Un taxi en 1977
Victor H. Silveira

A Héctor Rosales

A  los sesenta años

el poeta Robert  Lowell

subía a un taxi

para el viaje a su último viaje.

Síncope  y adiós

“Land  of unlikeness.”

Soldado de la pluma.

hijo de los hijos de la luz

y de aquellos padres

que “sacaron pan de troncos

y de piedras.”

¿Qué llevabas en tu valija

aquel día?

¿Una  trompeta?

¿Una mosca de la gran Babel?

¿La reverberación mirífica

de una galería de espejos?

¿Tu grito contra Viet-Nam?

¿Acaso una piedra de los muros de Jericó?

¿Tal vez sólo tus palabras

criptografiadas

sobre seda y acero?

No lo sé.

Pero presiento que nada

material sería,

salvo el lápiz y el papel.

Mientras las cuatro ruedas del taxi

cambiaban súbitamente de recorrido,

Alguien

-un ser de luz, un ser alado-

respondería aquellas preguntas

de “Los muertos en Europa”.

Y a todas las otras.

One by one.

(en el otro taxi decodificarías

todas las respuestas.)

Victor H. Silveira
De "Mientras Homero y Whitman rugían en los Pinos"

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