Características del Bañista

Baño por Fuera y por dentro

por Eduardo Vernazza (Texto e ilustraciones)

Diario El Día (Montevideo)

Edición Punta del Este 4 de febrero de 1969

El bañista tranquilo se sienta, con la misma serenidad

con que entra al agua y toma e! refresco plácidamente

En nuestro balneario de Punta del Este, se producen paradojas. Porque, ¿a quién puede ocurrírsele que aquél que está chapoteando en el mar verde azulado, transparente y frío como el de estas playas, pueda sentir sed?

Sin embargo, es común ver como se empinan las pequeñas botellitas de refrescos o, aun, se agolpan en el mostrador de esos pequeños negocios y que rodean rojas mesitas, en los cuales el alto es casi obligatorio para satisfacer esa para nosotros rara coincidencia. .

La doble sed, como la llamaríamos también paradójicamente, es casi una ansiedad en el bañista. Una vez tirado al agua se desprende del horario que hasta unos minutos coincidió también con el pulso en la muñeca, lugar a donde la mirada esclava fija los ojos durante el día cientos de veces.

Pero... la libertad que da el baño en el mar, el sentir la inmensidad de su fondo azul y ese arcano también azul, dueño de las brazadas que le llevan hacia el horizonte, despojado de preocupaciones, tiene un fin.

En cuando pisa tierra, vale decir arena, y vuelven los contactos queridos si, pero también dependientes, y como todo irreal sueño, deshiela aquel fresco y ágil andar como un duende por el mar...

¿Será entonces que el bañista siente la otra sed ¿Esa que seca la garganta y por más humana y física, tienda a ser saciada?

El bañista que así procede toma la botella de un solo trago y se va cumplido el rito de apagar la sed, Pero hay otros sedientos tranquilos, que hacen todo en la vida con la serenidad con que se toman un vaso con agua.

Generalmente salen de la playa, y con el paso lento sobre la arena, se dirigen al kiosco o puesto que frente a los tamarises o sobre la rambla tienen como en abanico el grupo de sillas y mesas. Allí se sientan y lentamente sorben el refresco.. bañándose por dentro.

¿Irá en ello el temperamento? Porque el bañista cuando entra al agua procede de la misma manera que cuando toma un refresco.

Aquél que entra corriendo y casi sobre la misma arena se tira en zambullida, sin saberse nunca cómo no se estrella su cabeza en la orilla. Sin embargo, sale, se levanta corriendo si las aguas aún están bajas para él, o de lo contrario finge nadar, empujándose con los pies hasta que logra sostenerse y allí no ha pasado nada...

Comúnmente desbordan la bebida helada en su garganta sin concederse un solo respiro.

El otro en cambio entra lentamente (igual que cuando toma el refresco) prueba el agua, se frota una de las piernas y brazos, y cautelosamente va avanzando con éstos en cruz hasta que el agua le llega casi al cuello. Ahí, en ese punto crítico, si sabe nadar sigue para adelante, y si no, toma lateral rumbo costeando las arenas suavemente.

Lo mismo se repite al salir del agua. Los primeros siempre lo hacen atropelladamente, en la misma forma que entraron, y los otros, haciendo el ademán primero “reversible” ...

Pero uno y otro tipo de bañista salen del agua frescos por fuera, y buscando el baño por dentro en la bebida helada y al paso.

¡Ah!! olvidábamos los intermedios, pero de los equilibrados nadie desea hablar porque no dejan asomar los ribetes que marcan el carácter. ..

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