin la cual la mirada antropológica se ciega y se niega.

Son tiempos también de intensos viajes hacia el yo, el etnólogo da sus pasos vacilantes en el rito de paso desde donde nacerá y se construirá como antropólogo. O no.

Es decir, siguiendo el decir de Da Matta:  

“La fase final, la tercera, es la que llamo personal o existencial.(...) En esta etapa , o mejor, en esta dimensión de la investigación ya no me encuentro dialogando con indios de papel, sino con personas(...) Me encuentro haciendo frente a mariposas nocturnas y enfermedades.” Da Matta, R., 1999 :264

Desde los  diferentes discursos , desde el diálogo fecundo   de aulas, en los tiempos primeros del abordar con ansiosa curiosidad la aventura de la disciplina,  cuando  el acontecimiento constituía tan sólo una leve curiosidad preocupada, que no  aceptaba  ser acomodada a un tiempo futuro, no obstante aunque acordamos que realmente mucho se ha escrito sobre la realidad del trabajo de campo, “el viaje”,   nos debemos a nosotros mismos y a nuestros lectores, la honestidad de decir que nada fué, porque nada es, porque nada puede sustituir  a la experiencia misma.

Cuando el campo no es visible en todo ese escenario, cuando las personas que cruzan y nos entrecruzan, no parecen acomodarse en nada a nuestra idea sobre “el otro”.

Cuando nuestra presencia en un lugar extraño, nos transforma también en parte indivisa de la extraña realidad. Son entonces los tiempos de  entendernos con la masa crítica que nos viene legada desde los tiempos pioneros y sus agonistas.

En el relato autocrítico de sus sentimientos, desde sus  angustias y sus miedos, desde la incertidumbre  de no lograr  respuestas:

¿Por qué estamos aquí? .

Afortunadamente, felizmente,  pronto se descubre.

2- El fin de la luz... Cuchilla de Peralta .

-“ Mire don... el camino a Cardoso Grande, es bravo! Un asco de piedra! Vaya despacio y con cuidado. Por las dudas lleve otro auxiliar.”

Con datos como estos,  no demasiado tranquilizadores, me recibían, los funcionarios de   la comisaría de la 16ª sección de Tacuarembó en Cuchilla de  Peralta, pequeño pueblo sobre la Ruta 5 y punto de intersección con el camino vecinal  a Cardoso , al detenerme allí de paso, temprano en la  mañana, a poco de amanecer, cuando la vida aún parecía no haber despertado por completo en aquellos alrededores. Aunque vacío el poblado  de gente a esa hora temprana, la intención era recabar información actualizada acerca del estado de los caminos hasta mi destino y su transitabilidad en relación con las posibilidades del  automóvil  en que viajábamos. No precisamente un todo terreno, simplemente un vehículo familiar de mediano tamaño, pensado y diseñado  teniendo en mente  usuarios urbanos, aunque, afortunadamente como lo probaría en los hechos, no exclusivamente.

Soportaba  además sobre si, además de conductor y acompañante, toda la parafernalia. que : estimada, supuesta, aconsejada, etc., sería útil a nuestro sustento y bienestar futuro en un lugar inhóspito. O sea un equipamiento de acampar, que dicho así , parece cosa simple, empero fuera de las exageraciones varias, producto de la conjunción de fantasías, entusiasmo  y arranques de consumo compulsivo, por cierto es que no constituye precisamente  el simple acto de concurrir a un comercio del ramo y comprarse una carpa y accesorios.

El lugar llama la atención y a detenerse en consulta, desde el momento mismo que el paisaje que traemos, al abandonar la carretera asfaltada , choca abruptamente en duro  contraste con el caminito  que se vislumbra perdiéndose sinuoso hacia lo que parece ser el infinito.

A nuestro frente y perdiéndose a lo lejos en  un horizonte de muy uruguayas praderas onduladas, el camino de balasto, se pierde de vista haciendo también todo un ejercicio geométrico de muchas curvas, suaves unas  y pronunciadas otras, en un interminable suceder de subidas y bajadas, en donde el camino, tanto aparece “culebreando” en la distancia, como se esconde a la vista. ¿Algo alentador? Las evidentes   señales que indican  cierto nivel  de reciente mantenimiento. A vía de ejemplo:  rastros recientes de trabajos con motoniveladoras, grandes montículos de material a la vera del camino en  espera de ser utilizados, etc., no olvidemos, que estamos penetrando en una región de producción  netamente ganadera, en donde espera toda una riqueza en productos pecuarios a ser transportada zafralmente, hacia los puntos de comercialización desde las numerosas “estancias”, como las llaman a la antigua usanza unos, establecimientos ganaderos, como los denominan  otros,  a todo  lo  largo de ese  camino que penetra tierra adentro.

3- “Pechando” alambrados de 7 hilos.

En su categoría vial: es simple camino. Es bordeado  en tanto que vecinal, en uno de sus costados , por  un alambrado rural, “de ley” , técnicamente cercos, que delimitan entre si  predios rurales y en este caso que describimos, a  estos separándolos  de las tierras fiscales que comprenden el camino y sus badenes. Se les llama “de ley”,   desde que el Código Rural los reglamentó e hizo obligatorio ya  a fines del s..XIX, consisten básicamente  de una estructura de siete hilos de alambre, horizontales y paralelos, sostenido el conjunto por un sistema de postes verticales  enterrados en el suelo y listones de madera llamados “piques” que son los que mantienen tenso todo el sistema del alambrado, algunos de ellos de miles de metros lineales. Todo dentro de una convención de medidas que son generales y de aplicación legal para todo el país, tanto en altura del cerco, cantidad de “piques” entre postes, las propias dimensiones de estos, todo está perfectamente regulado . De las líneas de alambre, cada una de ellas está a una distancia predeterminadas de la siguiente, dejando espacios entre sí,  una  especializada, es de  “alambre de espino” “asujeta más el ganado”, dice mi informante,  es decir el ganado vacuno no empuja el alambrado en pretensión de salir y por lo tanto ni rompe el mismo ni se escapa del campo  por temor al dolor que le causan las púas .También la altura  de este alambre especial,  guarda relación directa al tamaño promedio del ganado ovino –ovejas-,  se coloca a una altura que estas  no puedan “rascarse”contra el mismo ya que dañarían su lana con el consiguiente perjuicio económico.

El  oficio de alambrador se trasmite generalmente de padre a hijo y es trabajo que al igual que la mayoría de las tareas rurales  y que tienen que ver directamente con la producción agropecuaria y el manejo de ganado, son realizadas por  los hombres. Hasta no haber escuchado y tomado conciencia  en nuestras entrevistas, con   estos y otros abundantes y prolijos detalles aportados por nuestros informantes, no habíamos realmente  caido en la cuenta ,que ese algo que está tan presente en el paisaje uruguayo y que viéndolo no lo miramos ,desde la ventanilla de autobuses o automóviles en  total ausencia de curiosidad , que está presente a lo largo y a lo ancho de la “campaña” uruguaya, los alambrados, constituyen en si mismo, como construcción, una maravilla  tecnológica y  como  cultura y saber trasmitido, un rasgo definido. A secas,  prefiero no caer en la reducción de calificarlo de  rural. También produce admiración a  la observación  la sorprendente sencillez de las herramientas que se utilizan en el oficio.  Todo un tema apasionante.

En costado opuesto, lo opuesto. Otra sorpresa  tecnológica, igual función, distintos materiales y técnicas. Bordeando el camino  a nuestra izquierda, algo  que parecía ser un muro construido  de piedra que bordeando el camino se perdía en el horizonte:

Vecinos consultados por nuestra curiosidad, nos dirían: 

“ Estos cercos de piedra son de la época de las patriadas, era lo único que los revolucionarios no podían quemar, estos son según dicen de la época de Reyles” 

“según cuentan, sobre todo en estas zonas de mucha piedra, hace mucho tiempo, era más económico contratar gente que se especializaba, vivía de esto, familias enteras, que viajaban en carretas y pasaban meses y meses haciendo estos “cercos de piedra, hoy no, ya no se hacen más. Hoy es a puro alambre, algo hay de eso de las guerras, pero creo que mas era por lo que costaba traer alambre y además, antes no había tanto problemas de linderos y alambrados, cada uno sabía cual era su campo y sus “bichos”

De hecho otra maravilla. Han resistido el paso de los tiempos en muchos trechos intactos. De la observación se desprende una prolija y paciente tarea de acomodar las piedras entre si, la altura de los mismos ronda el 1.10 al 1.20 y unos 25 a 30 cms. de ancho,  con tallado ocasionales para producir el ajuste.  Nadie pensaba en portland en aquellas épocas.  Se les ve en muy diferentes estados de conservación, lo que puede ser atribuible a el interés mayor o menor de los dueños de campo por conservarlos, además de los cambios de límites que se hallan dado en el tiempo. Cada propietario es responsable de la construcción y mantenimiento de la  mitad ,sean estos  alambrados convencionales de ley o cercos de piedra: “la medianera lindera”.

 La recomendación referida  a la necesidad de proveernos  de ruedas auxiliares extras para el automóvil, resultaron ser como  después se comprobaría adecuadas y necesarias, para nada exageradas en lo que refería a las duras condiciones de un  ciertamente tan pintoresco como áspero camino.

4-  Peralta: donde fueres has lo que vieres.

Así  enfrentábamos entonces, el futuro inmediato, prolegómenos de un algo largamente esperado. Después de los cómodos 40 kilómetros de viaje por la Ruta No. 5 en dirección  Norte,  luego  de haber pernoctado  en Paso de los Toros,  limpia y coqueta pequeña ciudad del mismo departamento, con aires tranquilos y tiempos  de pueblo, ubicada en el kilómetro 256 de la ruta  con referencia al cero de Montevideo, acostumbrada y orgullosa,  a verse reflejada  en  el escenario de gran belleza  aportado generosamente desde la espléndida naturaleza  del Río Negro, a cuyas orillas y a sus orillas se desarrolla la vida de la misma, habitada por gente sencilla y amistosa,  bien dispuesta en todo momento al vínculo y a la relación con las visitas, dentro de una propuesta a brindarse que es  parte de su forma de ser .Estratégica geográficamente desde tiempos de la Colonia,  por la accesibilidad de paso a través del  Río Negro que en el lugar y en determinadas épocas del año el caudal de agua permitía  el cruce del río, aprovechado el lugar  mas tarde con el desarrollo del país,  para cruzar con las enormes tropas de ganado que venían del norte hacia los saladeros  Hoy domina su paisaje el Puente carretero que unió y  une las dos mitades del País en que este gran río lo divide.

 Descubriríamos en el desarrollo del proceso de investigación, la fuerte relación de historia común entre ésta ciudad  y  Cardoso Grande, objeto de nuestro viaje. Larga historia de suertes y desgracias compartidas, ambos pueblos de orillas, viviendo de un mismo río que los ha unido en sus suertes. Muy disímiles por supuesto.

En  el mojón que señala  el kilómetro 290 de la Ruta 5, encontramos los carteles que anuncian al viajero que está llegando a  Peralta, paraje ubicado en el sudoeste del Departamento de Tacuarembó, sobre la Cuchilla del mismo nombre, en las nacientes del Arroyo Las Conchas.

 Es este un asentamiento humano  desarrollado a impulsos de  la influencia pobladora y la energía socio-económica  venidas en principio por el camino real del país histórico y que luego la  “Ruta”, ya  en la modernidad, convertiría en  vía terrestre de gran importancia,  por donde viajan y  transitan en el corredor Norte-Sur del País,  la mayoría de los bienes y servicios desde el país frontera al país administrativo y puerto, y viceversa.

Típico poblado de la campaña uruguaya  desarrollado a la vera de los caminos, nacido en la necesidad de pausas y descansos  de otros tiempos, y en el hoy por hoy global, apenas un sitio conveniente  bien situado, en donde resolver  menores demandas de servicios, en el mundo distinto de la velocidad  y disponibilidad de comunicaciones. 

5- A la una, a las dos, a las tres. Vendido.

Comunidad de unos 300 (trescientos) habitantes cuya actividad se divide entre su  vinculación  con  la dinámica de la Ruta, desde las coyunturales demandas de su tránsito permanente  de camiones pesados  de carga, a quienes ofrece, pequeñas reparaciones mecánicas y comida rápida  a sus  choferes y el Local de Feria ganadera que allí opera según la forma tradicional de comerciar ganado en nuestro país, en régimen de remate al mejor postor, sistema en el cual se vende y compra lo ofertado por los distintos propietarios que han traído para la venta sus animales- generalmente vacunos, ovinos y yeguarizos.-o procuran su adquisición para reposición de sus rebaños.

A los tiempos de regreso desde Cardoso, un inconveniente mecánico nos brindó inesperadamente la oportunidad de presenciar, observar y  participar de uno de estos acontecimientos comerciales. En procura de coherencia temática, lo describiremos en este momento del texto.

Mientras esperábamos a la una de la tarde, que el propietario de la única “gomería” de Peralta, primero, respondiera a nuestros insistentes golpes en la puerta de su casa, luego lograr que nos concediera terminar antes de tiempo su tiempo de “siesta” , y llevarlo a su taller, dejarle nuestro auxiliar  “pinchado”  en el duro viaje de regreso desde Cardoso, para su reparación y continuar así  la para entonces deseada vuelta a casa.

 En el entretiempo que supusimos no iba a ser demasiado corto, buscando un lugar donde descansar y almorzar, llegamos hasta una aglomeración de gente   a la sombra de un pequeño monte de eucaliptus. Allí reunidos alrededor de grandes mesas conformadas de tablones y soportes plegables llamados “caballetes” , se encontraba el “rematador”, su equipo de asistentes y una docena de potenciales clientes, almorzando lo que constituía el menú único de “la cantina”:  asado a las brasas de vaca, ensalada “rusa” y de postre martínfierro - queso y dulce de membrillo-.  Viniendo de la tierra y de los días de oveja asada y la lata de sardinas, el menú  satisfacía todas las exigencias. Adicional cerveza y refrescos helados las colmaban. La complejidad de la actividad social y comercial que se desarrolla alrededor de estos eventos de comercio y de intercambio, son en si mismo todo un gran objeto de atención  a investigadores e investigaciones en el futuro. Desde la libreta de notas rescatamos estos apuntes .

Allí debajo de aquellos eucaliptus, en el almuerzo y en larga sobremesa que extendimos ,ya despertada nuestra curiosidad hasta el final del remate, fue posible observar como se desarrollan en ese  escenario,  muchos de los importantes acontecimientos sociales y económicos que hacen a la vida social  un grupo . No es casual que sea  un acontecimiento de características típicamente rural comercial con natural concurrencia de toda la familia. Sea esta nuclear o extendida. Todo importa allí y todo interesa. Se exhiben allí prestigio, riqueza, poder, hijo/as casaderos “en edad de merecer”, se formalizan negocios de tierra, de pastoreo, de rentas, se ponen al día las noticias, se habla de política , de economía, de meteorología, etc., todo en clave de agropecuaria.   Las instituciones padre/madre, suegro/a, vinculadas por razones etarias, directamente con la propiedad,  tenencia de tierras y la riqueza, queda de inmediato obvio a la  observación la importancia e interés que convocan y el lugar de prestigio que se les otorga y ocupan con naturalidad. Este lugar  y tiempo de compra-venta  de ganado, se proyecta y excede en mucho los meros límites de un espacio y tiempo de transacción comercial.  El rematador, desde su alto pupitre, con mucho de púlpito, alto por encima de toda la concurrencia, maneja todo este tejido, bordando el mismo su propio dibujo en él con primorosa maestría. Es interesante observar su habilidad y talento en el difícil torneo con la riqueza y el poder ubicados en las rústicas gradas de tablones, o recostados en los alambrados como desinteresados de la escena y de la obra.  Un pequeño martillo hecho artesanalmente en asta de vacuno: “guampa” es su símbolo y atributo de poder. Con el golpea la madera de su pupitre, cuando categórico vende, concede a alguién el derecho de haber comprado luego  de haber sido la mejor oferta. A la una, a las dos, a las tres. No va más. Vendido. Esa es la fórmula sencilla y mágica desde su poder ahora si inapelable, el cual todos obedecen y aceptan, y a través del cual cambian de mano los ganados y muchas veces fortunas. Salvo excepciones según nos comentaba un participante a título de comprador-vendedor, en el caso no  observamos ninguna, los compradores, los que ofertan - “pican” – le llaman , son varones. Los bancos financian la mayoría de las operaciones. 

Volvemos desde la disgresiones anteriores, a los tiempos de nuestro viaje de aproximación a Cardoso.

 También observamos en Peralta un complejo habitacional de unas 60 viviendas construidas dentro del programa del Plan Mevir (Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural).

Se nos dijo que la población cuenta con Escuela Pública, agua corriente,  suministro de electricidad, policlínica de M.S.P. -Ministerio de Salud Pública- con médicos visitantes y seguridad a cargo del Ministerio del Interior a representada por la “16”, forma coloquial con la cual  identifican a la comisaría los vecinos consultados. 

La comisaría, quieta y tranquila, con una aire ocioso pero servicial, sensación de estar disponible,  de oficina pública de pago chico, estaba al momento de nuestro arribo, atendida por dos agentes, que escuchaban las noticias en una pequeña radio portátil a “pilas”, acompañados de otra persona mayor sin uniforme, que ha poco de conversar, nos enteramos que  era un vecino de la zona, con casa a muy poca distancia de la comisaría,  jubilado de trabajador rural, que “mataba” – según nos dijo –  el tiempo de la mañana, todavía madrugador,   en la costumbre aún no pérdida de sus tiempos de peón de estancia charlando con los policías.

 Confeso creyente de la expresión  popular:

 ” Donde fueres has lo que vieres”, rápidamente nos pusimos en confianza con los uniformados.

La Comisaría está instalada en una añosa construcción de ladrillo “asentados”,  es decir unidos entre si,  como se observa en las paredes que no tienen revoque , en mezcla de barro como era de uso en épocas anteriores al uso del cemento portland- No oculta su concepción original como edificio destinado a  vivienda , adaptado a su actual destino de oficina estatal , luce austera, con mínima infraestructura, pero limpia y decorosa. Totalmente pintada de blanco, destacan en su frente la bandera nacional en su mástil y el escudo sobre el frontispicio. Símbolos nacionales que en el momento y lugar me parecieron mucho menos extraños y ajenos que cuando los observo en el lugar  de donde  provengo.

Se hace rápidamente obvio que la interrelación con la sociedad de pueblo chico donde todos se conocen, hace  diferencia con lo que estamos acostumbrados a recibir como mensaje desde  sus similares policías  montevideanas las cuales se representan cual  misteriosos y enigmáticos, cuando no ominosos, centros de poder y control social.

A vía de ejemplo, en el escaso tiempo que pasamos allí, aproximadamente 45 minutos, concurrieron dos personas, vecinas del lugar a solicitar si le trasmitían “un Q.S.O.”  por la  radio . Mi curiosidad quedó satisfecha por el agente que me atendía, que ante mi pregunta respecto a que significaba la enigmática sigla, me explicó que son mensajes, comunicados en la jerga radial, que en este caso se realizan sin costo alguno,  a través de  la banda radial policial, para vecinos que viven en zonas muy incomunicadas, pero en la cercanías de algún destacamento policial que las recibe y se las comunica a sus destinatarios.  Asombro. Hoy quizás ya no tanto, en aquel momento así de simple describí en mis notas lo novedoso que resultaba  el episodio  Se percibe la propuesta distinta, tan distinta como los escenarios, dentro de los cuales por otra parte todo se construye socialmente. Estamos dentro de una concepción de la vida social y sus interrelaciones, que nos remite a pensar junto a Canclini lo rural como lo no urbano.

Allí nos informamos tanto  por los uniformados, como también por el vecino jubilado, a estas alturas ya:  Don Francisco, de las buenas y las malas nuevas. Las buenas,  que todo el camino era transitable, que los” pasos” y “las calzadas” -valga la redundancia- no impedían el paso, ya que la “seca es grande”. La diferencia entre ambos, me explicaron con paciencia, estriba en que “los pasos” son sitios en donde se han colocado tubos para que por ellos fluya el agua de pequeños arroyos que originalmente cortaban el camino y son simplemente “mejorados” es decir de tosca, en cambio “la calzada”, al ser el accidente geográfico a sortera de mayor tamaño, aunque siempre dentro de la categoría de arroyo pequeño, se construyen en hormigón.

Ninguno de ellos, también me aclararon,  evita que en ocasión de lluvias intensas o que se extiendan por varios días, queden intransitables al pasar la corriente de agua por encima del camino. Que esta situación, puede durar horas o puede durar días.  El que impide primero el tránsito y el último que lo concede, son justamente las nacientes de lo que fuera antes del embalse de Rincón de Bonete, el Aº Cardoso, convertido hoy en humilde “cañada”. 

-“Asigún los milímetros que caigan”- (sic) nos advirtió Don Francisco el jubilado... Se nos aconsejó estar atentos a las  Radio Emisoras (sic) de Tacuarembó y Paso de los Toros, que siempre informaban sobre el estado de los caminos de campaña  y no “largarnos “(sic) --es decir, no intentar cruzar- si el agua cubría el camino porqué las  “correntadas son muy traicioneras” (sic)  y es muy peligroso y han sucedido varios episodios de accidentes por imprudencias , muchos de ellos con personas ahogadas”

B  - El escenario etnográfico.

            1 – Estar ahí...  extranjero en mi país.

 

“Pido a los santos del cielo

que aclaren mi pensamiento:

les pido en este momento

que voy a cantar mi historia

me refresquen la memoria

y aclaren mi entendimiento”

Martín Fierro.

José Hernández

Tanto como las consecuencias de las congestionadas urbanizaciones de nuestros días , ordinarias a nuestra cotidianeidad, en muchos modos su precio,  impactan desde su exageración de sonidos, olores, velocidad y heterogeneidad de formas y artificios nuestros sentidos,  y  en el  agravio  los deforman, cuando no los cauterizan, recordando el decir de Augé: 

“(...) la ciudad es ruido, rumor, estrépito “ Auge,M., 1998: 117,

encontramos en  Cardoso Grande, como escenario, al contraste, la serenidad. La naturaleza allí está en armonía, se  incluye en ella la gente que la habita, se manifiesta esta sensación sin economías en toda la gama de dimensiones de los sentidos, se percibe con rapidez una más  justa relación proxémica con el paisaje, dentro de una medida humana que incluye las distancias.

Dentro de ese espacio en que hacernos ver y oir es un simple estar dentro de esas medidas, algo hay de humildad recuperada, la relación con el universo torna a ser de respeto. Reconocemos el más allá infinito en el simple descubrimiento de la noche construida desde un cielo que con cierta sorpresa encontramos que está completamente lleno de estrellas.

También Cardoso se divide, desde una obligada convivencia, entre las casas habitadas, que son las menos, y las ruinosas, ya únicamente vestigios de paredes caídas, techos colapsados sobre si mismo, patios que fueron, con sus pisos resquebrajados , tomado el  todo por una exuberante vegetación de enredaderas, aéreas y rastreras, que cubren y esconden la mayor  parte de las viejas estructuras de lo que fueran casas.

Varias de ellas ,de importante y orgulloso  porte y magnífica construcción,  descubren historias de  familias “pudientes”, comerciantes principalmente, tratantes de ganado, compradores de cuero y lana, etc.

También, y merecen su  trato aparte, casas que ya en la década de los 50s. sus propietarios abandonaron al asumir lo irreversible de la situación de deterioro económico y social del pueblo y las dejaron cerradas, a cal y canto, valga la expresión, ya que es la impresión que causa el verlas, sus puertas  y ventanas cerradas y aseguradas  con tablones  cruzados fuertemente claveteados, en algunos casos con el agregado de cadenas y candados,  hoy viejos y herrumbrados.

Son quizás una decena aquellas que  impresionan por su porte y tamaño.

Enfrente a  donde instalamos nuestra carpa, cruzando lo que fuera en otros tiempos avenida, dominaba nuestro horizonte  visual cercano una de ellas; construcción sostenida sobre sólidos cimientos en piedra, con  grandes ventanales y puertas en madera dura, techo de chapas , zinc de calidad, tal que a la vista aún hoy parecen estar impecables, en aproximados 200 metros cuadrados de edificación, con todo subsuelo acondicionado como sótano, a la vieja usanza de las casonas españolas, algo  mas de 1000 metros cuadrados de terreno, en donde se aprecian aún los signos de enjardinados y parquizados, con un patio interno de estilo español colonial, en donde, desde su deterioro aún hablan de su esplendor las paredes cubiertas de azulejos de tipo y motivos españoles al igual que un aljibe que domina, desde lo que aún queda , el centro de ese espacio.

Son  significativas en las casas deshabitadas las evidencias de daños y destrozos de variado origen, el principal, el propio abandono, la falta de mantenimiento y  el paso del tiempo, también se aprecian y diferencian con claridad  las más recientes , consecuencias de un último temporal de vientos huracanados que azotó el país y que también castigó duramente a Cardoso.

 Son varios los  árboles de gran porte que permanecen  derribados mostrando sus enormes raíces al aire. Un hermoso ejemplar de palmera de más de 10 metros de altura que tampoco resistió el meteoro, agrega ahora yaciente y abatida, un matiz extra al extraño paisaje. 

No se observan en cambio señales de vandalismo humano o intentos de penetración de intrusos o ladrones. Mis informantes principales, coinciden en que dentro de esta casa que he descrito, están aún allí la mayoría del mobiliario, tanto de la casa habitación como del comercio,  que perteneció a un rico comerciante  de origen italiano, y que giraba su empresa  en lo que se denominaba antiguamente Ramos Generales, en las cuales se vendía  prácticamente el vasto catálogo de insumos y bienes que eran de uso en la época. Herederos estos comercios en la campaña  de la Pulpería de las épocas patrias.

La belleza quieta del lugar emite mensajes contradictorios para los observadores recién llegados. La naturaleza tozudamente  se ha ido instalando, tomando para si nuevamente desde sus tiempos de paciencia inmutable los espacios  culturizados antaño por el hombre. Allí se desarrolla en el privilegio de una tierra fértil, toda una inmensa variedad de flora  y de  fauna, especialmente de aves y pájaros, en espléndida reconquista, en la reocupación de un hábitat. Los sentidos reciben el mensaje  provocador del escenario, en si mismo inusual.  A la observación y a la mirada, al extrañamiento, se producen emociones importantes y también contrapuestas. Es muy difícil intentar describir la riqueza cacofónica de un amanecer en Cardoso. Los innumerables lenguajes de llamada y reconocimiento que se producen a las primeras luces de un nuevo día,  crean un  estrépito, tanto más extraordinario cuanto que desconocido desde donde venimos y ¿ vivimos?.

Es  fuerte el  impacto ante tanta exposición de historia humana trunca, el inevitable desarrollo del  proceso existencial de nacer , vivir y morir, están allí exhibidos y expuestos sin pudores, sentimientos que evidentemente intervienen la mirada antropológica, aunque sin duda también la enriquecen.

Difícil de conciliar desde nuestras  estructuras y  desde el modo y el como de vivir en el cual estamos inmersos. Presencia humana de la que  quedan recuerdos dispersos aquí y allá, difuminados en memorias dispersas. Un juego de piezas para armar. Desordenadas quizás, pero algo hay allí, se le percibe en el encuentro, que están muy presentes en el imaginario de los que de una u otra forma tienen en sus vidas algún retazo de historia cardocera. Hay algo fuerte y grande allí , y proyectado desde allí. Aún desde ese estado de pueblo en descomposición, surge fermental, un muy potente sentimiento de orgullo y pertenencia.  Evidencia, alerta y recordación clara  a distraídos, avisa la fragilidad de toda existencia y la necesidad sabia de humildad ante lo exiguo de nuestros tiempos vitales siempre perecederos.

Desde la Antropología Social, nuestra disciplina, desde sus intereses,  desde la sensibilidad a que sus objetivos convocan, donde todo lo que sea humano, nos comprende, quedó rápidamente en claro, que de todas y muchas incertidumbres que todo trabajo implica,  la principal fuente de ansiedad desde donde se gestaban las dudas en la validez del encuentro con esta hot edad, nuestra capacidad de articularnos con su mundo y sus enojos de excluidos , abandonados  en soledad,  de hecho  fuera de las murallas perimetrales a nuestra forma de vivir cotidianas que en el intento manifiesto de proteger, a la vez que lo hacen, excluyen.

 ¿Como hacer la diferencia si supuestamente eramos el yo y el otro  igualmente nativos? ¿Cómo quejarme de tanta carencia? ¿Como hacerles entender cuanto extraño mi baño diario encerrado entre pulidas cerámicas coloridas y el vapor del agua caliente? ¿Podrían entender que extraño mi paseo diario con mi  mascota? ¿ y que decirles cuando no estoy preparado ni se vivir ausente de la luz eléctrica?

En este aspecto al menos pronto descargamos ansiedades y aliviamos dudas . Observándonos respetuosos con la otredad encontrada, dejamos detrás la inconmensurabilidad. No víctimas. Menos aún mirados desde la conmiseración. Resultó entonces fácil desde esa plataforma, hacer traducibles nuestros propósitos  A este otro en encuentro, desde su otro diferente, desde el díalogo, desde su especificidad , donde muchas veces abundan gestos y escasean palabras sin perder riqueza la comunicación.

 Aprendimos rápido  la cómodidad inteligente de su adaptación a sus escenarios. Desde su permanente  desafío diario en el subsistir rodeado de muchos menos cosas que nosotros. No obstante a fin de cuentas, nada distinto a lo  que desde y dentro de la cultura acostumbramos todos los nos(otros). Nada esencialmente diferente.

Michel Certau, en su obra Inventado lo Cotidiano, denomina a la posibilidad de planificar nuestros paseos “a ras de tierra”, como “ retóricas peatonales”. Caminando por  lo que en otros tiempos fueran las calles y avenidas de este lugar, habitado hoy por algunas escasas decenas de personas, ausente de tráfico mecánico alguno y escasa, cuando no ausente, toda presencia humana,  en la certeza de imposibilidad de que nuestras emociones las agravien en miedo,  estruendos   y  estridencias ininteligibles, sean estas alocadas sirenas, bocinas, parlantes, o todo ese mundo de etcéteras, entendemos desde la experiencia el concepto del pensador. También a otras cosas hay que acostumbrarse. La exposición y  la exhibición  absoluta a “los otros”, que el escenario cardocero conlleva en razón de  sus dimensiones sociales empequeñecidas, papnotiza toda rutina de vida, y genera en inmediata  respuesta, acciones y mecanismos de preservación, cercos defensivos de la privacidad, que costaron  tiempo, alguna frustración  y mucha  reflexión identificarlos, y desde allí, desde ese saber hacer, generar la empatía necesaria para reconocer y ser reconocido desde la alteridad .

2- El Pueblo.

A la descripción Cardoso debe ser contenido dentro de los parámetros de lo que fue,  de lo cual exhibe dolorosamente sus vestigios y de lo que a la mirada etnográfica, hoy es .

De lo que fue ya se abundó en detalles.

Ahora, cuando en una intersección de caminos, sujetado a los postes y “piques” de un alambrado, nos encontramos de sopetón con un letrero construido en tosco tablón de madera ,escasamente pulimentada, desde donde letras primorosamente caligrafiadas en pintura, nos obsequiaban un alentador: 

BIENVENIDOS A CARDOZO GRANDE ”.     

Así. Con zeta.

Intuimos entonces y tomamos como señal, que lo que fuéramos a encontrar, estaría mas o menos materialmente en ruinas, pero que latente en aquel lugar al modo que fuere,  encontraríamos una importante carga de energía humana vital.

El  escenario al que vamos  al encuentro, nos recibe desde su quietud y ausencia de actividad humana alguna, observamos gran cantidad de ovejas pastando tranquilamente por todos lados, incluyendo una zona perimetrada en  cercos de alambres en mal estado, con  vestigios de  lo que fuera una plaza pública , con sus bancos de hormigón y madera en mal estado y restos de lo que fueron en su momento juegos para niños, una cancha para la práctica de fútbol ,que identificamos como tal por  sus arcos. Todo es por allí  lugar de forrajeo de ovejas.

En una  mañana de verano, bastante fresca para la época , llegando, transitamos por lo que parece fuera una  Avenida -hay opiniones diferentes- y que en los planos de catastro figura como calle 21 y si tomamos a esta como rectora, la urbanización del poblado está  en su relación con la rosa de los vientos, en  orientación N.O.

Surgirá luego en el devenir  de las entrevistas, ser esta, según memoria de algunos y en lógica simple  de otros,  la Avenida considerada calle principal del poblado, que vinculaba  en sus tiempos, el pueblo a la Estación de Ferrocarril, centro neurálgico de toda la dinámica  económica y social.

Desde el amistoso cartel de bienvenida hasta las primeras construcciones del pueblo, distan unos 5 kilómetros, “legua y pico” para los del pueblo,   estos últimos kilómetros , ya verdaderos “infernales” caminos de campaña ,  poco más que el no demasiado percivivle trazo de las huellas de vehículos y animales que por allí han  transitado.

 Desde los primeros indicios que aparecen  de antiguos amanzanamientos hasta la orilla del agua, estimamos la distancia en aproximadamente 15 cuadras, en tanto que  entre las orillas inundadas en lo transversal con orientación Norte, que encierra a lo que resta del poblado en una especie de gran bucle, estimamos otras tantas, pero ya no amanzanadas sino con tamaño de pequeñas chacras, de aproximadamente 1 hectárea cada una de ellas. 

 

Foto aérea de lo que resta de Cardoso Grande . Fuerza Aérea 1966

Las huellas de vehículos, personas y animales que hacen y mantienen el dibujo de  la calle, está  bordeada por ambos lados por una regular y simétrica línea de arboles de la especie paraíso con aspecto muy añoso que le mantienen aún estilo de Avenida principal. En este territorio de unas aproximadas 60 hectáreas, delimitado al N.O y al S.O. por el agua del embalse de la Represa del Rincón del Bonete, se encuentran las 45 viviendas censadas en 2004, de las cuales únicamente están ocupadas 18 . Según la misma fuente, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos,   le adjudica la cantidad de 47 habitantes, de los cuales 25 corresponderían a hombres y 22 a mujeres.  A  la observación etnográfica, y teniendo en cuenta  el alto grado de movilidad de los residentes adultos varones en virtud de sus trabajos zafrales, y la franja de jóvenes egresando de la Escuela, algunos de los cuales emigran temporalmente a continuar estudios estimamos que la población debe ser algo superior, pero sin que cambie la magnitud de la cantidad, que es  realmente pequeña.

La disminución en cantidades  es sostenida , a título de ejemplo, en 1963 arrojaba 196 habitantes, ya en 1985  había descendido a 85

Freddy, de 65 años, criado en Cardozo hasta que a los 13 años sus padres lo enviaron a Paso de los Toros a cursar Secundaria y luego se vino a Montevideo a casa de familiares y continuó estudios siendo hoy Doctor en Abogacía, y con el cual mantuve una interesante entrevista en Montevideo, previa a mi primer viaje, me hacía estas observaciones:

“Cuando Cardoso Grande tenía 1.500 habitantes, Montevideo tenía mas o menos 500.000, ese es el punto de comparación. Paso de los Toros probablemente tendría 3 o 4 mil, para la misma época.”

Nuestro primer contacto con los habitantes de Cardoso, siguió una lógica simple,  sin demasiadas opciones. El único lugar con características públicas, que advertimos, luego que un tanto desconcertados llegamos al final de la calle de entrada,  y nos encontramos de frente con la orilla del agua, era una puerta abierta en una casa de porte muy antiguo, con una cortina hecha de tiras de nylon de colores que se movían con la brisa de la mañana. Alli golpeamos las manos y  nos atendió Estela.

Es la esposa de Vico, el  comerciante del pueblo. El único por otra parte. Señora que aparenta  estar en sus 50s. Es además  la encargada y  telefonista del servicio a tiempo parcial que Antel presta allí mediante un aparato telefónico convencional, telefonía fija,  que está instalado en su casa, que a su vez es la trastienda del almacén. Como se ve todo polifuncional. Ya habíamos tenido con Estela  un par de conversaciones vía telefónica, que habían girado siempre en términos de preguntas de información general sobre el lugar, que deberían parecerles  extrañas pero también en su momento, lejanas. Ahora estábamos allí, dos extraños, con un auto cargado de cosas, preguntando donde se podía acampar.

Las decisiones sobre este y otros temas afines, se tomaron una vez cumplidas las consabidas presentaciones, toda una suerte de aparentes e inocuas interrogantes que invitan, cuanto no obligan, a las explicaciones y el relato del  porqué de nuestra llegada, todo muy dentro  de una ritualidad de estilo, especie de protocolo  de urbanidad, que realmente correspondería llamar de “ruralidad”, con tiempos lentos, pausados según diferentes parámetros que los que acostumbramos desde el vértigo al cual generalmente nos someten las urbanizadas demandas.

Hay que aprender rápido. Todo el cortejo de convenciones ,el orden y jerarquías en que se mantiene al dialogado,  riguroso en  toda aproximación social,  en donde intervienen preguntas sobre  salud y familia, sobre las condiciones del tiempo, en donde la definición de bueno o malo, son concepciones diferentes de lo urbano, la lluvia casi siempre bienhechora, trae consigo en su relación con la tierra, los resultados en cosechas  y en la ganadería,   difícilmente sea considerada negativa dentro de niveles de normalidad, al contrario de la ciudad en donde al no ser necesaria, es considerada como mínimo una molestia, generalmente   las noticias meteorológicas que se emiten por los medios de prensa, califican de “mal tiempo” todo pronóstico de lluvia. Aquí viviendo dentro de los ciclos vitales de la naturaleza se tiene una concepción diferente.

El forastero, el  ajeno al pueblo, es abordado en principio desde un marco de reservas y es a partir de ellas que deviene ya con suficiente  conocimiento  acerca de  sus intenciones, admitirlo  como amigo y entonces brindarle desinteresada hospitalidad o considerarlo “enemigo”,  es decir que no se la interpreta como relación conveniente por alguna razón,  con  consecuencias y actitudes  que variarán y estarán determinadas  por  las diferentes circunstancias.

Estas formalidades protocolares que pueden parecer innecesarias o triviales desde puntos de vista citadinos, son sin embargo aún fuerte costumbre  mantenidas en la campaña dentro de marcos muy ceremoniosos. Todo un conjunto de factores conducen a su preservación. Quizás no sea el menos importante, un manejo muy estricto de la seguridad de sus personas, familias y bienes, en lugares en donde como Cardoso y toda la zona rural circundante el aparato de seguridad estatal mas cercano, la policía, está a no menos de una hora de distancia, siempre y cuando los arroyos y cañadas permitan el paso.

No constituye este protocolo dialogados precisamente cortos, por el contrario, hay todo un proceso que a medida que se va desarrollando, construye lo que  parece  una especie novedosa  de entrevista recíproca, en la cual cada uno pretende y obtiene  respuestas que le son necesarias  y  necesita.

La mujer, escasamente participa en forma activa  en esta actividad de  negociación social, las distancias entre los géneros, aparecen como muy pronunciadas,  de lo observado en el universo de nuestra investigación, que aún pequeña cuantitativamente, a los objetivos de este trabajo, es de todas maneras representativo, se infiere en el mundo cardocero  un mayor protagonismo  del género masculino en temas extra-hogar doméstico. Es claro que los valores de fuerza física, atributo  en el cual la costumbre le adjudica ventajas a todo “lo varón”, se jerarquizan  en el medio rural, por la necesidad de mayor vigor físico, cierto o atribuido, en lo que hace  al éxito en el desempeño de  las tareas primarias de subsistencia.

También los límites y las fronteras de las identidades de género están definidas con nítida precisión. Los roles acompañan fielmente a los determinados culturalmente según  sexo.  Esta idea se irá definiendo mejor en el correr de los acontecimientos y en la medida de nuestras observaciones frente a  conductas aceptadas por ambos géneros con naturalidad, y que no dejan de  llevar una carga sexista muy pronunciada en relación a los roles de la mujer dentro del ordenamiento social, aún observado desde lo que reconocemos como  pequeño tamaño de muestra de este grupo humano.

La división del trabajo, la adjudicación de roles y los ejes de poder, no nos resultan extraños desde lo que acostumbramos recoger de  testimonios y relatos de la vida en la campaña en los albores del siglo xx. Hay cosas en Cardoso que parecen escapar de lo visto en sepia amarillento en viejos álbumes familiares.

Tampoco desobedece la realidad de Cardoso la cultura en la que estamos inmersos en general. Acepta  y asigna espacios en donde “lo mujer” puede deambular sin ser objetada por el mundo varón. La casa, “ama” de la misma, es decir, limpiar y cocinar. Esposa, desde el aporte de su sexualidad comprometida. Madre en el cuidando y crianza de los hijos. En definitiva son en esas tareas,  y solamente en ellas en las cuales “la mujer” tiene capacidad decisoria. Sería interesante a futuro profundizar en las relaciones de género y  dominio en el mundo no urbano.

No obstante también desde la observación permite advertir costumbres que ha introducido la modernización. La globalización también golpeó las puertas por aquí. No es Cardoso un espacio social estanco y aislado, las noticias “vuelan” literalmente  sea a través de las ondas de radio, o en los viajes a las poblaciones linderas, en el tráfico de personas que las mismas estancias cercanas en su actividad producen, dinámica humana que circula y comunica ; modos y modas que son adoptados y adaptadas a la realidad  desde una selección  y descarte racional.

Betty, una joven mujer de 25 años, madre de dos niñas, una en edad escolar, vive en unión libre con Ernesto de la misma edad. Ambos, son nacidos en Cardoso.  Ella cumple con sus cometidos de ama de casa mientras su pareja de lunes a sábado a mediodía trabaja en una estancia de la zona, en trabajos generales de peón. La entrevista fue totalmente casual y se produce en una de las ocasiones que recorriendo las calles de los márgenes del pueblo, la encontramos  en el interior de un predio al costado de una vivienda de material, modesta pero muy bien mantenida, lavando ropa en una tina de hormigón y sus hijas, jugando a la sombra de un árbol, al saludo respondió amistosamente lo cual animó al contacto y la conversación. Vestida con jeans, zapatos deportivos, camiseta t-shirt con logos en portugués, en nada se diferenciaría de una joven mujer urbana de los barrios montevideanos de la periferia, salvo quizás en las marcas y origen  de la ropa que usa, que parecieran ser  todas de origen brasilero, quizás contrabando. Para Betty sus proyectos de vida pasan por que el pueblo mejore o que su esposo, que  así lo llama, consiga trabajo en otro lado, en otra cosa:

”Yo no creo que Cardoso mejore, al contrario este pueblo está mucho peor que lo que yo recuerdo de cuando era chica, que tampoco era mucho mejor que esto, en la escuela habíamos como treinta niños, todavía se hacían kermesses, y algún que otro “beneficio” para arreglar el camino, o para el destacamento de la policía, casi siempre para la escuelita” 

“Me gusta la cumbia. Escucharla y bailar. A veces vamos a algún baile en Peralta. Me gusta tener alguna ropita y arreglarme” “aquí no hay nada para hacer”

“Y aquí no tenemos muchas oportunidades, lo mío es atender la casa, cuidar las nenas, y mantengo la quinta”- señala unos canteros de tierra trabajada –“Ernesto  es el que da vuelta tierra, el que la prepara, yo riego y cuido de los yuyos y de las plagas, ahora por ejemplo, tenemos mucho de una especie de caracol que come las verduras, las hormigas también son bravas si uno se descuida y tengo que poner “remedio” -insecticidas- contra otras plagas que aparecen con el calor.”

“El  probó con esto de la forestación y anduvo por Tacuarembó y Rivera donde estaban tomando gente para trabajar en los montes, pero se vino, las condiciones del trabajo y el pago eran desastrosos”

“Ahora está pensando que si vienen esas fábricas extranjeras para la zona va a tratar de conseguir trabajo y dejar las estancias, no hay futuro ahí”. ”Por acá se habla mucho de eso. En San Gregorio tienen oficina pero no toman gente todavía”

“Tenemos que pensar que después las nenas que van a hacer acá, criadas sin nada, hay que darles algo de educación”

“Y yo? y bueno trabajaré en alguna casa de familia, veremos de cómo nos arreglamos con las nenas”

La realidad de esta joven pareja es la realidad en Cardoso.  

3- La telefonista y “el patrón”.

Las preocupaciones de Estela a la ocasión de nuestro primer encuentro y su ansiedad  desaparecieron  a la vez que el que aparece es su esposo Vico. “ahí viene el patrón” nos dice con toda naturalidad, y  alivio. Venía el hombre montado a caballo, vestido a la usanza paisana de la campaña, de bombachas, faja en la cintura, una camisa de manga larga y alpargatas en los pies. El encuentro en  principio cauto  y   abundante nuestro interlocutor en suspicacias, fue de a poco mermando en incomodidad y  tensiones,  en la medida que íbamos aportando información tranquilizadora sobre nosotros, nuestros propósitos y  objetivos.

También resultó de gran importancia, y  se capitalizó en estas instancias, lo que fueran las  etapas de trabajo previo , tanto en la fase de anteproyecto, como en los inicios de  la investigación.

La investigación de antecedentes del tema en Montevideo, algunas entrevistas como la realizada al Dr. Armúa, en las visitas a Paso de los Toros, en  las entrevistas a descendiente de oriundos de Cardoso, los largos tiempos de conversación con gente vinculada a dicho lugar por parientes comunes y todo esos imponderables que van surgiendo en la medida que se investiga,  así también la lectura de cuanto material encontramos  publicado y relacionado en forma específica o vinculante con el objeto de la investigación, aportó lo suyo ahora, se constituyó en  un capital en  conocimientos sobre hechos y personas que definitivamente le aportó al diálogo legitimidad y   moderó los niveles  de  preocupación. Una especie de intercambio y aprobación  de acreditaciones.

Después, en entrevistas futuras lo confirmaríamos, en aquel  momento intuía la posibilidad y la  temía de que se nos sospechara de ser de alguna manera   funcionarios representantes de alguna oficina estatal . “¿Son Inspectores de algo?” - fue pregunta repetida los primeros tiempos.  Por tanto, de haberlo sido, para lo que después veremos desde los puntos de vista de nuestros informantes: el “enemigo”. La legalidad “oficial” es en Cardoso relativa. Desde el punto de vista cardocero, el que primero rompió las reglas fue el estado inundándolos.

No es Vico precisamente un dialogador ingenuo, y aunque según estimo no leyó a Goffman, tampoco se le hace  evidente ni demasiado necesario, en compañía de Estela su esposa, esta, mayoritariamente desde un silencio suspicaz, fuimos entonces como hemos dicho, sometidos sin compasión a un duro y extenuante interrogatorio esbozado debajo de un manto de preguntas casuales en aire bonachón.

La idea fuerza interrogante acerca de nuestros propósitos  en el pueblo, las determinaba en forma contundente ,  en este caso constituidos nosotros en  lo exótico, la extraordinariedad de nuestra  presencia:

“sin cañas de pescar” “una pareja muy pueblerina” “un lugar abandonado y olvidado de la mano de dios” nos dijera Vico.

Nos sometimos con paciencia y resignamos nuestro cansancio para más tarde y fuimos dando respuestas a las interrogantes y los niveles de aprehensión fueron diluyéndose  hasta que podríamos decir, desaparecieron, dejando paso a una atención simplemente curiosa .Todo esto, sea dicho en honor a la verdad, en un dialogado que si bien, cargado como dijimos  de suspicacias,  siempre se desarrolló en términos amables y educados.

También  fue importante el prestigio que  aún mantiene la Universidad y todo lo que de alguna manera se relacione con ella. Explicar lo que la Antropología Social  buscaba allí, dejó un sinfín de anécdotas y experiencias , sin duda rico material para varios capítulos risueños. Algo de Laura Bohanan  leyendo Shakeaspeare en la selva.

El campamento – la carpa y otros innumerables artefactos, -muchos de ellos rápidamente puestos bajo sospecha de  inútiles  - quedó finalmente instalado a unos 100  metros a  los fondos de esta vivienda-comercio en que viven Vico y Estela, y a unos 150 metros de las orillas del  lago, deprimidas éstas por la sequía, lo que había hecho retroceder en no menos de 100 metros lineales de lo  son las señales evidentes en el terreno de su cota habitual, “la línea de la resaca” para la gente allí y a la cual es un indicador importante a su vida cotidiana. Entre otras cosas según me explicaban: “Cuanto mas agua, menos campo y hay que apretar las ovejas o llevarlas a otro lado”. Para el lugar elegido, aceptamos sensatamente los consejos de los locatarios, opinión  que connotaba además de aprobación, también  permiso a la ocupación del espacio y   el beneplácito para nuestra presencia física en el lugar y nuestras actividades. En  realidad,  prácticamente todo lo que nos rodea  es tierra fiscal, expropiada por el estado o abandonada por sus dueños o sea de “naides y de todos”. No obstante no es esta la opinión dominante por estos lares y es por lo tanto las reglas del lugar las que respetamos.

Estaba nuestro campamento, en lo que fueran las antiguas veredas de una Avenida, hoy  simple terreno mas o menos limpio de malezas, cubierto por una capa de gramilla natural que le otorga un aspecto agradable, limitando a nuestras espaldas,  un  alambrado que cerca  un predio que es ocupado por  Vico, lugar al que llaman “el piquete” donde se encierran  caballos, uno o dos, y los terneros de las “lecheras”, o sea de las vacas que están en  proceso de ordeñe.

Destaca este alambrado por estar en muy buenas condiciones, al contraste con la mayoría de los que aún abundan por los alrededores, que están en  pésimas condiciones, con postes y piques quebrados, alambres corroídos por la herrumbre,  cortados o lisa y llanamente ya  inexistentes, con largos trechos caídos en el suelo, que en los hechos ya no cumplen función alguna.

También pesó a la decisión, la proximidad con la leña de monte tanto indígena como exótico, este último mayoritariamente eucaliptus, que si bien pertenecían a Vico, este la puso, sin costo ni medida a nuestra disposición; combustible imprescindible para nuestro fogón, cuyo fuego ardió casi en forma permanente en  esos días de campamento y en el cual cocinamos nuestros alimentos, mayoritariamente carne de oveja asada.  La leña, desde su abundancia, no tiene por aquí la significación económica de mercancía que puede tener en la ciudad. De todas maneras un apreciado rasgo amistoso de hospitalidad.

Muy importante, es desde  estos ,en apariencia mínimos gestos, que  se construyen las primeras señales alentadoras y el entusiasmo llama a la acción.   Gozábamos allí también de otro privilegio no menor, la fresca sombra y la protección  de árboles - paraísos- que en  largas, simétricas y paralelas hileras delimitan aún hoy desde su añoso cuando no decrépito aspecto,  lo que en el otrora del pueblo, fuera  el dibujo urbanístico de una de sus  avenidas.

Desde la ubicación de la carpa, la vista  es abarcadora de  la imagen actual de Cardoso. Al frente y en situación de suave declive con nuestro sitio , tomando todo el horizonte, allá abajo, a unos 150 metros  una inmensa masa de agua quieta. Debe haber 1000 metros entre esta y la otra orilla y no estamos hablando de las orillas del lago, sino de la otra orilla de una profunda entrada del mismo, “un gran sangrador” dicen los lugareños, por lo que era el cauce antiguo del Aº Cardoso. O sea ese otro lado, sigue siendo departamento de Tacuarembó. En cambio lo que si constituyen orillas opuestas  del lago propiamente dicho están en Tacuarembo, en nuestro caso y Durazno la orilla contraria. Vaya esta aclaración que permite una idea del tamaño real de ese gigantesco embalse artificial. En ese tiempo,  la  escasez de lluvias , “la seca”,  en  pintoresco modismo  lugareño, falta aguda de lluvias, de las cuales se alimenta el lago  a lo largo de su cuenca , para cumplir su función de embalse y reserva de agua con las cuales mover las turbinas de la Represa, nos privilegió al  permitirnos tener a nuestra vista, en coyuntura extraordinaria, emergiendo en las orillas, ruinas de construcciones de piedra de mucho porte, que luego pudimos identificar en entrevistas , como los restos de lo que fuera la estación del Ferrocarril, de la cual quedan vestigios suficientes de estructura que permiten determinar los espacios y sus usos, además de trozos de paredes en pié entre 1 y 2 metros de altura, construidas en piedra unidas en mezcla de cal y portland, mostrando claramente los espacios que ocupaban ventanas y puertas.

Allí en ese lugar,  en una tarde de duro sol de enero,  empezamos la dificultosa tarea, de transformar y adaptar nuestras  conductas urbanas a “lo rural”, escenario que resulta  hostil y agresor en lo físico desde nuestra ineptitud, e  intentar  convertir un hermoso lugar natural en un sitio habitable.

4-  Primera noche, primeros sustos.  

Los textos etnográficos bastante ya  han descrito  el shock de encuentro con  “otros seres” in-humanos con quienes se encuentra y se convive en el trabajo de campo. Es decir, toda la mas amplia variedad de insectos que pueda  alguien imaginarse en las alegres planificaciones previas,   mucho antes por supuesto de  encontrar debajo de cada tronco, o de cada piedra que se cambia de lugar, la infinita cantidad de hormigueros, con especimenes  de distintos colores y formas,  las diferentes reacciones a su “picadura” de ácido fórmico, con el cual defienden con bizarra fiereza  su invadido territorio,  además de invisibles, imprevisibles, solo aparecen cuando ya media carpa ha sido montada. También el suelo aporta lo suyo.  Terrenos que parecían  a la mirada, amigables y dispuestos a ser horadables sin mayores esfuerzos y  con facilidad  permitiendo una fácil instalación de los sujetadores metálicos  de  carpa, revelaban inopinadamente una enojosa geología adversa a nuestros propósitos  y por supuesto impenetrable, dejando sin resolver  la incógnita:  o nuestra impecable y  recién estrenada  pala de cavar no era del duro material que se nos había asegurado por el amable vendedor al momento de su compra, o el terreno elegido desgraciadamente era de un grado superior a la  dureza  prevista. A la caída del sol,  empezando ya a vislumbrarse la inminente  falta de luz, en el caos asumido de ser nuestro primer día en el campo, pese a algunos nubarrones amenazando lluvia, el cansancio me dio argumentos suficientes para  tomar decisión de acostarme,  a mal dormir, mal aseado, mal comido, malhumorado, sin haber logrado instalar correctamente las mantillas de nuestro farol a gas, ni por supuesto poder activar “el plan b”, - farol a queroseno- ya que ponerle combustible a esas alturas parecía una tarea sobre humana, pero quizás enfrentando en el ensueño a un balance de tantas emociones,  el mayor generador de culpas: la imperdonablemente incumplida  regla primera de todo campamentista,  rodear la carpa de zanjas -cunetas- que en caso de lluvia desagote el agua pluvial en dirección opuesta a donde se  intenta dormir. La suerte ayuda al principiante. No llovió. Ese día. El futuro nos daría el privilegio de vivir la experiencia.

También descubrí al amanecer, que mi ayudante, dama al fin, había pasado la noche en vela, que los mil y un ruidos nocturnos que pueblan nuestros terrores urbanos saturado de ululantes sirenas alocadas, no significaban nada comparado con la ominosa amenaza, de toda esa cantidad de  animales no identificados, al parecer  de todo tipo y tamaño, una especie de arca de Noé dejados en la noche a su libre albedrío,  moviéndose en la oscuridad, comunicándose y amenazándose entre si, con extraños ruidos, aproximándose algunos de ellos con curiosidad a nuestra carpa, en la oscuridad de la noche, en donde sus sombras generaron hacia el interior, -según relatan-  las mismas fantásticas figuras que otros pueblos disfrutan con sus teatros de sombras. En este episodio el resultado no fue  el mismo.

Costó convencerla que tan solo eran algunas inofensivas comadrejas en la lucha eterna por comer o ser comidas, algún que otro zorro buscando también entrar en proximidad con iguales intenciones, con  las aves de corral de don Vico, magnificas gallinas, patos y gansos, y a la vez lo suficientemente lejos de los caninos de sus perros domésticos, dos muy criollos perros ovejeros, duchos en el arte de proveerse de caza fresca como dieta, tanto para ellos como para sus propietarios, canes estos,   que también supongo anduvieron en las proximidades de nuestra carpa, curioseando, buscando ingenuamente residuos de nuestra pobre, pero es sinceridad decirlo, satisfecha , dichosa  y enlatada primera cena cardocera bajo un imponente y maravilloso cielo lleno de luna y estrellas. A la primera estrella fugaz que recorrió el firmamento, la ayudante pidió como deseo, que todo nos saliera bien.  

C– La otredad cardocera.    

 

“Los habitantes de la República tienen derecho a ser protegidos en el goce de su vida, honor , libertad, seguridad, trabajo y propiedad (...)”

Constitución de la República Oriental del Uruguay . Art.7

“En el espacio de la cultura histórico-territorial, o sea el conjunto de saberes, hábitos y experiencias éticas o regionales que siguen reproduciéndose con los perfiles establecidos a traves de siglos, los efectos de globalización son menores. El patrimonio artístico, la producción artística y folklórica, y en algunas zonas la cultura campesina experimentan una apertura económica limitada porque en ellas el rendimiento de las inversiones se menor y la inercia simbólica es más prolongada.” García Canclini, N., 1995: 21

 

 

“No andés cambiando de cueva;

hacé la que hace el ratón

conserváte en el rincón

en que empezó tu existencia

vaca que cambia de querencia

se atrasa en la parición “.

Martín Fierro .José Hernández.

Nos acercamos a los verdaderos autores de la Etnografía. Son los personajes los que pueblan el espacio investigado, lo contrario sería paradojal a objetivos etnográficos.  Dueños inequívocos de lo vital y existencial  que se intenta en el proceso de descubrimiento, describir luego al relato. Esta investigación se significa en ellos y por ellos.  Dentro de los parámetros de tiempo y espacio de este trabajo, y al interior de los espacios sociales antropocéntricos en que ellos articulan con el medio su existencia .   Aparecen en su diversidad, personajes silueteados con claridad y vigor de trazo, obligando desde su complejidad a difícil tarea de reducción acotada a las dimensiones de esta investigación, constituyéndose por definición en  la causa que despierta y mantiene en vigilia  la curiosidad y el apetito científico que es marco y fuerza de todo  el proceso de investigación. También  constituyen su dificultad. Son a   modo trascendente, un delimitador de los objetivos y  alcances de la investigación , sortear en clave de éxito nuestra relación con ellos, ha sido un aspecto    tenido  muy en cuenta desde un principio.

Tampoco se olvida, lo mínimo del  universo de personas que desarrollan sus vidas en la localidad objeto de estudio y que comparten el espacio territorial. Poco más de medio centenar de personas, diversas en cuanto a género y edad,   aparece no obstante  el grupo humano como suficientemente testimonial de un modo cultural de sostener una realidad social, que a la luz de lo histórico, aparecen como habiendo aprendido una nueva  forma  de vivir, adaptándose a un escenario que en poco tiempo,  pocas generaciones, cambió radicalmente y desde esa su singularidad y  especificidad  es que invita y  amerita su estudio.

Los interlocutores que entrevistamos, en un proceso con mucho de azaroso, de previsibles y disímiles resultados , mantiene muy presente, la rica experiencia lograda, el enriquecimiento personal obtenido desde una relación, que  compleja, persiste al recuerdo fermental y  gratificadora.

Intentamos a la descripción, contenida en los márgenes siempre estrechos de cualquier texto, no  minimizarlos a ellos, los Otros,  mantener  fuerte la carga epistemológica al contacto y  diálogo, siempre potencionalmente prejuicioso, hacer livianos en la medida de lo humano y posible, los siempre pesados sesgos y construirla desde la humilde aceptación potencial  de error humano con la cual viaja y  carga  también el eventual etnógrafo.

Reducir la proximidad con la alteridad  en  la frialdad de dígitos, matematizarla,  arqueologizarla  en anónimos  datos de libreta de notas, sería minimizar a  personas a cuyas vidas llegamos realmente sin mayores permisos, en la concepción de que “el estar allí” geertziano es en si una decisión unilateral y unívoca, al  amparo, de un querer saber, desde los prestigios de instituciones como la Universidad   que  transfiere a  quienes  en uno u otro rol a ella pertenecen o de ella dependen..

Aún con la realidad cardocera vívida y presente en nuestros pensamientos,  mantenemos cierto desasosiego, no nos deja indiferentes a la reflexión cuanta cotidianeidad invadimos, quizás  perturbamos  o  inquietamos y es lógico también pensar el cuanto  que hallamos despertado en  ilusiones y fantasías, transportadas  e inconscientemente excitadas desde nuestros sesgos y nuestros centrismos y que de ser así es lógico suponer  permanezcan por siempre insatisfechas.

Enfocaré la mirada en alguno de estos protagonistas. También personajes, desde la representación que hacen de sus vidas y de lo cual solamente puedo considerar estos apuntes como una traducción, un punto de observación etic. Está condicionada la elección. Me guste o no reconocerlo. Influyen y debo aceptarlo la empatía, la simpatía, el nivel de rapport logrado y en algunos casos , por  si mismo significantes,  la frustración de la negación y la invulnerabilidad del mundo simbólico de algunas personas a los cuales aún desde un genuino y honrado interés no logramos despertar ni atraer su curiosidad. Tambien ininteligibles emociones opuestas convocando  rechazos. Los lectores juzgarán.

La voz que debe emerger potente  escasa de “ruidos”, fuertemente protagonista, es la de los actores, interlocutores de este trabajo etnográfico.

Los sesgos, potentes, declarados y en nada ausentes en este trabajo, se disculpan en una voluntad de honestidad epistemológica que se trata sea la que  continente posibles y potenciales pérdidas de objetividad ante un objeto de estudio emocionante . Lo contrario sería absurdo y en si mismo una pérdida de objetiva valorización de la presencia, roles y relacionamiento investigador y objeto cognoscente.

D - Los personajes

 

1- “El Pepe”.

 

“Si, Juan, la vida nos va arriando como por campos ajenos. Y sin que nos dé alce, atravesamos los esteros, los montes, las cerrilladas, que nos desflecan el cuero- esos son los  dolores...-y las lluvias y las heladas- son las penas menos duras- y después cruzamos unos trebolares y cañaditas como pintadas- esas son las alegrías-. Pero allí no se puede parar”.

Don Juan, el Zorro. Francisco Espínola.

A Pepe, apodo familiar por su cristiano José bautismal, apelativo por otra parte por el cual todos lo conocen, en la zona y fuera de ella,  lo conocimos el primer día que llegamos. Pertenece a una familia de larga tradición cardocera. Sus padres vivieron y murieron en la zona.  Es hermano de Estela y consecuentemente cuñado de Vico,  se encontraba en la oportunidad  en el interior del comercio, indolentemente apoyado en el mostrador de atención a los clientes, bebiendo tranquilamente cerveza y aparentando indiferencia, tanto para con los contenidos de la conversación que se desarrollaba a pocos metros de él, como de nosotros, toda la escena  a distancia tanto  de su vista como  de su oído.

Recuerdo claramente la impresión que me causó esa primera vez , cuando lo conocimos. Me irritó su actitud de menosprecio. Vestido  de paisano,  es decir con “bombacha” de campo, de sufrido y descolorido color marrón, un tipo de pantalón muy popular y de uso hoy  generalizado en el campo uruguayo, prenda a la cual se le asigna   origen en exóticos cuando no extravagantes, excedentes militares  de guerra  turcos, traídos al país y vendido de estancia en estancia por los “mercanchifles”, vendedores ambulantes que pululaban en la campaña de principios de s. XX. Muy anchos en los muslos, ajustados por presillas y botones en  la parte inferior a la altura de los tobillos  resultó muy cómodo y funcional a  las faenas propias  del campo. Llevaba ceñida la cintura por una “faja”, banda de tela de unos 10 centímetros de ancho, que se usa a modo de cinto o sujetador de pantalón, en este caso con los colores blanco y celeste dispuestos en franjas horizontales en directa identificación con los colores nacionales,  calzaba – raro  color para el lugar-  impecables  alpargatas blancas,  camisa de mangas largas celeste, remangadas hasta los codos,  con una boina vasca negra en la cabeza, y en actitud orgullosa de no apercibirse , ni interesarle  presencia de extraño alguno, que por otra parte en el vacío y silencio de aquel espacio mañanero, significaba un “ruido” social de tan alto nivel de estrépito para las rutinas habituales del poblado, que hacía de su desatención algo poco creíble emisora si, de  un claro  significado de hostilidad social.

Desde esa actitud socarrona, con algo de ladino, desde la cual el paisano turba y enmascara su relación con el extraño, pueblero en este caso  por mas señas, y a quién en el someterlo a examen, está valorando,  las señales no presagiaban entonces fáciles relaciones amistosas a futuro.

De todas maneras todo un personaje que despertó curiosidad ya desde nuestro primer contacto visual.

A Estela y a su influencia de hermana mayor y única mujer entre muchos hermanos,  es a quién debemos agradecer el relacionarnos, siendo  quién lo convocó a acercarse, y  llevó adelante el ritual de presentaciones y todas las normas de “ruralidad” , comenzando así entonces, desde la desconfianza y el rechazo, nuestra relación con quién sería luego nuestro mejor colaborador, ya que cuesta reducirlo a la condición de  uno más  de los interlocutores informantes en este trabajo, sería de gente poco agradecida  según los códigos del mundo rural en el cual el don maussiano el: dar, recibir, devolver, es un rasgo cultural aún vigente y prestigiado.

“No hay peor defecto que ser desagradecido”, según Pepe.

También con él atravesamos de principio por todo  el abrumador e irritante  proceso inquisitorio. Pero fue bastante mas ágil,  menos cargado de suspicacias. Tampoco  demoramos demasiado  en descubrir su estilo, cargada su pintoresca retórica de una calculada exageración de sentencias y refranes de tipo criollo, una exacerbación estratégica de su  “gauchismo” que en el terreno jugaba en su favor,  servicial, campechano, buen conversador y algo no demasiado común en las personas, un atento interlocutor interesado en lo que hablan los demás. Curiosidad que descubría su natural inteligencia. Fue importantísimo en todo lo que se refiere a esta investigación. También fue, en el plano estrictamente humano un golpe de suerte conocerlo. Se reía con su carcajada sana, cuando le decía que lo iba a traer a la Universidad para que contara su historia y la de Cardoso. Bueno, realmente le decía en son  broma que lo iba a traer de profesor de  la materia :antropología del “gauchismo”.

“Deje, no me embrome, yo soy solo  un paisano redondo, que les voy a decir a todos esos doctores.”  se reía “sobrador”.  

No le gustaba que grabara las conversaciones, no le pedí demasiadas explicaciones por que tampoco me dio demasiadas chances de hacerlo desde lo categórico de su posición,  en cambio siempre estaba dispuesto a sacarse fotos, a veces alentaba episodios en los que lógico era   presumir  iba a aparecer la máquina fotográfica  se dejaba caer, “de paso nomás” por nuestro campamento “hogar”, acicalado para la ocasión con  coquetería. En una de tales, en que iba a acompañarnos a una visita, en la cual obviamente preveía que sacaríamos fotografías, se apareció festivamente vestido en tonos de color celeste: bombacha y camisa, y sus habituales alpargatas blancas , altivo  sombrero aludo de fieltro negro , con indisimulable divisa celeste. Siempre manifestó y se expresó orgullosamente en identificación y  adhesión al partido blanco y su admiración por Aparicio Saravia. La afiliación política es en estos universos en donde todos conocen todo de todos, todavía muy importante. Es parte integral de la biografía de las personas. La pertenencia a una u otra divisa acompaña a la persona a través de toda su vida social. Es común que en el proceso de identificar a alguien se agregue como un dato más, para dar mas seguridad a tratarse de la misma persona, la inclinación político partidaria.

A lo estadístico, hecho cifras, Pepe sería simplemente, un hombre adulto mayor, de 65 años, trabajador rural, peón de campo en los hechos, conocido y conocedor de  las “estancias”, establecimientos o empresas agropecuarias- vecinas al  pueblo y algunas no tan cercanas, cuando , según me explica, los vaivenes de la economía hacía que los productos del agro perdieran precio y el trabajo escaseara:

“ ha habido momentos jodidazos, en que nada del campo valía nada, se compraba y vendía ganado a precio de pollo y la lana quedaba en los galpones sin comprador, ahí era bravo conseguir trabajo”

También me aclara que no duraba mucho en los trabajos, de los cuales deserta con cierta rapidez  en la medida que por su  espíritu rebelde erosiona la relación laboral.  

“Soy un paisano muy mal arreado”, dice riéndose, pintoresca metáfora campera, construida  por comparación con el ganado díscolo, poco domesticado, condición que lo hace difícil de conducir  en modalidad de arreo o tropa.  

Tiene ovejas, mas de un ciento, son su capital, “son mi alcancía” diría jocosamente, significando en ello la realidad de que las mismas son una forma de ahorro que lo pone a cubierto para las malas épocas, ovejas que  mayormente se crían libremente en lo que fueron las antiguas calles y caminos cercanos al pueblo, hoy convertidas simplemente en campo y también tiene algunos novillos, o sea ganado vacuno -machos castrados- , en campos cercanos en régimen de  pastoreo, que es una modalidad en la cual se le paga determinada cantidad de dinero al dueño del campo por ” cabeza “ de animal. Cada tanto vende alguno a los abastecedores de carne de Paso de los Toros o Peralta o a veces vienen en invierno de zonas mas lejanas buscando ganado gordo cuando escasea para el abastecimiento de alguna de esas poblaciones mas grandes. No se preocupa demasiado por el tema impuestos, lo que si tiene mucho cuidado es con la documentación que  acredita la propiedad de los animales:

“ese es un tema muy delicado, aunque no parezca, anda también mucho bandido por aquí y por ahí y sinvergüenzas en la campaña robando ganado y vendiendo  ajeno, por eso tengo mis guías de propiedad al día. No quiero lios con la justicia ni quedar enredado en cosas mal hechas con la policía, la conducta es como la virginidad de la mujer, después de perdida no se recupera mas.”  

De una carpeta de cartón antigua pero muy conservada, atada con cuidado  en sus tres lados con cordones, que guarda  en el ropero de su dormitorio, nos  muestra toda la documentación que tiene y con paciencia y con la sencillez de estar habituado a su manejo, nos explica con detalles como opera un documento que no es tán simple como parece a primera vista.  

“Para empezar - nos dice -  se compran estos formularios- las Guías de Propiedad y Tránsito -  en las comisarías. Cada productor tiene un número personal ante Dicose[2], que es como el número de  su cuenta bancaria, en vez de contar plata, cuentan ganado. Semovientes es el nombre técnico, y es para todos los “bichos”, vacunos, lanares, yeguarizos, cerdos y otros”.

El documento en si, del cual nos mostró unos cuantos de su propiedad, consiste originalmente al momento de adquirirse, en  un juego de formularios de 4 hojas. Cada una cumple una finalidad distinta. A Pepe le entusiasma explicar su funcionamiento. Muestra también con orgullo, su marca para ganado vacuno. Es un dibujo hecho en hierro que calentado al rojo vivo en fuego, quema al animal en una de sus patas traseras a la altura, de lo que sería la pierna,  lo que llaman “los cuartos”. La marca es también personal e intransferible. En el lenguaje criollo le dicen simplemente “ el hierro”, lleva todo un trámite administrativo la obtención de la misma.

Parecido sucede con las marcas para ganado ovino. Se marcan, a lo que llaman  “señalar” en las orejas  de los animales cuando son aún de corta edad, corderos, según códigos que vienen desde la colonia. También nos mostró el documento en donde aparecen dichas señales otorgadas para su uso exclusivo  y abundó en detalles, muy satisfecho, explicando como algo que parece tan simple ,como pueden serlo  unas pequeñas muescas en las orejas de las ovejas, constituyen realmente un antiquísimo y eficiente sistema de identificación de los animales, con el cual además se reconoce la propiedad de los mismos.

Antiguamente, era una operación cruenta hecha a cuchillo, actualmente dice: “ hay maquinas de señalar, que son como sacabocados que se aplican en las orejas y producen por mutilación, las señales”. Son tareas que se realizan en una determinada época del año:

“según la luna, que no tenga mucha fuerza, tiene que ser al igual que la castración en menguante, de agosto mejor, para evitar sangrados , bicheras , y las  moscas” nos dice Pepe con convicción.

 

Estas actividades rurales en su conjunto se le conoce dentro del folklore criollo como “la yerra”[3]ya que es también cuando se marcan con el hierro los animales vacunos.

Criado en la zona, al igual que toda su familia paterna, divorciado, los formularios no dirán  ni harán historia alguna  de sus tres parejas con las que mantuvo sólidas y estables relaciones de muchos años, pero con las cuales : “nunca pasé por el juez”, ni de sus dos hijas que no llevan tampoco su apellido, lo que no parece ser muy importante por aquí, o por lo menos no lo parece,  tampoco diría nada de su última pareja ni de la admiración y respeto que por ella, con tranquila seguridad y sin los pudores de uso machista, manifiesta con orgullo:

“es hija de rusos. Esa mujer es un hombre, y de los buenos,  pa´l trabajo. Tengo una linda cría con ella– bueno es una preciosa gurisa mi hija. También las de ella, que son dos, me alquilaron de padre. -se ríe -  Compré hace unos años una chacra en Durazno, creyendo que allí terminarían mis días, plantando algo para consumir y cuidando algunas lecheras, pero no anduvo, somos muy distintos, yo no paro mucho en ningún lado, pasa que también me gustan mucho los boliches y tomar copas con los amigos proseando de bueyes perdidos.”  

Después supimos que no era descendiente de rusos, sino de suizos.  

Ahora según narra,   está “licenciado”, que no sabe si volverá, en el establecimiento en donde trabajaba no estaba muy a gusto, que ya tiene años, y que de capataz nunca le gustó, “no me veo arriando gente por delante”, y que también está tomándose su tiempo para pensar y decidir que hará de futuro, piensa también que puede ser hora de jubilarse y para eso le mandó a Montevideo todos sus papeles a un abogado que se crió en Cardoso y que cada tanto viene con familiares a pasar unos días acampado por aquí, agrega: “es algo bastante común que los “cardoceros” -gentilicios que se aplican así mismo  los nacidos en el pueblo-  se junten para venir siempre en ocasión de algo especial, por ejemplo me cuenta, después del temporal de agosto del 2005, que voló el techo de la escuela, “le tiró abajo”, o sea  provocó el derrumbe de  paredes de dos salones, ocasión en la cual también sufrieron graves daños estructurales  la Parroquia y el tanque de almacenamiento de agua,  se reunieron gente, la mayoría  oriunda del pueblo, que  actualmente viven en Paso de los Toros  o en Montevideo, y vinieron en  un ómnibus de Montevideo y Las Piedras-Dpto. de Canelones, y un microbus de Paso de los Toros, en total mas de 60 personas y se realizó en la Escuela  una “kermesse”, fiesta con fines benéficos de colaboración con el centro educativo, muy popular y habitual en las escuelas, en donde se vendió  asado, tortas, empanadas y otras comidas y postres, todo producto de donaciones,  se hicieron rifas y hasta  se corrieron unas “pencas” - nombre con el cual  designan las carreras de caballos. Con lo recaudado y algo en materiales  que aportó la Intendencia Municipal, se  repararon los daños causados”.

Un episodio muy  enriquecedor vivido con Pepe, y que realmente solidificó la relación e hizo crecer  vínculos de mutuo respeto, se construyó en  el paseo, “campereada” diría él, realizado  juntos a caballo por toda la zona. En una mañana de verano, con un sol muy  fuerte ya desde los inicios del día, y en un  episodio  donde también creo que se trataba de poner a prueba mi aptitud  en montar  a caballo,  una sutil forma de manifestar relaciones de poder, algo así como : soy nativo de aquí, conozco las costumbres, conozco la gente, conozco el territorio. En definitiva un: yo “campero”, tu “maturrango”. Modismos que en el contexto, califican ,que señalan, respectivamente,   buena aptitud para las cosas del campo o todo lo contrario. Es demasiado obvio señalar cual de ellas prestigia y cual estimagtiza en  el medio rural. La identidad rural varón, se apoya por aquí,  mucho más de lo supuesto en  todo lo que de simbólico convoca la concepción que se tiene del “gaucho”. Virilidad genital incuestionable, honor, valor personal, cierto desprecio por la muerte, machismo, espíritu libertario,   etc., Pepe, se siente muy cómodo  significándose a si mismo  desde esa identidad.  Riéndose, creo que tanto de él como de mi, me decía cuando tocamos el tema: “lo que pasa es que yo he comido mucho huevo de toro de muchacho”  en alusión a la costumbre –que todavía se mantiene mayoritariamente- en la época de yerra, cuando entre otras faenas se castran los terneros  -“capar” para los paisanos - las glándulas extraídas son puestas a asar en los los fuegos  y se comen casi crudas con un poco de salmuera.

Desde  la  invitación, que proveía también los caballos y los “aperos” -avíos de montar-  en un episodio para el mejor de los recuerdos- salimos y recorrimos en un periplo abarcador de  toda la zona que comprende o está  vinculada a Cardoso. Nos llevó varias horas, en las cuales  acumulamos una gran cantidad de saber sobre el lugar y sus pobladores, las mejores tierras, los mejores pastos, muchas ovejas, -“por lo menos un par de miles” dice Pepe, “todos estos animales se declaran en Dicose, en una categoría que se  llama : propietarios  de ganado sin campo” nos agrega, curiosas cosas del mundo rural, también fue un viaje diacrónico ,pasados y presente, desfilaban ante nuestra vista traídos por el relato de mi acompañante. Disfrutamos de un día de intensa actividad etnográfica, confirmé muchas cosas,  y de paso, mas bien diría de trote, adquirí algunos dolores extras  de los cuales quejarme al llegar la noche.     

Su conocimiento acerca de la historia del lugar y su gente es muy detallada, testimonial en muchos casos, de rico anecdotario, fruto de toda su experiencia de vida en los alrededores en otros. También es  claro el interés de divulgación de la historia lugareña, de cuyo texto oral se siente orgulloso  de ser un  porta-voz, no es disgusto lo que asoma en su cara, cuando alguien nos menciona en su presencia: “ de eso pregúntele al Pepe”, historia  sobre la cual no expide demasiado fácilmente juicios, pero se nota que la entiende injusta, aceptada desde un conformismo existencial, con algo de determinismo, que parece lógico y apropiado cuando se está allí, inmerso y compartiendo el mundo de esos otros, que aún siendo pocos en cantidad, mantienen: “el pueblo no está cerrado, está y estará siempre abierto” nos decía otra informante de bastante edad; gente que cada día nos sorprenden desde su peculiaridad,  en postura absolutamente diferente a las reacciones de queja y protesta  mas de uso en los aglomerados urbanos. Posiblemente mirado  desde el paso de  los años y desde  una vivencia personal de vida conmovida  y comprometida en los aconteceres de la zona, conservar la memoria es  importante. “ No le vamos a dar el gusto, que quede algo por lo menos en cuentos de fogón y mucha chochera de viejo” dice.

Una y otra  vez aparece  y no muy bien definido referencias  al  impreciso poder que les causó daño  y trajo el fin del pueblo, aunque está  claro que es de “afuera” .  Pepe,  que por la  edad con la cual lo alcanzaron los acontecimientos, es realmente una consecuencia mas que una víctima de la represa que inundó con su embalse y le quitó toda posibilidad futura al poblado, le pregunté, repregunté  e  insistí procurando precisiones.

Dice con seriedad, en las escasas oportunidades que logramos encauzar diálogo en este tema: 

“La gente de Montevideo, los ingenieros que venían acá y mentían, los políticos que hasta nos hablaron del Cardoso del futuro  que lo pintaban como algo de película. En Paso de los Toros, como la obra traía miles de trabajos y mucha plata, hacían fiesta cada vez que alguien de Montevideo venía a hablar de la Obra, ese pueblo se hizo famoso en ese tiempo por la cantidad de “kilombos”[4]que llegó a tener, nadaban en plata,  yo que sé, el Gobierno es culpable, es el patrón, ahora ya no hay arreglo y mire usted, seguimos nosotros peor, no tenemos luz y el pueblo no existe más, y en el resto del País, ahora ya están hablando en la radio de que capaz que les van a hacer cortes de luz, ahí los quiero ver”                                                                               

La conversación, en esos paseos a caballo, coloquial y distendida, discurría de uno a otro tema  en la medida que atravesábamos lugares, algunos abandonados, vacíos de gente y de actividad, otros habitados pero ya instalados en ellos la patología de la decadencia, igualmente su relato siempre hilvanaba y se tejía desde una  riqueza de información  extraordinaria.

Siempre en unión de dependencia el presente y el pasado. Acerca del futuro, de sus palabras no se desprende optimismo alguno en cuanto a que el lugar como centro poblado tenga alguno. De todas maneras siente y lo expresa desde sus dichos una y otra vez, en una u otra forma, que es su “querencia”[5], que es donde identifica su modo de vida, quizás por allí están algunas tendencias a exagerar su “gauchismo”, ya que, entendámonos, no es una persona  aislada, ajena a  todo contacto con lo urbano, que no halla salido jamás de Cardoso. Por el contrario,  a visitado en muchas oportunidades Montevideo, donde no se siente a gusto, lo mismo con Durazno donde tiene familia y lo pasa un poco mejor  y Paso de los Toros a donde va dos o tres veces por mes:  

“a darle gusto al cuerpo y ya de paso visito las señoritas”

en clara alusión a los prostíbulos, llamados vaya a saber por que razón “whiskerías” .  Señaló  al pasar,  un par de predios que miran al lago que le gustaría, según sus dichos: “poblar”, es decir construir una pequeña casa para su vejez y terminar sus días allí.

Cuando como ahora, está en el pueblo,  sus días  se van desarrollando a partir de  levantarse a poco de salir el sol, aprontar y tomar mate[6] mientras escucha en una radio a transistor las noticias en la “emisora” de Paso de los Toros. A veces alguna montevideana.

A media mañana, en  los tiempos de Cardoso  aún  regidos por los astros -es sintomático que la hora  aquí ,no acompañe  la hora oficial -  ya que no se le ocurre a nadie tomarse la molestia de ajustarla ,   adelantando la hora en los relojes como se dispone por decreto y en esta época  para todo el territorio nacional. Nadie lo hace por aquí. No implica  para nada un acto contestario al poder. Simplemente no tiene nada que ver con sus realidades existenciales.

Denota si,  las diferentes realidades dentro de un país que desde el Estado y sus operadores políticos  se le considera  homógeneo.  Es un acto racional que  obedece a  sus realidades. No se le entiende como una negación. Simplemente el estado y el gobierno están muy lejos. Por lo tanto  sumada a otras muchas que hemos ido descubriendo y describiendo ,hacemos constar que:   entre  el etnógrafo y sus observados, por aquí en Cardoso,  hay además de otras muchas cosas diferentes, también   una hora de diferencia. Vivimos en horas diferentes.

Dentro del  pensamiento de Matta  no se hace demasiado dificultoso por estos parajes, hacer exótico lo cotidiano y viceversa. Esta realidad tan cercana espacialmente del mundo de “afuera” , está sin embargo separada en forma muy evidente del resto del país.

Extraordinaria oralidad.  Relatos de episodios mínimos que hacen a la historia de la comarca,  escuchados   en aquel mundo que parece vacío, en la casi nada sentida en que se ha convertido  aquel pueblo, muchas veces en escenarios incitantes a  la fantasía.

Cuentos e historias de tiempos idos, alimentada  y posiblemente exagerada en tiempos nocturnos que se desgranan lentos y  sin urgencias,  compartidos en la fraternidad del “mate”, a veces en el  fogón a cielo abierto de nuestro campamento, otras en el suyo, en la privacidad  con peso de soledad  de su casa, a la cual nos invitó varias veces y nos agasajó con exquisiteces: Cordero a las brasas, boniatos asados, pan casero y a los postres, la sorpresa : pasteles de hojaldre.

Esto último confesó, también a los postres entre risas, mandados a hacer con una vecina. Reciprocidad de gesto, todavía muy presente y rasgo cultural fuerte aún en la ruralidad.

Estas “charlas”, y muchas veces los silencios , desde su simplicidad y sencillez, acomodadas con naturalidad a el escenario rural que las contiene,  con  el marco de  innúmeros ruidos, con   la naturaleza acomodando sus criaturas  a esperar la noche, esperanza de vida para unos, expectativa cierta de muerte para otros,  aproxima a unos y  otros a la comprensión y al entendimiento.

Conceptualizar allí rasgos dentro del relativismo cultural, es sencillamente simple. También en aquella nocturnidad sensibilizadora y  sorprendente , se entiende al fin ,desde todos y con todos los sentidos  que  significa: “caer la noche”.

Nosotros,  esperando el asado de la cena, en las llamas de un fuego generoso de madera de monte, pesado el entorno de historias , allí nomás a metros de distancia, desde las arruinadas casas, desde  fantasmales mensajes que comunican,   que vienen y llegan desde sus  sombras tristes de “taperas”[7].

2-     El Hugo.

 

Pica, pica... tararira

plata viva del juncal

mientras no se corte el hilo

junto al agua me hallarás.

Gurí Pescador.

 Osiris Rodríguez Castillo.

 

Una historia de vida. Si él, su agonista la quisiera contar. O si pudiera. Desde un pasado lejano pero que  aún lo mira desde viejas y amarillentas fotografías que muestra en orgullo y nostalgia, tiempos  cuando  joven y humilde muchacho del interior del País, “del Durazno”, viaja a la Capital a probar fortuna y luego de la suerte, mirar el mundo  significaba verlo desde la sofisticada atmósfera del Hipódromo de  Maroñas donde logró llegar luego de toda una sacrificada carrera. Paso a paso cumpliendo desde  los mas humildes oficios de hipódromos, a convertirse en  jinete profesional,  y como tal montó, corrió y ganó en   cotizados pura sangres de carreras en la década de los 60s., llegando a ser  exitoso y requerido jockey de los mejores stud montevideanos :

“Tenía todo -dice Hugo- sobretodo tenía mis veinte años, y mis huesos y  muñecas sanas que después se fueron quebrando, rodando aquí y allá en las carreras y en las “vareadas”, hasta que los “tungos”, -dijera por caballo- no fueron ya más  para mi”  

De ese tiempo pasado ciertamente añorado, a mirar ahora el mundo y sus personales circunstancias  en los últimos 20 años, desde su chalana pescadora, impulsada a puro remo, a puro esfuerzo, voluntad y músculo, a lo ancho y largo del Lago del Rincón del Bonete, desde que no pudo nunca recuperar capacidad económica para adquirir un motor nuevo, cuando el antiguo , luego de infinitas reparaciones no quiso funcionar más.  Llegado a Cardoso sin motivos ni causas conocidas desde su Durazno natal . Nadie conoce demasiadas cosas de su vida. Hugo, parco y quieto,  las  cuenta menos aún. Es el único pescador artesanal del pueblo. Está orgulloso de haber aprobado el curso de pescador  que  se realiza obligatoriamente en Prefectura Nacional Naval y exhibe su carné de tal, con el orgullo cabal de un diploma.

Ya en sus 60s. con su cabello totalmente blanco de canas, desde las innumerables arrugas que atraviesan su cara, más acentuadas aún desde lo enjuto de su cuerpo, todo músculos y tendones, parece tener más años. Parece ser más viejo. En  el antebrazo derecho tiene viejas cicatrices de intervenciones quirúrgicas que luego de una caída en una carrera, “rodada muy fiera” para él, le quedaron de seña, a lo que suma además de la pérdida de movimiento en dos de sus dedos. También perdió muchos dientes por el mismo procedimiento y una fractura en la mandíbula, que extrañamente cruje y es perfectamente audible, a veces cuando habla, lo que produce un efecto desagradable hasta tanto uno se acostumbra. Tiene toda la imagen de un hombre que ha sufrido mucho y que  ya está acostumbrado  a las penas y convive con ellas resignado. Vive solo, en una casa de material, de las antiguas que quedaron abandonadas. El techo está en malas condiciones y los días de lluvia se le llena de agua. No tiene por supuesto agua ni luz eléctrica. Se alumbra con un viejo farol a  queroseno. - ” Cuando tengo” - . El interior de su vivienda es muy escaso de muebles. Una cama tipo “catre”, en donde no se advierten ropas de cama otras que no sean algunos cobertores tipo “frazadas moras” de mala calidad. Una mesa bastante deteriorada , un par de sillas en mal estado y algunas banquetas hechas artesanalmente aprovechando madera sin  aserrar y adaptada a la funcionalidad de asiento  que se le pretende, es decir pequeños bancos muy bajos, comunes en las cocinas de peones en las estancias de estilo tradicional, propios para  sentarse a rodear el lugar del fuego en las madrugadas antes de comenzar la labor del día. Tenía allí un “banquito”, para llamarlo de alguna manera, confeccionado en madera de ceibo que se destacaba por su liviandad y fácil traslado, y que simplemente consistía en un tronco al cual utilizando probablemente como herramienta el cuchillo, se desbastó hasta dejarle un par de apoyos en los extremos y alisada la parte superior como asiento. Mediría unos 40 o 45 cms. de largo por  20 de ancho y el espacio que lo separaba del suelo no superaba los 15 cms. Eso si toda una joya de la  ergometría rural desde su comodidad en esa especie de ritual que implica tomar mate en rueda de varias personas alrededor de el fuego o su similar. Viejas reminiscencias quizás del cráneo de vacuno resignificado como asiento y cuya imagen nos traen los relatos históricos de nuestra campaña. Hugo lo utilizaba para sentarse a la sombra de los árboles a reparar los “tramayos”- redes de pesca-  y armar los espíneles cuando se acercan los tiempos de salir al Lago. En este caso el fogón de Hugo a todos los efectos de sus necesidades cotidianas lo constituye un hogar de chimenea- estufa a leña como la conocemos- en bastante buenas condiciones que aún persiste en la casa y que supuestamente su función fuere en aquellos tiempos calefaccionar la vivienda.

Hugo pretende, con no demasiado éxito, ganarse la vida pescando. El se siente pescador. Se identifica como tal. Para los restantes pobladores de Cardoso también,  esa es su identidad, profesión y oficio. Es un trabajo zafral nos explica. Cada tanto se junta con otros pescadores que viven en San Gregorio y se van con sus botes y sus artes de pesca lago adentro y establecen campamento en sitios predeterminados en donde colocan sus “tramayos” o sea sus redes, y sus “espíneles”. Este último consiste en una línea de cuerda, en el caso del que utilizó para explicarnos, de nylon, de unos 100 metros, a la cual llama “madre de espinel” de  la cual a unos 40 cms. de distancia uno del otro, se le colocan líneas de un metro aproximado en cuyo extremo hay un anzuelo. Este sistema, se “fondea”, es decir se le ancla con una piedra o similar de buen peso, por  uno de sus extremos en el lugar elegido, y el otro se asegura  en algún sitio fijo en la costa. Todos los días utilizando el bote se revisa el espinel a ver si se ha enganchado en los anzuelos algún pez, de ser así se los retira y se los colocan en grandes bolsas de arpillera dentro del agua para mantenerlos vivos, bolsas que continuamente mueven  y cambian de lugar para que los animales  pescados,  estén en agua limpia y oxigenada, de lo contrario mueren y  pierden el producto de la pesca, se coloca nuevamente carnada y así sucesivamente. Con las redes, cuyo uso está reglamentado y cada tanto Prefectura Nacional Naval o Inspectores del Ministerio de Ganadería y Pesca, controlan y en caso de estar en infracción se incautan de todo, lo cual implica un grave perjuicio económico. Lo más controlado es que se cumpla con el tamaño de las mallas, las que están reglamentadas, que sean suficientemente grande el entretejido que forma la malla, para permitir que los peces de pequeño porte no queden encerrados,  y al no capturar peces en etapa de crecimiento  se mantiene el recurso ictícola en equilibrio. También los someten a controles la policía, en la  sospecha que “carneen ajeno”, es decir que por necesidad o comodidad, algunos pescadores matan ovejas en las costas , se quedan con la carne para alimentarse y el cuero del animal lo envuelven con piedras y lo arrojan en un lugar hondo del lago. Es lo que la ley llama abigeato. Es un delito . Hugo por supuesto, dice que el no le gusta tener problemas con la ley, que la gente que anda con él, son todos gente que no se mete en “cosas raras”, si están pasando muy mal por temporales o falta de pesca, saben en cual estancia les van a dar si se acercan a pedir un  “costillar de oveja pa´ salir del apuro” .

Las especies mas buscadas son la tararira ,el bagre y el pejerrey. Del lago nos explicaba, desaparecieron  otras especies, como el dorado, el surubí , peces todos  de mucho porte y también la boga y el patí. Según nos dice, cree que hay algo mal hecho en la represa que impidió que estas especies pudieran en algunos casos nadar aguas arriba a desovar y otra versión que le han comentado es que  simplemente todo el monte indígena se dejó  “sin montear”, o sea sin cortar, debajo del agua, al parecer por un problema de costos, al entrar en putrefacción cambió la composición del agua  “y terminaron con los pescados para acá arriba”. A veces pasan hasta dos meses acampados. Depende de muchas cosas, “del tiempo”, meteorológico, una de ellas, la otra muy importante es  lograr los modos de comercializar el pescado obtenido, que los intermediarios en el proceso, gente de Tacuarembó y de Rivera,  se  arrime hasta donde están acampados, lo que en la mayoría de los casos debe realizarse, permiso mediante, a través de las estancias, en algunos caso los menos, en lanchas a motor que viniendo desde Rincón del Bonete o San Gregorio, traen los compradores de la ciudad, para lo cual tienen que tener la infraestructura consistente en grandes contenedores con hielo para la conservación necesaria. Casi todo el producto de la pesca artesanal termina en Rivera donde hay una importante demanda  de pescado de río.

 También nos explica que cada expedición de pesca le significa un desembolso importante de dinero, tiene que llevar provisiones suficiente para mantenerse:  fideos, galleta, grasa, harina, arroz, alguna bebida para combatir el aburrimiento y el frío, generalmente consiguen caña blanca brasilera, tabaco el que fuma, sal, etc. por lo que siempre tiene que tener algún dinerito guardado. Como no se tiene demasiada fe en la voluntad, ya que cuando toma algunas copas se olvida de todo, aparta algo y le paga el pedido por adelantado a Vico. El mantenimiento de su bote también implica algún gasto, pero como lo considera su herramienta de trabajo, todo lo tenga que gastar lo hace.

En Cardoso, mano invisible del mercado mediante, con demanda casi inexistente, prácticamente sólo hace pesca de subsistencia y un algo que vende en el pueblo, o a veces si ha traido algunos bagres buenos de tamaño los cambia por huevos “ o una paleta de oveja”,etc., en ocasiones alguien de las estancias mas cercanas, usualmente patronos que han venido al  establecimiento,  le hacen un encargue específico para consumo inmediato o para la fecha en que viaja de regreso a Montevideo y quiere llevar consigo pescado fresco de río.

Se considera otro de los grandes perjudicados por la falta de luz eléctrica. Sin ella no tiene hielo. Sin hielo no puede conservar lo pescado. Si no puede conservar no debe salir a pescar ya que es carne que entra rápidamente en descomposición, por lo tanto está dentro de un circulo perverso sin solución. En los períodos que no está “acampado” pescando, como es del caso  ahora,   trabaja la tierra , una pequeña quinta en el predio que ocupa la casa, lo  que le aporta algunas  hortalizas y verduras. Muestra orgulloso sus canteros de tomates, lechugas, zanahoria, cebolla de verdeo, etc.

También acepta y hace: “cuando estoy parado me abrazo con lo que venga”,  todo tipo de changas, actividad que tampoco abunda.

Ocasionalmente aparecen por Cardoso pescadores deportivos que acuden a él y lo toman como guía, y si bien me explica él no les cobra, siempre es costumbre que le dejen un dinero, además de todas las provisiones que les sobran. También objetos que le regalan y que se transforman alguno de ellos en cosas muy importantes para él. Por ejemplo una navaja de las llamadas vulgarmente “cortaplumas”, de una marca suiza muy conocida, que tiene cantidad de herramientas incorporada a la misma, regalo de una persona de Tacuarembó que vino a pescar con amigos, y contento por el resultado de la pesca se lo dio en regalo, contento y satisfecho, en devolución  de haberlos llevado: ”como buen baqueano a un muy buen pesquero” . También es común que le regalen ropa o -algo muy valioso para él -  lonas impermeables, que le son imprescindibles en sus salidas de pesca.  

3-Don Vico .

 

¡Ah pulpero habilidoso!

Nada le solía faltar ¡ahijuna!

y para tragar tenía un buche de ñandú.

La gente le dio en llamar “el boliche de virtú”

  Martín Fierro.

  José Hernández.

 

Es el hombre próspero. El comerciante.           

El propietario del único vehículo que sale del Pueblo regularmente. Está casado con Estela, quién a su vez es hermana de Pepe. No es cardocero, llegó a la zona buscando trabajo hace más de dos décadas, tienen 2 hijas mujeres. Una de ellas la mayor, estudia magisterio en Durazno. La menor cursa estudios de segundo ciclo de secundaria en Institutos de Paso de los Toros. Es hombre respetado. Tiene el prestigio de su nivel socio-económico logrado con trabajo. A él acuden en procura de crédito; -“fiado”- los vecinos “buenos pagadores” cuando el dinero escasea. Los políticos departamentales acuden en campaña electoral a conversar con él, lo toman como referente, lo que le genera una cuota de poder desde la exhibición públicas de estas relaciones. También tiene dentro de su esfera de control directo por razones familiares, el único teléfono que existe en el pueblo ya que su esposa  es la telefonista, lo cual también redondea su aureola. Tampoco es poca cosa que posea electricidad proveniente de paneles de energía solar, con lo cual puede alimentar tres picos de luz y un receptor de... televisión a condición de que sea monocromático- “imagen en blanco y negro”. Adopta aire de “gran hombre”. En modo sutil, esperó paciente que manifestáramos en forma notoria nuestra idea y conformidad con el nivel de  su jerarquía social en el Pueblo, para entonces si, desde esa altura, concedernos casi sin restricciones su amistad, servicial y campechana. Además  en atención a nuestra potencial capacidad de gasto, toda una novedad en la demanda de su comercio, nos concedió atención de clientes privilegiados, por ejemplo, un sui generis para Cardoso  servicio “delivery” de nuestras compras. “Se las envío mas tarde con alguno de los “gurises”. Después y a resultas de estos “mandados”  el Chato, un adolescente del pueblo, se transformó en algo así como nuestro secretario de compras. El dinero es siempre poseedor de  mana. 

Vico, desde la entrevista, me  hacer ver que tiene claro los diferentes escenarios en que actúa. En sus viajes semanales o quincenales a Paso de los Toros, a  comprar provisiones y mercaderías, usa no solamente eliminar el “facón” de su cintura, entre otras  cosas por la pérdida de utilidad, sino como  ya lo estudió Goffman, cambiar toda su “fachada”, de la bombacha de campo -de gaucho en el imaginario de la ciudad grande- pasa al pantalón social , de la bota de media caña, a los zapatos, del sombrero o chambergo, a la boina tipo vasco. Del caballo a su robusta camioneta Ford del 51 .  

“He estado usando el término”actuación”  para referirme a toda actividad de un individuo que tiene lugar durante un período señalado por su presencia continua ante un conjunto particular de observadores y posee cierta influencia sobre ellos. Será conveniente dar el nombre de “fachada” (front) a la parte de la actuación del individuo que funciona regularmente de un modo general y prefijado a fin de definir la situación con respecto a aquellos que observan dicha actuación. La fachada, entonces es la dotación expresiva de tipo corriente empleada intencional o inconscientemente por el individuo durante su actuación”  Goffman,E.,  1985: 34, 35

a -  Don Vico Rural.  A caballo.  

Bombacha de campo sencilla, color marrón, cinto de cuero, por encima una faja de tela de varios colores, cuya utilidad se entiende consiste en proteger los riñones de los esfuerzos extraordinarios  que en las tareas cotidianas están expuestos a realizar la gente en el campo, camisa de color  fuerte, de manga larga que usa arremangadas en verano, estación que se vivía al momento del trabajo de campo, pañuelo en el cuello, y calzado con alpargatas. Lleva cuchillo grande – tipo facón- al cinto,”útil para todo, corta si hay que cuerear, o cortar un palo y hasta alambre puedo cortar con el si es necesario”, lo usa atravesado debajo del cinto a la espalda , lo cual además de ser funcional  a su uso, tiene también un fundamento desde la seguridad de quién monta a caballo, minimiza la posibilidad siempre latente de un accidente al caer o ser arrojado del caballo en el cual se hiera con su propio cuchillo. Cubre su cabeza con un sombrero de fieltro, de  media ala, de copa alta y redonda del tipo llamado por allí  “panza de burro” o “chambergo”.

El caballo, de talla mediana, de “pelo” (color del pelaje) tordillo, ensillado con austeridad y sin ostentación como corresponde a funciones de trabajo, bocado o “freno” de hierro con juego de cabezadas y bridas o riendas de cuero crudo sin necesidad de  mayores cuidados otros  que estar perfectamente sobados y engrasados. Montura o basto criollo y sobre ella unos cueros de oveja curtidos y con la lana hacia arriba llamados “cojinillos” -media lana- me dirá Vico,  cuando paciente explicaba que se debe esquilar el cuero destinado a tales fines, para que quede únicamente hebras de lana  del largo de un par de centímetros, lo cual lo hace cómodo, sin que deposite demasiadas impurezas y cuando llueve y se moja seque rápido. Estos cojinillos, cumplen funciones de almohadillado,  suavizan el asiento de la montura en donde apoya  todo el peso el jinete y hacen mas cómodo  y por tanto más soportables las largas marchas que principalmente en otros tiempos se hacían a caballo. Al hablar lo hace en un estilo fuerte, seseando las palabras y en aire o estilo sentencioso , usando con comodidad y en forma adecuada y pintoresca mucha metáfora gauchesca. Se nota una cuota grande de ironía cuando la entrevista gira hacia su terreno dominante, su cultura paisana en contraste con la ignorancia del citadino. Hay un orgullo latente y manifiesto de ser “hombre de a caballo”.

a - Don Vico Pueblero. En camioneta.  

Su camioneta, una antigua pero muy bien mantenida unidad pick-up Ford modelo 1951, que gozan de un heredado prestigio en la campaña, que atribuimos a lo que connota aún  la marca Ford desde su condición de pionera, modelo de uso generalizado  por los estancieros en la década de los 50. Es uno de los 2 únicos automotores funcionando en el Pueblo. El restante es propiedad de un hombre joven, que trabaja en estancia cercana en trabajos de inseminación artificial  pero por razones de costo lo utiliza poco además de tener atrasada el impuesto departamental o patente de rodados lo que también implica un impedimento. En los hechos es  el único que realmente hace viajes hasta Peralta o Paso de los Toros o en caso necesario mas allá de estos límites; relata  con orgullo Vico cuando tocamos el tema, que hace un par de años viajó en la camioneta,  por razones de salud de su esposa hasta Montevideo, adonde llegó sin problemas y manejó bien en la ciudad, sin otro inconveniente   -realmente lo relata  con asombro- le robaron la radio del auto y un revólver que tenía en la guantera cuando en un descuido, falta de costumbre de hacerlo, dejó su camioneta sin cerrar en el estacionamiento cercano al Hospital de Clínicas. Su condición de propietario  de varios cientos de ovejas, además de una cantidad imprecisa de vacunos, desperdigados a “pastoreo” en campos vecinos, algunos cientos de cuadras de campo que ha ido comprando de los antiguos cardoceros que fueron vendiendo sus pequeñas parcelas, le concede prestigio de hombre solvente y sin apremios económicos, diría Hugo:

“Vico está rico, tiene una  majada machaza”,

Pepe,  diría con su gracejo paisano cargado de imágenes pintorescas:

“el cuñao, está con el riñón bien forrado “

expresión que, se apoya en el saber rural sobre  anatomía, los animales que han crecido alimentándose bien en buenos campos, se le acumula una gruesa capa de grasa en los riñones.

Con la camioneta pronta, “calentando” el motor, esperando a Isabel, una muchacha joven, auxiliar de la escuela y cocinera en la misma que a pedido  viajará en la oportunidad con él a Paso de los Toros por temas relacionados al cargo que ocupa en Primaria.

Vico no se diferencia en nada de cualquier otro hombre adulto, cincuentón, de buen pasar, grueso y con “barriga próspera”, vestido correctamente de “ciudad”, se rié ante mis comentarios y socarronamente dice: ” Estoy disfrazao”. Realmente,  aún siéndolo, no es el mismo. Tengo la presunción de que también  se siente cómodo en este rol de comerciante de éxito. Coherente, aunque siempre sonrió cuando intenté persuadirlo, no le gusta sacarse fotos. En cambio me pidió que le sacara una a su caballo. Cosa que hice y promesa mediante le enviaré o quizás llevaré de propia mano algún día.

4- Estela. Esposa de Vico. Hermana de Pepe.

 

Es  telefonista contratada por Antel y atiende el servicio en el horario de 08.00 a 16. 00. También cumple funciones en la Policlínica Municipal todos las mañanas en verano y las tardes en invierno. A oficiado de “comadrona” en varios nacimientos en el correr de los años. Es la ayudante del médico los días de visita,  el mismo concurre cada 15 días a consulta. También son requeridos sus servicios para tomar la presión, en algunos casos la temperatura, etc. Realizó cursos de enfermería en Tacuarembó con el cual accedió a dicho cargo. Se reía francamente ante mi pedidos de línea telefónica, con lo que en broma había calificado en mis primeros pedidos: “consígame con la jungla”.

 

El procedimiento dentro de los horarios establecidos es muy simple, se concurre hasta su casa y después de esperar que termine lo que está haciendo, ya sea, cocinando o limpiando algo dentro o fuera de la casa, viene secándose las manos en su delantal y marca el número que se le requiere, terminada la comunicación, la central le da el costo del servicio.

 

Allí en el medio de un escenario muy rústico, salir con el recibo membretado de Antel, me parecía por lo menos extraño.  Estela cuando me veía venir me decía no se si en broma o en serio: “usted es mi mejor cliente y me garantiza mi fuente de trabajo. Por acá la gente habla muy poco por teléfono” Cada 15 días una camioneta del Ente viaja con un policía de custodia, a levantar la magra  recaudación.

Burocracia ,aunque en este caso de mucho contenido social.  

 

5- Don Modesto.

 

Es el vecino mas  viejo del pueblo en la actualidad, nacido en: “soy del 26”  nos dice con orgullo refiriéndose a que nació en 1926, es también, el residente  de más edad actualmente  en Pueblo Cardoso. Toda su vida la ha pasado allí. Su orgullo es haber tenido en su vida un solo trabajo. Con los Kuster, suizos-alemanes, de la época de la Colonia Agrícola, después de la desaparición de ésta, se asentaron definitivamente en la zona donde su produción de quesos artesanales gozaron por mucho tiempo gran prestigio en la zona.

 

Cuando llegué a su casa, clásica construcción de material, - “puro ladrillo y portland”- me dijo con satisfacción y orgullo, episodio logrado y concertado después de un largo protocolo de formalidades, por intermedio y con valiosa participación  de Pepe, con  quién lo unía una sólida amistad y relación, además de una afinidad partidaria por aquellos lares muy importantes. Ambos políticamente son  “blancos”. Según Modesto “los blancos”[8] siempre fueron mayoría en el pueblo. Dice que en las últimas elecciones los pocos “colorados”[9] que habían en el pueblo desaparecieron. Pero me dice con picardía, “ahora están los otros”, en clara referencia a los que según ellos, votaron  el actual Gobierno del Encuentro Progresista.  

 

Tiene un sombrero de fieltro del tipo “paisano” con una ancha banda de tela blanca, en donde la señora, uná pícara y amable dama de “70 y pico”, le bordó un desafiante “Yo no los voté”. Le pregunté al respeto y me dijo que lo había visto escrito en un muro de Montevideo y le había gustado, “pa´torearlos nomá, siempre fuimos del llano”. Recientemente estuvo dos meses en  Montevideo, un mes y medio de ese tiempo internado en el Hospital de Clínicas; dándole manija al motor de su automóvil, un  Ford  modelo A, del 20 y pico,  intentando ponerlo en marcha ”para tenerlo bien mantenido al motor” aunque reconoce que no usa el vehículo,  “se despaletó”, según entendí desde su relato,  se produjo una lesión importante en la región del esternón y la articulación de brazo y hombro, “que sufrió muchísimo” nos dice, entre el accidente y llegar primero a Paso de los Toros, le tomó como cuatro horas, “gracias a que me llevó don Vico”, desde allí lo enviaron calmante mediante a Montevideo. “No quiero ni acordarme lo que me hicieron en el Clínicas, era un dolor bárbaro, el tratamiento de fisioterapia, pura máquinas, pero toda buena gente las enfermeras y los doctores. Me decían Schumager o algo así, que parece es un gringo que es campeón manejando autos de carreras en Europa”  “por el asunto de mi Ford A , del que todos se reían pero todos me lo querían comprar, está de fábrica, aquí nomás en el galpón”.  

        

Modesto, además de una muy pequeña jubilación que recibe por su historia laboral de peón rural, “me rebusco trenzando”, tiene un pequeño taller de trabajo en  : “guasca”, es decir trenzados en cuero. Según él su lazo de ocho tientos, “sujeta cualquier cosa de cuatro patas”. Tiene colgados de su galpón todo tipo de implementos necesarios para ensillar caballos. Cabezadas para freno. Cabestros. Juego de riendas o bridas. Rebenques de todo tipo. Dice que: las “piolas”de nylon, casi todo brasilero de contrabando, han “inundado” la campaña y han hecho “haraganes “ a los paisanos. No tiene ovejas ni vacas lecheras, por el patio de su casa, no demasiado cuidado, deambulan alegre y libremente una cantidad importante de gallinas de todos colores, cloqueando y  picoteando aquí y allá. Y por supuesto que defecando a todo lo largo y ancho del patio. Cosa esta,  que ni a él ni a su esposa parecen importarle. La señora, doña Helvia, no participó prácticamente de la entrevista y luego de recibirnos, de los saludos y presentaciones, y también de  algunas preguntas suspicaces relacionada a nuestros propósitos y lo que íbamos a conversar con su marido,  se retiró al interior de la casa. La visita se desarrolló debajo y a la sombra de una parra, a las tres de la tarde, pleno verano del norte del río Negro.  “Despúes de la siesta los espero” me había hecho saber a través de Pepe.

E - Economía   

“(...)a la opulencia se puede llegar por dos caminos diferentes.

Las necesidades pueden ser “facilmente satisfechas” o bien produciendo mucho, o bien deseando poco.”

 Economía de la Edad de Piedra. Marshall Sahlins.

 

Dentro de cualquiera fuere el modelo  y los parámetros socio-económicos  que se elijan para distinguir a cualquier grupo, con mercado o sin este, la aproximación mas simple cuando nos proponemos entender los medios de vida de alguno en particular, esta próxima a  la sempiterna pregunta:

¿de que vive esta gente?

En lo referido a Cardoso Grande, casi que una verdad absoluta, sería responder sencillamente: de las ovejas. 

Sencilla respuesta para que abarque en si misma todo un entramado de factores  que conforman una compleja estrategia de subsistencia en un modelo  donde la construcción cultural de pobre o rico, no está determinado en los hechos por la carencia o abundancia de artículos de consumo otros que no sean los necesarios para aquella.

La riqueza en Cardoso se manifiesta en la propiedad de ovejas. Para muchas transacciones sustituye al dinero. El manejo de las mismas y su control, pasa por hacerse fácil ante la ausencia o la evitación de muchas formalidades. También debemos tener claro que es en pequeña escala- salvo contados casos que detallaremos- y a nivel de economía familiar de consumo.

Las ovejas- y ahora la voz es nuevamente de Pepe:

“son ganado ovino para la DICOSE –Dirección de Control de Semovientes- que es la repartición del Ministerio de Ganadería y Agricultura que se encarga del contralor de toda la producción agropecuaria animal del País”- son animales con un doble propósito económico, no ajeno aquí  a lo que sucede productivamente a escala nacional, proveer de lana y carne. En ese orden en el plano nacional. Orden inverso aquí en Cardoso.

Por esto, siendo su principal destino económico  constituir parte importante de la dieta familiar,  la costumbre popular  ha transformado la palabra “consumo” en sinónimo de  oveja, y así lo refieren cuando aparece el tema en la conversación. Es común oir la expresión: “Está tizado para consumo” , refiriéndose a un  ejemplar ovino que luce una señal longitudinal en su lomo, impresa con una tiza especial señaladora - de  color - que permanece indeleble sobre la lana y que es la forma de  indicar cuales son los animales destinados a faena.

Todo se realiza comprendido  dentro de un proceso de trabajo y manejo racional del ganado lanar,  en selecciones periódicas que se llevan a cabo, y que en la jerga rural se le llama -“aparte”  – que involucra  en el conjunto total del stock de  animales ovinos  - la “majada”- la búsqueda de la   mayor productividad.   Las decisiones respecto al futuro de los animales está  ligada a razones de edad, sexo y estado de gordura, y es entonces, al balance de esos factores, todos ellos desde una absoluta empírica,  determina entonces,  como uno de sus destinos, ser faenada con destino a la alimentación humana.

Los juicios y criterios que en este proceso se emplean son importantísimos, ya que hacen a a la rentabilidad y sustentabilidad económica del stock de animales, es también en este proceso que se seleccionan las hembras –“vientres”- para reproducción , que en la jerga del campo llaman “encarnerar”. Hay todo un planificado,  cuidadoso y eficiente manejo del recurso oveja, llevado adelante  dentro de un saber empírico que por allí es culturalmente transferido.

1- La carneada.                    

“El consumo

“Todo bicho que camina,

va parar al asador.”

Martín Fierro.

Le había manifestado a  Vico  el interés de observar el proceso de faena y  solicitado su permiso para acudir a  presenciar cuando fuera a “carnear”.

Salvo situaciones extraordinarias, en fiestas  o en invierno si se juntan muchos vecinos, puede ser que faenen una vaca o novillo en algo así como una cooperatización del “consumo”, por otra parte por su tamaño y cantidad de carne que proveen esta clase de animales,  hace  muy difícil, sino imposible su conservación si recordamos que estamos en un entorno sin energía eléctrica y por tanto ausente la posibilidad  de refrigeración. Normalmente la dieta  en Cardoso consiste mayoritariamente en  base a carne ovina. Es decir que se comen ovejas. Generalmente por motivos económicos y de relación directa con un eficiente manejo del stock o “majada”, se faenan y comen   las  ovejas “viejas”.

Desde lo rutinario que Vico considera la tarea de faenar le pareció curioso el  pedido - “¿me quiere mirar trabajar? mire que se divierten barato ustedes” - decía con una nota de humor pero no exenta de racionalidad, para luego de algunos titubeos y excusas dar consentimiento.

Quedaba supeditado a la demanda. Los potenciales clientes en Cardoso, tanto demográfica, como económicamente deprimido, para los 30 o 40 kilos de carne que el animal produce en sus distintas categorías o “cortes” no son muchos, lo cual hace que esté faenando uno o dos ovejas por semana, cantidad que de no vender rápidamente la carne, excede su capacidad de almacenamiento y consumo. La heladera que posee es antigua y del tipo familiar , en este caso con la singularidad para nosotros aunque común en el medio rural:  funciona con motor que utiliza como combustible el   queroseno. Esta modalidad, única posible por otra parte al carecerse de energía eléctrica, encarece bastante el enfriamiento.  No estuvo mencionado a título expreso en la conversación, aunque me indujo en aire de bromas a tener en cuenta que sin fotografías mejor.

La razón, que deduje, es que la operación de faena propiamente dicha, no se lleva a cabo  en las condiciones  que nosotros, dentro de parámetros urbanos, preconcebimos como mínimas medidas de salubridad.  De todas manera quedó en  avisarme.

A los pocos días, de tardecita, escuché su ceremonial saludo:

-“Con permiso, buenos tardes don, traigo el consumo  pa´carnear, si gusta arrimarse hasta las casas”.

Era don Vico.

Trae, un “lanar”  atravesado en la parte delantera de su ”recado”[10], con sus cuatro extremidades atadas de una forma muy especial por lo simple y rápida de ligar y deshacer de sus nudos que los paisanos llaman “maneado de las cuatro patas” y al nudo que utilizan, lo llaman “nudo maneador”.

La habilidad desarrollada   en el medio rural  en tema de nudos y ataduras,  en directa relación con la dureza de las faenas de campo y que aún mantienen vigencia y uso, nos sorprendió desde su riqueza, variedad, versatilidad  y especialmente desde la simplicidad extraordinaria de sus técnicas. 

Cuando llegué al “carneadero” o lugar de matanza, ubicado en un espacio a los fondos de su casa, alejado unos 10 metros, en una extensión amplia, natural, con suelo cubierto de gramilla, con muchos árboles. Entre dos de ellos separados por unos 3 metros, había instalada una pértiga de madera, “varejón de eucaliptus” diría Vico, y a unos metros de allí en un pequeño corral había 3 o 4 animales ovinos. Vico, que estaba solo en la tarea, vestido como lo hacía cotidianamente, con la única diferencia de haber sustituido las habituales alpargatas por botas de goma blanca de caña alta,  quizás por que había llovido en la mañana y el pasto todavía estaba en esa zona húmedo, tomó desde allí uno de los animales, el que había traído a caballo ,con una facilidad en la maniobra, que hacía  ver fácil el procedimiento y liviano de peso el animal, cosas ambas como  comprobé mas tarde no eran tan  así de simples y sólo provoqué al intento las risas de mi anfitrión que me había instado a probar: “agarre don ese capón lanudo y tráigalo”. 

Explica mientras se arremanga la camisa:  

“lo encierro un rato con otras ovejas, el  animal tiene tiempo  entonces a descansar y eliminar de la carne toda la orín -sic-, y el “stress” –sic- así también se evita lo que le dá a la carne un gusto feo, “catingoso”.

Además carneando  a esta hora, la carne fresca,  tiene toda la noche para orearse”.

Con el animal destinado a ser sacrificado cargado  en los brazos con gran facilidad para el tamaño y peso, se arrimó a la pértiga o “varejón”, lo depositó en el suelo y colocó en una de las patas traseras del animal, que dicho sea de paso no ofrecía casi ninguna resistencia, otra que no fuera tratar de pararse para huir,  una cuerda de cuero crudo, de un par de metros, “guasca” la llaman, la cual tiene en uno de sus extremos,  un ojal rústico producto de un corte en el cuero con  cuchillo, en el extremo por donde al pasar el otro, queda formada una lazada, y  colgó el animal del varejón, en donde quedó cabeza abajo a una distancia de un metro mas o menos del suelo. Todo es muy rápido, rutinario, hecho simple desde la experiencia.  A esta altura, Vico sacó de la cintura  un enorme cuchillo de no menos de 25 cms. de hoja de acero, y se lo hundió sin demasiada violencia, al animal en el cuello-pescuezo- de donde rápidamente comenzó a salir sangre abundante, a  borbotones sería una expresión gráfica , el animal entró en convulsiones y luego de algunos minutos, murió.

Debajo había un recipiente de plástico que parecía ser un envase de algún producto veterinario, que, cortado transversalmente hacía las veces de  recipiente –pileta-  y cumplía la función de recoger la sangre, que según me dijera, mezclada con ración se le da como alimentación  a las gallinas o a los “chanchos”.  Luego de algunos minutos de espera, que Vico emplea en armar y encender un cigarrillo, luego de asentar el filo de su cuchillo con una “chaira”, procedió a quitarle la piel al animal, o sea “cuerear”, para lo cual comenzó con incisiones en las patas, en el abdomen teniendo mucho cuidado en no penetrar con el filoso cuchillo más de lo conveniente, me explicaba que lo peor y que le sucede muchas veces a quién no es “baqueano”[11] es cortar con el cuchillo las vísceras, estómago, intestinos, etc, porque se derrama en la carne el contenido de los mismos, bolo alimenticio, orin, bilis, excrementos, etc. lo cual es considerado una “chambonada[12] imperdonable” ni rasgar el cuero, porque se depreciaría, ni penetrar en las cavidades del animal por que todavía no era el momento.

Todo  sigue una estricta rutina, muy eficiente y funcional, dentro de una admirable economía de esfuerzo y tiempo. La tarea continúa manual y con los puños cerrados y las manos,  se despega  por presión la totalidad del cuero, que luego  se coloca extendido sobre unos tablones; ahora sí con un rápido y eficiente tajo Vico abre la cavidad abdominal del animal y se desprenden por gravedad -caen- todas las vísceras, que son recogidas en el suelo, en otro recipiente similar al utilizado con la sangre. De estas algunas pocas, son culturalmente consideras aptas para consumo humano. Prevalece un concepto de desprecio hacia “las achuras “ como alimento. Presumo que consideradas desde la cultura de la abundancia.

En este caso, Vico las reserva como alimento para sus perros, los cuales desde lejos y atados a la sombra de unos árboles, esperan atentos y ansiosos lo que saben preámbulo de festín. La cocción de las “achuras” previo a alimentar con ella los perros, está imponiéndose como regla en el medio rural,  obedeciendo a la sostenida prédica de la campaña de lucha contra la hidatidosis, enfermedad presente en mamíferos, trasmisible al hombre por los perros, organismo huésped del parásito desde que estos se alimenten con vísceras crudas .

Tenia equinococcus -  “la solitaria”-  según Vico, y  según llaman en campaña al parásito. El ciclo se corta sencillamente  cocinando las vísceras antes  de dárselas como alimento a los perros.

En la ventana del ex - destacamento de policía, abandonado y con síntomas de decadencia desde sus vidrios rotos y el gran pastizal que lo rodea, habían  restos en una de sus ventanas de un adhesivo muy deteriorado  de la campaña contra la hidatidosis, y otro contra la Aftosa, enfermedad  epidémica del ganado, de gran impacto negativo  en la economía de países agropecuarios y que el País sufrió recientemente.

Después de esto viene el despiece, que en este episodio, consistió en trozar cabeza y cuello-cogote-, cortar al medio la res, utilizando para ello una sierra manual del tipo de sierra para metales y  separar los delanteros de los traseros .

Ya cayendo el sol, quedó el animal así faenado colgado de ganchos debajo de unos árboles, fuera del alcance de perros o depredadores nocturnos, “para que oree” dice Vigo, que significa que la carne pierda al contacto con el aire parte de su  alto contenido de humedad , entre otras cosas para mejorar su gusto, facilitar su procesamiento como alimento y también su conservación, estando seca en la superficie atrae menos las moscas.

Aunque me aclaró Vico, que a la mañana temprano esa carne iba para la despensa, lugar de su casa en donde tiene protección para las moscas en recipientes con malla tipo mosquitero que se conocen como “fiambreras” , que no son otra cosa que estructuras de madera de lado rectangulares y que son el único medio eficaz contra la mosca que en su ciclo de reproducción deposita larvas que los paisanos llaman “queresas". Si hace calor y humedad, tiene que disponer de ella en un máximo de 48 horas. Otro procedimiento de conservación como podría ser el salado tipo “charquis”, si bien la técnica es conocida, raramente es utilizad

La piel, o cuero, se le estira utilizando para ello listones o estacas de madera que se sujetan al cuero, en  las    extremidades del animal: “ se estaquea” y colgado queda a la intemperie para que se seque, luego pasa a un galpón, en donde se guardan en pilas y con periódicas aplicaciones de productos anti-polillas sumamente tóxicos y cuando reúnen una cantidad considerable, se comercializan.

Este método de faena, almacenamiento y procesamiento de la carne, es fácilmente percibible  que data de antiguas rutinas culturales en manejo de la operación y constituyen en si mismo técnicas admirables desde su sencillez y máxima eficiencia en el logro de su objetivos. Hay una adaptación ejemplar al medio ambiente y sus condicionantes, las formas de abordaje dentro de las opciones disponibles  aparecen como muy naturales desde un punto de vista emic. Toda la operación no llegó a insumir una hora de trabajo. Desde nuestra posición de observación, a la etnografía, el conocimiento acumulado de Vico, demostrado en el evento de faena, en todo lo  referido a la anatomía del animal, que primero eficientemente mata y luego cual cirujano experto disecciona , es desde todo punto de vista un admirable saber privilegiado desde la cultura.

Como la mayoría de los procederes de trabajo en el campo, casi todo, a veces tienta pensar que todo, se realizan dentro de  la racionalidad más absoluta. Buscando la funcionalidad en el perfeccionismo . Un estudio del uso del cuerpo y el espacio,  revelaría la eficiencia que existe en sus actividades, cuanto de economía y ahorro de tiempo y energía, ambos vitales al proceso de subsistencia, se encuentran en las tareas rurales. El ensillar y montar un caballo , enlazar un animal, hacerlo entrar o salir de un corral, inmovilizarlo de pie o en el suelo para curarle heridas, vacunarlo, castrarlo, descolarlo, “descascarriarlo“[13], esquilarlo, etc. Hay todo un saber cultural acumulado, que presenta maniobras que son muy complejas, como sencillas y realizadas sin esfuerzo, cuando de verdad  que hacen necesario el poseer u usar mucho vigor y fuerza muscular e inclusive son en la inexperiencia o el descuido, sumamente  peligrosas para la integridad física de quienes la realizan.    

 El mismo principio se aplica  en el manejo de la majada en relación con su productividad. De cada animal considerado, se espera la máxima productividad dentro de la ecuación en donde los factores dominantes lo constituyen el campo en si mismo,  proveedor del alimento y  el agua. Recursos estos que limitan con rigurosidad matemática el número de animales que puede mantener en buenas condiciones una fracción de campo dada. De la aplicación correcta de la relación campo- cabezas de ganado, depende el éxito o fracaso de la gestión de cría. Es corriente en la conversación entre los cardoceros, escuchar expresiones que no tendrían ningún significado en otros ámbitos: “Aquel campito del bajo, de equis cuadras,  a lo máximo  lo puede cargar con equis novillitos, equis capones y equis caballos”. O sea , está señalando a su juicio cargado de experiencia,  que esa determinada fracción de campo, por su extensión y calidad puede alimentar y engordar esa cantidad de animales y en esas  categorías, esto último también hace  diferencia por las distintas demandas de alimento de cada una de las especies consideradas .

 De mi cuaderno de notas:

Novillitos: Bovino macho, castrado, de 1año ½ a 2 años.

Capones: ovinos machos, castrados, adultos, ya en vías de poder ser comercializado a los frigoríficos.

 

Caballo: equino macho – generalmente castrado -  de cualquier edad utilizado para tareas de campo.

La oveja-hembra- tiene un ciclo reproductivo durante el cual su potencial fertilidad medida en términos de factibilidad: parir un cordero por año, es de pocos años. Esto varía obviamente con las condiciones de manejo, campo natural, praderas, etc. En Cardoso criadas en campo natural, y en general con poca atención veterinaria u de otro tipo, este ciclo no va más allá de 5 o 6 años, así mismo es la edad en la cual comienza a disminuir la cantidad de lana que anualmente genera cada animal y que tiene un importante valor económico. Estos factores en definitiva,  son lo que delimitan la vida productiva útil de la oveja . Cuando empieza a “fallar” , o sea que no queda preñada o habiéndolo hecho, luego aborta, su destino cierto es ser destinada entonces a consumo humano familiar. Es según los comentarios,  lo que se estila en las estancias para alimento del personal .  

2 – Como “sacar” filo.

 

“Las armas son necesarias,

 pero naides sabe cuándo;

ansina si andás pasiando,

y de noche sobre todo

debés llevarlo de modo

que al salir, salga cortando”

Martín Fierro. José Hernández.

La conversación, luego de terminada la tarea, ya con la res faenada y pronta,  mientras armaba un cigarrillo y tomábamos una cerveza enfriada en su heladera a queroseno,  giró hacia muchas  de las interrogantes y curiosidades que se traen desde la ciudad, allí donde  obtener el alimento, no implica ni el sudor de  plantar, ni el esfuerzo de matar. Por ejemplo, tomado  desde mis notas:                   

El cuchillo. Aquí es una herramienta (también es un arma, cosa que por supuesto nadie olvida) en extremo valorizada y estimada dentro del escaso aparato  tecnológico de que se dispone en el medio rural. Sirve, en las hábiles manos de los paisanos, para una multiplicidad de usos.

Según Vico,  para quién sabe que el cuchillo no es un adorno, toma las siguientes providencias toda vez que adquiere uno y antes de ponerlo en uso. Primero la  importancia  de una buena piedra de afilar. Piedras areniscas de distinta rugosidad que se encuentran y se obtienen en el campo mismo,  siendo las de algunos lugares muy apreciadas, por ejemplo, menciona , las de Curtina- Paraje de Tacuarembó. Al afilarlo la primera vez, cuida de lograr que   el primer tercio del cuchillo tomado desde su punta tenga un filo  cortante,  el resto de la parte destinada a filo en el cuchillo, generalmente las dejan mas “gruesas” para poder con ellas cortar mediante golpes, materiales duros como  huesos, algún trozo de leña, algunos dicen que hasta un alambre “dulce” puede cortarse sin dañarlo. Se obtiene el filo correcto en un operación de rozamiento con la superficie plana de la piedra seleccionada, técnica que parece ser única y especial a cada operario. Cada uno afila su cuchillo siguiendo sus propias reglas de procedimiento que eso si,  como común indicador en  todos los casos que presenciamos, implica una gran paciencia y lentitud de movimientos en el contacto de cuchillo y piedra, y consume bastante tiempo. Generalmente aprovechan  las horas de ocio previas a la cena.

También es muy importante “la chaira”. Instrumento que acompaña generalmente al cuchillo en la misma vaina y que no es más que una especie de estilete romo de unos 20 a 25 cms, de acero pulido, con empuñadura, cuya función,- se le puede observar operativa en los carniceros urbano,- es pasar con cierta técnica y cadencia el filo del cuchillo sobre la superficie  metálica del punzón descrito, con lo cual dicen los informantes se “asienta” el filo, que en realidad significa  eliminar  las irregularidades que no son otra cosa que partículas de metal  desprendidas en  su rozamiento con la piedra y  que no se advierten a simple vista pero le quitan calidad al filo.

 Para Vico,  en el afilado  de un cuchillo y en el  “chairarlo”adecuadamente,  junto con el cuidado de caballo y los avíos- aperos- de montar, es  donde se identifica la buena condición y calificación paisana de las personas. Todas las tareas vinculantes  al cuchillo como herramienta-arma, siguen perteneciendo al mundo de lo  masculino. En el escenario que observamos, Estela, la esposa de Vigo de ser necesario, recurriría a su marido o a su hermano para acondicionar el filo de un  cuchillo de trabajo, que necesitara para sus tareas domésticas. El afilador profesional, oficio y personaje casi desaparecido del escenario montevideano, aunque aún algunos perduran, ha sido hasta donde tenga conocimiento, también oficio de varón  

3 -  Tiempos de ordeñar.

El consumo de leche de vaca es muy importante en  las economías familiares lugareñas. Su disponibilidad como recurso alimenticio surge desde dos posibilidades, o tener vacas lecheras, o obtener la leche de quién  las tenga. El poseer vacas en ordeñe es un importante  indicador socio económico. Existe una tercera posibilidad, que son aquellos niños en edad escolar, 15 en la actualidad, que reciben en forma regular, leche en polvo.

La realidad se divide en:  un tercio tiene vacas, otro tercio compra o por el hecho de tener niños en la escuela recibe la misma de Educación  Primaria . El  tercio restante no  tiene la leche incluida regularmente en su dieta.            

En las familias que cuentan con vacas lecheras, el cuidado de este ganado, se constituye en tarea importante , responsabilidad  a repartir entre los integrantes de la familia. Su manejo en las condiciones que son las comunes para el poblado,  sin campo propio, hacen necesario  un permanente pastoreo. Para ello se aprovecha todo terreno con oferta de pasto,  sean estos a los lados de caminos vecinales o en las costa del lago, o en los distintos terrenos baldíos que existen en lo que fuera la urbanización. Esta tarea de pastoreo, la realizan generalmente los niños o los adultos mayores ya fuera de otras actividades económicas . A la época del trabajo de campo, todo el país atravesaba por una prolongada sequía, se observaba muy temprano en la mañana, luego del ordeñe, salir niños y algunos mayores, a pié o a caballo, arreando las vacas y sus crías en busca de pastos. Regresaban generalmente al atardecer.

Vico, esta en el tercio de los que tiene lecheras.

Tiene dos en producción y  ordeñe. Tarea que realiza generalmente su esposa o su hija. Raramente y solamente por motivos extraordinarios lo hace  él. Obtiene entre 10 a 15 litros de leche diarios. En estas condiciones de producción, en la cual las vacas viven aquí en Cardoso sueltas a campo natural, y con el limitante de carecer de capacidad de refrigeración se las ordeña una sola vez al día.

La leche  obtenida se destina una parte a la dieta familiar, se consume luego de ser hervida, generalmente con café, cocoa , etc., en  postres como el arroz con leche muy popular en las zonas rurales, cremas, mazamorra con leche, a la cual llaman “canyica” a la brasilera, que consiste en maíz quebrado hervido y con leche. También con zapallo. Las huertas producen mucho zapallo, de una variedad brasilera, la abobera, o abobra ,  que necesita pocos cuidados, “es rústica para las pestes y la falta de agua” “ da igual hasta en los basureros” según mis entrevistados.

 Se le consume de las mas variadas maneras.

Una  receta:  postre de un recordado almuerzo en la casa de un informante.  Porción de zapallo hervido con cáscara, que se sirve también con la cáscara, cortado en porciones una vez frío,  se le agrega  leche mantenida en este caso fresca en el agua del  aljibe con el cual cuenta la casa, azúcar a discreción. La leche se acostumbra también beber acompañando las  comidas, en el caso que se describe, se presentó en la mesa, para servirse según gusto,  en una jarra esmaltada con forma de ánfora. El Postre...? Nutritivo, apetitoso   y fresco para un sofocante mediodía de verano.  

También producen familiarmente,  algo de manteca “casera”  en épocas que los animales que proveen la leche están bien alimentados.

Los ternero/as de las vacas en ordeñe se lo deja encerrado por las noches para que las madres no se alejen demasiado. Generalmente en un pequeño predio alambrado, de mas o menos 10  por 10 metros,  que es conocido como el “piquete” de los terneros. En  mis primeras observaciones, erróneamente atribuí este hecho  a  propósitos  vinculados con la  seguridad  de los animales, por robos o cosas así.

Las vacas que tienen “terneros al pié”-  con paciencia me explicó Vico- significa que tener vacas  en ordeñe, o sea que produzcan leche, deben necesariamente tener crías-ternero/as- amamantando , se las ordeña, temprano en las madrugadas, generalmente en galpones, bajo techo y en un procedimiento totalmente manual, en donde interviene en forma muy importante en lo que refiere a la cantidad de leche obtenida y a la salud de las vacas, la pericia y práctica del ordeñador. 

“ lo de arrimar los terneros a las casas, es trabajo que  tenemos que hacer todas las nochecitas, generalmente lo hago yo , o sino mando a los “gurises”, me aclara Estela.

Esta tarea, la atención de las vacas lecheras, con el procedimiento de extracción de  leche incluido, que implica una técnica manual de cierta  complejidad que debe ser aprendida, y de cuya correcta utilización depende no sólo la cantidad de leche obtenida durante el proceso de ordeñe, sino que está en juego la salud de las ubres  y por lo tanto del animal en cuestión, aunque a la observación la  operación parece simple, no lo es. Requiere de técnicas que son adquiridas desde pequeño por ambos géneros. Aunque en la vida adulta, es  mayoritariamente llevada a  cabo por mujeres y niños ya algo grandes, 12 años y más y en algunos casos, por adultos mayores , fuera ya de la vida activa, y a quienes mencionan como los “caseros” lo que no implica matiz peyorativo alguno. 

 La faena en cambio de animales para consumo, es trabajo de hombres adultos. Es menos extraordinario, un hombre adulto ordeñando, que una mujer en tarea de faena. De lo primero observé algunos casos. De lo segundo ninguno. Tampoco tuve conocimiento indirecto desde las entrevistas.

Cuando le pedí opinión  a Estela, sobre este tema, le restó importancia,  que en su mundo,  para ella era lo normal, lo que debía ser, que para  ella  había un mundo de cosas de mujeres y otro mundo de cosa de varones,  que  hasta donde recuerda siempre, tanto en su  familia como en otras con las que se ha relacionado, el mundo  de las mujeres y el de los hombres eran más o menos iguales  al actual,  que es lo que siempre hizo, lo que siempre vió hacer a su  madre, a su abuela y a sus tías, proveniente de una familia extensa, poblada de mujeres; que se sentía respetada como persona desde que tenía su espacio perfectamente delimitado y no le parecía que este fuera más chico, menor, o menos prestigioso que el de los hombres,  que ella sabía muy bien que la vida salía de su vientre. Que su mundo siempre estuvo dividido en el mundo de las mujeres en donde había muchas:  ”solteronas o viudas por la guerra de los blancos”,  llenas sus vidas de tiempo y desde ellas y como ellas, se acostumbró desde niña en la campaña. Reproducción de roles y costumbres muy vigentes y fuerte en la producción cultural de las zonas rurales de esta parte del país.

F - El Estado.

“La República Oriental del Uruguay es la asociación política de todos los habitantes comprendidos dentro de su territorio” Constitución de la República Oriental del Uruguay.” Art. 1º  

“es el  culpable”...  dirán ...  “ de haber arruinado Cardoso”.

vecinos de Cardoso refiriéndose al Estado.

1 – Cual retazo de los cielos, de los cielos.  

Para nosotros,  los cardoseros, los que estamos y todos los que se fueron, no sentimos que somos uruguayos como el resto, ( ..).La patria aquí la sentimos como cualquier otro uruguayo, pero presente, presente, de verdad, por aquí, sólo en la escuela , en la bandera que ponemos todos los días allí.” Opinión de un informante.

“Con la edificación de los Estados-naciones modernos, la identidad se volvió un asunto de estado. El Estado se convirtió en el gerente de la identidad para la cual se instauran reglamentos y controles”. Cuche, D., 1999: 115

Ninguno de los informantes demuestran demasiado interés en diferenciar su noción de Estado separándola de la de  Gobierno. Posiblemente sea en donde lo emic y lo etic confronten en medida mayor. Pero están informados. Los intereses pasan por otros aspectos de la realidad, que tienen un fuerte contenido regional. Los “informativos” con mayor audiencia, son aquellos que se trasmiten por las radios con mayor penetración en esta zona, como lo son la Radio de Paso de los Toros y las Radios de Tacuarembó, que son dos. Las restantes radios de alcance nacional, no se recepcionan por allí con demasiada calidad de audio, además que la realidad mayormente montevideana que manejan, es aquí totalmente ajena. Salvo los hechos o acontecimientos extraordinarios. A la observación y por constituirse en temas ejes  de conversación y discusión posterior,  podrían aislarse como hechos importantes a lo cotidiano cardocero, todos aquellos relacionados con grandes crímenes o graves  hechos policiales, las novedades deportivas relacionadas al fútbol capitalino y en menor medida lo político. El transistor y las pilas han hecho de la distancia comunicacional una brecha angosta  en relación con un pasado no demasiado lejano. Hay como  un sentir un Estado presente y otro ausente. Mucho mas de este último que del primero. También un Estado muy distante. No demandan demasiado  de este. El sentir general es de resignación critica. Aún cuando  se quejan. Continuamente surge en la conversación cotidiana un inventariar  carencias que finalizan en un acto quejoso. Hay algo de terminal, de ser los últimos, de  que nadie vendrá despúes de ellos, de los que están. Que además no muchos de ellos quieren estar. El Estado en Cardoso no es dador ni generoso. No se percibe el control dominante de sus aparatos clásicos. Ni siquiera en la Escuela, en donde la propia precariedad de su existencia, está supeditada en grado sumo a la colaboración de los pocos padres y a  las estancias mas cercanas, esta dependencia mucho mas grande de lo que es común en las ciudades, es casi total,  corporativiza la relación entre esta como Institución estatal y los usuarios y diluye su poder . La directora-maestra, es dependiente de su “clientela” que son los padres y los donantes.

Un reclamo implícito, tercamente presente en el discurso de los residentes de Cardoso es la situación de abandono a que los ha sometido ese otro poderoso que identifican a veces con el estado a veces con el gobierno, muchas mas con “los políticos”, generalizando en estos como una clase dominante y determinada,  la culpa de su destino.  

2-  Servicios Públicos.

El Estado legislará en todas las cuestiones relacionadas con la salud e higiene públicas, procurando el perfeccionamiento físico, moral y social de todos los habitantes del país(...)” Constitución de la República Oriental del Uruguay. Art. 44º

Los denominados servicios esenciales, conceptualizados y percibidos como aquellos que el Estado debe a sus ciudadanos y sin los cuales hoy no se concibe el bienestar y el goce de la vida, existen en la vida cotidiana de  Cardoso pero desde su ausencia. A la falta de energía eléctrica, sin quizás ,la ausencia que más brilla, con todas las consecuencias que su carencia en el estilo de vida moderno apareja,  refrigeración, calefacción, iluminación, comunicación a través de los medios tanto radiales como televisivos, y no hablemos de tecnologías todavía  para el medio exóticas, como la computación etc., sumamos la falta de todo medio de transporte público, con directa consecuencia en la economía doméstica al no producirse condiciones mínimas de flujo de bienes y servicios,  de comercio o intercambio con zonas vecinas.

La simple lectura de un diario de tiraje nacional o departamental es un suceso extraordinario.

El agua potable está disponible a la gente,  a través de picos de distribución –canillas- en la vía pública, de estas  funcionan dos. Es obtenida de napas de agua subterránea desde un pozo semi-surgente, desde donde es extraída por medio de una bomba de succión que se activa mediante energía eólica,  a través de la utilización de molino. Mediante tuberías es llevada a un tanque rígido de hormigón,  instalado sobre una pequeña torre de unos 5 metros de altura, desde donde oficia  como distribución y reserva. Es controlada desde el punto de vista de salubridad por OSE que cada tanto,   no me supieron establecer con precisión  vienen técnicos en camioneta y toman muestras del agua.

La salud pública es atendida por un médico en régimen de visitas quincenales que viene desde Paso de los Toros y una policlínica municipal atendida por Estela. No existe ambulancia o medio de evacuación de enfermos o personas accidentadas otro que no sea la buena voluntad de la camioneta del comerciante Vico o en caso de graves emergencias, el auxilio logrado en las estancias vecinas para su traslado a los centros asistenciales de Paso de los Toros o Tacuarembó. Pensemos en una comunidad que aunque pequeña en cantidad concurren a la escuela   la cantidad de 15 niños   en edades que van de los 4 a los 13 años de edad.

La seguridad pública, responsabilidad de la Jefatura de Policía de Tacuarembó, no tiene  presencia permanente  en el lugar, Hay un local en buenas condiciones en donde todavía luce el cartel de Policía en  lo que fuera el Destacamento Policial. De requerirse auxilios policiales, estos deben ser procurados en Peralta, a  40 kilómetros en donde tiene  su sede la comisaría.

Los informantes entrevistados, aluden una y otra vez, a la presencia irritante para ellos de funcionarios de distintas reparticiones y órganismos del estado que cada tanto aparecen en vehículos oficiales, hacen preguntas, miran cosas, piden otras y al decir de ellos:  

“cuando mucho a la tardecita, aprontan el mate, y como ya se ganaron los viáticos, suben a la 4x4  con chapa oficial y se van. Igual sirve porqué por lo menos alguno que precisa, cosa que  casi siempre sucede, aprovecha el viaje y se va con ellos a Peralta o a la Ruta”

Otro de los “otros:

 

“es gracioso,  llegan siempre preguntando si se pesca, si hay mulitas, si hay perdices, yo no se, pero estos parece que se hacen a la idea que somos indios”  

 

Uno más de tantos:

 

“porqué no se preocupan mejor de arreglar la calzada del bajo, que truena y antes de llover ya no da paso, o de una vez se dejan de mentiras y no vienen mas a tratarnos y mirarnos como bichos raros, después del temporal que se llevó medio pueblo, vinieron trajeron tres chapas, cuarenta promesas y si no es por la gente vieja de Cardoso hasta ahora la escuela y la Parroquia estaban en ruinas, con el perdón de la palabra, que no jodan más, son todos iguales”

 

Sergio, uno de 16 hermanos nacidos en Cardoso:

 

“cuando la Represa,  tenía 6 o 7 años, recuerdo  cuando dinamitaron los puentes de “fierro” que cruzaba el Cardoso y por donde venía el tren, las viejas locomotoras “fosforeras” a vapor o algo así, yo aguanté hasta los 18 o 20 años, no recuerdo bien, trabajé y derramé sudor en todas estas estancias de la vuelta, a los 9 o 10 años ya le salía a la que está ahí casi a la entrada del pueblo y si habré deschalado maíz y otros trabajos, por lo que se ve, ellas están cada vez mejor y mas ricas, el pueblo cada vez peor,  desapareció y todo es abandono.  

 

Para darle la luz a todos, arruinaron Cardoso para siempre y lo dejaron a oscuras nomás. Hay mucha gente que se murió de tristeza y aún están las casas cerradas con los muebles adentro. Pagar lo que se dice pagar, creo que pagaron casi nada, todo el mundo festejaba y nos querían hacer creer que se venía la riqueza para todos, y nos querían llevar de prepo a Peralta. Algunos creo que aceptaron. Otros muchos se fueron a Paso de los Toros. El viejo- su padre-, se empacó y dijo que el se iba a quedar aquí. Era un sieteoficios, sabía de todo, era herrero, esquilador, alambrador, aprendió solito a hacer botes, con fresno curado que quedaron abajo del agua y el sacaba cuando las bajantes. De todas maneras de a poco nos tuvimos que ir yendo de a poco. Todos mis hermanos/as nos fuimos. Pero a Cardozo Grande no lo olvidamos jamás. Somos cardoceros hasta la muerte, y nuestros hijos ya los hemos traido a conocer las raices y capaz que ellos traen a nuestros nietos, algunos también han venido ya.”  

 

Los jóvenes en Cardoso, culminado el ciclo de Escuela Primaria, enfrentan la disyuntiva de condenarse a una vida de mero alfabetismo, o buscar calificarse prosiguiendo estudios fuera. Es el éxodo forzado que deben enfrentar y financiar los padres de jóvenes cardoceros. Uno de ellos. El “Chato”,apodo con el que se presenta y con el cual todos  lo conocen, es un joven de 14 años, nacido y criado en Cardoso, pero hace dos años desde que empezó secundaria que cursa primer ciclo en Paso de los Toros, vive allí durante el año de estudios, en el Hogar Estudiantil de la Junta Local Autónoma de Paso de los Toros  y viene a  Cardoso en las vacaciones de verano y en Turismo – “ allá extraño mucho - en Paso de los Toros-, a mis padres, a mi hermana, a mi caballo y mi perro, me gusta mucho vivir aquí en Cardoso, me gusta salir a correr liebres, a cazar perdices, correr carreras con otros gurises, bañarme en el río, tengo mas libertad aquí, en Paso de los Toros, a no ser las clases no tengo otra cosa que hacer que mirar televisión en el comedor del Hogar, pero tengo que estudiar para en el futuro salir a buscar trabajo”.

 

Su padre se ocupa del cementerio, el nuevo, es el “camposantero”, en los hechos es  empleado municipal lo cual además  de la rareza de su condición, en el pueblo le da el prestigio de su  condición de funcionario público que corre paralelo con el tener un sueldo mensual seguro,  además de los beneficios sociales para él y su grupo familiar. También y no en menor medida su trabajo es poco exigente, puede criar y cuidar y lo hace un par de lecheras y 40 y pico de ovejas. Como enterrador tiene poquísimo trabajo. El ultimo entierro en el cementerio “nuevo”, ya que el antiguo quedó también bajo el agua, data de 1 año y medio atrás, cuando una señora viuda, de 50 años, se  suicidó sin causa aparente ya que tenía una posición económica holgada, propietaria de una fracción de campo que sin transformarla en estanciera, le permitía vivir bien, dueña de una “punta de ovejas” expresión que significa una cantidad respetable de varios cientos.

Visitamos en su compañía el cementerio, que está  perimetrado por un muro bajo y tiene un portón de entrada que permanece cerrado fuera de hora con cadena y candado. El lugar está alejado unos 3 kilómetros del pueblo, se llega allí por un camino  que es apenas un poco mas que una huella o sendero. Hay allí  26 tumbas, unas,  sencillas cruces de hierro con el nombre del fallecido, otras, en esa diferencia que se observa en todo cementerio y que puede medirse en la mayor o menor suntuosidad de los símbolos mortuorios,  lápidas de monolíticos con chapas de metal o algunas mas sencillas de hormigón. En uno de los laterales de el predio del cementerio, que ronda los 15 metros por 25, existe una construcción vertical de 20 nichos. Solo 10 de ellos están ocupados con urnas funerarias conteniendo restos esqueletarios.  Los símbolos en las tumbas son todos cristianos. Las ofrendas presentes  en alguna de las tumbas, muestran desde su mal estado, no ser demasiado recientes, consisten en ramilletes de flores artificiales en material plástico. Todo el espacio ocupado por el cementerio luce prolijo y digno en su austeridad .

G -   Lo social.

“Decir que incluso los grupos socialmente dominados no carecen de recursos culturales propios y, especialmente , de esta capacidad para reinterpretar las producciones culturales que se les imponen, no quiere decir que se vuelva a la afirmación de que todos los grupos son iguales y que sus culturas son equivalentes(...) Desde esta perspectiva, una cultura dominada no es obligatoriamente una cultura alienada, totalmente dependiente. Es una cultura que, en su evolución, no puede no tener en cuenta a la cultura dominante (lo recíproco también es verdad, aunque en un grado menor), pero que puede resistir más o menos a la imposición cultural dominante ”. Cuche, D., 1999: 88

1-“Requechando” por Cardoso Grande.

 

La vida cotidiana de la gente en Cardoso se realiza casi totalmente hacia el interior de sus hogares o en la “intimidad” de los terrenos bastante amplios con qué cuentan las casas en sus perímetros más o menos cercados. Es claro que la distancia social que mantienen entre sí las personas en Cardoso Grande en términos de comunicación humana, es grande. En algunas de las viviendas, se observan  pequeñas parcelas  de tierra cultivada en espacios de 1 metro por 2 o 3 de fondo, “canteros” en donde plantan verduras de estación. En casi todas las casas hay algunos árboles frutales . Limoneros y naranjos. En muchas también  se observan aves de corral, mayormente gallinas, muchas de ellas sueltas, aunque también se observó la construcción de encierros, “gallineros”, empleando en lugar de tejido, paredes o cercos construidas de cañas de tipo bambú.

Hoy estamos de visita en casa de Pepe nuestro informante. Nos invitó formalmente y fuimos de tarde, a las 5 de la tarde, nos esperaba vestido de recibir, bombacha celeste impecable, camisa de igual color y faja a rayas horizontales blancas y celestes y alpargatas blancas nuevas. También nos esperaba el mate y muchas historias. Su casa es de material, podría decirse que de tamaño mediano, alrededor de 60 metros cuadrados, de techo de zinc, a la entrada tiene un recibidor con sillones y una mesa de madera con sillas. Tiene dos habitaciones grandes con ventanales y postigos de madera. Una de ellas es su dormitorio y en la otra hay dos  camas de patas torneadas y elástico de alambre comúnmente conocidas en campaña como “camas turcas” con sus respectivos colchones de lana de oveja,  de fabricación artesanal-  ”pa´las visitas”-  dice. Ante mi curiosidad, me explica que hasta hace unos 5 años, vivía todavía un “viejo” colchonero que era quién se los había  hecho. Riéndose dice que el ya pasó para el “dulonpillo”, en alusión a que su colchón es de fabricación industrial.

“Mi última mujer, la rusa, me cambió el colchón y después me dejó” se ríe burlándose de si mismo.

De esta visita social, quedaron  como siempre cosas interesantes. Pepe, quién entre tantos temas que conversamos, me explicó el destino de los residuos domiciliarios - la basura- . Por supuesto que no existe recolección domiciliaria a cargo del estado y por lo tanto de nadie. Cada casa adopta sus estrategias, que también dependen de la estación del año. Pero en términos generales los desechos orgánicos, se transforman de un modo u otro en alimento de las aves de corral, que aquí mayoritariamente son aves sin corral, ya que andan por todos lados sueltas, especialmente gallinas, aunque hay pavos y patos. También los perros que no abundan tanto como en la ciudad y no los hay sin un dueño conocido. Razón, me explica: “los perros sin dueño terminan matando ovejas”.

Los restos inorgánicos y huesos, son depositados en una fosa o pozo  en el fondo de cada casa y cada tanto lo queman, dependiendo de fáctores tales como la cantidad, el tipo y la época del año, en verano por ejemplo:  “juntan moscas y todo tipo de inmundicia” por lo cual se quema casi  todos los días o sencillamente se entierra.

Con permiso de Pepe, soportando  su extrañeza y burlas a  lo insólito que el pedido le resultara, con mi ayudante, inventariamos   lo  encontrado  en el basurero del fondo de su casa, en donde también nos explicó pone la basura  Elisa, una mujer de unos 30 a 40  años, que vive con 3 niños en una especie de casilla de paredes y techo de chapas de zinc, que son vestigios de los viejos galpones de herramientas de la época de los ferrocarriles. Su concubino, y padre de los dos hijos mas chicos no así del mayor, es peón de estancia cerca de Achar,  y viene cada fin de semana por medio. La fosa basurero a unos 20 metros de la casa, es de unos 50 a 60 cms. de diámetro y unos 60 a 70 cms. de profundidad. No había mucha cosa. Había si abundante cantidad de moscas, muchos insectos y todo tipo de escarabajos de las especies que los entomólogos llaman “ la fauna de la muerte” por acompañar y ser parte de los procesos de putrefacción de materia orgánica . Por supuesto que   fuertes olores desagradables.

Este es el detalle:

Tres latas (vacías) de sardina en conserva, con diferente nivel de herrumbre.

Dos latas vacías, sin etiquetas. Del tipo utilizado para envasado de frutas en almíbar.

Tres botellas de plástico (vacías) de 1000cc de uso no identificable

Envase de plástico correspondiente a un garrapaticida.

Bolsas varias de nylon blanco.

Sandalia tipo ojotas rota

Bolsas  de nylon vacías -etiqueta de   arroz-

Bolsas de nylon vacías- etiquetas  de azúcar.

Envases de cartón vacíos- etiquetas de vino.

Pañales descartables utilizados semi-quemados.

Una quijada de animal posiblemente oveja semi-quemada.

Un hueso de paleta de oveja.

Restos de cueros ( al parecer cordero) de oveja, frescos, en avanzado estado de putrefacción.

Abundante restos semi-quemados, no identificables.

Restos orgánicos no identificables.

Papeles.

2-   Lo sagrado y lo profano.

      De almas en pena y luces malas.

 

Lo que primero sale al encuentro de quién  a Cardoso Grande se aproxima, lo que sorprende a la primer visión, también  la última imagen que   despide al abandonar el pueblo por  su única vía de entrada y salida, es a  escala cardocera, su monumental parroquia.

Es propiedad  y fue  templo construido y destinado a  cultos religiosos de la Iglesia Católica. Del portal en internet  de la Diócesis de Tacuarembó, surge que Cardoso Grande le incumbe pastoralmente a la localidad de Achar.

Cuando empleamos el tiempo en acción de pasado, nos basamos en los dichos de nuestros informantes ya que al momento del trabajo de campo la misma estaba  cerrada y no existía párroco residente en el pueblo.

Ellos nos han manifestado, algunos con indiferencia- los más jóvenes- otros con pesar – los mayores- que desde hace muchos años, allí en la parroquia, no se realiza culto religioso alguno. Que ha habido ocasiones en que curas de Paso de los Toros, han venido junto a jerarquías eclesiásticas de Tacuarembó en aparente visitas de reconocimiento, no pastorales. Que vecinos que han hablado en esas oportunidades con ellos, les han manifestado su interés y necesidad espiritual de contar con la presencia de religiosos en misión en el lugar. Otros informantes, nos han manifestado:

“de la parroquia solo queda la “cáscara” , adentro no  hay nada, hasta los bancos reclinatorios se  han llevado, algunos dicen que para amoblar parroquias de Paso de los Toros, pero  nadie sabe bien”.

Lo real es que está allí, imponente hasta en su abandono, cerrada a cal y canto. No pudimos entrar. Tampoco se pudo verificar desde alguna ventana si adentro hay algún mobiliario; la parte trasera del edificio, área destinada posiblemente a vivienda del cura, tiene sus aberturas completamente tapiadas con postigos y tablones de madera.

El sentimiento general rescatado desde las entrevistas, muestra una respetuosa convicción y concepción del más allá, como un lugar al que se aspira  merecer y a donde: “irán los buenos”. Preguntar, según hicimos, acerca del alma despertaba sorpresa. Todos aquellos con quienes abordamos el tema, sin distinción de género ni edad, piensan en si mismo desde la dualidad: el cuerpo como material y mortal, y el alma como lo contrario. El destino final de esta última, aparece relativamente solapado por lo cotidiano, aunque la idea: del arriba el paraíso o cielo y el abajo del infierno, aparece constante y sólida. Algunos de los entrevistados, ante la cuestión, se tornaban serios y hasta distantes. Otros encaraban el interrogante desde lo risueño. Nadie desde la irrespetuosidad. Se podría opinar que el pensamiento predominante, está mucho más vinculado a lo sagrado, sea esto lo que fuere para ellos, que a la negación o a lo profano. Dios es alguien o algo. Dicen en la conversación: “solamente los animales no tienen alma” , aunque  alguno retruca: “Pare, conozco hombres desalmados y bichos puro corazón”.

Hay en este medio de neto predominio rural, de contacto permanente con la naturaleza, inmenso escenario que hace, de  la medida humana, pequeñez,   un claro acercamiento a buscar respuestas y mitigar angustias existenciales  en un dios. Está integrado a su lenguaje coloquial. Son frecuentes el uso de exclamaciones tales como: ¡si dios quiere!   ¡gracias a dios! ¡dios mío!,  etc.

En el imaginario criollo gauchesco, potente aún en el escenario de Cardoso, prevalece una suerte de sincretísmo. Todo tipo de creencias antiguas, venidas, traídas y llevadas desde el folklore en cualquiera sea la forma que este  se represente; el cancionero popular que acude en lo temático a lo criollístico, abunda en ejemplos,  origen que quizás se deba buscar en la aculturización  del universo mágico religioso de lo indio y lo español, con “mandinga” aún en boca y espíritu de muchos, en donde el más allá está habitado  por “almas en pena” que una y otra vez regresan, las cuales todavía pueblan de fantasías y de miedos la nocturnidad. Puedo dar fé de ello, de cuanto impresiona a la escasa luz de un fuego encendido, bajo un infinito cielo estrellado, en el silencio ruidoso de la noche en el campo, escuchar de boca de Pepe, desde la más absoluta imperturbabilidad, sorprendentes relatos de “luces malas”, de “almas en pena”, de misteriosas “tropillas de caballos negros y troperos fantasmas” que se esfuman y desaparecen, “de mujeres hermosas, de largos cabellos negros y livianas y trasparentes túnicas blancas “enancándose”[14]  en las noches y extraviando para siempre a caballo y jinete”. Con toda seriedad, me alertó una noche, de las primeras  de asado y cena:  

 -“pa´ que no lo tome de sorpresa - ahí  enfrente,   avenida por medio, hace muchos años  “mataron mal” -por la espalda- al comisario del pueblo , cada tanto, por las noches, anda por ahí en pena y  se le oye quejarse”. Según me explica, los viejos facones criollos, tenían entre la empuñadura y la hoja, una chapa transversal a esta, con función de darle apoyo y sostén a la mano que empuña,  que podía ser ondulada o recta,  y se le llama gavilán de cuchillo. Los paisanos a la de forma recta, la preferida, la llamaban cruz de cuchillo. Con ella se aseguraban  y defendían de los “aparecidos.”[15]

Puedo asegurar que a veces por las noches, con el viento, me quedaba despierto, atento, escuchando. Para peor, mi humilde cuchillo no cuenta con gavilán ni cruz.  

Concluyendo. A la etnografía, no observamos, ni obtuvimos datos inferidos desde nuestras entrevistas, referidos a la realización de  actos religiosos, fueren estos a nivel individual o de grupo o cultos formales de las  religiones llamadas “del libro”,  que salvo el edificio parroquial, no se evidencia presencia alguna en Cardoso. Tampoco observamos señal alguna de presencia de  cultos afro-brasileños.

 La parroquia entonces en el hoy por hoy cardocero,  es sólo  una más de las construcciones abandonadas.

Si se advierten presentes en el discurso fuertes creencias en el más allá, en lo sobrenatural. La identificación con cultos cristianos, es evidente, desde las cruces en el cementerio, hasta figuras de Cristo en la cruz y de la virgen María, que observamos en algunos de los domicilios visitados. Estela usa en su cuello colgada de una cadenilla, una imagen.

Ante nuestra pregunta nos aclara :

“es la virgen milagrosa, a la que le rezo y le pido salud para mi y los míos”.  

 

IV - Conclusión y Final.

 

“La cultura es interpretación. Los”hechos” del antropólogo, los materiales que fue a encontrar al terreno, son en si mismo interpretaciones. Los datos de base ya están culturalmente mediados por el pueblo cuyo cultura nosotros , como antropólogos, vamos allí a explorar. Los hechos se hacen-la palabra se deriva del latín factum-  y los hechos que nosotros interpretamos están hechos y rehechos. Por lo tanto, no pueden recogerse como si de rocas se tratase, poniéndolos en cartones y enviándolos a nuestro país de origen para analizarlos en el laboratorio” Rabinow, P., 1992: 141

1 – Reflexiones generales.  

“ Quién eres tu? Preguntó la Oruga.(...) Alicia replicó, algo intimidada: Pues verá usted, señor...Yo...yo...no estoy muy segura de quién soy, ahora, en este momento, pero al menos si sé quién era cuando me levanté esta mañana, lo que pasa es que me parece que he sufrido varios cambios desde entonces.”

Alicia en el País de las Maravillas. Lewis Carrol

Hubo un momento en el proceso de redacción de este texto, cuando nos disponíamos a abordar esa especie de post scriptum, las conclusiones, con los cuales  usualmente se intenta dar  buen fin a todo texto monográfico, que nos vimos envueltos en la incertidumbre y detenidos en dudas.  Normalmente también,  es este el espacio destinado a trasladar al  papel  la intimidad de la reflexión  disparada generalmente desde las peripecias que acompañaron la investigación efectuada.

Así mismo se le estima y prestigia como adecuado espacio desde donde  articular comentarios, encarar y  dar  forma de balance final a los resultados del trabajo de campo. También es territorio fértil  en donde  pensar los acontecimientos,  tomando distancia con los mismos.

Es tiempo entonces de elaborar conclusiones. En si mismo una presión. Deben ser hiladas con prolijidad y en el esmero , dejar   evidencias inteligibles  de cuales han sido las  metas alcanzadas, cuales quedaron registradas en el débito,  que ha cambiado en nuestra percepción del objeto de estudio elegido, cual es la  magnitud de logros y resultados , en fin,  que  tenemos que decir más allá de lo descrito.

Son también tiempos repletos de preguntas y ansiosos de respuestas, es en el decir de Guigou cuando :

”Lo Otro se desliza, desde la monstruosidad y el abismo, a extraños otros si bien heredan esa impronta abismal y monstruosa, también se integran a esa pretenciosa centralidad “humanizada del conocimiento”. Guigou, L.N. , Tani R., 2001: 01.

Es con mucho el lugar en donde espera al etnógrafo, paciente y  severa, la autocrítica, también espera al lector, de muchas maneras parte y contraparte de la etnografía; también espacio y discurso  donde encontrarse una vez regresados del campo,  frente a frente con los huecos e   intersticios  dejados vírgenes , vistos y no mirados, inexplorados. Aquí  las sorpresas al descubrimiento, tanto  en volúmen como envergadura,  de hechos y acontecimientos  con los cuales no contábamos. Estos asuntos de formalidad final, de explicarse y explicar,  estaba en ese  entonces ya dicho,  en dubitativa etapa reflexiva de ideación.

Una vez más, Guigou y Tani :

(...)doble juego de ausencia y presencia (el ejemplario malinowskiano:muestro la etnografía, silencio mis diarios íntimos(...) ibidem: 03

Reconocemos a esta etapa, el riesgo de convertirse con facilidad en  laberintos intelectuales,  paralizar la  acción desde la  pérdida de certezas. ¿Donde realmente ubicamos nuestra relación con esa alteridad no siempre fácil de aprehender? claro lo expone Viveiro de Castro al recordarnos a todos los inquietos que:

 

 

“Ainda quando antropólogo e nativo compartilham a mesma cultura, a relação de sentido entre os dois discursos diferencia tal comunidade: a relação do antropólogo com sua cultura e a do nativo com a dele não é exatamente a mesma. O que faz do nativo um nativo é a pressuposição, por parte do antropólogo, de que a relação do primeiro com sua cultura é natural, isto é, intrínseca e espontânea, e, se possível, não reflexiva; melhor ainda se for inconsciente. O nativo exprime sua cultura em seu discurso; o antropólogo também, mas, se ele pretende ser outra coisa que um nativo, deve poder exprimir sua cultura culturalmente, isto é, reflexiva, condicional e conscientemente. (...) O antropólogo usa necessariamente sua cultura; o nativo é suficientemente usado pela sua”. Viveiros de Castro, E.,2002.

Hurgando intelectualmente curioso, en  la gran cantidad de apuntes y notas informales de nuestro tiempo en el campo, las más, unidas levemente en el recuerdo  a mínimos episodios, data caótica, anárquica, desde ser, en un porcentaje apreciable, tan sólo  rápidos garabateos, más de las veces inconclusos, pensamientos surgidos y anotados en distintos momentos de los tiempos  y en diferentes momentos de las emociones. Pesados de contenidos, aliviados y alivianados de toda formalidad. Hay tanto dicho en esos papeles humildes. Hay tanto y tantas cosas al descubrimiento. Algunos de ellos crecieron y tomaron estatura suficiente hasta ocupar espacio y  llegar al diario. Otros, muchos, quedaron  a la espera, en hojas de libretas, en  reverso de viejos recibos de cuentas pagadas, en alguna que otra servilleta arrugada en tiempos de conversación sobre alguna mesa  de algún lugar cualquiera , a veces en compañía de   oídos dispuestos en paciencia  a escuchar, otras en la acompañada soledad de los pensamientos .    

Lo que no supusimos entonces, es que los hechos mandan por si mismo, generan sus propias dinámicas, que de ellas quedamos sujetos, que de la siembra surgen tallos y de ellos frutos.

Vaya a  modo de conclusión, esta somera síntesis de un bagaje inmenso de vivencias recogidas en la experiencia imprevista de nuestro último viaje a Cardoso Grande, invitados por nuestros informantes a rendir recuerdo a ese tiempo que, trasmitido de generación en generación, ellos mantienen y ellos consideran maravilloso.

2-  Viaje al tiempo antiguo que  fue.

La gesta de los cardoceros.

 

Venid, venid a la Gira Misteriosa
Venid, venid a la Gira Misteriosa
Venid, tenemos todo lo que necesitéis
Venid, quedaréis satisfechos
Venid a la Gira Misteriosa
La Mágica Gira Misteriosa está deseando llevaros
Deseando llevaros

Los Beatles.

Hay sucesos,  un episodio cualquiera inesperado,  en apariencia mínimo, casual, que  transforma y construye en si mismo y por si mismo lo por suceder. Algo así  sucedió con lo que se  suponía iba a ser esta conclusión y final, que me relevó a una posición  cómoda. Otra vez etnógrafo.

 En acuerdo con el decir de la investigadora brasileña Maritza Peirano cuando nos  advierte:

(...) o ponto de vista que estou defendendo é que o bom texto etnográfico foi siempre um experimento(...)” Peirano, M., 2005(1993): 21.

Cuando las circunstancias preveían una etapa de laboratorio. Los hechos otra vez mandan. Otra vez observando y participando. Concluyo entonces desde mi experiencia, que el contacto con  la alteridad, en definitiva objeto de estudio de la antropología, es el que transforma, ordena, construye, los  senderos a través de los cuales la etnografía se construye.

Es mi buzón virtual quién me sorprende. Salen a encontrarme desde el texto, expectativas nuevas de un cercano regreso, participante activo de nuevos hechos etnográficos vinculados a Cardoso Grande vistos desde un punto de observación diferente y rico. Promesa de nuevas escenas atiborradas de sucesos antropologizables, donde los límites, el nos(otros) se transforman, pasan a convertirse tan sólo en una delgada línea , casi imperceptible. Este nuevo  viaje, absurdo si mirado desde la racionalidad pragmática, es el  que trataré ahora de convertir en conclusión, que no final,  de mi etnografía.

El mensaje provenía de Gladys, informante o  personaje clave, como algunas tendencias prefieren llamarlos, a quién en su momento entrevisté y con la que sostuve luego,  múltiples y enriquecedores contactos,  conversaciones informales, fueren  personalmente, por vía teléfono o correo informático, dinámica mujer, en sus 40s.  que nunca vivió en Cardoso, pero es realidad  que conoce llevada allí en paseo cuando niña por sus padres, éstos si, nacidos , criados y con recordados  festejados esponsales en el pueblo.

En los tiempos de la Obra, del empuje creciente de su embalse  y toda la incertidumbre de los tiempos nuevos por venir, abandonan lo que consideraban su “querencia” y buscando un futuro se radicaron en la localidad de Centenario, en la orilla sur del Río Negro en el departamento de Durazno, frente a Paso de los Toros. Allí formaron hogar y familia con tres hijos,  fallecido su papá, le sobrevive su esposa Doña Lola, simpática cardocera ya en sus ochenta coquetos años, repleta de historias y cuentos de los tiempos que ya fueron, y sobre todo con muchas ganas de contarlos.  Gladys continúa relacionada emotivamente al pueblo natal de sus padres y en algunas ocasiones, ahora ya adulta, invitada por amigos ha estado allí.

En su mensaje me  participaba de un acto festejo a realizarse en Cardoso Grande con motivo de conmemorarse los 108 años de la Escuela . También me invitaba a concurrir. Que para ello se estaba organizando un viaje en ómnibus que se contrataría  desde la Ciudad de Las Piedras-Canelones- en donde residen  varias personas nacidas en Cardoso suministrándome la información necesaria para ponerme en contacto con ellos. Que también había mucho entusiasmo en Paso de los Toros de donde también saldrían ómnibus.

Todo el proceso de acercamiento a la posibilidad de un regreso  a Cardoso, que si bien previsto , no lo era para estos momentos, la sorpresa estimulante de involucrarme en el acontecimiento, en mi rol, en mi papel, yo participando en convite con el Otro,  el fuerte contenido de interés antropológico que emitía , la posibilidad totalmente inesperada, de poner la mirada  en nada menos que en una “fiesta” cardocera, hacían del acontecimiento  una excitante oportunidad.

También me confirmó aciertos en los senderos elegidos  por los  cuales  habíamos guiado y hecho transitar  nuestra investigación en el relacionarnos con nuestros informantes.

La fiesta cardocera y sus prolegómenos, el viaje de ocho horas en un ómnibus incómodo, con su capacidad largamente  excedida en varias personas y muchos más bultos, pero siempre dentro de un clima alegre y festivo, el extraño  espacio de memoria en donde coincidieron tres generaciones, abuelos, padres, nietos, desde sus distintas experiencias y motivaciones, viajando  con el mismo destino, realmente constituía un objeto de reflexión .   La reunión previa a la partida,  en una iglesia Evangélica de los barrios marginales de Las Piedras, cargada de ritualidad y ceremonia, concertada “para conocernos”, a donde llegamos antes de la medianoche de un viaje que comenzaría en una proyección optimista de puntualidad a las dos de la madrugada del siguiente, día domingo señalado para los festejos, lugar  donde nos fuimos presentando unos a otros las cuarenta y ocho personas que viajaríamos, la situación de “patito feo” que rápidamente se transformó en la de bienvenido, bajo bromas de considerárseme a todos los efectos un “invitado sapo de otro pozo”.  De los viajeros, treinta y dos descendían por parte paterna del mismo apellido, hijo/a y nietos orgullosos de quién fuera el último botero , herrero , carpintero y muchos otros etcs. de Cardoso, pareja cuya esposa dio a luz dieciséis hijos, de los cuales en el ómnibus viajaron siete, uno compañero de asiento y narrador nato,  otros dos se unirían al  viaje en Pueblo Centenario y uno en Paso de los Toros, de donde a su vez partirían otros dos micros y varios autos particulares.

El contraste entre la situación ruinosa del Cardoso real que bien conocía por haber estado allí hacía tan poco tiempo y  el bullicio alegre de este regreso de personas tan heterogéneas en edad, género, profesiones, esperanzas y propósitos de vida, hacían del episodio un algo extraordinario y nos llevaba de la mano a identificar la presencia fuerte de  un vínculo que percibimos tozudo, terco, tenaz emergiendo  desde  la memoria de sus historias personales ligadas a ese colectivo con mucho de imaginario   que la investigadora Elizabeth Jelin plantea desde su obra: 

 “Hay un plano en que la relación entre memoria e identidad es casi banal, y sin embargo importante como punto de partida para la reflexión:  el núcleo de cualquier identidad individual o grupal está ligado a un sentido de permanencia (de ser uno mismo, de mismidad a lo largo del tiempo y del espacio. Poder recordar y rememorar algo del propio pasado es lo que sostiene la identidad (Gilles, 1994) Jelín, E., 2002: 24, 25.

No es fácil describir nuestra llegada a las 09.00 de la mañana, recibidos en el frente de la  escuela por sus quince alumnos portando un cartel con la leyenda:

Bienvenidos cardoceros!

 

o las lágrimas en los ojos de hombres y mujeres que hacía mas de medio siglo que habían pasado por la puerta de esa escuela a la que hoy regresaban después de treinta y mas años. Los hechos hablan desde los testimonios de los allí protagonistas:

 

“Cardoso está en el suelo, pero yo lo veo igual de lindo que antes”

“Es triste ver mi pueblo en este estado, hace treinta y dos años que no venía, pero valió la pena ver este lugar donde fui fel

“No tienen perdón por lo que le hicieron a este pueblo, demoré veinti y pico de años en volver, pero ahora voy a venir seguido, mis raíces están aquí”

“Yo vine a esa escuela, después mi hijo hizo hasta sexto, creo que por el realmente nos fuimos, después viuda ya, pensaba... que voy a venir a ver este desastre, sin embargo, me hizo bien “ “Mi hijo anda por ahí sacando fotos, me dijo que el encuentra esto bueno y que va a invitar a amigos de Montevideo para venir a acampar. Vivir aquí? Ni soñar”

 

Comentarios como estos, y dentro de este estilo, era lo que uno escuchaba de la gente mayor. Una generosa parrilla en donde abundaba, cuando no!... carne de oveja asada a las brasas, era el  fogón alrededor del cual se encontraban compartiendo todos los personajes:

Don Vico, jefe de la parrilla, privilegiado espacio ceremonial, altar del banquete por venir,  colaboración que le había pedido la directora y que legitimándolo, honraba su prestigio, mostrando a todos y a cada uno,  la fotografía de su yegua tordilla que con gusto le había llevado:  “lo prometido es ley, don Vico” dije,  y me ofreció su mano agradecida.

Hugo, comiendo y bebiendo, haciendo reír a quienes no sabían de lo raro de su crujiente mandíbula y concertando “negocitos” con los cardoceros capitalinos que le pedían pescado de río “para llevar”.

Pepe, siempre parco, enigmático y sentencioso. También bebiendo y satisfecho de pasearse con una de sus hijas que también había venido desde Durazno y a quién me presentó con mucho orgullo paterno. “Es la prestada” me alertó con risas, en alusión a que es hija de su ex -mujer, pero se quieren y se dan trato de padre e hija.

Estela, a cargo del negocio y del teléfono, en ausencia del “patrón” que estaba en la kermesse colaborando, participaba desde lejos, agradecida y emocionada por la fotos de la parroquia  que también  fueron promesa hecha en su momento y cumplida en esta  oportunidad.

Yo. Me sentí  también muy feliz. Pese a todas las incomodidades de un largo viaje, estar nuevamente allí  participando fue realmente una especie de devolución en premio.

 Los jóvenes. Generaciones  nacidas, en toda la extensión del concepto, fuera de Cardoso, pasearon incansables por el pueblo al cual la mayoría solamente conocía desde viejas  historias familiares, jugaron un partido de fútbol mixto en la antigua cancha  del pueblo que debe haberse estremecido ante la osadía femenina, a la que llenaron nuevamente de gritos y corridas vaya a saber después de cuantos años, se bañaron como pudieron, y vinieron a la escuela pidiendo a gritos comida.

Cuando ya la tarde entraba , comenzaron  la actividad de instalar equipos de amplificación de audio  y preparar el motor generador de energía eléctrica que habían traído a pedido de la maestra directora, conectar los instrumentos y ponerse a bailar fue todo en un instante. Lo hicieron  hasta el anochecer en que todo empezó a prepararse para el regreso, la mayoría con obligaciones de trabajo en las primeras horas del día siguiente lunes. Pero no importaba todos parecían felices.

Me costó despedirme. Pero igualmente lo hice. Generalmente las evito. En esta ocasión mas que una falta de cortesía, me pareció cobardía.  En el viaje de regreso, todavía con algo de luz al salir por el camino de balasto Freddy, mi compañero de asiento, cardocero, sufrido  luchador cotidiano en la dureza de su vida de agricultor en ajenas tierras canarias del Sauce, donde es capataz de una empresa forestadora, hablando desde sus 69 años que parecen muchos más, le brotan desde el alma  las palabras:  

“naci y  me crié aquí, hasta los veinte años aquí en Cardoso, en esa estancia, ahí en  El Arazá, con menos de diez años, me ganaba mis  pesos pelando marlos y desgranando maíz. Casi todos mis hermanos, menos los chicos, éramos un lote, hicimos lo mismo. Había que arrimar para la olla. En todas estas estancias alrededor de Cardoso dejé mi sudor. Hice de todo un poco. Me da pena ver como está mi pueblo. Pero si ahora demoré como treinta años en volver, ahora que estoy viejo, quiero venir mas seguido. Sirvió venir. Me voy triste pero tranquilo. Nos vamos a ver de nuevo si dios quiere”

Detrás de nosotros, la vida de Cardoso y su gente, “los Otros”,volvían a sus rutinas de vida sin luz. (Nos)otros animados de  sentimientos diferentes, quizás, muchos  sin siquiera saberlo, también.

¿Que nos queda entonces al resumen?  Desde los hechos etnográficos percibidos surge claramente un “adentro” , ese conjunto reducido de personas que aún viven en Cardoso, que continúan percibiéndolo como un poblado, su pueblo en sentido urbanístico, al cual si bien perciben en derrota y retroceso aún mantienen como referencia territorial,  de ellos y de sus familias, aún son de allí. Tienen claramente adaptadas sus prácticas cotidianas de subsistencia a una situación peculiar, que en sus grandes rasgos se ha descrito. La organización social sigue siendo mayoritariamente la familia nuclear, con signos demográficos mas cercanos a lo contemporáneo urbano que a lo rural tradicional, es decir pocos hijos. También es peculiar y adaptada a las condicionantes las formas de división de trabajo asumidas. El hombre, en su mayoría asalariados rurales, peones de los establecimientos ganaderos de la zona, trabaja de lunes a sábados a mediodía en sus lugares de trabajo y viene al hogar el fin de semana. Por lo tanto la situación de techo, cama y mesa en común es fracturada. Es dable esperar que esta situación provoque ajustes en los ejes de poder y dominio  al interior del grupo familiar. La mujer en tareas domésticas- el eufemístico ama de casa- que aquí comprende con naturalidad, además de la crianza de los niños, el procesamiento de alimentos incluido, la limpieza de la casa, pero además abarca el manejo y cuidado de una pequeña huerta familiar- “la quinta” como le llaman, que provee de hortalizas y verduras frescas, también el manejo y cuidado de animales domésticos, sean estos vacunos, lanares, o aves de corral .

Esto genera a su vez tareas subsidiarias que se comparten en algunos casos con los niños, o en aquellas familias ampliadas con los adultos mayores-ancianos-, que son el ordeñe de las vacas lecheras  y el pastoreo de dichos animales para obtener los mejores pastos y la recolección de huevos de aves. Traer agua de los picos de distribución públicos -canillas- trabajo que puede ser en ocasiones pesado, determinado por la distancia a recorrer. Por otra parte “los de afuera”, antiguos residentes cardoceros y sus descendientes, quienes mantienen y alimentan en forma fantástica un recuerdo claramente idealizado de lo que fuera su vida y el tiempo antiguo, trasladándolo oralidad mediante,  a sus parentelas, además de construir alrededor de ese sólido sentimiento de pertenencia, una identidad que los contiene como personas desde un vínculo muy profundo con ese pasado mítico. La gran división adquiere aquí significación entre el  ser cardocero o ser “el Otro”. Investigaciones que continúen a esta, podrán dar otros aportes.

Nada mejor que acudir a Malinowsky para fortalecernos en la idea :  

“Despúes de todo, los hechos aislados carecen de valor para la ciencia, por muy sorprendentes y novedosos que puedan ser en si mismos. La verdadera investigación científica se diferencia de la mera búsqueda de hechos curiosos en que esta última persigue lo singular, pintoresco y extravagante; (...) La ciencia, por su parte tiene que analizar y clasificar los hechos con objeto de situarlos dentro de un conjunto(...) Estas opiniones generales, creo, deben tenerse en cuenta y examinarse en posteriores trabajos de campo que se hagan sobre materias afines(...)  Malinowsky, B., 1995 : 497

 

Nada mejor para terminar, que hacerlo diciendo:  algo así pienso y ronda por mi cabeza.  

 

“Digo, pues, que la verdad es como la he escrito, cada uno de nosotros es medida de las cosas que son y de las que no son. De ahí que los hombres difieran enormemente entre ellos, por hecho de que a los ojos de uno son y aparecen unas cosas y a los ojos de otro, otras. Yo no niego que haya sabiduría y hombres sabios, pero en cambio, llamo sabio a aquel que con un cambio hace aparecer y ser buenas aquellas cosas que a los ojos de cada uno de nosotros parecen y son malas.” Platón. Teeteto. Giannantoni, G.,1972: 60

BIBLIOGRAFÍA.

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Referencias: 

[1] Utilizaremos  esta ortografía. Salvedad necesaria ante  la costumbre, incluso en documentos oficiales que hemos tenido a la vista, de utilizar  la letra zeta.

[2] Dirección de Contralor de Semovientes. Dependencia del Ministerio de Ganadería y Pesca. Entre otras responsabilidades, controla y  mantiene al día la cantidad y categorías de ganado existente en el País y las de cada productor en particular.

[3] Yerra. Faena que se realizaba antiguamente en las estancias para marcar el ganado. Era una fiesta social de mucha importancia a donde concurrían toda las familias de cada zona.

[4] Kilombo: en las ciudades del interior, sinónimo de prostíbulo.

[5] Querencia: sitio que se considera la tierra natal.

[6] Mate. Infusión de yerba mate

[7] Taperas: casas abandonadas.

[8] Blancos.  votantes del  Partido Nacional.

[9] Colorados. votantes del Partido Colorado.

[10] Recado. Silla de montar o montura criolla.

[11] Baqueano. Experimentado y conocedor de lugares o tareas.

[12] Chambonada. Chambón. Persona con poca habilidad .

[13] Descascarriar. Quitar con tijera de esquilar,  lana en la zona que rodea el ano del animal, sucia de  excrementos.

[14] Expresión que significa montar un mismo caballo, detrás del jinete.

[15] Nombre con el cual se llama en campaña a los fantasmas . Imagen de una persona muerta que según algunos, se aparece a los vivos.

 

Lic. Julio Viana
julviana@adinet.com.uy
 

 

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