Sitios abandonados

Sitios abandonados, mi trabajo,
estoy inaugurando otra existencia;
porque ya recomienza muy abajo
repito millonaria esta presencia.

Fe de revelación en mi demencia
fresca y eterna de magnolia un gajo;
llenar de amor, olvido y penitencia
gemir de aquella flauta, ya no atajo.

Apenas son dos ojos que persigo
no me reservo nada, cada día
cumpliendo con mi oficio voy contigo.

Son apenas dos manos, son mil puertos
un pájaro flirteaba y se desvía
y todo comenzó sobre los muertos.

Sitios abandonados
Concepción Silva Bélinzon
Montevideo, 1979

Ir a página inicio

Ir a índice de poesía

Ir a índice de Silva Bélinzon, Concepción

Ir a mapa del sitio