La lata del Negro Perrone
Jorge Stoysich

Emilio Ruzo es un artista plástico uruguayo residente en Castelldefels, que tiene una obra con un trozo de lata vieja y oxidada que yo aquí dilucido su procedencia. 

Lo atestiguo.

Es un pedazo del saliente de una casilla vieja del cantegril del Barrio Borro que se desprendió un 17 de agosto de 1983 a las 6 de la mañana en una brutal tormenta de lluvia y  viento que cobija a los barrios ricos, y atemoriza, desconsuela, y despedaza los destartalados ranchos de la pobreza uruguaya.

Salió volando, giró hacia la derecha, no le gustó, volvió hacia el centro, y cayó planeando delicadamente hacia la zurda en un barrizal entre periódicos viejos, cristales, restos de pizza, y botellas de plástico.

Y ahí se acurrucó, en un hueco del lodo amarronado y sucio, y se quedó durmiendo una siesta larga de sueños imposibles.

Todo esto me lo contó "El Negro" Braulio Perrone, un veterano juntacartones, con su peculiar filosofía de barrio pobre.

......"en el mundo están las cosas que tienen luz, que brillan, que encandilan, que son como los espejos, como las mujeres hermosas y difíciles; y las cosas simples, calladas, que apenas murmuran porque están rotas, tristes, abandonadas, y necesitan que las toquen despacito para sentirse vivas e importantes en su miseria. Y entre todas ellas está el  óxido"..

Y aquí al "Negro Perrone" se le ensanchaba la sonrisa, bebía un trago de vino malo, entrecerraba los ojos y largaba una de las frases más hermosas que le escuché en mi vida....Son trocitos de alas marrones que se pegan a la tristeza para hacerla volar como cometas quietas, soñadoras, y nostálgicas...Eso es el óxido decía, y volvía a tomar vino.

Yo no sé como llegó a las manos de Emilio, pero aunque la hubiera encontrado en la luna, esta es la pura verdad.

La barnizó, la vistió de curiosidad estética, y le levantó el ánimo.

Y hoy la tiene metida en uno de los rincones principales de su obra creativa.

Y en una plaza del litoral barcelonés, entre palmeras y el mediterráneo, luce coqueta y brillante su origen humilde ante la mirada de la gente que no entiende que es, pero la saluda con los ojos.

Ir a índice de narrativa

Ir a índice de Stoysich, Jorge

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio