La teoría antropológica y los estudios postcoloniales 
Ruben Tani
Dpto. de Antropología Social y Cultural, Universidad de la República. Uruguay.

Introducción

Si bien es conocido que los estudios antropológicos han investigado infatigablemente, por una demarcación disciplinaria, desde hace más de un siglo, el tema de lo “ominoso” (umheiliche), esa suerte de proyección que nos identifica con lo “otro” reprimido y su lenguaje alegórico e “incestuoso”, asunto que quizá permitió descubrir el misterio del inconsciente primitivo y “oscuro”, investigaciones que en su versión más radical permitieron el cuestionamiento de la visión etnocéntrica del observador omnisciente y privilegiado. Además, es necesario consignar, que ha sido objeto de interés etnográfico y meta-antropológico, la tribu de etnógrafos que escribe sobre estos temas exóticos y sobre su propia escritura de la “otredad”. Pero, debemos reconocer que, este campo de estudios e intereses académicos es compartido con los “estudios postcoloniales” que se dedican a estudiar las culturas en conflicto, tanto en el pasado como en el presente colonial, investigando los restos arqueológicos que descansan en el “archivo de indias”, tema que excede al esfuerzo de una “antropología americanista” que curiosamente comparte el mismo objeto de estudio y la misma actitud hermenéutica de los estudios postcoloniales, aunque con cierta ingenuidad teórica que no parece aprovechar la contribución de ilustres antropólogos, B. Malinowski, C. Lévi-Strauss, V. Turner, C. Geertz, entre otros.

Una explicación meta-etnográfica de este mutuo desconocimiento (inter)disciplinario debería reconocer que la división académica de trabajo y la proliferación de áreas de estudios que aparentemente comparten objetos y metodologías, producen comunidades recíprocamente desconocidas dentro del campo científico de los estudios del hombre y sus productos simbólicos.

Como la antropología siempre se ha ocupado del “otro” y cuestionado teóricamente su propia objetividad en el estudio de comunidades excéntricas, en este caso y en un ejercicio de reflexión meta-antropológica, nos ocuparemos de estas comunidades de escribas mencionadas. En una primera parte nos referimos a los temas clásicos de la observación participante y la interpretación en antropología, luego, a la discontinuidad de ciertos temas centrales dentro de la discusión etnográfica, en tercer lugar, nos ocupamos brevemente del interés que tienen los estudios postcoloniales, especialmente en lo que refiere al concepto de pensamiento del borde y su de-colonización planteados en la “diferencia colonial” según W. Mignolo y finalmente, tratamos otra disciplina que comparte con la antropología, el campo científico de los estudios del hombre con el afán de lograr una ansiada explicación total y universal del fenómeno humano, es decir los estudios metafísicos de la cultura que presentan una discontinuidad arqueológica con el interesante proyecto de F. W. Schelling expresado en su Introducción a la Filosofía de la Mitología de 1825. Quizá resulte obvio, pero conviene expresar que trataremos de un conflicto de interpretaciones en el campo científico a propósito de cuál es la disciplina que más herramientas teóricas ha producido para el estudio crítico de las culturas y la mitología producida por las diferentes comunidades humanas.

l. Observación e interpretación.

Unos años antes que Michel Foucault lo expresara en su Arqueología del Saber de 1969, Claude Lévi-Strauss examina en 1962 la relación entre los conceptos de episteme y de saber a través de su profundización de lo diferente en las nociones de ingeniero y bricoleur, tópicos que reaparecen en las controversias actuales entre la antropología moderna y la antropología posmoderna: "En un sentido, por lo tanto, la relación entre la diacronía y la sincronía ha sido invertida: el pensamiento mítico, ese bricoleur, elabora estructuras disponiendo acontecimientos, en tanto que la ciencia, "en marcha" por el simple hecho de que se instaura, crea, en forma de acontecimientos, sus medios y sus resultados, gracias a las estructuras que fabrica sin tregua y que son sus hipótesis y sus teorías" (Cap. I, La ciencia de lo concreto, 43).

Se trata de una comparación etnocéntrica entre diferentes tipos de instituciones culturales, una ciencia taxonómica de lo concreto del hombre primitivo y la ciencia formalizada civilizada que, aún se plantea el gran tema epistemológico de la demarcación disciplinaria, para distinguir entre ciencia y no-ciencia. Ambas se vinculan con los estudios de la antropología actual e implican al menos dos dimensiones. En primer término, el contexto de la justificación de las teorías, y en segundo lugar, el contexto de descubrimiento que se encuentra generalmente relacionado con la observación empírica. Estas dimensiones han tenido como consecuencia la enunciación de disquisiciones semánticas provenientes de un tercer contexto invisible: el académico.

En estos contextos se escribe y teoriza sobre conceptos tales como: sujeto, identidad, comunidad, diálogo, lenguaje, escritura, temporalidad, cultura e historia; que son núcleos monumentales de los temas míticos que la comunidad antropológica estudia y reproduce en diversos textos. Podría afirmarse que estos textos antropológicos devienen restos arqueológicos del pasado colonial, porque si bien se ha puesto de moda analizar la escritura de autores ilustres como Sir James Frazer y el Conde Bronislaw Malinowski, por ejemplo, no se ha trabajado todavía sobre la escritura de ciertos autores que han tratado los temas arriba mencionados, autores que no pertenecen estrictamente al campo de la Antropología. Algunos antropólogos como Rik Pinxten se enfadan cuando actualmente temas tales como autoría, obra y escritura son discutidos y considerados sustantivos, dice "No deberíamos "reinventar" lo que podríamos aprender fácil y provechosamente de nuestros colegas en otras disciplinas" y allí menciona a los estudios retóricos de Chaïm Perelman (Reynoso, 262). Esta controversia, tal vez pueda explicarse, considerando la necesidad de recuperar en los estudios antropológicos las contribuciones acerca de los géneros narrativos que han sido dejados de lado en beneficio de consideraciones epistémicas de la forma estructural abstracta por encima de las descripciones concretas de los estilos de comunicación. Considerando esto último parece difícil establecer una demarcación precisa entre Malinowski y Rodó como sujetos de estudio. En una ilustrativa página de Los argonautas del Pacífico Occidental donde narra en forma figurada Malinowski:

Hasta ahora hemos navegado por mares de un azul intenso limpio, donde los bajíos de coral, con su variedad de formas y colores, con su maravillosa vida de plantas acuáticas y peces, son espectáculos fascinantes; un mar enmarcado por todos los esplendores de la selva tropical, con volcanes y montañas como telón de fondo, con vivas corrientes de agua y cascadas, con nubes de vapor que se arrastran entre los altos valles. (p. 65)

El contexto de justificación de la teoría funcional materialista del ilustre antropólogo (Londres) y el contexto de descubrimiento (Islas Trobriand) se fusionan en la escritura mediante la habilidad del narrador y la capacidad heurística del científico, planteando las siguientes interrogantes que no son de pertenencia exclusiva de la Antropología:

La paradoja del observador:

1) ¿Cómo hacer para que en Londres entiendan el léxico kiriwiniano descontextualizado? (B. Malinowski).
2) ¿Cómo se puede observar y obtener registros de habla informal, cuando el proceso de registro es formal y sistemático? ( W. Lavob).

La paradoja de la interpretación:

1. ¿Cómo interpretar la oralidad primaria de un indígena? ¿Existe realmente la oralidad primaria de W. J. Ong? (J. Derrida: archiescritura).
2. ¿Cómo interpretar dicha oralidad primaria en el texto del antropólogo? (Antropología dialógica).
3. ¿Cómo interpretar los textos u autores canónicos de la Antropología? (Meta-antropología).
4. ¿Cómo interpretar los registros escritos (textos) de otros autores en "nuestra" propia cultura?
5. ¿Cuáles son los límites técnicos para la interpretación de un mensaje oral y de un texto escrito? ¿Existen los contextos de producción de mensajes definibles en forma clara y distinta?
6. Las comunidades in absentia no son entrevistables en forma oral.
7. La entrevista oral (cara-a-cara) y el tema de la escritura de la oralidad da lugar al problema de la re-escritura del Otro en la escritura académica.
8. En el caso de J. E. Rodó, por un lado sabemos que su capital simbólico producido lo distingue como diputado, presidente del Círculo de la Prensa, miembro correspondiente de la Real Academia Española, catedrático, escritor, ensayista, crítico cultural y fundador de la «Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales».
9. Rodó o Platón como autores, narradores y críticos culturales nativos ¿pueden ser considerados como exégetas omniscientes?
10. ¿ Cómo interpretar sincrónicamente el mito en la escritura de Rodó y la re-mitologización anacrónica del mito rodoniano en una comunidad? ¿Analizando los textos del autor y a la vez entrevistando a quienes fueron sus discípulos, lectores, admiradores, etc.?
11. La discusión teórica dentro de la Antropología cultural no debería plantearse como una terapia disciplinaria solipsista porque descubre que el antropólogo ya no es un ingeniero, es un autor nativo. Estos temas surgen en el campo bricoleur de los estudios culturales, los estudios postcoloniales y la antropología americanista comunidades académicas que tratan temas y objetos de estudio comunes enriqueciendo la lectura del "Otro" a propósito del archivo de las comunidades virtuales: coloniales y postcoloniales.

2. Discontinuidad arqueológica: episteme & saber

Como hemos visto, estas cuestiones teóricas acerca de la observación e interpretación están relacionadas con las perspectivas que presentan las actuales lecturas académicas que versan sobre el legado de Malinowski. Algunos trabajos critican -anacrónicamente- en forma repetida su endeble teoría empirista y funcionalista, en tanto otras redecubren su competencia como escritor de temas exóticos para la época y su admiración por el novelista Conrad. Pero ambas lecturas no reparan en «El problema del significado en las lenguas primitivas» (1923), un artículo recopilado por C. K. Ogden y I. A. Richards en el Significado del significado ni en el hecho que Malinowski realizara observaciones pioneras respecto a la clasificación de los géneros narrativos y estilos de comunicación a partir de la observación y recopilación de leyendas y mitos, tal como lo hace, por ejemplo, en Los argonautas del Pacífico Occidental. Estos estudios lo aproximan a V. Propp y a M. Bajtín, especialmente los aportes de este último respecto al estudio de los tipos y géneros discursivos como documentos de transmisión de la cultura.

Pero esta línea de trabajo de "etnología hermenéutica" se olvida cuando Lévi-Strauss toma una posición determinante a favor del modelo estructural ginebrino. Según Voloshinov (1992), se trata de una forma de objetivismo abstracto basada en el modelo lingüístico de Troubetzkoi y de Saussure. El estudio crítico y negativo de la teoría actancial es desarrollado por Lévi-Strauss en «La structure et la forme. Réflexions sur un ouvrage de Vladimir Propp» (1960), allí explica las razones por las cuales rechaza el modelo narrativo (¿formalista?) basado en el estudio y recopilación del cuento oral ruso elaborado por V. Propp.

Sin embargo debemos ser justos con un "giro", no siempre reconocido que realiza Lévi-Strauss cuando expresa: "La historia es un conjunto discontinuo formado de dominios de historia, cada uno de los cuales es definido por una frecuencia propia, y por una codificación diferencial del antes y del después" (1962, 376, cursivas nuestras). Naturalmente que su argumentación ronda siempre el tema de la oralidad y la escritura sin que esta reflexión llegue a permitirle relacionar la estructura inmanente e in absentia del modelo lingüístico con relatos míticos cuya forma concreta de expresión social y registro, nunca interesó al ilustre antropólogo francés. Es como si los mitos fueran puramente universales inconscientes (paradigma) y nunca fueran expresados (sintagma) por un bricoleur, y por lo tanto, escuchados, transcriptos y analizados por un ingeniero.

La discusión a propósito del modelo estructuralista relacionado con las diversas disciplinas cobró tal auge y, especialmente en Francia, contribuyó a desviar la atención que se había puesto en el estudio de los soportes materiales y los estilos de los géneros narrativos. En este sentido, la prometedora línea de investigación sobre estos géneros iniciada por Malinowski no se ha conectado todavía con las contribuciones de Propp, con la excepción del antropólogo belga Jan Vansina que al estudiar la tradición oral en África analiza los géneros literarios así como los diversos tipos de testimonios en una cultura no occidental. Estos estudios de Vansina pueden parecer demasiado empíricos para los espíritus teoréticos, pero en realidad son útiles para comprender las complejas estrategias de comunicación y el análisis de las fuentes que produce el "pensamiento salvaje" del indígena.

Esta reflexión está directamente relacionada con las interesantes aporías teóricas y metodológicas de los antropólogos posmodernos que ahora se involucran en el proceso transcultural de relacionar la observación (descripción) y la interpretación (hermenéutica) del saber subalterno de los márgenes.

Este problema se relaciona con la tradición metafísica de la presencia en la escritura y el mito de la racionalidad en occidente. Una lección de lectura muy interesante es la que propone Kuhn en The structure of Scientific Revolutions (1962), en el capítulo XI, llamado "The invisibility of Revolutions", explica la reproducción escolar del científico de acuerdo a la interpretación del archivo disciplinario, es decir al modo de leer y escribir en forma sincrónica y acumulativa a una ciencia sin historia social. Lamentablemente las discusiones acerca de la obra de Kuhn se fijaron en la lectura y el comentario literal de la historia interna y la historia externa de la ciencia. Las comunidades de lectura domesticada reproducen un habitus "demarcado" por una tradición cuyas tecnologías invisibles tiene básicamente un fundamento curricular disimulado por cuestiones teológicas “trascendentales”. Esta demarcación es superada en el área de los Cultural Studies dedicados, aunque no exclusivamente, al análisis de la cultura contemporánea, se interesan entre otras cosas, por el análisis de las mitologías y las leyendas del folklore mediático, figuras del cine, la televisión y la cultura híbrida producida en las relaciones entre formas culturales diferentes. Se ha publicado una interesante discusión acerca de la coherencia teórica de los Cultural Studies realizada por el antropólogo argentino Carlos Reynoso, un conflicto en el campo como diría Bourdieu, porque como lo reconoce el crítico mencionado, los estudios culturales, a pesar de su hibridez teórica, se apropian de temas actuales de la cultura que la Antropología ha dejado de lado debido primero a una antigua división del trabajo: la sociología debía estudiar y teorizar los comportamientos urbanos occidentales y la antropología estudiaría culturas exóticas en el margen de la colonización. A partir de esa temprana división del trabajo intelectual, se ha creado un campo entre ambas disciplinas que ahora ocupan los Cultural Studies, ellos se ocupan, entre otros, de los temas de la vieja sociología funcionalista de Paul Lazarsfeld y la sociología de la comunicación, entre otros, y también estudian las configuraciones del Otro subalterno.

3. La diferencia colonial: "los mitemas de la palabra ajena".

Como muy bien lo expresa el joven crítico marxista Orlando Bentancor es posible afirmar que "el libro Orientalism de Edward Said, publicado en 1978, inaugura una nueva área de estudios dentro de la academia norteamericana, que ha sido denominada análisis del discurso colonial, o más comúnmente, teoría postcolonial. Orientalism analiza aquellos textos coloniales en los cuales Europa se representa a sí misma y a sus Otros haciendo uso de una combinación del pensamiento postestructuralista foucaultiano y el marxista gramsciano. El resultado de la investigación de Said es la célebre y popularizada tesis según la cual el Otro colonizado no es sino una proyección de los miedos y deseos de Europa emboscados tras una aparente descripción objetiva y científica. El análisis de las tensiones entre saberes locales y cultura imperial fue emprendido con éxito por los sucesores de Said desde perspectivas teóricas diferentes, algunas de las cuales son el psicoanálisis de Homi Bhabha, la deconstrucción de Gayatri Chakravorty Spivak, el feminismo de Chandra Mohanty, y el marxismo de Aijaz Ahmad".

A partir de ciertas consideraciones del antropólogo Walter Mignolo (2000) es posible extraer algunas conclusiones. En primer lugar, el concepto de "geohistorical location" a propósito del proceso de decolonization le permite realizar propuestas sobre el re-conocimiento del pensamiento del borde (border thinking) o pensamiento "gnóstico". En segundo término, este análisis le habilita a afirmar que estratégicamente la de-construcción europea no es un concepto suficientemente comprometido con la realidad del Tercer Mundo. De acuerdo a esto, Mignolo considera necesario introducir la idea de diferencia colonial, para con ella comprender la interacción del logos europeo con las comunidades del Nuevo Mundo, lo cual comporta el conjunto del archivo colonial así como la combinación de descripciones de las formaciones culturales y sociales de la conquista hasta el presente. Este razonamiento posee aspectos sustantivos relativos a hacer explícita una segunda estrategia de de-construcción a propósito de los temas coloniales que tiene como consecuencia el reconocimiento de un/nuestro "pensamiento del borde". Todas estas consideraciones se refieren tanto al objeto de estudio, como al contexto de descubrimiento y al contexto de justificación con respecto al reconocimiento de la escritura del otro. Así estamos completamente de acuerdo con el O. Bentacor cuando afirma: "Según Mignolo y parte de la crítica latinoamericanista la exigencia de descolonización del pensamiento obliga al crítico postcolonial a tomar distancia de formas de pensamiento modernas y eurocéntricas. El carácter singular de la diferencia colonial hace de ésta una materia sutil que no se deja apresar por las mallas de la diferencia sexual, racial o económica. El pensador postcolonial no puede aplicar irreflexivamente la noción de diferencia heredada de la deconstrucción en particular o del postestructuralismo en general cuando intenta aproximarse a la idea de diferencia colonial. La razón de esto se encuentra en que la diferencia colonial no es un caso particular de una generalidad mayor que sería la diferencia postestructuralista sino consecuencia de contextos de dominación colonial".

Si bien nos parece acertada la observación que realiza Bentancor a la argumentación de Mignolo. Es necesario distinguir entre descripción (análisis puro o Erklären) y adscripción (teoría crítica y Verstehen). En este sentido -francfurtiano- debe señalarse en el nuevo contexto globalizado, por un lado, la diferencia política que existe entre la enajenación (Entäusserung) en el mundo reificado por la razón instrumental y los problemas de la justicia distributiva marxiana -la sublimación represiva marcusiana- y por otro, el extrañamiento (Entfremdung) que ahora refiere al reconocimiento del Otro, tal y como lo plantea N. Fraser.

Un prefacio a Marx debería explicitar a propósito del "conflicto faústico de las facultades", que la academia es una oficina weberiana que reproduce una forma de producción, que tiene sus modos y sus relaciones de producción de la escritura y sus fuerzas productivas: dominantes y dominados. Este campo en el cual las fuerza productivas se rigen por la racionalidad instrumental exige una nueva lección de escritura (Lévi-Strauss/Derrida/Mignolo), especialmente dirigida para analíticos socráticos, literales "cerebros en una cubeta". En este sentido resulta auspicioso que la diferencia colonial de Mignolo proponga una diferencia "específica" que muestra y borra (Aufhebung) mediante un pliegue, la diferencia, por ejemplo, en lo que hemos dado en llamar modos de producción de la escritura, inspirados en Derrida y Foucault. Aún y cotidianamente la metrópoli exporta bienes primarios de consumo, esto es, libros, que algunas colonias leen en forma tardíamente prolija, parsimoniosa y caritativa para finalmente producir un prolijo "informe para la academia" en spanglish ya no en la configuración del antiguo orden colonial, sino como agentes dominados por una dependencia imaginaria.

Aunque el nuevo evangelio (gospel) gnóstico de Mignolo presenta una forma eufemizada y políticamente correcta de exorcizar los ritos de posesión y la identidad del antropólogo colonizado, ilumina a quien escribe, cuyo genoma o estructura elemental de parentesco, indicaría en una descripción densa, una mezcla genética de italianos, españoles, judíos y magiares, y que con respecto a hablar en lenguas posee un habitus cuya competencia es casi carismática. Identidad ambigua del sujeto trascendental que se analiza mediante categorías polimórficas y que lamentablemente no se excluyen: ¿ingeniero o bricoleur? Creemos que el término gnosis plantea una superación de esta dialéctica de la alienación de las fuerzas productivas (escribas) a propósito del espacio geopolítico post-colonial.

Para concluir, con respecto a la praxis o acción estratégica que involucra al investigador enfrentado a una elección: la teoría crítica de la reificación de la vieja escuela de Francfurt o el análisis metafísico y cognitivista de la normativa gramatical de una sub-variedad estándar. Desde el punto de vista teórico nativo, es críticamente necesario no reproducir una sub-variedad lingüística vernácula, -pidgin o spanglish jargon- producida por un deseo de trascendencia racional marginal, pensamiento que parece creer implícitamente que el relativismo cognitivo expresado por el discurso del hipercorrecto Boom of Indigenous Development es trivial y no plantea problemas teóricos.

Una decisión geopolítica para interpretar el archivo rizomático y la maquiladora, demanda una iluminación argumentada y descolonizada como lo sugiere Verdesio, y creo interpretar que el gnóstico de la nueva koiné, según Bentancor, no debería olvidar los Manuscritos marxianos de 1844.

A propósito de rizomas, con el mismo entusiasmo de Bentancor creemos que resulta muy eficaz la nueva forma de interpretar la clásica relación binaria procesual que expresa la "dialéctica negativa" mediante la noción de des-, re-, ex, pliegue, una interesante forma de articulación barroca de términos que han popularizado Deleuze y Guattari para ex-plicar o etimológicamente "des-plegar" por ejemplo las "im-plicaciones" en la constitución de L'homme machine de La Mettrie ( Leyden 1748).

Escribiendo desde confines provinciales y en nuestra "historia local", estamos ante el advenimiento de una "buena nueva" término que refiere a evangelio (eu-angelion), buena nueva que re-pliega la crítica de la razón verbal pura de los ingenieros monológicos en la hermenéutica dialógica de los bricoleurs: un mensaje de esperanza para los condenados de la tierra en la nueva koiné globalizada en la cual el emperador Bush junior expresa la actitud proposicional de una gran tribu: “La guerra es la paz”. Ave César.

Ruben Tani Dpto. de Antropología Social y Cultural, Universidad de la República. Uruguay. 
Antropólogos Iberoamericanos en red Nº32 
Octubre, 2003

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