El
mal tiempo le jugó una mala pasada a los planificadores de la implosión del
Cilindro Municipal. El operativo que terminó con lo que en su momento fue una
audacia arquitectónica se realizó finalmente en la tarde del lunes 12 de mayo.
Ese día, a las 16 horas, en medio de una densa nube de polvo y escombros a la
estructura sobreviviente del incendio y derrumbe que el 21 de octubre de 2010
hirió de muerte al Cilindro, desapareció terminando así con una larga historia
de 58 años.
El Cilindro fue proyectado y construido por el arquitecto Leonel Viera, nacido
en Tacuarembó en 1913 y fallecido en 1975, para albergar a la 1ª Exposición
Nacional de Producción. Esta muestra de empresas industriales nacionales
uruguayas fue inaugurada el 19 de enero de 1956 y fue iniciativa del entonces
ministro de Industrias y Trabajo, el batllista Héctor Grauert. La exposición fue
inaugurada por el presidente interino del Consejo Nacional de Gobierno -órgano
colegiado que representaba al Poder Ejecutivo de la época-, el también batllista
Alberto Zubiría. En la ocasión, el ministro Grauert señaló que “esta Exposición
Nacional de la Producción viene, por consiguiente, a certificar con su
voluminosa materialización, la realidad del Uruguay como país ya salido de la
etapa de la agricultura patriarcal y ahora en trance de convertirse en país
industrial”. Allí se dieron cita todas las empresas nacionales, tanto públicas
como privadas, las que expusieron toda la producción y el nivel alcanzado por el
país hasta ese momento.
El diseño del edificio, que fue alabado incluso en Estados Unidos, tenía como
elemento central un techo colgante totalmente innovador. Estaba construido a
partir de 256 cables de acero que partiendo de la pared circular iban a unirse a
un gran aro central formando una verdadera red sobre las que se colocaban lozas
de material prefabricados los que a su vez eran cubiertos de material aislante e
impermeabilizado.
Recuerda el arquitecto Carlos Trobo en su blog El Cilindro Municipal de
Montevideo, que el propio Leonel Viera le contó que tanto él como su socio
pensaron que "la forma de obtener algo del más bajo precio, es haciendo que los
materiales trabajen cada uno en lo que es más apto; por lo tanto, como el
hormigón trabaja óptimamente a la compresión, las paredes -que soportan el peso
del techo- deben ser de hormigón y el techo, debe ser sostenido por acero
trabajando a la extensión".
Sobre esa base, señala Trobo, “fueron consultados expertos en ese tema de la
Universidad de Columbia en los EE.UU. y, así se presentaron a la licitación. El
resultado fue que era justo la mitad del precio más bajo que presentaron las
demás ofertas”.
La comisión Organizadora de la exposición, llamó a la empresa Viera-Mondino y
les preguntó si estaban dispuestos a arriesgar tan bajo presupuesto, continúa
Trobo. La obra se hizo, y decía Viera que nunca habían ganado tanto dinero en
una obra.
Larga vida
En su larga vida el Cilindro tuvo varios destinos, siendo el principal, y más
conocido, el de campo deportivo. También albergó el Salón del Automóvil a
mediados de la década de los 60, fue empleado como gimnasio por instituciones
educativas de la zona, fue cárcel para presos políticos en los primeros años de
la dictadura y durante esta en sus instalaciones se montó en varias
oportunidades una feria internacional organizada por la Fuerza Aérea que incluía
stands de diversos países, entre ellos la Unión Soviética. Fue, además,
escenario de para exámenes, albergue evacuados centro de práctica de deportes
como boxeo, hockey, fútbol sala, voleibol, tenis de mesa, e incluso y
campeonatos de ajedrez. Incluso de espectáculos sobre hielo y hasta congresos
sindicales. Muchos lo recuerdan como escenario de recitales musicales, pero lo
recuerdan más por su pésima acústica que por la calidad de los intérpretes,
muchos de primer nivel como Joan Manuel Serrat, Juan Carlos Baglietto o Alfredo
Zitarrosa. Fue también sede de actos políticos como los aniversarios del Partido
Comunista, verdaderamente multitudinarios entre 1985 y 1989, o la denominada
Fiesta en las Fiestas, una feria organizada por el PCU y su semanario El
Popular.
A mediados de 1967 fue remodelado para albergar al V Campeonato Mundial de
Baloncesto. La remodelación permitió darle una capacidad locativa de 18.000
espectadores. En esa ocasión el campeón mundial fue la selección de la Unión
Soviética, siendo Yugoslavia el vicecampeón. Varios campeonatos deportivos
internacionales tuvieron lugar en ese escenario, como por ejemplo el Torneo
Sudamericano de Básquetbol de 2003.
A partir del 9 de julio de 1973, en plena huelga general contra el golpe de
Estado del 27 de junio, el Cilindro conoció una nueva faceta de su historia. Sin
duda, la más negra. Tras la represión a la manifestación opositora realizada ese
día fue convertido en cárcel, situación en la que se mantendría por lo menos
hasta 1976. El 9 de julio comenzaron a llegar los detenidos en la represión Así
como los trabajadores del diario El Popular que había sido asaltado por fuerzas
militares. Su personal fue traslado en ómnibus de la desaparecida empresa
municipal de transporte Amdet. Entre ellos había mujeres y hasta menores que
fueron albergados en la cancha sin nada para protegerse. Fue la solidaridad de
las familias la que permitió en los días siguientes que los detenidos tuvieran
abrigo y colchones sobre los que dormir.
Al año siguiente fueron a dar a las instalaciones de la nueva cárcel el personal
del semanario Marcha, que había sido clausurado por la dictadura. Entre los
detenidos estaba su director, Carlos Quijano, quién cumplió años antes de ser
liberado y fue saludado por una murga formada por los trabajadores del vidrio,
el metal o textiles, que allí estaban retenidos por su actividad sindical.
El 3
de junio de 1976 a las 19.10, mientras llovía en Montevideo, fue escenario de un
escándalo que la dictadura trató de ocultar pero no pudo: cuatro militantes
comunistas detenidos en el Cilindro escaparon frente a las narices de sus
carceleros. La historia fue recogida por Miguel Millán, licenciado en Letras y
docente en Secundaria, quién en ese tiempo militaba en la Unión de la Juventud
Comunista y que fuera uno de los cuatro fugados, en su libro “¡Faltan cuatro!”.
Poco después de la fuga, el Cilindro fue cerrado como cárcel. Al año siguiente
la Fuerza Aérea organizo una gran feria internacional tanto aeronáutica como
comercial, la que se repitió al año siguiente. Entre los stands de las distintas
embajadas se encontraban los de Estados Unidos y los países de la región con
dictaduras militares como Argentina, Brasil y Chile, la Unión Soviética y
Checoslovaquia, entre otros del desaparecido “campo socialista”. Es decir que el
“enemigo” estaba ahí ofreciendo sus productos.
El ocaso
El 21 de octubre de 2010 los montevideanos conocieron la noticia de que la
historia del Cilindro había llegado a su fin. Un incendio ocurrido en su
interior durante la madrugada provocó la caída del techo, quedando así muy
dañada su estructura, por lo que se decidió demolerlo. No hubo heridos. Estaba
planeada su reapertura para unos días después del siniestro para albergar el
partido entre Unión Atlética y Malvín por la Liga Uruguaya de Básquetbol
2010/11. El último partido jugado en ese escenario fue entre 25 de Agosto y
Nacional por el Torneo Metropolitano 2010.
El derrumbe del Cilindro Municipal fue consecuencia de un incendio a nivel del
techo, según indica el informe preliminar de la Dirección Nacional de Bomberos (DNB)
y técnicos de la Intendencia de Montevideo (IM). Además, descarta de plano
cualquier intencionalidad por no encontrar indicios físicos que así lo indiquen,
consignaba por esos días el matutino Ultimas Noticias.
Las lingas que soportaban el techo se estiraron como consecuencia del fuego y
provocaron su derrumbe, precisó en esa oportunidad el secretario general de la
comuna, Ricardo Prato.
Sobre las 5.07 de la madrugada un agente de
Policía de Tránsito que pasaba por el lugar notificó a Bomberos y al 911 sobre
el foco ígneo. Una dotación de alrededor de 35 efectivos logró controlar el
fuego una hora y media después, según dijo el entonces jefe de Relaciones
Públicas de Bomberos, Carlos Nicola. Algunos vecinos dijeron sentir explosiones
durante la noche que, según dicen, podrían deberse a las altas temperaturas. Las
cámaras de video que se usan para filmar los partidos, en ese momento, no
estaban en funcionamiento.
Prato, por su parte, negó que hubiera garrafas y precisó que los únicos
materiales inflamables eran la membrana asfáltica, algo de cartón y las chapas
asfálticas colocadas en el entorno de la canaleta del techo.
El sereno que de forma habitual custodia el Estadio y tiene su casa en el predio
no estaba en el lugar el día del incendio por ser su día de descanso. Un vecino,
al constatar el fuego, rompió una ventana para ver si había gente en su interior
pero, de forma afortunada, constató que no había nadie.
El techo tenía la particularidad de tener “una estructura liviana, flotante,
especial, que colapsó”. Se trata de un techo único, construido por el arquitecto
Leonel Viera, sostenido por una loseta y tensores de acero que lo soportaban.
En el momento del incendio, las instalaciones del Cilindro Municipal estaban
siendo refaccionadas desde hace dos meses y estaban a punto de finalizar. Por
goteras, se había cambiado la cañería, el desagüe de la cubierta del techo y las
chapas del aro perimetral.
Según confirmó el integrante de la Comisión administradora del Cilindro, Marcelo
Capalbo, sólo restaba pulir la cancha y a futuro pretendían continuar con las
reparaciones de los baños y los vestuarios.
No obstante había un notorio deterioro de las instalaciones. Un informe de la
Comisión administradora del Cilindro, de 2008, expresaba: “los ganchos que unen
las placas están cada vez más deteriorados, el techo ha sufrido un
resquebrajamiento teniendo que improvisar lonas que soportan el agua que cae en
los días de tormenta”. Además, “el aspecto eléctrico es de sumo cuidado (…),
necesita de una reconstrucción y aumento de energía”, expresó.
El incendio y posterior derrumbe hizo que diputados y ediles de la oposición
pidieran explicaciones a la Intendencia de Montevideo sobre lo ocurrido. El
plenario de la Junta Departamental votó la convocatoria urgente de la intendenta
capitalina, Ana Olivera, para explicar lo ocurrido.
El ex edil nacionalista, Daniel Graffigna, en 2008 había señalado las carencias
edilicias y citó, en su momento, a los jerarcas vinculados al departamento de
Acondicionamiento Urbano. Graffigna dijo en esa ocasión que lamenta lo
acontecido debido a que “la situación era evitable”. Agregó que, si alguien lo
hubiese escuchado, el incendio no hubiera ocurrido.
Ahora
las páginas del libro de la historia del Cilindro Municipal “Héctor Grauert” se
cerraron definitivamente. En su lugar se erigirá el escenario deportivo más
moderno del país, el Antel Arena y tal vez con él se abra una nueva historia del
deporte, la cultura y los negocios del país. |