Alta mar 


poema de Jules Supervielle

 

Un ojo de buey de cielo,
Pero es todo el cielo, el cielo,

Pájaros, también estrellas,

Las miradas se nos vuelven

Más ligeras para así

Mejor fugarse en el aire,
Pero no hacen presa alguna.
No hay nada donde agarrarse

Entre el cielo y entre el mar.
Un mundo es sin estaciones

Ni lugar para un retoño

Junto al mar, sobre el planeta,
Y más pobres que las bestias

No tenemos nada nuestro
Ni esos dos palmos de tierra

Para hacernos nuestro hoyo.
La mar dispone de todo
Y no sabe ya qué hacer.
En su estrecho razonar

Ella sus peces esconde

Como una madre celosa
Y ante nosotros agita

Sus corderos sin pastores
Y esta lana tan efímera

Que no se quiere abolir
Y esta angustia escalonada.
Al borde de las cabinas

Alaba el mar sus abismos.
Aun cerrado el tragaluz
Se han mojado nuestros sueños

Confundidos por el agua
Y la memoria alarmada

Naufraga en sus propias ruinas.

Jules Supervielle
Revista "Escritura" Nº 3

Montevideo, marzo de 1948

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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Inédito en el cíber espacio al 13 de diciembre de 2016.

 

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