Dos artistas argentinos en el Uruguay

Otilia Saravia y Antonio Pujia

por Eduardo Vernazza

Suplemento Huecograbado del diario "El Día", Montevideo, 10 de marzo de 1968

Ilustraciones, y texto, escaneado del Suplemento mencionado (papel diario)

En estos días de marzo se inaugurará en Montevideo una muestra plástica de la obra de los artistas argentinos, pintora Otilia Saravia v escultor Antonio Pujia, que han tomado contacto con el público del Uruguay en Punta del Este, a través de la Liga de Fomento de la Península.

Saravia es una pintora de ricas facetas coloristas. Un cromatismo luminoso y limpio, impacta al observar el conjunto de sus obras. Estas se rigen por una liviana sensación que toma del modelo el sentido puramente pictórico, o mejor, colorista. De hecho queda su motivo reducido en el aspecto trivial del naturalismo, y entra a ser, antes que objeto en sí, una determinada búsqueda sensible, entre el naturalismo y su belleza y el espíritu de innata colorista de la Sra. Saravia.

Se agrega a esto su ritmo compositivo. Un ritmo, no de geométrica factura, ni de estructuras dibujísticas. Su aplomo, su base sustancial, se recuerda, repetimos, en el aspecto color.

Pero la captación que del motivo realiza la pintora, es esencialmente figurativo. Un figurativo lejos de la copia servil de la naturaleza.

Sus cuadros poseen ese don en que la técnica se funde con lo expresivo, y su estética pura es absorbida por todos con fácil percepción de lo que la artista desea en su mensaje.

El concepto sensible y poético, dulce si se quiere, toma caracteres en la composición de algunos de sus cuadros. Una composición ligada totalmente al espacio de los planos, que la mancha sabe tomar, con una armónica levedad, en la transición de la tonalidad. Esta se manifiesta en algunos grises, que son la tónica o el plano frío, que descansa la fluida y rica versión caliente de los rojos, amarillos, verdes y azules, respaldados por zonas de blanco, de las que la Sra. Saravia hace alarde, con fundamentos plásticos de muy segura vibración. Tal condición promueve, sin llegar a ser un impresionismo, una pintura de fuga. Los cuadros búscanse con hermandad, como si fueran complementos de una sinfonía en distintas partes. Con sus alegres y clarinados colores de aurora, o en los escondidos imanes de los pasajes; en la íntima fraternidad del objeto sencillo, en el humilde aspecto de una toma, que sólo tiene en el color sentido para vivir plásticamente.

Todo ello entiende la pintura de Saravia, que se aproxima, con su soltura de trazo, al hacer de artistas que fueron consagrados por ese rictus de ‘'ímprontus”, que han sabido ofrecer, en su comprensión con las más sutiles notas, de una música de cálidas secuencias, en que la luz es como una aureola que todo lo envuelve con la atmósfera del color.

Ese lirismo, que conforma parte de su personalidad, no está lejos de la misma función técnica, ya que ésta requiere unidad con la idea, para expresarse. Diríamos que Saravia es una pintora nata; instintiva. Pero que ha sabido del estudio que la misma naturaleza proporciona, y que para la interpretación, en su verdadera función de pintura, es menester ayudarla con ese duende que lleva la mano y el espíritu, hacia regiones en que el arte encuentra asidero, y es fiel espejo, fino y sensible, del poema de la vida que el pintor lleva profundamente arraigado,

Antonio Pujia, su compañero de exposición, es un escultor completamente opuesto a esta sensación de la naturaleza que es Saravia.

La escultura de Pujia viene precedida de muchos triunfos, especialmente el Premio Palanza. Su “curriculum” es nutrido de exposiciones y destacados aciertos en el mundo de la escultura moderna. Es nacido en Italia y emigra a la Argentina. Ingresa a la Escuela de Bellas Artes, y luego de sus estudios en la Escuela Superior, debuta como Profesor de escultura.

Gana por concurso un puesto de escenógrafo escultor en el Colón de Buenos Aires, y el Premio al boceto para un monumento a Sarmiento. En 1960 logra e¡ Gran Premio Salón Nacional Artes Plásticas. Participa en la Bienal “Pedro Lagos” de escultura, y gana este concurso que, a su vez, sirve de escalón para la invitación a participar en la Bienal de Jóvenes a realizarse en París. Es medalla de oro en el Salón Anual de Tucumán. Se agregan cantidad de distinciones v exposiciones e intervenciones en salones en su país y el extranjero. La escultura de Antonio Pujia es de corte moderno.

Una escultura a la que asiste un modelado de perfiles netos. Las formas, tomadas en volumen, no existen en sus obras, las que promueven, por medio de cortes en profundidad, el efecto íntimo y fuerte de aspectos plásticos puros y recios en su contenido escultórico.

Sin embargo, no escapa a Pujia la consolidación de un principio que tiene en la naturaleza de las cosas su aspecto formal. Un nacer de su concepto a través de la creación, en los rigores de una depuración total, en la que estiliza el contenido común de su figuración, adaptándola a su idea fundamental de lo que para su arte es esencial.

Lo esencial, precisamente, radica en esa faceta original de tomar aspectos intimistas. Es así que la figura tiene motivos para estar presente. Que el tema es sencillo a veces, y tan natural como el nacer. La creación entonces tiene un eficaz punto de partida hacia logros plásticos que definen su personalidad.

Si bien esta escultura, audaz y avancista, posee puntos de contacto con una universalidad que en estos momentos no tiene fronteras que limiten su evolutiva búsqueda de formas nuevas, tiene su contraparte en cierto nervio que deja la sensación vital con que e! arte del país hermano desenvuélvese dentro de sus características, precisadas por el espíritu temático.

De tal manera, no están desgastadas las rutas originales que llevan a una dosis personal en la ubicación de la escultura moderna.

Ello va en gracia debido a la labor ceñida del artista argentino —en este caso Pujia— para adosar las conquistas de la escultura a sus requerimientos nativos, o simplemente a los temas populares o creativos de la vida, como la “Eva” y otros.

Ya Moore trabó caminos con su enorme vitalidad artística. De allí surgen imágenes, en las que se fundan muchos de los encausados caminos de la escultura nueva. El hecho de un encuentro común de inspiración y complementación, con los movimientos europeos, especialmente ingleses, traduce en la escultura de Pujia valores sustanciales y positivos, en una obra de aliento, cual es la suya.

INVENTARIO : Antonio PUJIA (Parte 1)

4 jul 2013
 

INVENTARIO : Antonio PUJIA (Parte 2)

4 jul 2013
Programa INVENTARIO Canal 21 Entrevista a Antonio PUJIA Conducción: Florencia SAlas

INVENTARIO : Antonio PUJIA (Parte 3)

4 jul 2013
Programa INVENTARIO Canal 21 Entrevista a Antonio PUJIA Conducción: Florencia SAlas

por Eduardo Vernazza
Suplemento Huecograbado del diario "El Día", Montevideo, 10 de marzo de 1968
 

Ver, además:

 

                     Eduardo Vernazza en Letras Uruguay

 

                                                                    Dennis David Doty en Letras Uruguay

 

Catálogo pinturas y dibujos del artista de Uruguay Eduardo Vernazza por el cineasta Dennis Doty (Irlanda/Estados Unidos)

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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