Con Elder Silva

 

Las cosas que mueven el mundo

EL PREMIO de Poesía "Luis Feria" de Tenerife, España, acaba de ser concedido a Elder Silva (Pueblo Lavalleja, Salto, 1955) por su obra La frontera será como un tenue campo de manzanillas. Con la apariencia de un John Lennon vernáculo, maestro, periodista, gestor cultural, ex jockey imbatible en los campos del norte del país, Silva es uno de los poetas más populares y reconocidos de la "generación de la resistencia".

LA VERDAD PRACTICA.

-¿Es cierto que escribís poesía para conquistar mujeres?
-Creo que la poesía debería tener un sentido siempre. Incluso un sentido utilitario, práctico en la comunicación de sentimientos, deseos, anhelos. Lo he enunciado en un poema de Fotonovela. Canción de perdedores y es posible que de allí se haya inferido que escribo para conquistar amorosamente a las mujeres de las cuales me he enamorado. Es posible, soy un tipo tímido y como siento que mejoran mucho mis enunciados si los escribo, algunas declaraciones de amor han tenido como formato un poema.
-¿Y has tenido suerte?
-Confieso que he tenido éxito en ese sentido. Por ejemplo "Zoom", que escribí para celebrar mi amor cotidiano con la escritora Malí Guzmán y que también está en Fotonovela..., "reportó" quince años de convivencia común, dos maravillosos hijos y un sentido de haber sido personas inolvidables entre nosotros. "Nao acredito", como diría Zeca Baleiro, que eso haya sido lo único, pero el sentido, la motivación, de ese poema coincidió con lo que resultó en la vida.
-Tu poesía siempre se caracterizó por lograr una comunicación directa, pero en los últimos títulos se evidencia, además, una especie de profundización.
-Hay una decisión clara de ir a las cosas esenciales, una escritura que exprese esas esencialidades desde la historia de la propia vida cotidiana. Como tú señalás, no quiero desechar la comunicación directa de ese mundo, real o imaginado, al que yo apelo para expresarme poéticamente, pero sí me interesa cada vez más ir a las profundidades de la vida.
-¿Por ejemplo?
-Hace algún tiempo, un domingo estaba en la casa de una amiga que vive en el tercer piso y cuando me asomé a la ventana observé algo que me sacudió profundamente. En el bloque de apartamentos de enfrente, un hombre, empujaba un carrito con botellas de soda hacia la entrada del edificio; encorvado, como volviéndose hacia la tierra, empujaba el carrito. No era joven ni viejo: era un hombre agobiado por alguna cosa, que podía ser la vida misma. Nunca supe de sus preguntas, de sus dudas: solo me empuja a veces la imagen de ese montevideano, de anchos hombros, aturdido por el vaivén de su comercio. Quiero que mi mirada (a través de la poesía) se acerque a las cosas que mueven el mundo.

COMPROMISOS.
-Tú dirigís el Teatro Florencio Sánchez. ¿La gestión cultural es otra forma de la militancia poética?
-La gestión cultural es un compromiso. Toda mi vida estuve organizando actividades culturales y ahora que tengo algunos medios para hacerlo, lo tomo como una militancia, además de vivir de eso como empleo.
-¿Silva es uno de los poetas más populares de lo que alguna vez se dio en llamar "generación de la resistencia" o "del silencio" o al menos el de mayor comunicación con el público?
-Me gustaría que la gente de mi país conociera más lo que escribo, lo que escribimos aquellos que nos formamos como escritores en la época de la dictadura. Porque nos expresamos de una forma singular y somos unos cuantos a los que les interesa la comunicación directa con la gente. De ahí los infinitos proyectos comunicacionales, desde recitales en boliches, tabernas, clubes a la utilización del muro público, acciones callejeras, la parcería con músicos y cantores para vehiculizar la poesía.
No sé si soy de los más populares, sí sé que tengo una muy buena comunicación con el público. Siento que se da una seducción mutua con los oyentes cuando leo mis textos, sin importar el tipo de público, desde una universidad a las personas que se juntaron en un almacén de campaña en un diminuto pueblito del interior del país. Me parece importante la recuperación del sentido trovadoresco de la poesía, ese ir por ahí, llevando las "noticias" que me aporta la poesía, el lente de la poesía a través del cual miro la vida cotidiana.

LOCAL Y GLOBAL
-¿De esa supuesta "voz del interior" que algunos vislumbraron en Cuadernos agrarios se pasa a una globalidad tributaria de los medios masivos en Mal de ausencias, una especie de síntesis local-global?
-El domingo pasado fui a visitar a mm madre a Pueblo Lavalleja (al norte de Salto) y nos fuimos a unas carreras de caballos que se habían organizado en la pista de Nelson y Carlitos García. Hubo un final cabeza a cabeza en la cuarta carrera. En esa carrera se jugaba la vida, se rifaba el destino. Ganó una yegua de los Leiva, una familia de fabricantes de ladrillos de la zona. Se cobraron las apuestas, se celebró con cerveza Patricia. Pero esa carrera de caballos ya se había corrido antes. Era una repetición de otras que se corrieron a orillas del Egeo, en las afueras de Alma Ata, en la playa de Santa Catalina en Montevideo, entre unos soldados romanos que venían de una campaña por las Galias o aquellas Californias que en Sopas ganó el caballo de Locipo Cayetano. Por eso mis poemas hablan de esas cosas cotidianas, las que veo, pero las van vinculando a lo que sucede en el mundo, o en las oscuras cañerías de Internet. Además, porque en ese mundo total, la patria es el banjo, la patria es el pueblo donde uno dio sus primeros pasos.
-Hablame de tu último libro premiado en España, La frontera será como un tenue campo de manzanillas...
-Es un libro que se armó en un plazo relativamente breve para mí: tres años. Luego de Mal de ausencias creí que iba a terminar esa poesía que aludía a mi infancia, al pueblo donde están enterrados mis parientes, donde vive mi madre. Pero no fue así. Sobre la base de unos "poemas residuales" que no encontraron lugar en otros libros, comencé a escribir frenéticamente un poemario donde se mezclan poemas en portugués, con otros en portuñol y otros en español propiamente dicho. El tema del libro es esa zona impalpable que es la frontera, las fronteras. Esa distancia entre el sueño y la realidad, entre una lengua y otra, entre el amor y el desamor es tema del libro. Incluso me metí a re-escribir poemas de otros en una sección del libro que se llama "Sampling". Ahí por ejemplo se puede leer una versión litoraleña de "La vuelta de los campos" de Julio Herrera y Reissig. El poema nuevo es mío y no lo es tanto, es fronterizo. Eso me ha divertido mucho.
-¿Como te decidiste a enviarlo a Tenerife?
-Nancy, una amiga que vive en Canarias me trajo un folleto con las bases de los premios que llamaba la Universidad de La Laguna. "Presentate", me sugirió y como tenía el libro listo me animé a participar en el V Premio de Poesía "Luis Feria". Mi última intervención en un certamen había sido en el 1985 cuando Cuadernos agrarios fue galardonado en la Feria Nacional de Libros y Grabados. Cuando me comunicaron via mail de la obtención del premio me sentí feliz como un niño al que le dan una pelota la mañana de su cumpleaños. 

Rafael Courtoisie
El País Cultural
9 enero 2004

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