Pequeña y breve historia de Benedicto Algorta 
un reo montevideano preso en la cárcel de Punta Carretas, Uruguay

Jorge Stoysich

Una sotana de verde
y marrón sobre su testa
y un murciélago amaestrado
celoso guardián de sombras
fueron su ruina la tarde
que cayó en Punta Carretas.
Y un sicólogo astronauta
umbilical le explicaba,
"el hueco que los gusanos
rellenan en la barriga
comiendo hojas"
Pobre Benedicto
muriose de tos el día
que fumigaron su celda.
Nunca llegó a mariposa.

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