La Aparecida 


poema de Jules Supervielle

de "Bosques sin hora"

 

Los cuervos laceraban con sus picos la nubes,
               Llevándose jirones.
Echando a pique vuestras tripulaciones célicas,

               Versátiles navíos.

 

Ciervos de voz humana llenaban la montaña
               Y con tales acentos
Que se vio a los abetos florecer rosas blancas
               Y caer de costado.

 

Jura, júrame a mí, muerta aun afanada

               Por tu muchos recuerdos

Que tu no eras aquella que espiaba en la linde

               De tus días antiguos.

 

Que la desgarradura yendo de un lado a otro

               De la noche tranquila

No era tu obra, oh tú que hasta la aurora dejas

               El alma en el rocío.

 

                       ******

 

Escuchad: es mi nombre el que oigo y que ella grita.

No soy más que silencio y ya bajo los ojos.
Señor de los barrancos polvorientos y alturas

Tú que me estás mirando y tú que me conoces,

 

                ¿He perdido la vida?

Jules Supervielle
Revista "Hiperión" Nº 17

Montevideo

 

Editado por el editor de Letras Uruguay 

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Inédito en el cíber espacio al 28 de noviembre de 2016.

 

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