El Cochero de Arjuna
Víctor H. Silveira

I

¿Quién conducía tu carro, Arjuna,
en el día de la batalla?

¿Qué fue lo que ocasionó el escalofrío,
la duda, el temor, el desaliento?

¿Dónde estaba tu arco, dónde tu coraza
mientras vacilabas y te horripilabas?

¿Cómo supiste suplicarle al cochero
que detuviera prestamente el carro?

II

Quien todo lo veía -Krishna- guiaba el carro,
atento a tus aprestos, a tus flechas, una a una.

"Que no hiera a los míos, que no muera mi gente", 
repetías en silencio. Y el Guerrero Supremo te oía.

Donde vacilaba tu pie, donde temblaba tu mano,
empezaba a gestarse tu canto y su canto,

como un himno más que humano, sagrado y profano,
batallando en el tiempo y cabalgando en la distancia.

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